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Entrevista a Angel Barraco, miembro del Consejo Consultivo Honorario de la Ley de Salud Mental (*)

«Por cada suicidio consumado se calcula que hay entre 20 y 40 intentos»

Fuentes: Rebelión

La incidencia de la pandemia de Covid-19 en el aumento de los suicidios.

M.H: El mes pasado (10/10) fue el Día mundial de la salud mental y al mismo tiempo se conoció un estudio de The Lancet acerca de la depresión y la ansiedad donde sostiene que aumentaron un 25 % por la pandemia.  

A.B: A los estudios hay que tomarlos con una perspectiva un tanto parcial porque depende dónde fueron hechos, no es lo mismo hacer un relevamiento epidemiológico en Argentina y a su vez con las diferentes regiones como los que se presentan en Europa o en Estados Unidos. 

Pero más allá de la cifra lo podemos considerar, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que sería la institución que nos rige a nosotros, también sacó un documento donde afirman que los impactos económicos, sociales, emocionales, afectivos, generados por la pandemia han profundizados los factores de riesgo respecto de toda esta manifestación sintomática que impacta sobremanera en otro de los temas que es la prevención del suicidio.  

La pandemia está haciendo su efecto y es categorizar como si uno tuviera las mamushkas, como crisis dentro de otra crisis y dentro de otra más.  

Antes de la pandemia ya teníamos registros alarmantes de lo que está ocurriendo con la salud mental a nivel mundial y en nuestro país, con lo cual esto le agrega otros factores, pero lo que nos interesa en este presente es qué hacer y si hay algún tipo de política que debería implementarse y no aparece. 

En la salud mental no solo es importante la asistencia, que es cuando ya se presenta la enfermedad, si no la capacidad de la prevención y, sobre todo, en lo particular en lo que es el suicidio.  

Esto es un llamado para que los gobiernos pongan en la agenda política la salud pública y más específicamente la salud mental que esta históricamente discriminada. A nadie se le escapa que con la pandemia hay pérdida de empleo, cierre de negocios, de empresas, le tenemos que sumar algo que vemos todos los días que tienen que ver con las cuestiones traumáticas, los abusos sexuales, los padecimientos mentales donde vemos que las adicciones han tenido un impacto como aumento, y el elemento vital que se nota las barreras que hay de acceso de atención a la salud mental, y esto nos lleva a un combo que es alarmante. 

M.H: Mencionaste el suicidio y tengo entendido que ha afectado particularmente a los jóvenes.  

A.B: Hay múltiples factores. Desde una perspectiva de género siempre el hombre carga con una exigencia, un mandato de autosuficiencia, a no demostrar sentimientos por pérdida, por temores, no mostrarse vulnerable y a su vez como parte de este prejuicio social se minimiza la necesidad de ser atendido desde la perspectiva de un abordaje de salud mental y no pedir ayuda.  

Esto lo lleva a situaciones extremas de riesgo en el cual obviamente el suicidio es el último eslabón de todo lo que puede llegar a suceder con una situación de esas características en un adolescente. Tengamos en cuenta que por cada suicidio consumado se calcula que hay entre 20 y 40 intentos de suicidios, es una cifra apabullante.  

En América los últimos datos del 2019 de la OMS indican que 97.000 personas murieron por suicidio y estiman que los intentos de suicidio habrían superado 20 veces esa cifra, o sea, 2.000.000 de personas. De esta cifra los hombres son el 77% de las defunciones. Vemos que hay justamente una causalidad que tiene que ver con toda la cuestión vista desde una perspectiva de género donde el hombre lleva un mayor grado de consumación de quitarse la vida.  

En cambio los intentos de suicidios y los suicidios consumados de las mujeres tienen que ver más con las situaciones traumáticas que sufren por violencia física y psicológica vivida históricamente, vemos cómo el acoso, la violencia de género, la violencia familiar obviamente inciden en que muchas mujeres ante la impotencia de contar con ayuda de todo tipo, no solo la del Estado, también de la presencia familiar o de personas que les puedan dar contención, hace que tomen esta determinación extrema.  

M.H: ¿Y cómo juega en todo esto la medicalización?     

