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Aerolíneas Argentinas: un conflicto salarial que sirve de excusa al Gobierno para insistir en la privatización

Fuentes: Rebelión

El Gobierno nacional redobla su fuerte disputa con los gremios aeronáuticos y diseña su estrategia para avanzar hacia la privatización o un eventual plan de concesión para la operatoria, sin pasar por el Congreso.

En ese contexto, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y el ministro de Economía Luis Caputo se reunieron ayer con representantes de la aerolínea brasileña Gol, luego de que ya entablaron contactos con Fly Bondi y tienen previsto hacer lo propio con Jet Smart, la otra low cost que opera en la Argentina.

“El Gobierno pone límites al señor Biró y a su gremio de pilotos, que desde sus lugares de privilegio no se cansan de perjudicar a los argentinos”, se señaló desde la Jefatura de Gabinete en redes sociales.

De acuerdo a lo que señalan, la intención es “buscar alternativas y evitar que se siga dañando a los sectores productivos, al turismo y a todos los argentinos que se vieron impedidos de llegar a sus destinos”.

El proyecto de privatización de Aerolíneas Argentinas estaba integrado en la primera versión de la ley Bases que presentó el Gobierno nacional en el verano, pero luego de varias instancias de negociación, se resolvió quitarla de la lista de empresas susceptibles de ser privatizadas, con la posibilidad de dejar para más adelante una discusión que varios espacios estaban dispuestos a dar. Hernán Lombardi, uno de los diputados del PRO más cercanos a Mauricio Macri, presentó un proyecto para privatizar la compañía.

“Soy optimista de que este es el momento para privatizar Aerolíneas Argentinas”, dijo el exfuncionario, en línea con un mensaje que difundió Macri esta semana en el que habla de un “plan de desarme urgente” y plantea incluso el inicio de un “proceso de quiebra” para reestructurar la empresa esquivando los convenios colectivos vigentes en materia laboral al forzar un cambio de manos.

La maniobra del Gobierno también apunta a desactivar al menor nivel posible el poder de los gremios y por eso quiere correr a Pablo Biró, del sindicato de pilotos, del directorio de la compañía, y para ello convocó a una reunión el 16 de octubre en la que sería el principal tema a tratar. Los gremios realizaron una medida de fuerza por 24 horas el fin de semana pasado y mantienen la amenaza de repetir el paro si no se avanza en las conversaciones con el Gobierno.

«El Gobierno y la empresa han roto todos los puentes de comunicación»

El secretario de prensa de APLA (Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas), Juan Pablo Mazzieri, acusó al Gobierno de Javier Milei y a los directivos de Aerolíneas Argentinas de “romper todos los puentes” de negociaciones y diálogo con los trabajadores para levantar un conflicto que, aseguran, es exclusivamente salarial.

Reveló que esto se refleja en los resultados de la asamblea que tuvieron este jueves, cuando más de 400 pilotos votaron, de forma unánime, con “profundizar” el conflicto, mostrando “hartazgo” por la “forma de abordar el conflicto con una virulencia mediática sin precedentes”.

En este sentido, aseguró que mucho tiene que ver “con la decisión de modificar la normativa de esencialidad por no querer sentarse a negociar y hacer una propuesta acorde”. “Así que estamos en un escenario crítico. Se han roto todos los puentes de negociación de comunicación. Está parada la negociación”, afirmó.

En este sentido, habló sobre los aprietes del Gobierno, que amenaza con privatizar la empresa emblema y aseguró que “seguramente el argumento no lo van a decir” hasta que se vea “quién se quiere quedar con el negocio”.

“Están apuntando a una privatización, a una venta, a vender las rutas. AA es una empresa de primerísimo nivel sin ningún inconveniente. Eligieron profundizar el conflicto salarial porque prefieren transferir la empresa”, añadió.

Y dijo: “Nosotros no queremos ser el ariete que usa el Gobierno para la privatización. Lo nuestro es el pedido de recomposición salarial. El Gobierno decidió profundizar. Nunca tuvimos esta experiencia con un Gobierno. El mismo presidente de la empresa hablando como habla de los trabajadores”.

