El viernes último, desde el espacio Encuentro por los DDHH de Reconquista y la Red Agroforestal Chaco Argentina (REDAF) presentamos la Charla «Soberanía Energética: Un Desafío Pendiente», que estuvo a cargo del periodista Hernán Scandizzo, integrante del del Observatorio Petrolero Sur (OPS). En esa oportunidad, además de presentar el libro Zonas de Sacrificio -de coautoría […]
El viernes último, desde el espacio Encuentro por los DDHH de Reconquista y la Red Agroforestal Chaco Argentina (REDAF) presentamos la Charla «Soberanía Energética: Un Desafío Pendiente», que estuvo a cargo del periodista Hernán Scandizzo, integrante del del Observatorio Petrolero Sur (OPS).
En esa oportunidad, además de presentar el libro Zonas de Sacrificio -de coautoría de Scandizzo, junto con Diego Di Risio, Marc Gavaldà y Diego Pérez Roig- se habló de cuestiones que tienen que ver con la política de ampliación de la frontera hidrocarburífera, realidad que podría afectar a Santa Fe y el Litoral en el corto plazo.
La charla se desarrolló a pesar de la lluvia torrencial y la tormenta que sacudió al norte santafesino, y a la disertación de Scandizzo le siguió un intercambio que sólo finalizó con el corte de energía eléctrica, pasada una hora y media.
El OPS y la ampliación de la frontera hidrocarburífera
El Observatorio Petrolero Sur es una organización que se formó en Buenos Aires hace cuatro años. Nuestro primer objetivo fue dar visibilidad a conflictos que se venían dando particularmente en la provincia de Neuquén, a partir de que el Estado provincial estaba concesionando territorios del pueblo mapuche para que se realizaran trabajos de exploración y explotación de hidrocarburos. Los impactos que genera esta actividad, la competencia por el territorio, la competencia por el agua, generaban una serie de enfrenamientos en muchos casos violentos, con procesos de criminalización y de judicialización de autoridades del pueblo mapuche. Hacia el 2007 empezamos a ver que Río Negro también iba a concesionar áreas en territorio mapuche. Entonces, conociendo la experiencia de Neuquén, decidimos comenzar a trabajar más específicamente en esta problemática para darle mayor visibilidad, para tratar de evitar esas situaciones de conflicto.
Entonces empezamos a trabajar en el sur de Río Negro, en el área Ñirihuau, y ahí nos dimos cuenta de que no era solamente en esa zona de la Patagonia el problema, sino que era más amplio: que se estaba produciendo un proceso de ampliación de la frontera hidrocarburífera.
¿Qué queremos decir con esto? En este mapa (mapa 1) hay zonas que están coloreadas de rojo: Tierra de Fuego, Santa Cruz, Chubut, la cuenca neuquina, Neuquén, Río Negro, La Pampa y sur de Mendoza, Cuyo, y arriba de todo las explotaciones que se están dando en Salta, Jujuy y Formosa. Son diez provincias las que tradicionalmente tienen actividad hidrocarburífera, algunas con mayor intensidad que otras.
Pero a partir de 2006 se termina de dar un proceso de provincialización de los hidrocarburos -provincialización que se viene trabando desde el 92, con la idea de transferir el dominio original de los recursos de la Nación a las provincias, lo que finalmente se ve en la constitución del año 1994: es decir, el Estado nacional deja de ser el que da la concesión de los hidrocarburos, el que negocia con las empresas las concesiones, y pasan a ser las provincias- y las provincias empiezan a dar concesiones en todo el país, ya sean provincias tradicionalmente petroleras como provincias que no tenían esa tradición. Y así vemos todas estas zonas que son pasibles de explotación y explotación de hidrocarburos (mapa 2): de diez provincias con tradición petrolera, pasamos a un conjunto de 23 provincias que acondicionaron su marco jurídico y en algunos casos firmaron convenios con empresas para hacer posible la exploración y explotación de hidrocarburos.
