Seis días de caminata con una bandera: «Por los ríos libres». Cientos de misioneros, correntinos y brasileños marcharon la semana pasada en rechazo a la construcción de una represa que inundará 90.000 hectáreas y desalojará a 13.000 personas. El sábado llegaron a Posadas y exigieron que se cumpla la ley provincial que obliga a una […]
Seis días de caminata con una bandera: «Por los ríos libres». Cientos de misioneros, correntinos y brasileños marcharon la semana pasada en rechazo a la construcción de una represa que inundará 90.000 hectáreas y desalojará a 13.000 personas. El sábado llegaron a Posadas y exigieron que se cumpla la ley provincial que obliga a una consulta popular vinculante para decidir sobre nuevos proyectos hidroeléctricos. «Ya tuvimos una horrible experiencia con Yacyretá. Las megarrepresas arrasan territorios, condenan a miles de personas al desarraigo, contaminan y enferman. Sólo queremos que se cumpla la ley y nos dejen votar para decidir nuestro futuro», reclamó Rulo Bregagnolo, uno de los voceros de la marcha.
El Complejo Hidroeléctrico Garabí es un megaemprendimiento entre Brasil y Argentina originado en los ’80. Consiste en una o más represas sobre el río Uruguay, en la zona compartida por Misiones y Corrientes, con el estado brasileño de Rio Grande Do Sul. En 2011 se firmó un acuerdo de cooperación entre Brasil y Argentina y fue relanzado formalmente.
La Mesa Provincial No a las Represas nuclea a más de cuarenta organizaciones. Desde indígenas y campesinos hasta sindicales y de derechos humanos, y diversas iglesias. Un amplio abanico y diversidad de posicionamientos políticos, pero una coincidencia: no quieren represas en Misiones y exigen que se cumpla la Ley IV-56 vigente en la provincia. El artículo 6 dice que «para la realización de emprendimientos hidroeléctricos y represas se requiere la participación previa del pueblo de Misiones, a través del mecanismo de plebiscito obligatorio, vinculante e irrenunciable».
La ley señala que el Poder Ejecutivo provincial debe convocar a la votación. A pesar del reclamo, desde hace dos años, el gobernador Maurice Closs aún no ha dado señales de llamar a plebiscito. El proyecto está en manos de un consorcio binacional. La argentina Emprendimientos Energéticos Binacionales Sociedad Anónima (Ebisa), de capital estatal, y la empresa brasileña Eletrobras.
Las organizaciones sociales realizan desde hace dos años charlas debate, talleres, panfleteadas y movilizaciones. Pero la que comenzó el lunes 23 en Panambí, al este de Misiones (sobre el río Uruguay y en el límite con Brasil), es histórica. Hombres, mujeres y niños caminando sobre la ruta, otros en bicicletas y a caballo. Unas 2000 personas iniciaron la marcha bajo la lluvia. A pesar del clima, un grito de celebración: «Que llueva, que llueva. Mejor mojarse que inundarse».
El lunes 23 hicieron noche en Oberá, el martes estuvieron en Alem, miércoles en Bompland, jueves Santa Ana y viernes en Garupá. En todas las paradas hubo actos en las plazas y fueron recibidos por organizaciones y gente de a pie. También hubo relevos, donde se sumaron nuevos marchantes. Luego de 150 kilómetros de caminata, el sábado fue la gran entrada a la capital provincial. Se leyó la «proclama por los ríos libres». Remarca la «necesidad urgente» de llamar a plebiscito vinculante (para abril de 2014), llaman a los gobiernos (de Misiones, Corrientes, Argentina, Brasil y Paraguay) a desistir de nuevas represas, recuerdan que los desalojos implican también violación a los derechos humanos.
La proclama de los marchantes propone un gradual cambio hacia una matriz energética nacional que «apuesta a energías renovables» y finaliza: «Es necesario que sean los pueblos y no las transnacionales y algunos funcionarios los que determinen cómo quieren vivir y de qué modo queremos generar energía».
Misiones tiene historia en represas. Yacyretá, bautizada durante la década del ’90 como «el monumento a la corrupción», fue iniciada en 1973, inundó 140 mil hectáreas y desalojó a 40 mil personas. «Miles de pescadores fueron ubicados en barrios en las afuera de Posadas, lejos de su fuente de trabajo, engrosando así los cordones de pobreza, o teniendo que depender de algún tipo de ayuda social para poder sobrevivir. Y la mayoría de las obras complementarias aún no están finalizadas, después de 30 años», recordó Eugenio Albrecht, integrante de la Mesa Provincial, pastor de la Iglesia Luterana y marchante.
En 1995, los gobiernos de Argentina y Paraguay, junto con el de Misiones, impulsaron la represa Corpus Christi (sobre el río Paraná). Luego de debates y movilizaciones, en abril de 1996 la población de Misiones votó. El 88 por ciento dijo «no». El hecho marcó un hito en la memoria de luchas provinciales.
La Mesa Provincial No a las Represas puntualiza también en los efectos sanitarios. Explica que los lagos que generan las represas son el hábitat de vectores transmisores de malaria, dengue, leishmaniasis y esquistosomiasis, entre otras enfermedades. «La propagación de estas enfermedades es asociada con la alteración del régimen de los ríos, por lo que ha sido llamada la enfermedad de las represas», afirma la organización misionera Cemep-Adis, parte del Movimiento Agroecológico de América Latina (Maela).
Rulo Bregagnolo, del Grupo Ecologista Cuña Pirú y de la Mesa Provincial, afirmó que el «90 por ciento» de los misioneros no quiere las represas y envió un mensaje para «los compatriotas» que no conocen lo que implican las represas: «Dijimos no a Corpus en 1996, y seguimos diciendo que no ahora. Es muy simple hermanos argentinos, no queremos que nos inunden, no queremos que nos corran de nuestras casas por un supuesto ‘progreso’, no queremos ser la usina del país, no queremos pagar el costo humano de la electricidad que derrochan en las grandes ciudades».
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-230038-2013-09-28.html