Para los próximos días, confirmó que el fin de semana la actividad funcionará con normalidad, pero aseguró que lo más probable es que en el futuro inmediato, si no se resuelve el conflicto, las medidas de fuerza vuelvan con mayor intensidad y duración. 

Denuncia penal contra Pablo Biró

Las tensiones entre el Gobierno nacional y los gremios aeronáuticos se materializaron el miércoles en una denuncia penal contra Pablo Biró, secretario General de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA). En este contexto, un grupo de sindicatos aeronáuticos reconoció que el conflicto en Aerolíneas Argentinas se profundiza día a día y apuntaron en particular al titular de la entidad, Fabián Lombardo, a quien descalificaron por su supuesto «rol de marioneta», adjudicándole una posición funcional al oficialismo.

Manifestaron los gremios en el extenso escrito, titulado «El Gobierno busca un cierre autoinfligido de Aerolíneas Argentinas».

Por otra parte, llamaron la atención sobre «2 hechos» que marcaron un escenario adverso para los trabajadores del sector. En primer lugar, se refirieron a la renuncia del gerente de operaciones de Aerolíneas, Gustavo García Lemos, atribuida según los líderes sindicales al despido «arbitrario» de tres pilotos.

En ese sentido, pusieron énfasis en que la empresa no puede prestar servicios con dicha posición «acéfala».

Como segundo elemento que habría detonado el conflicto de los trabajadores del sector, el comunicado cuestiona «las verdaderas intenciones» de Fabián Lombardo, a quien acusan de remover “cualquier instancia o persona que trabajara en favor de los intereses y el funcionamiento virtuoso de la aerolínea”.

Además, afirmaron que los trabajadores están dispuestos a pelear por la continuidad de sus puestos de trabajo «hasta las últimas consecuencias», una declaración consustancial con los dichos de Pablo Biró, cuando deslizó que el servicio podría verse afectado por la profundización del conflicto: “Esto se va a poner mucho peor…”.

«No vamos a negociar nuestra dignidad ni a ceder ante un proyecto destructivo y precarizador, cuya única meta es disciplinar, someter y reducir para poder vendernos a sus socios extranjeros”, anunciaron los aeronáuticos.

Trabajadores de ATE/ANAC pararon el jueves

Los trabajadores vinculados a la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y dependientes de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) pararon el jueves en reclamo por la “preocupante situación salarial” en el sector y en “rechazo a los despidos”, pero la medida de fuerza “no afectó la seguridad de las operaciones aéreas”, según aclararon fuentes oficiales.

Según informó ATE, el cese de la prestación de servicios se realizó en dos etapas: entre las 6:00 y las 12 :00y entre las 17:00 y las 22:00. Durante ese período se garantizaron solo los vuelos sanitarios, humanitarios y aeronaves de Estado.

Los empleados de ATE/ANAC son los encargados del control terrestre de las aeronaves y si bien se denominan a sí mismos como “controladores aéreos”, no cumplen las tareas específicas del control de tráfico aéreo, que está en manos de los trabajadores de ATEPSA (Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación), que se encuentran en el marco de la Conciliación Obligatoria determinada por la Secretaría de Trabajo de la Nación.

Desde el Gobierno nacional indicaron mediante un comunicado, que “el paro anunciado para mañana jueves por ATE-ANAC es una medida de los empleados estatales de la ANAC, que no tiene relación con el trabajo de los controladores aéreos ni incidencia con la seguridad operacional en los aeropuertos”.

Y especificaron que “de momento no se verán interrumpidos servicios en aeropuertos gracias a la esencialidad en transporte aéreo”.

El secretario general de ATE/ANAC, Marcelo Belelli, había señalado que: “Esta medida de fuerza se da en el marco de acciones de despidos, del proceso de transferencia de funciones y todo eso sin ningún marco de diálogo establecido que nos permita transitar esta etapa sin conflicto”.

