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Estela de Carlotto explica la trascendencia del juicio y anticipa las próximas estrategias en la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo

«Ahora tenemos que buscar el relevo para 
cuando no estemos»

Fuentes: Revista Debate

Casa de Abuelas vive, como casi siempre en las últimas décadas, días intensos. Hay reunión de Comisión Directiva. El equipo jurídico analiza la reciente detención de María Grimaldos, esposa del capitán Jorge Vildoza (ex jefe del Grupo de Tareas 3.3 de la ESMA) y apropiadora de Javier Gonzalo Penino Viñas, que nació durante el cautiverio […]

Casa de Abuelas vive, como casi siempre en las últimas décadas, días intensos. Hay reunión de Comisión Directiva. El equipo jurídico analiza la reciente detención de María Grimaldos, esposa del capitán Jorge Vildoza (ex jefe del Grupo de Tareas 3.3 de la ESMA) y apropiadora de Javier Gonzalo Penino Viñas, que nació durante el cautiverio de su mamá, Cecilia Viñas. El área de difusión coordina los pedidos de entrevistas que llegan desde medios de distintos lugares del mundo. Sin embargo, no es una fecha más. Se trata del día previo al fallo judicial que admitió, por primera vez, la existencia de un plan sistemático de robo de bebés durante la última dictadura.

Estela de Carlotto, la titular de Abuelas, termina un encuentro con un grupo de familiares de víctimas del terrorismo de Estado y se dispone a recibir a Debate.

Durante la entrevista, evalúa el largo proceso de lucha para que la Justicia reconociera la apropiación de sus nietos no como «casos aislados» sino como parte de un proyecto integral. «Este fallo nos da la seguridad de que no se clausura la búsqueda de nuestros nietos», asegura. Además, responde a las declaraciones del dictador Jorge Rafael Videla y relata los pedidos que realizó al ex general y presidente de facto Reynaldo Bignone para conocer el paradero de su esposo Guido y su hija Laura. También destaca la necesidad de avanzar en la «transferencia generacional» dentro del organismo de derechos humanos, «para que cuando ya no exista ninguna abuela que lidere este camino, ellos estén armados para seguir con esta búsqueda, porque faltan todavía muchos nietos por encontrar».

¿Por qué señalan que este juicio representa un «hito histórico» en la lucha contra la impunidad?

Hace 35 años que las Abuelas estamos luchando para encontrar dos generaciones: nuestros hijos y nuestros nietos. En los primeros tiempos, estábamos solas e íbamos aprendiendo qué era lo que estaba sucediendo. Éramos muy ingenuas y pensábamos que nuestros hijos iban a volver o que los iban a pasar a disposición del Poder Ejecutivo y que los bebés iban a venir a vivir con nosotros. Creíamos que era algo que nos tocaba sólo a algunas personas. Pero en estos 35 años pudimos establecer que hubo un plan sistemático de robo de bebés. Cuando tuvimos gobiernos constitucionales, pudimos avanzar en el conocimiento de esta historia, viendo que cada vez había más personas reclamando bebés, que llegaban a nuestro grupo. Entonces entendimos, ya en democracia, la necesidad de reclamar a través de la justicia por el regreso de esos nietos a nuestras familias.

¿Cómo fue ese camino?

En el Juicio a los Comandantes impulsamos que los robos de bebés fueran considerados como un plan, pero en ese momento no fue reconocido porque se nos dijo que no había elementos probatorios suficientes para comprobar que se trató de algo sistemático. De todas formas, seguimos por ese camino. Con las leyes de impunidad del primer gobierno, de Obediencia Debida y Punto Final, el delito de sustracción de menores no fue perdonado. Luego vinieron los indultos durante la presidencia de Carlos Menem. Y nosotras iniciamos formalmente, en 1996, el pedido judicial de reconocimiento del plan sistemático de robo de bebés. Y recién en 2012 logramos que la justicia condene a los responsables del plan. Fue fundamental la perseverancia y la búsqueda de elementos probatorios, respetando los tiempos lamentables de la justicia.

¿Qué elementos comunes se registraron en los diferentes casos de apropiación que permiten dar cuenta de una sistematicidad?

