Otro accidente fatal sacudió ayer a los usuarios del ferrocarril Sarmiento, esta vez con un saldo de tres muertos y más de 300 heridos, la mayoría de ellos leves, pero cinco en estado grave. Una formación embistió en Castelar a otra, que estaba detenida, a las 7.07 de la mañana. El tren no frenó y […]
Otro accidente fatal sacudió ayer a los usuarios del ferrocarril Sarmiento, esta vez con un saldo de tres muertos y más de 300 heridos, la mayoría de ellos leves, pero cinco en estado grave. Una formación embistió en Castelar a otra, que estaba detenida, a las 7.07 de la mañana. El tren no frenó y ahora la Justicia investiga si se trató de una falla mecánica o de un error humano. Las autoridades informaron que el tren que provocó la tragedia había sido recientemente reparado y tenía un sistema de frenos nuevo. Y difundieron anoche datos obtenidos por sistema GPS que indican que el tren vulneró cuatro señales de emergencia y que en lugar de disminuir la velocidad y frenar fue en permanente aceleración. Por la mañana, algunos delegados gremiales habían denunciado que esa formación tenía problemas de frenos. Los conductores de los dos trenes y sus acompañantes quedaron detenidos e incomunicados y serán «indagados por estrago doloso seguido de muerte», revelaron fuentes judiciales. Anoche, la Presidenta expresó su «solidaridad y dolor» con los familiares de las víctimas.
De acuerdo con la información oficial, el primer tren (identificado como 3725, chapa 19), que iba de Once a Moreno, quedó detenido por una señal unos 300 metros antes de la estación Castelar. «A las 7.07 horas y habiendo recibido señal para proseguir su marcha, es embestida en la parte trasera por el tren 3727 Chapa 1», que venía en el mismo sentido, explica en un comunicado la Unión de Gestión Operativa Mitre Sarmiento, que integran dos empresas privadas y el Estado.
Todavía era de noche. Con el impacto, las luces de ambos trenes se apagaron. Los pasajeros rodaron y cayeron unos sobre otros. Los que llevaron la peor parte fueron los del tren impactado, que estaba lleno. El que venía detrás tenía menos pasajeros, aunque viajaba gente parada. Las puertas se abrieron y muchos pudieron bajar por sus propios medios. Otros rompieron las ventanillas para salir.
«El motorman salió corriendo cuando vio que el tren no frenaba, por eso se salvó», contó a Página/12 Rubén Sobrero, delegado de Unión Ferroviaria del Sarmiento. Según Sobrero, el tren «estuvo seis meses parado por problemas de frenos; el lunes salió a servicio pero no estaba en condiciones, y al otro día lo llevaron al depósito de Moreno porque no frenaba», relató. «Siempre tuvo problemas. Lo veníamos denunciando desde hace bastante tiempo», sostuvo.
Sin embargo, el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, confirmó que la unidad había sido reparada y aseguró que se le instaló un sistema de frenos nuevo. «El tren salió de Once y frenó sin inconvenientes en Flores, en Liniers y en Morón», afirmó el ministro. Y exhibió un gráfico con el registro de las velocidades desarrolladas por la formación. «Desde que salió de Morón, la velocidad siempre fue en ascenso, nunca disminuyó, a pesar de que en ese trayecto había cuatro señales, una de advertencia, para reducir la velocidad, y otras tres de peligro, para frenar», explicó.
Según reveló Randazzo, el tacómetro (en rigor, el velocímetro) del tren que embistió a la formación detenida quedó clavado en 62 kilómetros por hora, lo que indicaría la velocidad que llevaba cuando se produjo el impacto.
Un dato relevante es que el tren denominado Chapa 1 cuenta con una caja negra donde quedan registrados todos los datos previos al choque. Tal vez allí esté la clave para saber por qué el tren (o el maquinista) no bajó la velocidad al cruzar la primera señal amarilla, de «precaución» ni frenó al transponer tres luces rojas de «peligro». La primera señal está ubicada a la salida de la estación Morón (a unos 1200 metros del lugar del siniestro); la siguiente está a 300 metros de la estación Morón; la tercera, 400 metros más adelante, y la cuarta, otros 300 metros más allá, informaron fuentes de la empresa ante una consulta de este diario. El choque se produjo 200 metros después de la última señal de peligro.
Randazzo informó también que tanto al maquinista como a su acompañante se les hicieron análisis de alcoholemia antes de tomar servicio, en lo que constituye un procedimiento de rutina. No quiso arriesgar ninguna hipótesis acerca de la causa del episodio, pero ante la consulta de si pudo tratarse de un hecho doloso (intencional) dijo: «No descarto nada».
La causa está en manos del juez federal de Morón Jorge Rodríguez y del fiscal federal Sebastián Basso. Ambos estuvieron ayer en el lugar del hecho. Allí, ordenaron el secuestro de la caja negra y de las cámaras de video de ambas formaciones. El juez también dispuso la detención e incomunicación de los dos maquinistas y de sus respectivos acompañantes, quienes serían indagados hoy.
La investigación judicial deberá verificar si las señales funcionaban correctamente, como asegura la empresa Ugoms, y por qué razón el tren mencionado como Chapa 1 no frenó. Para completar las pericias, el Gobierno dispuso suspender hoy, durante 24 horas, el servicio de trenes entre Once y Moreno. Para suplirlo, se implementará un servicio de colectivos gratuitos. Después del accidente, el servicio del Sarmiento se brindó en forma reducida entre Once y Haedo.
Las víctimas fatales son dos hombres y una mujer. Los heridos atendidos fueron en total 315, de los cuales la mayoría fue dada de alta. Sólo quedaban anoche 32 internados, entre ellos cinco en terapia intensiva. Luego de que fueron retirados todos los heridos, el personal policial ingresó con perros para confirmar que no hubiera más víctimas en las formaciones.
En el lugar trabajaron más de 300 personas, entre policías, bomberos, médicos y paramédicos. Estuvieron presentes el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni (el primer funcionario en llegar); el titular del SAME porteño, Alberto Crescenti, y el intendente de Morón, Lucas Ghi, entre otros.
El tren que protagonizó la tragedia es un modelo Toshiba del año 1962, uno de los once (sobre un total de 14) recientemente refaccionados, y cuenta con un vagón de dos pisos. La formación «fue sometida a una intervención profunda, que incluyó reparación general de bogies, renovación total del sistema de frenos Knorr-Bremse y reparación de equipos eléctricos, entre otros trabajos», informó la empresa. Y recordó que «los coches se encuentran habilitados por el Consejo de Profesionales de Ingeniería Mecánica y Electricista, el pasado 11 de marzo (ver aparte)».
Rubén Sobrero, de la Unión Ferroviaria, cuestionó que el mantenimiento y la reparación de los trenes haya quedado en manos de la empresa Emfer, de los hermanos Cirigliano, los mismos a los que el Gobierno les sacó la concesión del Sarmiento después de la tragedia de Once.
Randazzo confirmó que esa empresa es una de las que hacen esos trabajos, y defendió esa decisión: «Se trata de una empresa que tiene 454 empleados, que hace poco cortaron la avenida General Paz en reclamo de sus fuentes de trabajo», dijo. Y exhortó a no confundir lo que pudo haber sido una mala gestión en el Sarmiento con las tareas que realizan operarios en mantenimiento.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-222284-2013-06-14.html