Aclara que “a diferencia de lo que dicen en algunos medios, nosotros no venimos con un escenario de conflicto por motivos políticos o partidarios, el conflicto se da porque se han producido despidos y situaciones que han puesto, de alguna manera, luces de alerta en nuestra organización”.

El Gobierno oficializó la esencialidad de los vuelos aerocomerciales

«De ahora en más se seguirá el siguiente proceso: si una empresa (Aerolíneas, Intercargo) quiere hacer paro debe avisar con 5 días de anticipación. Se forma una comisión que en 24 horas deberá definir los vuelos que se mantendrán durante la medida de fuerza, que no pueden ser menor al 50% de los vuelos afectados durante la huelga», explicó Federico Sturzenegger.

Con esta resolución el Gobierno nacional redobla su fuerte disputa con los gremios aeronáuticos y diseña su estrategia para avanzar hacia la privatización o un eventual plan de concesión para la operatoria, sin pasar por el Congreso.

Al respecto, el Frente de Izquierda Unidad presentó un Proyecto de Ley para derogar los decretos del Poder Ejecutivo 825/2024 y 831/2024, que fueron publicados este lunes en el Boletín Oficial, y que tienen por objetivo atacar el derecho a huelga de los trabajadores.

«Presentamos en Diputados un proyecto de Ley para derogar los decretos 825 y 831/2024 que declaran “servicio esencial” al transporte aéreo civil y comercial. Esos decretos buscan impedir por todas las vías posibles las medidas de fuerza de las y los trabajadores aeronáuticos», expresó el diputado Nicolás del Caño, autor del proyecto, junto al resto de sus compañeros y compañeros de bancada, Christian Castillo, Alejandro Vilcas, Vanina Biasi y Mónica Schlotthauer.

El decreto 825/2024 declara «servicio esencial» el transporte aéreo civil y comercial, en tanto que el 831/2024 estipula que de ahora en más las y los trabajadores que quieran hacer huelga deben avisar «con una anticipación de 5 días”. Además, les da un plazo de 24 horas para ponerse de acuerdo con las patronales “servicios mínimos que se mantendrán durante el conflicto y las modalidades de su ejecución”.

«Esta medida inicia una ofensiva general contra el derecho de huelga de los trabajadores, un derecho amparado en los convenios con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que establece claramente que se considera esenciales sólo al sector hospitalario, los servicios de electricidad, abastecimiento de agua, telefónicos y el control de tráfico aéreo, definiendo explícitamente que el transporte en general no está incluido», explican los diputados del FITU en el texto de presentación del proyecto.

La estafa de la privatización de Aerolíneas Argentinas en los ´90

Por Lucía Ortega y Julio Pérez

El Gobierno quiere privatizar la aerolínea de bandera, a pesar de no haber logrado incorporar esa posibilidad en la Ley bases. Buscan atacar el derecho de huelga con el conflicto testigo en aeronáuticos. Como en los ´90, la privatización es negocio para empresarios amigos y una estafa para millones de argentinos. En el menemismo Aerolíneas fue un caso emblemático de vaciamiento y corrupción.

“El Gobierno nacional ha iniciado conversaciones con varias empresas privadas latinoamericanas para que se hagan cargo de la operación de Aerolíneas, en caso de que las extorsiones que están recibiendo los argentinos con este tipo de medidas continúen”, dijo este jueves por la mañana el vocero presidencial Manuel Adorni en conferencia de prensa.

La exaltación del libre mercado y los anuncios de querer avanzar en “todo lo que pueda ser privatizado” ya son parte de la hoja de ruta del Gobierno de Milei. Sin embargo, para poder hacerlo se requiere de una ley del Congreso que hoy no existe. De hecho, el Gobierno debió retroceder en sacar a Aerolíneas Argentinas de la lista de privatizaciones en la Ley Bases luego del enorme rechazo popular, para negociar la aprobación de la misma y comprar los votos de legisladores.

La empresa estatal transporta a 11 millones de pasajeros al año en casi 95.000 vuelos, lo que significa 2 de cada 3 pasajeros de vuelos de cabotaje, y conecta 22 destinos internos a los que ninguna otra empresa privada llega. También transporta 1,7 millones de pasajeros en vuelos internacionales, el 25% de los vuelos desde y hacia la Argentina.

