El presidente Fernández, flanqueado por Larreta y Kicillof, anunció la modalidad de continuidad de la cuarentena, bajo su nombre “reapertura progresiva” y combinando zonas en fase 3 (CABA y Buenos Aires) y fase 4 el resto del país. Nuevamente evitaron adrede hablar de muchos temas preocupantes y se falseó la realidad en varias cuestiones. ¿Cuál es el país real?
Tanto en las palabras iniciales de Fernández como en las siguientes de Larreta y Kicillof, se combinó un diagnóstico exageradamente optimista con repetidas autofelicitaciones por las medidas tomadas y felicitaciones a la población. Esa fue su visión extremadamente autocomplaciente en relación a la marcha del plan ante la pandemia y frente a los resultados logrados. Lógicamente, si comparamos a nuestro país con lo que vive EEUU, Inglaterra o Brasil, es fácil darse cuenta que no estamos en esa penosa situación. Sin embargo, el recurso de compararse con los peores ejemplos del mundo es intencional y una maniobra de cero utilidad frente a la crisis económica y sanitaria que padecemos. Esconde la realidad cotidiana que vivimos millones de familias trabajadoras, que muy lejos estamos de estar viviendo una buena situación. Por el contrario, la misma empeora semana a semana.
La nueva apertura de fase cuatro en la mayoría de las provincias y de una vuelta de la industria y más de mil empresas en Buenos Aires, la mayoría completamente ajena a productos esenciales, evidencia el avance de la presión de los grandes capitalistas sobre el gobierno que va aceptando sus reclamos y permitiendo su sed de ganancia impuesta por encima de la vida de la población. El gobierno demuestra así que prioriza la ganancia empresarias aunque lo disfrace con la extensión de un discurso que dice priorizar la salud.
En el caso de todas las empresas que vuelven a trabajar, hacemos notar además que los trabajadorxs nos encontraremos ante un nuevo problema; en su carrera por abrir rápido y generar ganancias las patronales comenzarán a apelar a todo tipo de artimañas, cambios de horarios, de turnos, de días, pocas garantías sanitarias, entre otras cuestiones que atentarán contra nuestros derechos laborales. No faltarán las que además para achicar costos, no quieran poner micros especiales para llegar y de arranque o con el correr de los días quieran meter en el transporte público, a riesgo de contagio, a los trabajadores.
Además escuchamos anoche la novedad persecutoria y represiva sobre los trabajadores, de tener un seguimiento vía celular para saber adónde van. Rechazamos por completo esta medida que busca perseguir a quienes van a poner en riesgo su vida yendo al trabajo. Si se quiere hacer un seguimiento necesario aportamos algunas ideas; controlen a quienes fugan dólares al exterior, a las empresas que mandan millones a sus casas matrices, a los funcionarios que compran comida y barbijos con sobreprecios, a los funcionarios que se enriquecen en la función pública, a los empresarios que no muestran sus libros contables pero piden ayuda estatal. Esos sí que necesitan que se los controle y castigue.
De eso no se habla
Al igual que en su anuncio de dos semana atrás, el presidente decidió ignorar toda una serie de temas que son centrales en medio de la cuarentena. Vale decir que aunque él no se refiera a los mismos, el sol no se puede tapar con un dedo, existen igual y van generando el aumento del mal humor social.
El país real, en medio de la cuarentena, está muy lejos de los discursos oficiales. Es el país de los despidos, de las suspensiones y rebajas de sueldos masivas acordadas por el gobierno, la UIA y la CGT que ya afecta a varios millones de trabajadorxs. Es el mismo país donde el IFE llega a muchos millones menos que lo que dice Fernández. Es el país de los aumentos de precios sucesivos en los productos de la canasta básica de las familias. En este país del cual el gobierno no habla, además no se envían las partidas de alimentos a cientos de comedores populares que asisten a miles de familias, a quienes les adeudan varios meses de asistencia, justo en medio de la pandemia.
En nuestro país, falta todo tipo de insumos en los hospitales. El personal no alcanza, los test masivos para todo el personal no aparecen, una parte de los trabajadrxs de la salud sigue precarizado y el salario de los mismos está muy por detrás de que merecen y necesitan. Pero de nada de esto hablan Fernández, Larreta y Kicillof.
Los rescatados por Fernández
Repetidas veces, en este y otros discursos, el presidente se refirió a su supuesta política de ayudar a la población y sobre todo a los que menos tienen. De nuevo existe, en este tema, un abismo entre discurso y realidad. Volviendo sobre las felicitaciones a la cual nos referíamos al inicio de esta nota, hay sectores que sí aplauden de pie varias de las principales medidas tomadas por el gobierno. Nos referimos a todas las cúpulas empresarias de este país, que han recibido en los últimos treinta días un nivel de ayuda y apoyo de magnitud pocas veces vista.
Con el dinero del Estado y los fondos de la ANSES, es decir de la población trabajadora que aporta mes a mes, se rescata a las grandes empresas transfiriéndoles esos miles de millones. El gobierno realiza un salvataje a pedido de los capitalistas, que teniendo fabulosas ganancias previas guardadas en cuenta en el país y en el extranjero, no van a tocarlas, ya que el Estado pagará el 50% de los gastos salariales de esas empresas. El otro 25% acordaron no pagarlos. Y solo un 25% pagarán los empresarios.