Este proceso nos alarmó muchísimo, porque toda la industria hidrocarburífera es una industria de alto impacto, tanto en lo ambiental -contaminación del agua, del suelo, del aire-, y porque veíamos que la ampliación de la frontera extractiva se daba sobre la vulneración de derechos colectivos. Y veíamos también que estaba motivada solamente por un fin meramente económico. Si bien el objetivo es generar energía, todo el debate que circuló en torno a esta ampliación de la frontera es un debate económico: quién controlaba el recurso, quién se quedaba con las regalías, sin hablar de estos otros abordajes, como son lo social, lo ambiental, lo cultural. Y ese es el objetivo de OPS: empezar a entender la energía desde diversos lugares, no solamente desde lo económico; empezar a entender la energía en el marco de un modelo de desarrollo como país, empezar a pensar la energía desde el punto de vista de para qué y para quiénes la generamos: si va a ser para proyectos de mega minería, para profundizar el modelo de sojización, si va a ser para abastecer al pueblo, para permitir que las comunicdades que están en zonas más alejadas puedan mejorar su calidad de vida y así consolidar su arraigo en lugares donde la vida es muy dura… creemos que todos esos debates tienen que estar presentes, y que hay que abordar la energía como un derecho humano, y no solamente garantizar la capacidad instalada para que diferentes empresas y proyectos extractivos puedan ser llevados adelante.
Hidrocarburos en el parque nacional
Y el libro Zonas de Sacrificio es parte de este trabajo que cuento: es una recorrida por diferentes lugares de la provincia de Neuquén, principalmente comunidades mapuches, también por el norte argentino, por el chaco salteño (este y norte de Salta), por la zona del parque nacional Calilegua, en Jujuy.
Lo del parque nacional Calilegua fue algo que nos sorprendió muchísimo: cuando en 2007, 2008 se empezó a decir que estaba la posibilidad de explotar hidrocarburos cerca del lago Nahuel Huapi, en Bariloche, dentro del parque nacional, la máxima autoridad del parque dijo «bueno, no habría problemas; no hay problemas de incompatibilidad entre la actividad petrolera y un área protegida: nosotros tenemos el caso del parque nacional Calilegua en Jujuy, donde desde hace muchos años conviven armónicamente el parque nacional, el área protegida, y la actividad petrolera». Nosotros sabíamos que no era posible, pero como no teníamos información, la dejamos pasar. Pero a partir de participar en un encuentro de Asambleas Ciudadanas en Ledesma, Jujuy, conocimos a los trabajadores del parque nacional Calilegua y vimos que la relación no era para nada armónica: los niveles de contaminación que se dan dentro del parque, de un área protegida, son altísimos, y si bien los trabajadores y las trabajadoras del parque intentan poder fiscalizar y que escalonadamente se termine con la explotación de hidrocarburos en ese lugar, la concesión del área pertenece a la provincia, más allá de que sea un área de jurisdicción nacional. Hay un conflicto de potestades, y lo que nos dicen los trabajadores es que ni la Nación ni la provincia pretenden ponerle fin a esta situación.
Lo peor de todo es eso: si en un área protegida se dan los niveles de impacto que se daban, con vertidos de aguas salinas, de aguas tóxicas, con derrames de hidrocarburos, habiendo unidades de fiscalización trabajando permanentemente en el lugar, ¿qué se puede esperar en lugares mucho más apartados, donde los mecanismos de control del Estado son mucho más laxos? Por ejemplo, este año hablábamos con trabajadores que están a cargo de la inspección de las áreas petroleras en Neuquén: en la provincia hay 192 áreas petroleras y 10 inspectores, pero entre noviembre del año pasado y febrero de este año no pudieron salir a hacer recorridos, a verificar cuál era el estado de los yacimientos, porque no había presupuesto, no había combustible para las camionetas. ¡Y Neuquén es una provincia líder en la explotación de hidrocarburos!