Hubo diferentes etapas en la apropiación de los chicos, que surgen en algunas declaraciones de los propios responsables. En la revista española Tiempo, Camps declaró que había mandado matar a más de cinco mil «subversivos», pero que nunca había matado a un niño y que les buscaba otras familias porque sus abuelas los iban a volver «subversivos». Entonces, ahí se ve enunciado el proyecto, aunque hay otras pruebas. En los primeros tiempos, cuando allanaban una casa, secuestraban a todos los moradores, separaban a los niños de los padres de forma inmediata y los llevaban a aguantaderos y ahí se los repartían entre los mismos miembros de las fuerzas armadas o de seguridad. Pero luego se pusieron en funcionamiento verdaderas maternidades clandestinas, que Abuelas pudo acreditar. Es decir, la mujer embarazada era torturada pero no era asesinada inmediatamente, sino que se la dejaba vivir hasta que tuviera su hijo. También se hacían adopciones «pseudolegales», con jueces cómplices que les daban alguno de nuestros nietos a sus amigos. Aunque, en muchos casos, también se los anotaba como hijos propios, sin trámite de adopción. Entonces, hay distintas etapas de este plan sistemático, que se pusieron en marcha desde el principio de la dictadura.

También se establecieron conexiones entre los «padrinos» y los «apropiadores» de los bebés robados.

Sí, cuando fuimos encontrando los nietos, las historias también se unían, porque los nietos recuperados ya se conocían entre ellos. Por ejemplo, Juan Cabandié se había visto con los mellizos Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa en Paraguay, porque los apropiadores eran amigos y allí estaban prófugos. Pero acá mismo, en el país, Horacio Pietragalla tenía por vecina a Victoria Montenegro. Es decir, había una trama muy bien tejida como para seguir siendo ellos parte de la apropiación de los chicos como un botín de guerra. Usaban a los chicos como una especie de rehén histórico, con la convicción que tenían en ese momento, por su propia impunidad, de que nunca las Abuelas íbamos a poder encontrarlos. Nunca se imaginaron que íbamos a hacer un trabajo perseverante, y por tantos años, buscando el camino del reconocimiento de los nietos.

En el juicio, Videla declaró que se trató de «acciones autónomas y aisladas». También sostuvo que las mujeres embarazadas «eran militantes activas de la maquinaria del terror y muchas de ellas usaron a sus hijos embrionarios como escudos humanos al momento de operar como combatientes». ¿Qué consideración le merecen esas declaraciones?

Cuando este hombre realiza esas declaraciones públicas, ahora que ha decidido hablar con algunos medios o con los tribunales, realmente es muy escabroso. Con sus palabras, molesta, hiere y ofende, porque está hablando de nuestras hijas, que fueron sus víctimas y no están para defenderse. Cuando lo escuché, inmediatamente recordé a Laura. Mi hija fue secuestrada, permaneció nueve meses en un campo clandestino de concentración y en esas condiciones nació mi nieto. Se lo quitaron inmediatamente, y dos meses después la asesinaron. ¿De qué está hablando, entonces? Es un depravado, un mentiroso, un asesino que no tiene ningún tipo de sentimiento. Pero estas declaraciones contribuyen a agravar aún más su condición de reo.

En su testimonio en la causa, usted recordó su reunión con Bignone para solicitarle primero por el paradero de su esposo Guido y luego por su hija Laura. ¿Cuál fue el rol del ex presidente de facto?

Para mí, fue como un ir despertando a quién era ese personaje, porque yo lo conocí a través de su hermana, que era compañera en el Consejo Nacional de Educación. Fui a la casa, estuve con la madre, en épocas en las que esto no se podía prever. Cuando desapareció Guido, mi marido, se me ocurrió pedirle a la hermana que me consiguiera una entrevista, pero siempre confiando en él… Pensaba que era el hermano de una amiga buenísima. Entonces, fui a hablar con confianza, aunque prevenida por las cosas que estaban pasando. Me atendió, me escuchó, me dio algunos consejos y me dijo que iba a mandar a mi casa a un amigo suyo. Y, efectivamente, mandó a alguien, más que nada para interrogarme. Mi marido salió en libertad, pero estaba muy mal, muy destruido, contó cosas horribles. Sin embargo, yo siempre apartaba a Bignone, por respeto a su hermana y a su madre. Él tenía varios hijos, uno de ellos discapacitado. Yo no podía pensar que en ese hogar pudiera haber una persona que hiciera eso.

