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Abuela Sonia Torres, la búsqueda de su nieto

Fuentes: El Diario del Centro del País

A pesar de las grandes dificultades que vivimos, el clima de las tradicionales fiestas de fin de año igual llegará a los hogares. Es época de balances, concreción de abrazos postergados, solidaridades y reencuentros. Por eso entrevisté a Sonia Torres, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, que hace 41 años busca […]

A pesar de las grandes dificultades que vivimos, el clima de las tradicionales fiestas de fin de año igual llegará a los hogares. Es época de balances, concreción de abrazos postergados, solidaridades y reencuentros. Por eso entrevisté a Sonia Torres, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, que hace 41 años busca a su nieto nacido en cautiverio. Una mujer, cuya esperanza sigue intacta y continúa buscando a su nieto, al cual le habla en esta nota.

En junio cumplió 41 años

Silvina Parodi, una de las hijas de Sonia, fue desaparecida el 26 de marzo de 1976, en la ciudad de Córdoba, junto a su pareja, Daniel Orozco. Desde aquella misma tarde, su madre inició la búsqueda, primero de ellos y luego del hijo de ambos, su nieto. Han sido innumerables y diversos los caminos que esta mujer anduvo en su afán de hallarlos. Le pido que hable de su hija y con voz firme, pero algo entrecortada, comienza diciendo que era «una hermosa mujercita de 20 años», las emociones hacen su juego y acepta que se le «quiebra la voz cada vez que…», una pausa para tomar aire. Un espacio de silencio en el que vuelvo a dimensionar el coraje de estas mujeres que tanto luchan por la memoria. Con serenidad vuelve la voz de Sonia diciendo que «para hablar de Silvina no tengo que pensar en Silvina, era, como te digo, una hermosa mujercita de 20 años que estaba embarazada de seis meses y medio». Si bien al momento de ser secuestrada, junto a su esposo, eran estudiantes de Economía, Sonia, con toda su fortaleza, vuelve a contar que su hija «fue alumna del Colegio Manuel Belgrano de donde salió una orden de detención para 24 chicos entre los cuales estaba ella».

En los juicios por delitos de lesa humanidad se fueron conociendo testimonios que permiten saber cuándo nació el niño. Por ello, la abuela puede decirnos que su hija «tenía un embarazo de seis meses y medio, dio a luz un hermoso varón. Pero todavía lo estoy buscando. Cumplió, el 14 de junio, 41 años». En estas frases hay muchas emociones, pero sin lugar a dudas que todo está teñido de amor. Continúa diciendo «Silvina era muy buena alumna y muy responsable, todo lo que… con una fe y una esperanza, todo lo que se proponía lo conseguía. Yo respetaba mucho en cuanto a sus decisiones, porque respeté lo que quería ser cada hijo que tuve. Tuve tres hijos, ahora solamente tengo uno, pero a Silvina, la llevo conmigo, por eso siempre digo que Silvina está aquí».

Mensaje al nieto esperado

Pero qué pasaría si pudiera charlar con su nieto. Sonia dice que «lo primero que le contaría sería la historia de sus padres. Todos los proyectos que tenían para él. Estaba de casi siete meses, sólo faltaban dos meses para que naciera». En su voz se nota el amor bien macerado que tiene por ese nieto al cual aún no ha podido abrazar. Continúa contándome que el niño «nació a término, en la Maternidad Provincial, lo regalaron a una familia… a ella la llevaron a La Perla y la fusilaron, eso hacían en la mayoría de los casos».

En conversación no se detecta una pizca de odio o de venganza. El amor por su nieto lo cubre todo. Lo imagina leyendo esta nota y le habla directamente, «quiero decirle, a mi nieto, que toda la familia lo espera con los brazos abiertos y mucho amor. Cuando él llegue, se va integrar a una familia que respeta mucho a cada persona en lo que quiere, en lo que piensa y en cómo vive».

Sonia, como las otras abuelas, en la búsqueda ha puesto tanto fuerza como constancia. Lograron cosas que nadie se hubiera imaginado, pero el tiempo corre y la realidad de la finitud humana se impondrá en algún momento. Ella es muy consciente de esto y con serenidad dice que ya tiene 88 años y que su «mayor deseo sería que antes de partir lo encontrara. No sé cómo se llama, porque nunca pensé que Silvina iba a desaparecer, así que no sabíamos qué nombre le iba a poner, pero quiero decirle que acá lo estamos esperando todos los días».

Un aroma de encuentro, propio de estas festividades cercanas, vuelve a impregnar las palabras y la abuela que tantos años ha buscado, vuelve a tirar otra botella al mar con la esperanza de que la levante su nieto. Reafirma que todos los días lo esperan pero «sobre todo ahora, a fin de año, que la gente está sensibilizada y que tuvimos la última nieta recuperada que nos dio un gran apoyo». Aclara que ese gran apoyo de la nieta dado a Abuelas no fue «porque se lo hayamos pedido, sino porque espontáneamente contó por los medios lo qué sentía al haber recuperado su identidad».

La búsqueda no tiene tregua, continúa siempre. Es necesaria por muchas razones, entre ellas porque existen seres humanos que no saben quiénes son, de dónde vienen. Sonia hace «un llamado a todos los cordobeses, a todos los argentinos, que si saben de algún joven que duda de su identidad traten de llamarnos o de acompañarlo a Abuelas» y habla de la Filial Córdoba, de Abuelas de Plaza de Mayo, «aquí se va a sentir muy bien porque hay un grupo de 22 chicos, todos jóvenes profesionales que tienen más capacidad que las Abuelas, que somos poquitas y todas tenemos más de 88 años».

Hace una pausa, y el amor y la esperanza vuelven a marcar su constante presencia. La abuela Sonia Torres, convencida dice: «Antes de partir pienso que él va a tocar la puerta y va decir abuela la búsqueda terminó, aquí estoy».

Fuente: http://www.eldiariocba.com.ar/abuela-sonia-torres-la-busqueda-de-su-nieto/

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