Las «zonas de sacrificio» no son pasivas
Por eso, parir de todas estas vivencias, de ir recorriendo estos lugares, de tomar contacto con las comunidades afectadas, llegamos a la conclusión de que el mejor título para este trabajo era «Zonas de Sacrificio», porque a partir de que un área es licitada para la exploración y para la explotación de hidrocarburos, la única prioridad pasa a ser esa. Las vocaciones productivas anteriores que tenía ese territorio, las relaciones que establecían los diferentes pueblos y comunidades con ese territorio, pasan a un segundo plano. Todas las energía de los Estados provinciales e incluso del Estado nacional están puestas en que se garantice la explotación de hidrocarburos, y las demandas de las comunidades afectadas muchas veces son cajoneadas. Cuando se dan movilizaciones más intensas, se dan procesos de criminalización, de judicialización, y esto es lo que nos hace pensar en que son zonas de sacrificio.
Y con este libro no solamente queríamos dar testimonio de estas situaciones, sino también que el libro sea un vehículo para que se escuchen las voces de los propios afectados, ya que generalmente a los lugares donde se dan estas situaciones no llegan ni las cámaras ni lo micrófonos, y cuando llegan generalmente se hace un recorte muy parcial de las situaciones; a veces hasta tienen abordajes de crónica policial, porque se hace hincapié en los enfrentamientos, en la violencia, y demás, pero no se hace un seguimiento del proceso, de cómo se gestó esta situación. Tratamos de reflejar todo eso en este trabajo, que es un libro de confección colectiva.
También decimos que es un trabajo inacabado, inconcluso, porque por un lado éstas son fotos de los diferentes momentos de la avanzada de la actividad hidrocarburífera. Constantemente se va modificando las situaciones. Creemos que no son situaciones irreversibles, sino que depende de la capacidad de organización y de movilización, de las estrategias que nos damos para resistir y para conservar nuestros territorios. Por eso decimos que el final no está escrito. Y también es inconcluso porque no seguimos esa regla de «todas las campanas»: a nosotros nos interesa particularmente ir a hablar con los afectados. Las autoridades públicas tienen diversidad y cantidad de medios para expresar sus posiciones y las empresas tienen millones para pagar pautas publicitarias, que aparecen en formatos de notas periodísticas pero que no dejan de ser publicidades. Nos parece que este es un pequeño grano de arena, y no tenemos ningún problema en decir dónde nos paramos al momento de escribir este libro. Además están todas las fuentes de dónde sacamos la información, para que si alguien lo quiera confrontar con otras, lo pueda hacer.
El Litoral, sacrificado en el altar de los «no convencionales»
Ustedes me preguntarán qué tiene que ver todo esto con su región: lo que veíamos en el mapa antes, la concentración en algunos puntos de estas diez provincias, cambia. Todo lo que no aparecería en el mapa anterior ahora están apareciendo. Y una de esas provincias es Santa Fe.
¿Y por qué se reconfigura y empiezan a tener importancia provincias como Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Misiones Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, cuando antes no la tenían y cuando hasta el día de hoy tienen otras vocaciones productivas, que pueden tener que ver con la ganadería, con la agricultura, con la actividad forestal? Por lo menos en los dos últimos años se viene hablando de explotación de yacimientos no convencionales, de que Argentina cuenta con potencial no convencional.
Los «no convencionales» son formaciones geológicas compactas donde se encuentran de manera dispersa pequeñas cantidades de gas o de petróleo. Los yacimientos convencionales son formaciones esponjosas, permeables, donde hay agua, hay gas, hay crudo, y con sólo una perforación vertical se puede extraer el contenido, ya sea por la presión misma de la formación que lo contiene o por estimulación externa. En cambio con los no convencionales el trabajo es más complejo, porque al estar en una formación compacta, con muy baja permeabilidad, con hacer una perforación no alcanza: los hidrocarburos no fluyen. Entonces lo que hay que hacer es una perforación vertical, que sigue luego en forma horizontal, hacer pequeñas descargas -en una actividad en Paraná, un hombre dice «van a dinamitar el subsuelo»: de alguna manera es eso-, para fracturar esa roca compacta, y después inyectan grandes cantidades de agua con químicos y arena que lo que hacen es aumentar esa fractura y permitir que se vayan liberando esas pequeñas cantidades de gas y de petróleo que están ahí almacenados.