¿Qué sucedió en su segundo encuentro con Bignone?

Cuando Laura fue secuestrada, fui a verlo nuevamente, ya en el edificio del Estado Mayor del Ejército. Ahí me encontré con una persona totalmente desquiciada, muy nerviosa, con un arma sobre el escritorio. Tuvo un trato muy insolente. Me dijo que «uno les daba todas las posibilidades para que se recuperaran, pero que los seguían desprestigiando en el exterior». Yo le señalé que si Laura había hecho algo mal, que la juzgaran y la condenasen, que nosotros la íbamos a esperar. Él me dijo: «No, señora, pero yo vengo del Uruguay, y vi cómo los Tupamaros se fortalecen en las cárceles». Entonces yo sólo le pedí: «No me la maten». Y él me respondió: «Acá hay que hacerlo». Ahí comprendí qué clase de ser humano era Bignone, porque me estaba diciendo lo que yo ya sabía, porque mi marido me había contado cómo mataban todos los jueves. Cuando me pidieron rescate por Guido, tenía que llevarlo un miércoles, porque el jueves «había que entregar la guardia limpia». No entendía nada qué querían decir con eso. Pero junté el dinero y lo entregué. Entonces, en esa segunda reunión, Bignone me demostró ser un asesino, porque estaba completamente seguro de que había que matar. Lo lamenté mucho por la hermana, porque la madre ya no vivía. Debe ser muy duro tener un hijo o un hermano así, asesino confeso y no arrepentido. Alguien que planificó la muerte de miles de personas, además del robo de sus hijos, del robo de sus bienes. Pero no le veo ningún gesto de culpa, ni de pedir perdón, ni de confesar dónde están. Ellos saben…

EL TRASPASO GENERACIONAL

Como señaló al comienzo de la entrevista, la causa se abrió en 1996 y las audiencias recién comenzaron en febrero de 2011. ¿Por qué cree que se dio esta dilación? ¿Cómo evalúa el rol de la Justicia?

Hemos tropezado muchas veces con jueces que entorpecían las causas y el proceso de esclarecimiento. Y fiscales que también lo hacían. La justicia es lenta y, a veces, también es injusta, porque estos jueces cuestionan o dicen que no hay pruebas suficientes. Entonces, hay que volver a empezar. Fue un trabajo lento, perturbado, que pasó por muchas manos. Recién ahora por fin podemos decir que tenemos una mejor justicia.

En ese sentido, ¿qué efectos podría provocar el reconocimiento de la existencia de un plan sistemático sobre el resto de las causas?

El reconocimiento de que es un plan sistemático, que se inscribe dentro del terrorismo de Estado y que se trata de crímenes de lesa humanidad, hace que las causas no prescriban hasta que la víctima es encontrada, recuperada y reparada. Si faltan cuatrocientos nietos, cuánto todavía hay que buscar… Nosotros no vamos a estar vivas cuando se encuentren esos cuatrocientos nietos. Con este fallo nos queda la seguridad de que no se clausura la búsqueda de nuestros nietos.

¿Qué nuevas estrategias piensa desarrollar Abuelas para continuar con la lucha para recuperar la identidad de los nietos?

Vamos avanzando permanentemente en nuevas iniciativas, con ideas novedosas. A futuro tenemos la apertura de la Casa por la Identidad, que estará en el predio de la ex Esma. Allí va a haber una convergencia de posibilidades para concientizar, educar, exponer, visibilizar esta lucha.

¿Cuándo está prevista su apertura?

