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La lucha sigue. ¡Viva Sánchez Vázquez!

Fuentes: Rebelión

Palabras pronunciadas en la presentación del libro: «Adolfo Sánchez Vázquez. Filosofía, estética y política para una lectura marxista de nuestro tiempo». José Sarrión Andaluz y Francisco Sierra (eds). Editorial Tirant, Barcelona, 2023.

 Cuando supimos que ya circulaba en España este importante libro y que además se anunciaba su presentación en México, pensamos de inmediato que el lugar ideal era la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde Sánchez Vázquez pasó la mayor parte de su vida. Aquí estuvo y sigue estando, como siempre, en estas aulas y pasillos, en su cubículo y en la cafetería conversando con sus alumnos hasta altas horas de la noche, porque para él sus clases nunca terminaban sino que continuaban fuera del aula. Venir a este lugar para mí, significa pues, reencontrarlo y seguir platicando como antes, como si nunca se hubiera ido. En esta facultad es donde su presencia se siente, mucho más que en otros lugares de esta ciudad inmensa. Por aquí sigue andando y sigue exigiendo libertad y justicia social. Si alguien todavía lo duda ya lo oirá a través de las voces de sus discípulos que estamos presentes aquí para recordarle una vez más y rendirle otro cálido homenaje.

La presentación de este libro en México representa un acontecimiento que no deja de ser importante no sólo porque demuestra el resurgimiento en España del interés por la obra de Adolfo Sánchez Vázquez, sino también porque reconoce el fuerte impacto de esta obra en la transformación social y política de los países europeos y latinoamericanos.

El libro es bastante ameno, muy alejado del academicismo y de la especulación filosófica.  Contiene 22 trabajos, la mayoría de autores latinoamericanos. Los coordinadores (José Sarrión y Francisco Sierra) tuvieron buen cuidado de no caer en una visión eurocéntrica. Se nota que conocen en profundidad la obra de Sánchez Vázquez. Esto es fundamental ya que se distancian de la mera divulgación superficial y anecdótica para regalarnos un libro de alta reflexión teórica.

Lo más relevante de este libro es que nos presenta una lectura actual de la obra de Sánchez Vázquez. Nos invita a repensar en función de la realidad actual en que vivimos marcada por el predominio de una nueva tecnocracia neoliberal (subrayando siempre en la necesidad de la praxis como “un acto de escucha y diálogo con la sociedad real” como bien dice José Sarrión en la página 50.

Y ya que José Sarrión está aquí con nosotros resulta necesario empezar esta presentación diciendo algo sobre él. Ustedes querrán saber primero quién es.

José Sarrión es profesor de la Universidad de Salamanca y de la Fundación de Investigaciones Marxistas de Madrid. Su docencia e investigación están ligadas a su práctica política como militante en el PC.  ¿Qué más puedo decir de él? El otro día tuve la suerte de platicar cuatro horas seguidas ¿y quieren saber de qué platicamos? Pues de todo, de las luchas sociales de este tiempo, de Chiapas, de la tragedia de la revolución sandinista y lo que pasa hoy en Bolivia con el gobierno indígena. De Venezuela, de Cuba, de España, de cómo prevalece el olvido de la guerra civil y de los republicanos exiliados Conversar con él fue una experiencia maravillosa. Me dejó una impresión muy grata por su gran apertura al diálogo. Nunca pretende tener la razón.  Para nuestra universidad, es un honor tenerlo aquí. 

¿Y qué dice José Sarrión de Sánchez Vázquez? En su capítulo que abre el libro dice  que es “el pensador de habla hispana más relevante de la izquierda” (p.15). Hace resaltar la filosofía de la praxis con base en el pensamiento de Lenin, no con el de Materialismo y empiriocriticismo, sino con el Hegel de la Ciencia de la lógica.  José Sarrión también acierta al vincular estrechamente la obra de Sánchez Vázquez con la obra de Gramsci especialmente en el modo de concebir la unidad de la estrategia y la táctica. Se trata de transformar el mundo, de la construcción de un nuevo bloque histórico con su propia hegemonía. Y lo que es más importante para situar en su punto más alto el pensamiento de Sánchez Vázquez dice que: “Adolfo defendió hasta su muerte la lucha por el socialismo, entendida como la opción por un modelo de desarrollo que responda a los intereses de la mayoría, teniendo en cuenta la ecología, la lucha contra las desigualdades de todo género y la reivindicación de la democracia” (p.52).

Bueno, eso es lo que primeramente quería yo decir, algo que me parece que era indispensable para comprender el esfuerzo de reunir en un libro una gran cantidad de trabajos con cierto orden y una clara perspectiva política y filosófica muy de acuerdo con lo más genuino del pensamiento de Sánchez Vázquez.