A.B: Juega como parte de una de las cuestiones que también inciden. En este estudio de la OPS se observó que hubo un aumento de los consumos problemáticos, no solo los jóvenes sino también los adultos que llevaron a un grado de consumo de sustancias psicoactivas, del alcohol, drogas legales e ilegales, y esto indudablemente también incide.  

El estudio de la OMS dice que si el 1% de las muertes globales fueron suicidios, una de cada cien personas que murió se suicidó. Esto tiene que ver con que cada persona que fallece por suicidio está por encima de las muertes de HIV, la malaria, cáncer de mama, guerras, homicidios, y el otro gran tema son los accidentes de tránsito donde en Argentina es la segunda causa de muerte entre jóvenes de entre 15 y 29 años.  

Hay que decir también que muchas veces no se computan estos suicidios y pasan como un accidente de tránsito, sabemos que acelerar demasiado va con este tipo de búsqueda de intentar suicidarse.  

M.H: ¿Querés agregar algo más?  

A.B: Está bueno que tratemos estos temas porque son temas tabú, como en su momento fue lo sexual. El tema del suicidio estuvo históricamente rodeado de cuestiones más ligadas a las cuestiones morales y religiosas, el que se suicidaba era excomulgado de la Iglesia. Hay que trabajar esto en el imaginario social porque se puede hacer mucho, se puede ayudar, hay que estar muy atento, cuando alguien dice no quiero vivir más o empiezan a darse esos mensajes que uno puede detectar hay que tratar de brindar la ayuda. Sobre todo exigir al Estado porque acá en Argentina tenemos hasta una Ley 27.130 que es la Ley nacional de prevención del suicidio. Tenemos leyes y después lo mismo que hablamos con la Ley de salud mental no se implementan, no están los presupuestos.  

En la prevención del suicidio es fundamental la capacitación, no solo de los que trabajan en el área de salud y salud mental sino también capacitación de las fuerzas de seguridad, en las escuelas, son todos agentes que también podrían brindar una herramienta que actúe a nivel preventivo que es lo más importante en una situación de estas características.  

Nota:

(*) El Consejo de redacción de la Revista y Editorial Topía, una importantísima referencia en el ámbito de la salud mental desde una perspectiva crítica, editó en su portal un pronunciamiento en apoyo a la candidatura de Ángel Barraco a Legislador porteño en la lista del Frente de Izquierda Unidad. 

Se trata de un llamado firmado por Enrique Carpintero, César Hazaki, Alejandro Vainer, Alicia Lipovetzky, Susana Toporosi, Susana De la Sovera, Alfredo Caeiro, Carlos Barzani, Héctor Freire, Andrés Carpintero y Mariana Bataglia. 

Los miembros del Consejo, en su carácter de trabajadores del sector, consideran que “Ángel Barraco tiene una importante trayectoria de lucha en el campo de la Salud Mental. Fue co-redactor de la Ley 448 de CABA (de 2000) e impulsor y asesor de la Ley Nacional 26.657 (de 2010), ambas de Salud Mental”. 

Además, afirman que han “acompañado también desde el comienzo estas leyes, destacando sus posibilidades transformadoras, pero también marcando sus limitaciones en su implementación, en especial por el evidente proceso de privatización y mercantilización de la salud que se viene desarrollando con diferentes gobiernos desde hace más de 20 años”. 

Se trata de un reconocimiento a los aportes de Barraco, a la vez de una delimitación con los gobiernos que han hundido el campo de la salud mental y golpeado las condiciones de vida de sus trabajadores. 

Topía también destacan la labor de Barraco en la Comisión de Salud de la Legislatura: “aportando a los debates imprescindibles, visibilizando los obstáculos y proponiendo políticas (…) para la protección en particular de los derechos de los sectores vulnerados de la población”. 

Con la pandemia a cuestas, donde todos los indicadores de salud mental se han agravado, Topía resaltan compartir con Barraco “las luchas en Salud Mental que apuntan a la comprensión de los padecimientos subjetivos como emergentes psicosociales”, incluyendo “el definitivo cierre de las instituciones manicomiales y su reemplazo por una perspectiva de atención comunitaria”, y contra los sectores corporativos y hegemónicos. 

Este apoyo de Topía a la candidatura de Ángel Barraco se suma así al pronunciamiento de intelectuales y artistas, reforzando la importancia del voto a las listas del Frente de Izquierda Unidad. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.