Formaciones de esas características hay en toda esta región, aunque no hay muchos estudios. Y si bien no se sabe cuál es el potencial de la zona, el gobierno de Entre Ríos viene muy entusiasmado promoviendo este tipo de explotación; el de Corrientes ya anunció que antes de fin de año empezarían los trabajos de exploración en el departamento de Iberá para ver el potencial que tiene la provincia; en el norte de Salta también se está hablando de hacer este tipo de explotación.
P- En Santa Fe, hace un tiempo, dos años, se hablaba de esto. Y en Santiago del Estero se pueden ver las «picadas de YPF», de hace años ¿tiene que ver con esto?
Hay zonas en que ha habido exploración años atrás, con la YPF estatal, que han hecho registros. Hay estudios que se dieron más en profundidad y otros no. Muchas veces lo que pasaba era que se encontraban yacimientos que, para la tecnología y por el nivel de inversión que requería en esos momentos para su explotación, eran archivados y hoy, ante la escasez de yacimientos convencionales o de grandes yacimientos, estas áreas secundarias que no tenían interés hace 30 o 40 años, vuelven a tener algún interés. Entonces, sobre los datos recogidos en ese momento hoy se vuelven a hacer estudios y se vuelve a interpretar esta información. Y también las provincias, con sus crisis fiscales periódicas y todo lo demás, también ven en los hidrocarburos una alternativa para salir de esa crisis. Ahora el panorama se ha hecho más complejo, porque a partir del decreto reglamentario de la ley de soberanía hidrocarburífera, el Estado nacional empieza a diseñar nuevamente las políticas energéticas a nivel nacional. Ahí, supuestamente, las provincias tendrían que consensuar con Nación cómo se van a desarrollar esos planes de explotación. Por el momento no se está nombrando mucho a Santiago del Estero: hace dos años el gobernador Samora había viajado como parte de una comitiva a Canadá, junto con la presidenta, se había reunido con empresarios petroleros canadienses: esa es una información que apareció muy brevemente en la prensa regional, y no se supo más nada. De Santa Fe también se habló en su momento, pero después no se supo más nada; y en Chaco desde 2010 se viene avanzando en procesos de exploración. Primero se había firmado una concesión con YPF y el grupo Eurnekian, después cayó ese convenio y ahora el acuerdo que hay es entre SECHEEP, que es la empresa de energía provincial del Chaco, y con ENARSA, que se asociaron para hacer exploración: justamente el área de exploración es en la zona de La Breñas. Paro más allá de las divisiones provinciales, es una misma cuenca.
La principal alternativa del gobierno nacional es la profundización de la matriz hidrocarburífera
Desde hace más o menos dos años las provincias, sobre todo la de Neuquén, y el gobierno nacional vienen hablando mucho de los no convencionales. Este año se dio la avanzada del Estado nacional sobre YPF -tomó el control de las acciones que tenía Repsol y ahora tiene el control de la empresa YPF S.A.-, y la principal alternativa planteada por el gobierno nacional para salir de la crisis energética actual es la profundización de la matriz hidrocarburífera, a partir de la quema de gas, de petróleo Y en este marco, se presentan a los no convencionales, todas estas áreas nuevas, como la gran alternativa para salir de la crisis. Pero estos yacimientos tienen un mayor riesgo social y ambiental en la explotación, y también un mayor costo a nivel económico: un pozo convencional cuesta entre 6 y 8 millones de u$s, mientras uno no convencional para gas está alrededor de los 24 millones. Además, consume una mayor cantidad de agua e implica la manipulación de toda una sopa química que es muy tóxica, y cuyos impactos ya se han podido comprobar en Estados Unidos, que es el país donde más se ha desarrollado esta tecnología en los últimos diez años.