En plena pandemia en el marco de la organización de operaciones especiales para buscar insumos sanitarios y vacunas, también realizó 384 vuelos que trajeron al país a 78.430 personas varadas, liderando los vuelos de repatriación frente a las operadoras privadas.

¿Por qué, si no cuenta con un marco legal que lo permita, el Gobierno ahora vuelve con la intención de privatizarla? A pocos días de publicar un decreto contra el derecho a huelga de los trabajadores aeronáuticos al declararlo un “servicio esencial”, los dichos del vocero del Gobierno intentan aprovechar el conflicto laboral para instalar la idea de que la aerolínea debe ser privatizada.

Culpan a los propios trabajadores y los acusan de “extorsión” por pelear por sus derechos, mientras abren la puerta a un nuevo negocio privado. Las amenazas buscan quebrar la organización de los trabajadores.

Viejos argumentos como los de los 90 respecto de la “eficiencia privada” en la gestión aerocomercial para terminar vaciándola y llevándola a la quiebra. La experiencia de las privatizaciones menemistas es un ejemplo descarnado de las verdaderas intenciones y consecuencias detrás de estas políticas. Una estada para millones de argentinos.

Quieren terminar con Aerolíneas Argentinas. No puede permitirse. La privatización de los 90 fue un desastre. La empresa pasó en manos privadas de 30 aviones a 1. El Estado la rescató de la quiebra y el cierre. Hoy de nuevo Milei, Macri y sus amigos quieren destruirla para que…

La privatización y el desguace de la empresa en los 90

En 1989, la Ley 23.696 de Reforma del Estado fue el primer paso del Gobierno peronista de Carlos Menem para promover la privatización de muchas empresas estatales, entre ellas Aerolíneas Argentinas.

Un año después, el 21 de noviembre de 1990, Menem anuncia la privatización de la aerolínea de bandera, luego de 11 años como sociedad del Estado. La venta de la compañía se formalizó mediante el Decreto Nº 2201 que primero constituyó a la compañía como una sociedad anónima. El traspaso finalmente se realizó a la empresa estatal española Iberia, con un proceso que desde el inicio estuvo cargado de irregularidades y corrupción.

El primer hecho de desguace fue que el propio estado argentino absorbió la deuda de U$S 1.000 millones antes de transferir la compañía. En otras palabras, el Estado se hizo cargo de la deuda e Iberia desembolsó sólo 260 millones de dólares en efectivo. El resto, unos 1.610 millones, los pagó en títulos públicos que, por ese entonces, valían poco y nada. En una negociación en la cual la empresa concesionaria fue incumpliendo el contrato año a año en cuanto al plan de pago y de inversiones.

De esta forma, la venta se realizó por un valor tres veces menor al real. Se entregó sin deuda, con 30 aviones propios y 10.000 trabajadores capacitados. Para hacerse del dinero para la compra, los españoles contrajeron deuda: el pasivo se lo pasaron a la empresa que acababan de comprar.

Para la primera presentación de los balances de la empresa privatizada (30 de junio de 1991), ya mostraban los manejos de la concesionaria. Así lo muestra un informe (1994) para la CEPAL de Coloma, Gerchunoff y Olmos: “Tales estados contables no sólo mostraron una pérdida considerable para los primeros nueve meses de gestión privada de la aerolínea (equivalente a US$ 26 millones), sino que también pusieron al descubierto una serie de aspectos que confirmaban las sospechas respecto de la escasa solidez financiera de parte del consorcio adquirente. Entre dichos aspectos merece destacarse el hecho de que el nivel de endeudamiento -que se suponía había partido de un nivel casi nulo, ya que la empresa fue transferida al sector privado sin deudas- se hallaba a la fecha del cierre de balance en un nivel de más de 3 veces el valor del patrimonio neto de la firma, ascendiendo el pasivo total de la compañía un valor de unos US$ 840 millones. Dentro de ese pasivo se incluían una serie de deudas que representaban compromisos impagos para con el Gobierno (que Aerolíneas Argentinas valuaba en unos US$ 140 millones), pero aparecía además un grueso monto formado por deudas de la empresa «consigo misma» (es decir, con empresas vinculadas al grupo adquirente), entre las que figuraban unos US$ 360 millones de compromisos con bancos españoles y unos US$ 63 millones de deuda con grupos nacionales.”

