Cristina Fernández es consciente de que el mundo capitalista en crisis se desploma encima de Argentina. Y no obstante paga alegremente 612 millones de dólares de deuda externa. Ante las dificultades de las cuentas del fisco, mantiene el impuesto sobre el salario, con el argumento de que lo pagan los trabajadores de ingresos más altos. […]
Cristina Fernández es consciente de que el mundo capitalista en crisis se desploma encima de Argentina. Y no obstante paga alegremente 612 millones de dólares de deuda externa. Ante las dificultades de las cuentas del fisco, mantiene el impuesto sobre el salario, con el argumento de que lo pagan los trabajadores de ingresos más altos. Lo mejor es gravar las rentas financieras, mineras, a los jueces, etc. (ver aparte).
Daniel Scioli, al que tampoco le cierran las cuentas, arremete contra los empleados públicos de Buenos Aires. No les abona el aguinaldo como correspondía sino en cuatro cuotas. Y elabora una ley de emergencia económica y financiera que lesionará derechos laborales. A los monopolios favorecidos con subsidios nacionales y provinciales, no los tocará. A los sojeros, apenas les cobró unos pesitos más, pero nada que ver con la rentabilidad de la soja a 600 dólares.
El gobernador De la Sota tiene reclamos no atendidos de la salud y la educación, los judiciales, etc. Pero, mostrando dónde están sus alianzas fundamentales, viaja como invitado a la convención mundial de Microsoft y luego al Consejo de las Américas. Motorola, Intel, Fiat, Renault y otros monopolios seguirán gozando de sus beneficios. Entre tanto centenares de maestros no cobran sus haberes y en una movilización de la UEPC hubo que saltar las vallas de Casa de Gobierno para ser recibidos.
En Chubut el gobernador Martín Buzzi tenía a centenares de empleados petroleros, con convenio inferior de la construcción, ocupando Cerro Dragón y hasta hace poco cortando rutas. Su solución era aplicarles la conciliación obligatoria y enviarles la policía para el desalojo. Recién al final de ese largo conflicto deslizó que estudiaría el modus operandi de Pan American Energy. ¿No había que empezar por allí en vez de demonizar a los «Dragones»?
Los legisladores nacionales (y de varias provincias) decidieron aumentarse las dietas el 100 por ciento. Pero la presidenta se rasgó las vestiduras cuando Camioneros pidió en la paritaria un aumento del 30 por ciento. Y no sólo eso. Les decretó la conciliación obligatoria, los multó y los denunció penalmente. Y montó una maniobra para dividir la CGT.
Eso es equivocar gravemente de blanco político. Los enemigos están en otra parte. ¿Adónde están? Con tomar nota de quiénes concurrieron el 4 de julio a festejar con la embajadora norteamericana ya se tendría una idea bastante aproximada. Clarín (5/7) informaba que «hubo una fuerte presencia empresaria: Ignacio De Mendiguren, de la UIA, el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, el presidente de Fiat, Cristiano Rattazzi, el titular de CAME, Osvaldo Cornide, el CEO del Citibank, Juan Bruchou, además de Adrián Werthein, Guillermo Stanley y el banquero Jorge Brito, entre tantos otros».
Varios de esos monopolistas también ponen huevos en la canasta del gobierno, como De Mendiguren, Rattazzi, Cornide, Werthein y Brito. Eso explica la terrible conciliación de Cristina con los monopolios nacionales y extranjeros; los considera aliados ultra necesarios para promover el empleo y enfrentar la crisis, razón por la cual no le entra en la cabeza la necesidad de adoptar medidas que afecten a esos grandes capitalistas y banqueros. Mejor seguir cobrando el impuesto al salario…
El Partido de la Liberación ratifica que cada vez que haya una medida de la presidenta al servicio del pueblo, no dudará en apoyarla en todo lo que esté a su alcance. Pero al mismo tiempo plantea que la virulencia de la crisis mundial y los coletazos en un país capitalista dependiente como Argentina exigen medidas profundas contra los causantes y beneficiarios de la crisis. Esta es la madre del borrego. El gobierno no piensa adoptar soluciones antiimperialistas. Si es así, lamentablemente, habrá más ajuste en las provincias y a nivel nacional, lo que inevitablemente hará elevar la resistencia política de los trabajadores y el pueblo. Que lo vayan sabiendo. Antes que sea tarde…
Fuente: http://www.pl.org.ar/articulo/a-quien-hay-que-ajustar