Hay estados dentro de los Estados Unidos que han declarado moratorias para que no se pueda seguir adelante hasta que no se verifiquen bien los impactos de este tipo de explotación, hay un estado (Vermont) que prohibió este tipo de explotación; Quebec, en Canadá, también declaró una moratoria, Francia lo prohibió, Bulgaria también… Hay una cantidad de países donde la población se está movilizando para que no se lleven adelante, por eso son muy importantes para nosotros estos ámbitos para poder hablar de esto, porque se nos presenta como una gran alternativa, se habla del gran potencial, se dice que Argentina es la tercera en recursos no convencionales después de Estados Unidos y de China, pero no se habla de todos estos impactos.
Y así como desde el gobierno se habla de la soberanía energética y que este tipo de explotaciones sirve para alcanzarla, nosotros, junto a otras organizaciones, pensamos que la soberanía energética significa otra cosa: significa buscar una diversidad de fuentes para abastecernos. Diversificar las fuentes nos da la ventaja de que en momentos de crisis como la actual, en lugar de tener que importar fuel-oil o gasoil o gas a precios muy altos, poder optar por un abanico de posibilidades que hoy no tenemos. Diversificar las fuentes de energía quiere decir también optar por matrices más limpias: la combustión de combustibles fósiles es uno de los causantes del cambio climático, del calentamiento global. Cuando hablamos de soberanía energética hablamos que se tiene que hablar de la energía como un derecho humano, que satisfaga las demandas de los pueblos, que esté acorde a proyectos de desarrollo que sean amigables con la naturaleza y que tengan en cuenta las escalas; que no se considere sólo a nivel macroeconómico, sino también pensar el desarrollo para que la gente se pueda quedar en sus lugares y no se vea obligada a desplazarse a las grandes ciudades. Pensamos que la energía tiene que ver con eso.
Intercambio con los asistentes
P- ¿Y cuál es la realidad de las comunidades con las que entraron en contacto, qué plantean?
Lo que plantean es una defensa de su territorio, que no se siga con la contaminación, que la contaminación que se registra en sus territorios sea remediada. Hay lugares donde ya hace más de 10 o 15 años que se ha denunciado y documentado la contaminación, y sin embargo no se han llevado adelante los planes de remediación, por eso las comunidades están reclamando que se respete su derecho a un ambiente sano.
Por ejemplo, se han documentado comunidades donde los integrantes tienen metales pesados en su organismo, se han interrumpido embarazos por la misma contaminación a la que se ven expuestos, se han detectado malformaciones congénitas… son situaciones muy graves. En las comunidades Kaxipayiñ y Paynemil, en Neuquén, cuyos territorios se superponen con el yacimiento Loma de la Lata, que es el principal yacimiento de gas del país y en su momento fue uno de los principales de Latinoamérica, se comprobó la contaminación de las napas subterráneas; a partir de una acción de la Defensoría del Niño de Neuquén se iniciaron acciones para que la provincia suministre agua potable a las comunidades hasta que se construyera una planta potabilizadora río arriba, para garantizar el suministro; la Justicia avaló el reclamo de la defensora, pero la provincia apeló ese fallo judicial; fueron a segunda instancia, donde pasó lo mismo… llegaron hasta la Corte Interamericana de DDHH: la provincia de Neuquén se negaba sistemáticamente a proveer agua potable a las comunidades afectadas por la contaminación. Y era tal la connivencia entre provincia y Repsol-YPF que cuando van a la CIDH, los peritos que lleva la provincia eran técnicos de Repsol-YPF. Entonces, ese tipo de situaciones y de connivencia son las que se van atravesando.