A partir de allí comenzó el desmantelamiento de la empresa. Iberia se deshizo de las oficinas comerciales de Aerolíneas en el país y en el extranjero, además de vender la flota de 28 aviones, rutas, la red de procesamiento de datos, el sistema de reservas y los simuladores de vuelo. Además, desmanteló los talleres. Pero el capital por todas las ventas y operaciones inmobiliarias nunca llegó, ni a Aerolíneas ni al país. No hubo un control adecuado del contrato, ni de la evolución de la empresa y su inventario de bienes.

En 1994 el Gobierno argentino renunció a su derecho a fiscalizar decisiones estratégicas como las políticas de ruta y navegación.

En 1998, la norteamericana American Airlines se incorporó a la sociedad, pero lejos de aportar mejoras, fue parte de otra estafa: en menos de 24 meses se retira dejando una deuda de 874 millones de dólares.

Después de la privatización de la propia Iberia, la empresa quedó a cargo de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) de España, que en 2001 la vendió a Air Comet, del grupo español Marsans.

Aerolíneas Argentinas estaba en bancarrota en 2001. Durante la presidencia de De La Rúa, el Gobierno ibérico cedió de manera obligada la firma al grupo Marsans que adquirió el 92 % de las acciones. Sin embargo, surgieron nuevas denuncias, que incluyeron el robo de bienes de la empresa. Mientras crecían los rumores de despidos, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, advirtió que el futuro de Aerolíneas lo estaban contando en horas. Historia repetida.

En 1990 Aerolíneas Argentinas tenía 11.200 trabajadores, una facturación de 1.600 millones de dólares anuales, ganancias por 90 millones, 30 aviones propios, oficinas de representación en las principales capitales del mundo y un reconocimiento mundial que no muchas empresas de aeronavegación lograron. Tras su privatización, diez años más tarde, quedaban solo 5.500 empleados, una flota de 43 aviones alquilados y uno solo propio, 1.000 millones de facturación anual, una deuda de 850 millones de dólares, y rutas nacionales e internacionales reducidas, entregadas bajo el argumento de que no eran rentables.

Finalmente, en 2008, Aerolíneas fue restatizada junto a Austral Líneas Aéreas mediante la Ley Nº 26.466. Marsans llevó al Estado argentino ante el Ciadi (tribunal extranjero al cual el Gobierno argentino nunca renunció) por la estatización y en 2019 obtuvo una sentencia para ser resarcido en 320 millones de dólares.

Reducción de personal en la era Milei

Según los últimos datos del INDEC, en julio de 2024 la dotación de personal de la línea de bandera fue de 11.386. No obstante, ese número no tiene en cuenta todo el personal tercerizado por otras empresas que operan para Aerolíneas.

El vocero presidencial Manuel Adorni señaló que en los últimos meses la planta de empleados se redujo en 1.500. “Esto significa una reducción del 13% de la planta”, aseguró. La empresa empujó a retiros voluntarios, acuerdos prejubilatorios y, en menor medida, renuncias, como parte de su política de achicamiento.

Aerolíneas no se vende, si ganan los aeronáuticos ganamos todos

Si bien el Gobierno no logró por el momento una ley que permita dar inicio a un proceso de privatización de Aerolíneas Argentinas, empresarios y el Gobierno nacional plantean alternativas que resultan igual de alarmantes, por ejemplo, la privatización de algunos sectores específicos, como el mantenimiento técnico de aeronaves y los servicios de rampa (carga/descarga de equipaje y abastecimiento de combustible) o la venta de diversas empresas públicas del sector, como Intercargo o EANA (Empresa Argentina de Navegación Aérea).