Hace pocos días se viralizó una foto en Olivos de Fernández rodeado y apoyado por la cúpula de UIA, la Sociedad Rural, los banqueros y toda la cámara empresaria. Ahora entenderás porque todas esas cúpulas se prestan felices a esos encuentros. Paralelamente, ya pasó más de un mes desde que surgió el tema de un impuesto a las grandes fortunas. La idea de sectores del gobierno era un impuesto muy limitado y parcial. Pero en los hechos, ni siquiera eso se debatió. Pasan las semanas y el tema se fue alejando. A tal punto que anoche ni siquiera fue nombrado por el presidente. De esta forma también ayudan a los poderosos económicos del país sin animarse a tocarles ni un solo peso. Al pasar agregamos que a esta reiterada política de apoyar y ceder frente a los que más tienen, en el tema deuda externa el gobierno se encamina a mejora la oferta a los bonistas. La supuesta firmeza se va disipando, abriendo paso a un repliegue para reconocer una deuda ilegal e ilegítima que de una u otra forma van a pagar.
Larreta, el cara de Piedra
Llegado el turno del jefe de Gobierno de CABA, nos hablo de las maravillas que viven los porteñxs gracias a su gestión. Insólitamente, pareciera no darse cuenta que es el distrito que está en medio de un salto exponencial de contagios en las villas. Que el mismo lejos de detenerse lo más probable es que siga avanzando de manera constante y que su gobierno es responsable directo de ese desastre social y sanitario. La ciudad más rica del país tiene miles y miles de familias hacinadas y sin agua potable ni condiciones dignas.
A la vez toda la estructura estatal dependiente de ciudad, la que hoy debería estar en plenas condiciones para enfrentar la pandemia, sufre las consecuencias diarias de un ajuste permanente que viene de años atrás y que se profundiza mediante leyes como la votada el jueves en Legislatura, donde además de darle superpoderes al gobierno, no otorga ninguna partida especial ni medidas concretas a todas las cuestiones sociales y sanitarias que las necesitan con urgencia, congela salarios y pone en riesgo el trabajo de miles de contratados.
Kicillof y la autoadmiración
El gobernador bonaerense fue tal vez el más vehemente de la noche. Explicitó reiteradas veces la “excelente” gestión que viene llevando a cabo, sus logros y las enormes mejoras logradas en poco tiempo. Cómo mínimo hay que decir que esa atrevida afirmación, no la sienten los millones de bonaerenses que a duras penas están soportando esta crisis.
Kicillof, formado en la universidad y clase media porteña, no refleja en lo más mínimo lo que viven millones de hacinados en el Gran Buenos Aires, ni la vida de los trabajadores que recorren largos trayectos para llegar a sus trabajos por salarios indignos. Ni lo que sufre una familia cuando va al hospital público en la provincia que él gobierna. Provincia que lejos de tener grandes avances y logros, es un desastre social que la pandemia agrava. En su provincia también hay despidos y suspensiones masivas a las cuales Kicillof no responde y las permite. Y el aparato estatal dependiente de su gobierno sigue precarizado y con salarios bajos, incluyendo el personal de salud pública. De esa provincia, la real, Kicillof no habla, mientras ocupó sus minutos en adularse.
Las medidas necesarias las propone la izquierda
A cincuenta días del inicio de la cuarentena sigue ausente una estrategia integral para atacar muy profundamente la pandemia y a la vez las consecuencias sociales de la crisis económica y sanitaria que estamos padeciendo. Y hablamos de una pandemia que nos seguirá atacando cada vez más, como muestran los números de los últimos días, y de una crisis económica que también se irá agravando golpeando a las mayorías populares.
Como venimos diciendo desde nuestra visión socialista, hay toda una serie de medidas necesarias que se podrían tomar de manera urgente:
Para responder a la crisis sanitaria y social hay dos medidas esenciales para obtener recursos; la declaración de un no pago soberano de toda la deuda externa y poner un fuerte impuesto a todas las grandes fortunas, tanto las personales como la de sectores productivos, industriales, terratenientes y bancarios. Junto con esto declarar la nacionalización de la banca para recuperar el control de todo el flujo de divisas.
En el plano sanitario hay que declarar la conformación de un Sistema Único de Salud, estatal, gratuito y universal, con participación y control de sus trabajadorxs. Hay que terminar con el lucro privado y poner toda la infraestructura y recursos a disposición de atacar la crisis sanitaria. Y destinar recursos urgentes para realizar test masivos, avanzar en la compra de respiradores, más camas, contratación de más personal y compra de todos los insumos necesarios.
Hay que terminar con el ajuste del gobierno y garantizar la vida de millones, en vez de subsidiar y rescatar a empresarios hay que obligarlas a pagar el 100% de los salarios y a garantizar estricta normas sanitarias. Y si no cumplen, hay que estatizar esas empresas y ponerlas a funcionar bajo control obrero. Provocando reconversiones productivas para obtener las cosas esenciales frente a esta crisis. También prohibir los aumentos de precios, retrotraer los mismos al 1º de marzo en los productos de consumo popular y sancionar o expropiar a empresas y distribuidoras de alimentos que no cumplan.
Hay que prohibir realmente los despidos y las suspensiones en forma retroactiva al inicio de la pandemia. Otorgar un aumento general de salarios y jubilaciones y un subsidio universal a los desempleados y trabajadores informales de $36.000. Y allí donde se vuelve a trabajar rechazar todo cambio de condiciones laborales, exigir plenas garantizas sanitarias y la conformación de comités de crisis con poder de decisión de los trabajadores.
Estas son las medidas que tenemos desde el MST en el FIT Unidad. Y mientras las impulsamos y proponemos, además estamos convocando a apoyar todas las luchas obreras y populares que día a día se van manifestando. La crisis está provocando el inicio de un proceso de reclamos que con justa razón están comenzando a salir a las calles. Hay que darles apoyo, coordinarlas y rodearlas de solidaridad. Y rechazar todo intento o acción represiva sobre las mismas.
Sergio García – Dirigente del MST e integrante de la Mesa Nacional del FIT Unidad