También se han dado situaciones positivas, como es el caso de la comunidad Huenctru Trawel Leufu, en la provincia de Neuquén, en la zona de Picún Leufú. Allí la provincia le había otorgado un área para exploración y explotación de hidrocarburos a la empresa petrolera Piedra del Águila, que pretendió entrar a territorios de la comunidad. La comunidad se plantó en la tranquera, no los dejó pasar; se hicieron denuncias policiales, la policía intentó garantizar el acceso de la ; la comunidad resistió en el lugar; representantes de la empresa petrolera se fueron a Picún Leufú, reunieron a los desocupados de la ciudad y les dijeron que si sacaban a los indios de la tranquera iban a tener trabajo en la petrolera, lo que generó toda una situación de violencia porque les quemaron viviendas y un vehículo a la gente de la comunidad, hubo amenazad de muerte, hubo enfrentamientos muy violentos. La comunidad siguió resistiendo y la petrolera inició un amparo ante la Justicia para que se le permita trabajar en ese territorio. Y después de dos años, la Justicia de Neuquén, en primera instancia, dijo que no hay ninguna razón para aceptar el amparo, ya que la provincia entregó el área sin respetar la legislación indígena que dice que cada vez aque se pueda afectar el territorio d un pueblo o de una comunidad, debe iniciarse todo un proceso de consulta y solamente se puede llevar adelante este tipo de intervención con el consentimiento, ya que se trata de industrias extractivas de alto impacto y manejo de sustancias peligrosas y demás. Apenas se conoció el fallo judicial, la provincia de Neuquén se presentó para apelar este fallo en primera instancia, a través del fiscal de estado.
Así que es una de cal y una de arena, y es claro que las «zonas de sacrificio» no son aceptadas pasivamente por las comunidades afectadas, sino que llevan adelante sus resistencias.
P- ¿Cuáles son las urgencias, hoy, en la Argentina?
Primero, en el libro hablamos un poco de lo que es el buen vivir, de todo esto que se plantea y que ha sido incorporado a la Constitución de Ecuador y de Bolivia, de reconocer los derechos de la naturaleza, de la naturaleza como un sujeto, de empezar a pensar un desarrollo en el que la naturaleza también forme parte de ese pensamiento integral, no ya como un objeto del cual nos servimos sino pensando un desarrollo incorporado a la naturaleza. Y si bien se han dado estos avances, no forma parte de la matriz del Estado: está en la Constitución, pero la aplicación se lleva adelante en el marco de muchas tensiones, de enfrentamientos, de marchar de maneras conjunta a veces y separada otras; por momentos se dan diálogos y por momentos enfrentamientos entre los pueblos originarios y las autoridades del estado en Bolivia, por ejemplo. El abandonar una matriz extractivista lleva mucho tiempo, sobre todo si tenemos en cuenta que es una herencia colonial que venimos arrastrando, porque ese ha sido el destino de todos estos territorios desde la conquista europea. Sacarse de encima toda esa matriz extractiva va a ser un proceso de larga data, pero entendemos que son muy interesantes los procesos que se están dando en Bolivia y en Ecuador, y decimos que el camino no es hacer una copia exacta de eso, pero sí tenerlos en cuenta como otros paradigmas de desarrollo posible.
En cuanto a las urgencias energéticas de la Argentina, la principal para el Estado es equilibrar la balanza comercial energética: el año pasado tuvo que importar 11 mil millones de dólares en combustible, y tuvo una balanza negativa de 3 mil millones. La prioridad del gobierno es equilibrar esa balanza comercial a como dé lugar, por eso en el último tiempo se ha avanzado en la capacidad de producción de gasoil en Ensenada, en la provincia de Buenos Aires, y se lo anuncia como una posibilidad de recortar los niveles de importación de gasoil. Sin embargo, vemos que los niveles de importación de gas es medio difícil que bajen en los inmediato, y más si tenemos que cuenta que se han firmado nuevos acuerdos con Bolivia para el suministro de gas: hay dos puertos regasificadores que se están ampliando, uno en la zona de Escobar y otro en la zona de Bahía Blanca, lo que quiere decir que se sigue preparando infraestructura para seguir importando gas. Más allá de cierto exitismo en los discursos oficiales, vemos que la crisis viene para largo.