Mauricio Macri se sumó a la campaña privatizadora, donde en un twit planteó, en el mismo sentido, avanzar en terminar con los derechos laborales adquiridos en los Convenios Colectivos y directamente a través del desguace y remate de los activos de la empresa y sus áreas de actividades.

Qué aerolínea necesitamos

Aerolíneas Argentinas debe tener un rol social y no ser una empresa que compita para sacar ganancias. El Gobierno quiere declarar esencial la actividad, pero no para ampliar el servicio a más lugares, para hacerlo de calidad y económico sino para atacar la organización de los trabajadores y sus conquistas. Ellos son las verdaderas “fuerzas del cielo” que día a día ponen en funcionamiento la empresa. Es necesario una verdadera aerolínea de bandera que conecte a toda la población con pasajes económicos y que todos podamos acceder a un servicio económico y de calidad contemplando las necesidades de todo el pueblo.

Hay que rodear de solidaridad a los trabajadores de Aerolíneas que enfrentan despidos, ajuste salarial, ataques al derecho de huelga y amenazas de privatización. Necesitamos unir todas las luchas de jubilados, la educación y universidades que mostraron una enorme masividad.

El domingo pasado Milei presentó un Presupuesto de ajuste a pedido del FMI, en un Congreso semi vacío y con muy baja audiencia televisiva. Demostró que se junta con lo peor de la casta para robar a los jubilados. Estos ataques sólo pueden pasar con la complicidad de las centrales sindicales que han dado una tregua a Milei. Es necesario un verdadero plan de lucha, en unidad de todos los sectores trabajadores, de la juventud y del movimiento de mujeres y disidencias para tirar abajo los ataques del Gobierno y el FMI.

Carta de un trabajador de Aerolíneas Argentinas: “La Matemática”

Por Mariano Cerruti. Delegado UPSA CARGAS AEP

Escribo desde la bronca, desde la impotencia, pero nunca desde la derrota.
Escribo porque escucho y leo que soy un inútil, un kuka, un parásito que solo quiero viajar en business (yo, que nunca vi un asiento de bussines en el 45, ni en el 33 pero aparentemente lo tienen) pero a la vez soy esencial.

Entonces ya ahí se me hace aún más difícil de comprender. ¿De dónde sale tanto odio? ¿De dónde vienen tantos golpes, tantos maltratos? De la misma gestión que hasta el 9 de diciembre hablaba de soberanía, que nos realzaba como trabajadores aeronáuticos que habían puesto el pecho para capear el temporal del Covid 19 y que día a día con su trabajo y esfuerzo construíamos Aerolíneas Argentinas. Y que la construíamos con pilar fundamental de una sociedad que se apoyaba, no solo en las lógicas mercantilistas que hoy nos tiran por la cabeza como verdades únicas, en una mirada de país amplia, inclusiva, conectada y al servicio de todo el país y no solo de viñedos, pistas de esquí y cataratas.

Porque AR conecta a un país mientras otras compañías conectan destinos turísticos. Y acá otra curva que nos quieren hacer comer. AR no permite la libre competencia escuchamos todos los días… y ahí, nuevamente, la sangre hierve. ¿Cómo que no permite la libre competencia? Entonces explíquenme las más de doscientas rutas que Flybondi y Jetsmart tienen autorizadas pero que eligen no volar.

¡Listo! ¡Compitamos en el tan alabado mercado y que su Señoría nos regule!! Eso sí, a Santa Rosa, a Formosa y a tantos otros aeropuertos que nuestra AR vuela… volemos todos…

Lo vivimos todos los días y cada día se nos hará más cuesta arriba, de esto tenemos que tener conciencia, apretar los dientes y no desentendernos.

Tenemos que ser empáticos y sufrir y luchar con cada compañera/o que tengamos al lado; dejar nuestras diferencias de lado y tirar pa’delante porque en esta nos la volvemos a jugar entera.

Y si queremos que nuestra línea aérea de bandera siga existiendo y volando el día de mañana la pelea es con cada uno y cada una de los que componemos esta empresa.