Esperamos inaugurarla en diciembre, aunque lamentablemente tenemos problemas con los fondos para terminarla. De todas formas, seguiremos con las distintas campañas -como Teatro por la Identidad, Deporte por la Identidad, Música por la Identidad- para garantizar que estos hechos no se repitan, para tener la tranquilidad de saber que los chicos que nazcan en el futuro no van a sufrir estos males. En Abuelas, siempre estamos abiertos a quienes vienen a aportarnos nuevas ideas: si nos gustan, las ponemos en práctica. Así, siempre surgen creaciones impensadas. Por ejemplo, nosotras vimos un avisito en un diario de un padre que había encontrado a su hijo por la sangre… ¡Pero quién iba a pensar que después íbamos a crear un Banco Nacional de Datos Genéticos que es único en el mundo! Tratamos de ocupar todos los lugares posibles para que esto se sepa, para que no se olvide. Ahora caminamos más lento, tenemos más canas, más bastones, pero seguimos siendo muy perseverantes.

En junio, Manuel Gonçalves se convirtió en el primer nieto en incorporarse a la Comisión Directiva de Abuelas. ¿Cómo se imaginan ese traspaso generacional?

Hubo muchas actitudes de avanzada. En un momento, alguien se preguntó si la sangre podría servir y hoy tenemos el Banco. Después surgió la idea de que, cuando los chicos crecieran, la búsqueda iba a ser de ida y vuelta y que ellos también iban a acercarse a nosotras. Se cumplió. Ahora, tenemos que buscar el relevo para cuando nosotras no estemos. Y lo tenemos en los nietos que hemos encontrado, en nuestros otros hijos militantes, que son los hermanos de nuestros hijos desaparecidos. La incorporación de Manuel a la Comisión Directiva marca que los nietos forman parte de esa transferencia generacional, para que cuando ya no exista ninguna abuela que lidere este camino, ellos estén armados para seguir con esta búsqueda, porque faltan todavía muchos nietos por encontrar.

NIETOS Y POLITICA

Dos nietos que recuperaron su identidad por la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo hoy son diputados nacionales. Victoria Donda forma parte del interbloque del Frente Amplio Progresista; Horacio Pietragalla es parte del Frente para la Victoria. No son los únicos que dedican su vida a la militancia política. «Al recuperar su identidad, sus derechos, su libertad, ellos sacan todo lo que tienen adentro, que tal vez ni sabían que tenían esa herencia de papá y mamá», señala Carlotto.

¿Qué reflexión le despierta la vocación por la política partidaria que tienen varios de los nietos restituidos?

Cuando ya tienen afianzada su identidad, incorporada su verdad, empiezan a replantearse qué les gusta, qué vocación tienen. Hay algunos que son músicos, como sus padres; y hay quienes hacen política, porque sus padres la hacían, porque eran militantes, como en el caso de Horacio Pietragalla, de Victoria Donda, de Victoria Montenegro. Se trata de una vocación personal que es originada también en esa herencia. En general, mientras estuvieron apropiados, se los incitó a seguir vocaciones totalmente opuestas, pero triunfó en ellos su auténtica forma de ser a partir de su liberación. Y luego se dan cuenta de que son cosas similares a las que hacían sus papás, aunque en otro tiempo y de otra manera. Sea a través de la política partidaria, o de la política en la plástica, la música, la poesía o cualquier otra disciplina.

NUEVA CAMPAÑA DE DIFUSIÓN

En el marco de los Juegos Olímpicos de Londres, se pondrá en marcha una campaña de difusión de la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo, que consistirá en una serie de avisos para radio y televisión que fueron grabados por destacados deportistas argentinos. La yudoca Paula Pareto (medalla de bronce en Pekín 2008), el regatista Julio Alsogaray (subcampeón mundial en Clase Laser Standard en 2008), Carlos Retegui (director técnico de Las Leonas, el seleccionado de hockey femenino), Braian Toledo (medalla de oro en lanzamiento de jabalina en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Singapur en 2010) y la figura del equipo argentino de voley, Facundo Conte, forman parte de la campaña «Los Olímpicos junto a las Abuelas». Los spots se difundirán entre el próximo domingo 15 y el miércoles 15 de agosto.

Fuente: http://www.revistadebate.com.ar//2012/07/06/5633.php