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Alarmas, aceptaciones e hijos de puta de Occidente

Fuentes: Rebelión

Luis Matías López, del consejo editorial de Público, publicó un artículo el sábado 21 de enero con el título: «Irán, ¿la guerra de Obama?» [1]. Señala y argumenta en él: «[…] Un régimen que propició un fraude electoral clamoroso, reprime a la oposición, ejecuta a adúlteras y encarcela a homosexuales no puede esperar simpatías en […]

Luis Matías López, del consejo editorial de Público, publicó un artículo el sábado 21 de enero con el título: «Irán, ¿la guerra de Obama?» [1].

Señala y argumenta en él: «[…] Un régimen que propició un fraude electoral clamoroso, reprime a la oposición, ejecuta a adúlteras y encarcela a homosexuales no puede esperar simpatías en Occidente, ni que se acepte sin alarma que sea potencia atómica».

Que Irán pretenda ser potencia atómica -no digo que sea imposible- es asunto discutible. Pero, aunque así fuera, el paso parece limpiar la cara, el cuerpo y el alma a «Occidente» y, además, sin ningún motivo para ello. ¿Las acciones de «Occidente» se mueven amparadas en esos criterios?

Durante décadas ese mismo «Occidente», dirigido con mano armada de hierro y violencia por la misma potencia imperial, aceptó, abrazó, cuidó, acordó y se alió con un régimen que no propiciaba fraudes electorales porque prohibía elecciones, pero reprimía salvajemente a la oposición, encarcelaba a homosexuales y había acordado con el mismísimo doctor Kissinger ser potencia atómica. No importaba, todo era perfecto. Incluso su máximo representante y su consorte solían aparecer en revistas del corazón occidentales.

¿Y qué régimen era ese? Pues uno que se ubicaba en el mismo territorio, en el mismo país, en Irán. Pero eso sí, su primera autoridad era el Sha de Persia. Un hijo de puta, según opinión generalizada, pero uno de nuestros hijos de puta. Uno de los muchos que fueron y son amigos de «Occidente».

 

Notas:

[1] Público, 21 de enero de 2012, p. 6.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.