Porque nos tenemos que convencer que no estamos solos en esta lucha, que esta lucha la llevamos adelante los y las trabajadores/as de todo el país, con los jubilados/as, con todo el movimiento estudiantil y con todo aquel que no quiera dejarse llevar puesto por un Gobierno títere del poder económico y sin ningún escrúpulo.

La matemática está de nuestro lado. Somos más, somos muchísimos más.
Solo nos falta tirar todos juntos de la soga para derribarlos.

El respaldo de Macri y la lucha sindical

Por Felipe Yapur

El vocero Adorni dice que ya tienen empresas interesadas en la privatización. Macri pide “liquidar” y “desarmar”. Se creó la Mesa Nacional del Transporte para resistir el embate.

El presidente Javier Milei en su plan de destruir el Estado ya vetó el incremento para jubilados, pero no se dio por satisfecho. Tiene en su lista de objetivos otro veto, esta vez para la Ley de financiamiento universitario. Pero, sobre todo, está concentrado junto a su equipo de Gobierno en doblegar a los gremios aeronáuticos, integrantes de sector más combativo de la CGT, para avanzar en la privatización de una de las joyas recuperadas de la abuela: Aerolíneas Argentinas (AA)

Para lograr este cometido, el presidente ordenó no resolver el conflicto salarial –“aumento cero”, dijo el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger– y aprovechar las medidas de fuerza sindicales para justificar el desguace. Por caso, ayer mostró a sus principales funcionarios reunidos para elaborar una supuesta estrategia de venta “a empresas privadas latinoamericanas”, en caso de que continúen los paros. Los aliados del Gobierno hacen su aporte. Mauricio Macri públicamente respaldó la decisión presidencial, pidió “la liquidación” y el “desarme” de la aerolínea. El Gobierno consiguió incluso aliados no tradicionales como Elisa Carrió. La exdiputada reapareció para dar cuenta de su respaldo a “la política de cielos abiertos”. Los gremios, en tanto, ratificaron en sendas asambleas el plan de lucha para defender los salarios y la continuidad de Aerolíneas Argentinas.

Cada vez que asume un gobierno de derecha, liberal o libertario, la empresa estatal Aerolíneas Argentinas se convierte en un indisimulado objeto de deseo mercantil. En los años 90, el Gobierno de Carlos Menem la privatizó. Pasó de mano en mano y fruto de la resistencia de los trabajadores y la población, la empresa se recuperó, se reestatizó, durante los gobiernos kirchneristas. Macri intentó avanzar contra ella. No tuvo tiempo para venderla y por eso ahora respalda sin miramientos la maniobra de Milei e incluso dijo que el Gobierno debería apoyar el proyecto de su diputado Hernán Lombardi para privatizar AA en base a la norma que usó el menemismo en los años 90.

Los gremios aeronáuticos intentan, sin mucho éxito, hacer entender a la población que las medidas de fuerza, que van desde asambleas en los lugares de trabajo y paros, están enmarcadas en la lucha por la actualización salarial y en defensa de la línea de bandera. No lo consiguen. Los grandes medios de comunicación –aliados a la Casa Rosada– no tienen problema en adjetivar como “salvaje” las medidas de fuerza y poner a los usuarios como víctimas de una voracidad sindical y así generar un consenso social a favor de la venta de la línea de bandera. En ese sentido, tanto el gremio de pilotos que conduce Pablo Biró y el de personal de cabina, que lidera Juan Pablo Brey, se limitaron ayer a realizar sendas asambleas para ratificar el apoyo al plan de lucha que incluye medidas de fuerzas, pero no para este fin de semana como esperaban en los despachos de la Casa Rosada. “No pisamos el palito”, aseguró Brey.

Café y energizantes

Milei quiere mostrar gestión. Ayer hizo sentar a la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el ministro de Economía, Luis Caputo; el vicejefe de Gabinete del Interior, Lisandro Catalán; el titular de la compañía, Fabián Lombardo; el asesor presidencial, Santiago Caputo; y el vocero, Manuel Adorni. 