Es verdad que predominan los ensayos sobre arte y estética (en total diez). Se extraña que no haya algunos que traten de su concepción de la ética. Hay solo uno sobre su teoría pedagógica. Los que se refieren a su teoría política y filosófica son ocho.  Esto no disminuye el valor del libro. Intentaré comentar algunos textos sin otro ánimo que destacar aquellos que me han llamado más la atención.

Varios autores nos hablan de la vida de Sánchez Vázquez desde su militancia en los años de 1940. Jaime Vindel en una entrevista que logró hacerle a Federico Álvarez, dice que éste le contó  detalles sobre lo que pensaban los miembros del PC, lo que produjo la disidencia interna, y que le obligó a irse a Cuba. Ahí trabó amistad con Roberto Fernández Retamar, quien ejerció de enlace en la durante las muchas visitas que Sánchez Vázquez realizó   a la isla.  Ciertamente Federico Álvarez fue una figura clave. Su repentino fallecimiento nos dejó sin mayor información.  Cuando algunos comenzamos a pensar que con la muerte de Federico Álvarez, el último de los exiliados, se cerraba el capítulo del exilio español en México, surge este libro publicado recientemente en España para decirnos que la obra de Sánchez Vázquez está hoy más viva que nunca.  Quizá por esto es importante prestarle toda nuestra atención y comentarlo valorando en lo que nos aporta pero sin ocultar sus debilidades.

¿Qué significaban aquellas disidencias internas? ¿y qué importancia tuvo la actividad de ese grupo de exiliados?  Fernando Hernández dice que México en ese momento adquirió una importancia fundamental para el trabajo del partido ya que era el centro más importante de la emigración republicana. Señala que entre los 7 mil refugiados, habían 700 miembros del PCE. Es importante aportar nuevas luces sobre aquel momento en que afloró el carácter estalinista del PC. Sánchez Vázquez muy pronto se deslindó de ese partido que no tenía otra misión que aplicar las órdenes de Stalin. Se opuso a sus métodos autoritarios y despóticos criticando en forma directa a los dirigentes del pc. Ante la cerrazón total de estos dirigentes no tuvo más opción que salirse del partido, una decisión que implicaba perder a sus amigos. Lo hizo sabiendo que romper su vinculación orgánica era quedarse en el vacío.

A medida en que descubrimos otros datos sobre estos años oscuros, comprenderemos mejor la militancia de Sánchez Vázquez y sus razones para salirse del partido.

Después de su alejamiento del PC vino una época muy difícil de readaptación a la vida en México. Fue decisiva su incorporación a esta universidad donde empezó a escribir y publicar sus libros. El hecho de no estar en un partido más bien le impulsó a pensar de una manera libre e independiente. Muy pronto se abrió camino en el terreno del arte, de la estética, de la teoría pedagógica, de la ética y de la filosofía política. Comenzó a recorrer los países de América Latina  porque, roto ya el vínculo con España, y decidido a no volver, sentía la necesidad de tener raíces sólidas  en estas tierras. Estas raíces debían ser también culturales y filosóficas.

Uno de los autores de este libro, Renzo Llorente se refieren a su relación con el pensamiento latinoamericano, con Mariátegui, el Che y la revolución cubana. Echamos en falta más información ya que brilla por su ausencia la relación de Sánchez Vázquez con los zapatistas, con los movimientos estudiantiles del 68 y del 99. En el 68 estuvo al lado de José Revueltas y de Roberto Escudero, quien entonces era su adjunto y a la vez uno de los principales dirigentes del movimiento estudiantil. En el 99 tuvo una participación política activa con una propuesta elaborada con un grupo de profesores eméritos llamando al diálogo y la negociación para evitar la violencia.

En cuanto a su relación con la revolución sandinista Renzo Llorente no dice nada, ni de la revolución zapatista y tampoco de sus viajes por los países latinoamericanos como Perú, Brasil, Argentina, etc. En estos países no se limitó a impartir cursos seminarios y conferencias sino que abarcó muchos diálogos fructíferos con importantes pensadores y luchadores sociales como Adolfo Gilly.

Adolfo Gilly falleció hace pocos días. Siempre estuvo al lado de Sánchez Vázquez argumentando contra aquellos intelectuales que predicaban el fin  del socialismo.  Querido Adolfo Gilly, necesitamos decirte que te extrañamos, que necesitamos tu presencia para seguir luchando al lado de los oprimidos y explotados de América Latina. En esta ocasión también te recordamos desde esta universidad y te rendimos homenaje guardando un minuto de silencio.

