El choque entre las selecciones de fútbol de Alemania y España, en los cuartos de final de la Eurocopa-2024, representó el mejor dato diario de TVE en las últimas dos décadas, informó el canal público el 6 de julio; durante la prórroga del partido, la audiencia llegó a situarse en el 71,8% de la cuota de pantalla y, en algún momento, se superaron los 11 millones de espectadores; indicadores muy destacados se lograron, asimismo, en otro partido de cuartos, Portugal-Francia (más del 50% de cuota durante el lanzamiento de los penaltis).
Los orígenes que conducían a este punto pueden seguirse en la Historia de los medios de comunicación en España. Prensa, radio, televisión e Internet (Ed. Catarata, 2024), del catedrático de Periodismo en la Universitat de València (UV), Francesc Martínez Gallego; el profesor de la UV, especializado en la historia de la comunicación, Antonio Laguna Platero; y el profesor ayudante doctor de Historia Contemporánea en la Facultad de Ciencias de Información de la Universidad Complutense, José Emilio Pérez Martínez.
Los datos del texto apuntan tendencias actuales como la desaparición de la prensa diaria en papel (este formato quedaría reservado para las revistas especializadas); de hecho, subrayan los autores, el 22,4% de los españoles leía revistas impresas en 2021, y el 14% prensa diaria en formato papel; en cuanto a la radio y la televisión, “ahondan su función vinculada al entretenimiento y disminuyen su carga informativa, sobre todo en el caso de la televisión”.
A estas tendencias no es ajena la utilización masiva de Internet, principalmente los smarthpone: en 2020 el 81% de los españoles hacían uso de la Red más de una vez al día. Pero ¿de qué modo afectaba esta generalización de las pantallas a los medios informativos? A mediados de 2021, el diario El País contaba con 109.000 suscriptores digitales, frente a los 70.000 de la edición en papel, detallan Laguna, Martínez Gallego y José Emilio Pérez Martínez.
Según el Digital News Report-España de 2022, elaborado por la Universidad de Navarra, el interés por las noticias en el estado español pasó del 85% en 2015 al 55% en 2022 (caída de 30 puntos porcentuales en siete años); así, el proceso de adquirir información ha experimentado un retroceso, tanto en los soportes tradicionales como en Internet.
“Los medios tradicionales no digitales (televisión, prensa y radio) continúan siendo la principal fuente informativa de los españoles (53%), frente a los medios digitales (47%); al mismo tiempo, se ha producido un incremento del porcentaje de los ninis informativos, es decir, aquellas personas que ni se interesan en las noticias ni se fían habitualmente de ellas”, resumen los autores, que advierten de un riesgo creciente: sustituir la información por el entretenimiento.
También en el contexto de Internet, en el estado español, quedaron atrás los procesos de concentración empresarial –liderados por grandes editores, como Jesús de Polanco o Antonio Asensio-, que comenzaron en la Transición y concluyeron en torno al año 2000. La floración de periódicos digitales en España se produjo en los años siguientes a la recesión económica del periodo 2008-2014.
El texto de Catarata remarca, como ejemplo de la primacía digital, el listado de SCImago Media Rankings acerca de 4.500 periódicos de 200 países; siete digitales del estado español figuran entre el centenar de medios más relevantes; uno de ellos –El País- cuenta con más de 200.000 suscriptores a la edición digital (350.404 en marzo de 2024, según la Oficina de Justificación de la Difusión –OJD-), cifra muy superior a la de lectores que compran la edición en papel.
Muy atrás quedaron los tiempos, abordados en el libro, de La edad de oro de la prensa española (1923-1939); de hecho, los tres autores subrayan que la II República, en el periodo 1931-1939, constituyó el primer modelo importante de una prensa de masas en España, inserta en una política también de masas, que tenía entre sus ejes el sufragio y la militancia.
“El cambio de régimen ha traído una mayor actividad en las imprentas de los periódicos. Algunos diarios han tenido que triplicar sus tiradas, consumiendo rápidamente las reservas de papel”, según La Gaceta de las Artes Gráficas del Libro y de la Industria del Papel (julio de 1931).
Respecto a los periódicos diarios durante la II República, llegaron a circular más de una treintena de rotativos en Madrid, 27 en Barcelona y 8 en Bilbao, cifra similar a la de Valencia y Alicante o la de Sevilla; una muestra del auge de la prensa socialista son las 160 cabeceras en 1932.
Otra novedad subrayada por Laguna, Martínez Gallego y Pérez Martínez es la aparición en el escenario mediático de financieros como Juan March, quien invirtió sus capitales en medios antagónicos como La Libertad o Informaciones (“O la República somete a March o March someterá a la República”, afirmó el Ministro de Hacienda, entre 1931 y 1933, Jaume Carner).
Muy lejos de la difusión del equipamiento soporte de Internet en los hogares del estado español (el 84,1% contaba con banda ancha en 2020 y el 32% con tablet), quedaban los orígenes; entre los siglos XVII y XVIII fueron apareciendo las primeras publicaciones periódicas; la Gaceta de Madrid nace en 1661, y se convertirá en el periódico oficial del Gobierno (antecedente del BOE).
“La consolidación del medio prensa (se produce) a partir de 1808, en la medida en que lo haga la burguesía como clase social hegemónica”, subrayan los tres historiadores.
Este punto se desarrolla en el apartado Frente al antiguo régimen (1808-1833); hasta el primer año citado pudieron imprimirse una serie de periódicos, si conseguían la licencia real; pero con la implantación de las Cortes de Cádiz (1810), se redobló en número de cabeceras; la reacción de la monarquía absoluta, en 1814, puso el freno, al que siguió la gran expansión del trienio liberal (1820-1823): “La mayor oferta de periódicos conocida hasta el momento”.
En una amplia perspectiva, el libro también hace referencia a los orígenes del periodismo profesional, así como a la organización y representación de los periodistas; en concreto, la vinculación a la política y el paso previo por las redacciones: “A finales del siglo XIX se contabilizaban 36 diputados que ejercían de periodistas, muchos de ellos con el cargo de director de algún medio”.
Y tal vez la precariedad en el siglo XXI pueda rastrearse centurias atrás, en una valoración –publicada en el verano de 1883- en el periódico El Guadalete, de Jerez (sobre periodistas que trabajaban en Madrid); algunos “cobran en calidad de amas de cría de la inclusa”; y otros, como “barrenderos de la villa”.
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