Luego de posar para la foto con tazas de café y bebidas energizantes, el vocero Adorni aseguró que el Gobierno ya mantiene conversaciones con “empresas privadas latinoamericanas” para ceder las operaciones de Aerolíneas Argentinas “en caso de que las extorsiones continúen”. Donde dice extorsión debería leerse los reclamos salariales continúen. “Vamos a ir a fondo con los piquetes aeronáuticos, esto tiene que quedar bien claro, es una decisión del presidente y de todo el gabinete nacional”, dijo el vocero con rango de ministro.

Adorni, engolosinado con sus dichos, dijo que una vez privatizada AA, las medidas de fuerza se terminará porque “si hacés paro en una empresa privada, te echan”. La respuesta llegó de la mano de Hugo Yasky que, en sus redes sociales, escribió “o pensás que la Constitución está de Adorni, o sos un ignorante que no sabe que el 14 bis reconoce expresamente el derecho de huelga”.

De todas maneras, entre los colaboradores más cercanos a Milei existe la idea de que los gremios “no tienen ninguna posibilidad de ganar la discusión”. Trascendió que entre los que quiere participar del negocio de Aerolíneas Argentinas está Germán Efromovich, un hombre vinculado a Avianca, conocido y recomendado además por Macri. También está Latam en la lista de los interesados por “administrar” la línea aérea de bandera. 

La decisión de “liquidación” y “desarme”, como propuso Macri, está firme. El expresidente dice, para alegría de Milei, que la línea de bandera es “una estafa” y que “necesita un plan de desarme urgente” porque “la situación actual es una ruina sin salida”. Ofrece el proyecto de ley que escribió Lombardi, pero a Milei ya le advirtieron que para avanzar debe poner en funcionamiento la Bicameral de Privatizaciones. No es una tarea simple, porque como ocurrió con la Bicameral de Inteligencia, puede quedar en manos de la oposición no amigable.

Estrategia sindical

Tanto la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) como la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), realizaron asambleas para contener a los afiliados y, además, ratificar el plan de lucha con el que buscan recuperar el 73 % que llevan perdido sus salarios desde noviembre de 2023. 

El plan de lucha refrendado por multitudinarias asambleas incluye en el área sindical paros, asambleas y hasta movilizaciones. La planificación también incluye una pata judicial y son los amparos presentados ante la justicia contra el decreto que declara al servicio aerocomercial como esencial. “Esto es fundamental para poder avanzar con algunas medidas de fuerza”, reconoció Brey de Aeronavegantes. 

También está el costado legislativo. Ayer, Biró y Brey junto a otros dirigentes gremiales se reunieron con integrantes del bloque de diputados de Unión por la Patria. La idea es frenar cualquier proyecto de privatización.

Para que la resistencia no quede limitada a los gremios aeronáuticos, tanto Biró como Brey avanzaron junto al triunviro Pablo Moyano en la conformación de la Mesa Nacional del Transporte. Este espacio está integrado por Omar Maturano (La Fraternidad), Mario Caligari (UTA), Omar Pérez (camioneros), Juan Carlos Schmid (Fempinra) y Raúl Durdos (SOMU). El Gobierno debería tomar nota de que estos gremios integran dos asociaciones, la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y la Unión General de Asociaciones de Trabajadores del Transporte (UGATT), que estaban enfrentadas pero que las políticas de Milei las unificó.

La Mesa Nacional del Transporte emitió un comunicado donde expresó su “total solidaridad con la lucha que llevan adelante los gremios aeronáuticos y cualquier otro modo de transporte que se vea atacado sistemáticamente en detrimento del sector”. Según dijo Brey, la próxima semana “nos juntamos con los gremios del transporte para analizar una medida de fuerza de todo el transporte nacional”. La intención no sólo es reclamar la paritaria atrasada sino también defender Aerolíneas Argentinas. “Cualquier privatización tiene que pasar sí o sí por el Congreso. Lo que hace y dice Adorni son solo títulos de un Gobierno que sigue en campaña en vez de ponerse a gestionar”, aseguró Brey.

Fuentes: Página/12, Perfil, La Izquierda Diario, Resumen Latinoamericano

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.