Todavía falta una biografía de Sánchez Vázquez y mientras no se publique su autobiografíano sabremos muchas cosas importantes de su profunda vinculación con México y con los demás países de América Latina.

La relación de Sanchez Vázquez con el pensamiento latinoamericano no se reduce a lecturas de libros de autores pasados sino que abarca su esfuerzo por contribuir al pensamiento marxista latinoamericano con un enfoque filosófico personal, propio. Dicho con otras palabras, su vinculación fundamental con el marxismo latinoamericano hay que entenderla como una amplia reflexión sobre nuestros grandes problemas sociales y cómo transformarlos en una dirección socialista pero en sentido de construir un bloque histórico hegemónico.

Bueno, ya comenté algunos textos del libro de tema filosófico y político. Ahora pasaré a comentar brevemente los que tratan del arte y la estética.

Antonio Flores Ledesma se concentra en el problema del realismo. Eduardo Yalán, Raúl Pérez y Raquel Reyes se refieren a la cuestión estética destacando el tema del poder creador y de la praxis artística. Del arte como “afirmación de lo humano”, como dice también  José Ramón Fabelo. En estos textos nos dan a entender que nunca será suficiente la insistencia en la importancia que Sánchez Vázquez puso en el trabajo creador del artista y del receptor. Raúl Pérez y Carlos Rodríguez abordan el tema de “una estética de las nuevas tecnologías”. Aunque no es un término adecuado sin embargo se refiere a un problema que preocupó  a Sánchez Vázquez en sus últimos años ¿cómo se da la participación del receptor en  las nuevas tecnologías como los videojuegos?

Hay un texto de Paula Velasco donde hace una valiosa reflexión sobre esta teoría de Sánchez Vázquez en el contexto de la pospandemia.  Esta autora señala la vigencia de esta teoría.   Lo que antes de la pandemia era un espacio estético muy reducido se ha ampliado considerablemente. En efecto, a raíz del obligado encierro,  la recepción reclamó un rol activo para la audiencia. Esto lleva entonces a romper definitivamente con la mera contemplación: “El confinamiento nos ha permitido  replantearnos quienes somos como audiencia, pero a la cultura que participa del neoliberalismo no le interesa cómo  recuperar al público en tanto que elemento  necesario en la experiencia estética: sus esfuerzo está dirigidos a recuperarnos como consumidores” (p.441).

Dicho de otra manera, los nuevos entornos y en especial, el entorno desarrollado por las nuevas tecnologías de la información  permiten romper la idea tradicional del espacio cultural como lugar delimitado únicamente por la clase social dominante: “Si la mayoría de obras se perciben desde su reproducción en espacios virtuales ¿no acabarán mutando para generar experiencias estéticas en los espacios virtuales y no solo en los fácticos?: “Hasta ahora estamos convencidos de que nuestro papel como audiencia era simplemente mirar (o escuchar) y, con suerte, lograr entender lo que el artista pretendía transmitir. El reinado de la contemplación ha terminado: hoy nos queda claro que dicho presupuesto no es el único posible, y que la praxis creadora puede alcanzar también a la audiencia” (Paula Velasco, “Sánchez Vázquez y la estética de la nueva normalidad”, p. 451).

Es verdad que Sánchez Vázquez se ha anticipado a los debates que se han dado en las salas virtuales durante la pandemia. Hay una nueva manera de entender lo estético por efecto de las nuevas tecnologías de la información. Se trata de ver como se desarrolla la experiencia estética en los espacios digitales. La estética de la participación ¿se puede extender al sofware libre? Tiene que haber algo que rompa con la lógica del valor de cambio.  Las plataformas virtuales tal como están funcionando ocultan su esencia mercantil. No basta decir que sustituyen a salas y escenarios La pandemia ha hecho que los espacios culturales se han transformado en lugares  virtuales. La nueva normalidad no tiene entonces que significar una vuelta a la lógica del capitalismo sino más bien una apertura a una nueva manera no mercantil de entender el arte y lo estético.  Así se comprende la vigencia y actualidad de Sánchez Vázquez que afirmaba que para generar un nuevo arte y una nueva manera de desarrollar la experiencia estética y política hay que romper necesariamente el marco estructural del capitalismo.

Debemos  insistir en que no solo hay que repensar lo estético después de la pandemia sino también la praxis política. En este sentido resultan valiosos los trabajos de otros autores como Francisco Sierra que señalan cómo el pensamiento de Sánchez Vázquez está sirviendo para pensar y enfrentar los nuevos problemas de la modernidad en el contexto de la globalización neoliberal y de la “era neobarroca”. 

