El premio Nobel de la Paz y militante en la defensa de los derechos humanos conversó con AGENCIA PACO URONDO y analizó múltiples temas relativos a su trayectoria en la protección de los derechos humanos.
El premio Nobel de la Paz y militante en la defensa de los derechos humanos, Adolfo Pérez Esquivel, dialogó con AGENCIA PACO URONDO y repasó múltiples temas relativos a su trayectoria vinculada la protección de los derechos humanos.
AGENCIA PACO URONDO: Si tuviera que hacer una definición sobre usted;¿cómo se definiría?
Adolfo Pérez Esquivel: Me defino simplemente como un ser humano. Que intenta aprender a vivir. Tratando de nutrirme de los sectores populares y de la mayor diversidad que habitan el mundo. Yo nunca busque construir un personaje sobre mi verdadera persona. Muchos se esconden detrás de los personajes. Simplemente son construcciones irreales, son actores quienes se manejan de esa manera. Yo siempre busco ser simplemente una persona. Justamente lo opuesto a ser personaje.
APU: ¿Qué balance hace de su experiencia en la década del 70?
APE: La década del 70 expresa aquello que ya estaba sucediendo desde mucho antes en América Latina. Las dictaduras militares, la opresión, la pobreza. Esos mismos males que venían asolando al continente desde hacía siglos. Sin embargo con el surgimiento de las dictaduras impulsadas por Estados Unidos para consolidar su dominación. Su herramienta ideológica era la Doctrina de Seguridad Nacional. Esas prácticas produjeron un profundo daño que con el tiempo se tornó irreparable. Debimos buscar primero la resistencia y la toma de conciencia de lo que estaba sucediendo. Posteriormente vendría la organización frente a aquella barbarie que nos atravesaba. La humanidad estaba en peligro y era imperioso hacer algo para frenar aquello. Lamentablemente tuvo un alto costo humano, sin embargo tuvimos la capacidad de unirnos y generar unidad en los pueblos para frenar toda aquella barbarie. Nosotros fuimos parte de ese proceso, sufrimos el exilio, la persecución, las cárceles, las torturas, los vuelos de la muerte. Somos sobrevivientes de un genocidio que se cometió en nuestro país pero también en todo el continente latinoamericano.
APU. ¿Cómo ve a la distancia haber sido galardonado con el premio Nobel de La Paz?
APE: Ya pasaron 41 años de haberlo recibido y siempre lo vi como un instrumento al servicio de los pueblos. La idea siempre fue que sirviera para la lucha por la paz y la justicia de parte de los pueblos. Ese es el único objetivo de aquella condecoración. Nunca lo vi como algo mio. Tanto es así que yo lo asumí en nombre de los pueblos latinoamericanos. En nombre de los indígenas, los campesinos, hombres y mujeres de los pueblos. Actualmente está en la casa de los Premios Nobel latinoamericanos. En nuestra sede de resistencia donde están reunidos todos los lauros en favor de los pueblos latinoamericanos. Considero que ese es el mejor lugar donde deben estar.
APU: ¿Cómo analiza la situación de los Derechos Humanos en nuestro país en los últimos años?
APE: En la actualidad veo un gobierno que hace todo lo posible por defender los derechos humanos y todos los derechos en general. Sin embargo es necesario comprender el tema de los derechos humanos desde un punto de vista más integral. No solo los episodios de torturas, desapariciones y muertes. También es necesario incluir la problemática del medio ambiente, el desarrollo y la autodeterminación de los pueblos. En estos aspectos tenemos nuestras debilidades. La democracia es una construcción. Estamos en un proceso de edificación de la democracia que no es fácil. El macrismo ha devastado el país. Asimismo es un gobierno que hizo mucho daño a nivel continental. El apoyo al golpe de estado contra Evo Morales en Bolivia. Colaborar con todos los intentos desestabilizadores contra Venezuela. Boicotear a todas las empresas venezolanas en nuestro país. Macri tiene una mentalidad colonialista. Estaría muy contento colocando el emblema de la bandera de Estados Unidos en nuestro país. Eso es muy grave. Nos deja una deuda externa inmoral e injusta. El FMI (fondo monetario internacional) presiona al país para conseguir una negociación que lo favorezca. Es necesario revertir la grave situación que nos dejó el gobierno anterior.
APU: ¿Cuál debería ser el camino a seguir para revertir esta situación?
APE: Hay que recuperar la soberanía y fortalecer la democracia. Es necesario fortalecer los derechos populares. Argentina es un país empobrecido por las políticas neoliberales. La entrega del patrimonio nacional a manos de las corporaciones extranjeras. Es necesario encontrar nuevas formas en el hacer político para construir algo diferente a lo que estamos padeciendo. Esa empresa llevara tiempo y mucho esfuerzo. Es el camino a seguir.
APU: ¿Cómo analiza el avance de la derecha a nivel mundial?
APE: Lamentablemente ese avance de la derecha no solo sucede aquí, sino también en el mundo entero. Esto es consecuencia de la apropiación de la palabra, del lenguaje de los pueblos. En Brasil con Bolsonaro, en Chile con Piñera. Pero también en países europeos, en Africa. Hay que profundizar mucho los aspectos de concientización de los pueblos. Fundamentalmente las nuevas generaciones que no vivieron dictaduras. También es vital la resistencia cultural. Ellos lograron una dominación cultural que hay que transformar y darle un contenido diferente. La derecha siempre busca la manera de penetrar en la inmensa población para manipularlos. La salida pasa por la resistencia cultural la conciencia crítica, una educación como práctica de la libertad son fundamentales para evitar esas desviaciones que siempre terminan en violencia.
APU: ¿Cuál considera que es la raíz de la violencia institucional actualmente?
APE: Indudablemente hay una violencia social pero también esta aquella que es estructural. Mucha de la violencia sufrida por los jóvenes en los barrios está impulsada por los medios de comunicación. Ellos son los generadores de violencia en muchas ocasiones. Fomentando la discriminación y la estigmatización de sectores empobrecidos. No hay una mirada crítica que se plantee la raíz de la pobreza. Es más fácil la condena social hacia aquellos sectores humildes que padecen actualmente.