P- Es un momento muy particular, en el que el tema se está discutiendo a niel social y político. Quisiera saber qué nivel de diálogo hay entre los Estados con las comunidades.
Es cierto que es un momento muy importante para que se plantee a nivel político y social el debate sobre la matriz energética y sobre la soberanía energética. Nosotros creemos que eso es positivo y que hay que ampliar a otras fuentes energéticas: más allá de este encerrarse en los hidrocarburos, creemos que también hay, además de una concepción de desarrollo que tiene nuestra clase dirigente, un lobby de las empresas petroleras que quieren seguir manteniendo su hegemonía en el sector energético.
En cuanto al nivel de diálogo entre el Estado, en sus diferentes niveles, y las comunidades, lamentablemente no hay un dialogo muy bueno. Hay excepciones: por ejemplo, en el municipio de Rivadavia Banda Norte, en Salta, donde ganó una intendenta que fue llevada al municipio por una alianza de campesinos y comunidades wichí, se ha entablado otro tipo de relación entre las comunidades que están siendo afectadas por la avanzada petrolera y el municipio. Pero son casos excepcionales: en la mayoría el Estado pone por delante la explotación de estos yacimientos. Fue muy gráfica la presidenta Cristina Fernández, cuando en vísperas del bicentenario recibió a una delegación indígena en casa de gobierno, y cuando le plantearon todas estas demandas territoriales por la mega minería, por las petroleras, por la soja, ella fue muy clara en cuál es su visión del derecho indígena; dijo: «bueno, su hay petróleo, si hay minerales, no vamos a dejar de explotarlos, vamos a trasladar a las comunidades a lugares aptos». Ahí vemos cuál es la visión del derecho que tiene nuestra presidenta, y es un poco una matriz que va de arriba hacia abajo y que se va reproduciendo en los diferentes estamentos estatales.
P- Dentro de las alternativas «limpias» se ha promovido la de los biocombustibles, o agrocombustibles… ¿es tan limpia esa alternativa?
Por un lado, en este momento las autoridades han optado por profundizar la matriz actual: buscar hidrocarburos y seguir explotándolos, cuando también hay todo un abanico de posibilidades. Sabemos que con energía solar, eólica, la generación de energía a partir de otras fuentes, como puede ser el aprovechamiento de la basura y demás, no se van a cubrir los niveles de consumo energético de toda la matriz, pero sí serviría para saldar el déficit actual, diversificar la matriz para tener más opciones en caso de crisis, y no tener que salir a importar hidrocarburos. Es claro que el desarrollo capitalista actual se da por la matriz energética que tenemos, por los combustibles fósiles. Sin una matriz energética como la fósil no se hubiera dado este nivel de desarrollo en cuanto a niveles de producción y demás, por la tasa de rendimiento energético que tienen los combustibles fósiles. Entonces, pensar en otra matriz energética nos obliga a pensar en otra matriz de producción y de consumo: esos también son los desafíos que traen aparejados.
Y después van apareciendo algunas alternativas, que no son tales cuando se empieza a ver el rendimiento energético. Esto de competir en el uso de la tierra, y en lugar de generar alimentos generar granos para hacer biocombustibles, con toda la demanda de energía que implican la siembra, la cosecha, el transporte de los granos, las fumigaciones, el procesamiento… cuando nos ponemos a ver la tasa de rendimiento energético que tienen estos llamados biocombustibles, nos damos cuenta de que no es tan limpia, por todos los fósiles que se queman para generarlos y además básicamente porque se está compitiendo en el uso de la tierra y lo que debería ser utilizado para la comida se lo está utilizando para combustibles.