Si en lo que toca lo estético las nuevas tecnologías han modificado las formas de recepción, también en la esfera de la política hay cambios que se deben reflexionar. La praxis política tiene que modificarse en la medida en que aparecen nuevas formas de dominación como los algoritmos y la inteligencia artificial. Para hacer frente a las grandes empresas que controlan el ciberespacio hace falta la creación de redes sociales alternativas (como Rebelión).

Lo que pasa con la ampliación del espacio de lo estético también se puede aplicar a la ampliación de la praxis política en el marco de las nuevas redes de información y comunicación. No puede haber liberación mientras no se cambie de manera radical la estructura capitalista. Igual que con la estética hace falta repensar el vínculo de la política con la cultura y particularmente con la cultura de los pueblos de América Latina. En este sentido hace falta  repensar la obra de Sánchez Vázquez con la obra de Bolívar Echeverría.

Francisco Sierra señala en su texto del libro que hoy estamos presentando, que  Sánchez Vázquez comparte con Bolívar Echeverría la misma visión dinámica de la fenomenología del campo de lo simbólico” (p.117). Se trata de recuperar en el marxismo la importancia de lo simbólico (importancia que negaron la mayoría de las interpretaciones dogmáticas). En vez de mirar al contexto europeo ahora es mejor mirar al contexto de la filosofía latinoamericana. Aquí comparto la idea de este autor que hace énfasis en la importancia de pensar la dimensión lúdica, festiva, barroca. Un acercamiento al diálogo filosófico entre Bolívar Echeverría  y Sánchez Vázquez debe tener en cuenta este tema de lo simbólico subyacente en el  ethos barroco de nuestros pueblos.

 Me acuerdo que Sánchez Vázquez me decía que la aportación de Bolívar consistía en atender la problemática de la cultura propia de los pueblos de América Latina. Esta atención implicaba continuar una línea original y creadora de pensamiento marxista desde Mariátegui. Por su parte, Bolívar me dijo que reconocía la enorme importancia de la concepción marxista de Sánchez Vázquez atenta a nuestra propia realidad cultural y política. El problema ahora es pensar en otra modernidad en cuanto afirme el lado natural, del valor de uso de la vida humana, en oposición al valor de cambio, y si esa modernidad puede llamarse barroca o socialista, lo importante es no renunciar a construir otro mundo. Cito a Bolívar en un debate amistoso que tuvo conmigo:

“Tal vez una práctica política «socialista» como la que quisiera promover Samuel Arriarán, que se genere en sociedades identificadas por su preferencia por el ethos barroco y su fidelidad al lado natural, concreto o de valor de uso de la vida humana y sus mundos, pueda ser en efecto la que esté llamada a vencer allí donde las demás sucumbieron” (revista Dianoia, vol. 49, núm, 53, 2004, México, p- 127).

En conclusión, me parece que la importancia del libro que estamos presentando consiste principalmente en que además de ofrecernos una invitación para releer a Sánchez Vázquez en sus planteamientos más genuinos, nos plantea la necesidad de abrirnos a la reflexión de nuevos temas como la situación de la estética y de la praxis política en el contexto de la pospandemia, en la era neobarroca y del fin del capitalismo neoliberal.

La nueva normalidad no tiene que significar únicamente una vuelta a la situación de predominio de la lógica capitalista. Hubo un momento durante el confinamiento en que esa lógica pudo romperse. El problema es que no hubo manera de desarrollar una alternativa ya que lo impidió la institución escolar. Hoy, en la época de la pospandemia podemos ver claramente que es necesario cuestionar el papel restaurador de la escuela que ayudó al retorno del viejo orden hegemónico. Hay necesidad de retomar la filosofía de la praxis  de Sánchez Vázquez como un camino viable para constituir un nuevo bloque hegemónico. Para esto hay que construir otra pedagogía porque se trata de conectar con aquello que Gramsci denominaba una lucha por la hegemonía cultural, es decir, por el control de los aparatos ideológicos del Estado. La praxis educativa equivale a una práctica transformadora porque la pedagogía tiene una dimensión ideológica. Hay dominación de clase como dominación educativa y cultural. Si se trata de desarrollar una nueva pedagogía, hay que ver sus relaciones con la clase política y los intelectuales.  Para Sánchez Vázquez, los maestros y estudiantes constituyen un grupo ligado a la intelectualidad orgánica, es decir, al bloque ideológico opuesto al bloque hegemónico capitalista. La educación es fundamental cuando se relaciona con la conformación de bloques históricos.

La lucha sigue. ¡Viva Sánchez Vázquez!

Muchas gracias

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.