Desplazados En esta Argentina que vivimos y habitamos, hay dos importantes grupos de poder que han sido desplazados del centro de las decisiones políticas: parte de los poderes económicos que dictaban las políticas a seguir y parte del gremialismo corporativo acostumbrado a favores especiales. Esta nueva situación, sin sus primacías, trae aparejados continuos ataques que […]
Desplazados
En esta Argentina que vivimos y habitamos, hay dos importantes grupos de poder que han sido desplazados del centro de las decisiones políticas: parte de los poderes económicos que dictaban las políticas a seguir y parte del gremialismo corporativo acostumbrado a favores especiales.
Esta nueva situación, sin sus primacías, trae aparejados continuos ataques que intentan reproducir situaciones violentas vividas en la crisis de hace 12 años, que no tiene puntos en común con la actualidad. Los medios monopólicos, que son parte de ese poder económico que no se resigna a perder privilegios, construyen tapas y pantallas con acontecimientos, artificialmente creados, para intentar reproducir el ambiente de crisis incontrolable, que vaticina un final. Ejemplo reciente fueron los «saqueos» de fin de diciembre. Una vez identificado su origen espurio, guardaron violín en bolsa.
El 19 de diciembre (fecha con simbología no propicia para tal evento), se llamó a un paro general. La poca concurrencia a la Plaza confirma la falsedad de lo declamado por Moyano y su CGT. La crisis y descontento generalizado pronunciados, no tiene eco en la situación que se vive en el país hoy. Aprovechando coyunturalmente la protesta, se sumaron La UCR, Micheli, Barrio Nuevo, Buzzi, Pino, el PO, la CCC, Libres del Sur.
¿Cuál es el ideario de todo este conjunto? Se mezclan los dirigentes patronales agropecuarios, con los trabajadores informales del campo, los que corren por izquierda a este gobierno que no realiza la revolución maoísta permanente, con los caceroleros furiosos porque no pueden girar libremente dólares a los paraísos fiscales.
Evolución del kirchnerismo
Por otro lado está el gobierno, que no la tiene fácil, que debe encontrar a cada embate, cómo salir sin dejar de lado compromisos asumidos, en amparo del camino propuesto. En general, ante cada embestida, el gobierno se robustece porque tiene claro hacia dónde se dirige, cosa que no sucede con los adversarios, y porque no baja los brazos en la lucha por la igualdad basada en los derechos populares.
El kirchnerismo ha conseguido, a lo largo de estos años, atraer a distintas vertientes del accionar político que lo han ayudado a seguir fortaleciéndose hasta en los momentos de mayor debilidad. Contribuye con militantes y cuadros técnico-políticos La Cámpora, aportan grupos de intelectuales como Carta abierta, movimientos sociales tal La Tupac Amaru y el Movimiento Evita, más la integración de otros grupos políticos, como Nuevo Encuentro. La movilización a la que aportan todos estos componentes es cada vez más amplia como se pudo ver en el recibimiento de la Fragata Libertad y en la convocatoria del 9D.
Otro país
Existe una agenda derechista impulsada por vecinos que no tienen representación en ningún partido de la oposición. Les horroriza que el país se «chavinice», pretenden que las relaciones carnales sean como en los 90, no aprueban que se delimiten las importaciones y haya control de cambio de divisas. El 8N se los vio manifestándose, sin tapujos, en contra de los planes sociales. El concierto opositor, sin ideas propias, acompañó ésta propuesta, que no es otra cosa que el pedido de retorno al modelo neoliberal de una patria para pocos. Este país también existe.
Los Medios de Comunicación (parte de los poderes desplazados) no tienen problema en divulgar mentiras. Pregonan como opresión a la libertad de prensa, cumplir con una ley votada por gran mayoría en el congreso, que trata de equiparar nuestro espectro comunicacional con los estándares vigentes en todo el mundo, imponiendo una desinversión que rompa con los oligopolios, motivo fundante de la ley.
Son los que no aprueban la política exterior que desarrolla el país porque no están en contra de los golpes de estado contra gobiernos populares. Prueba de ello es la resistencia que mostraron ante la reacción anti golpista de los gobiernos latinoamericanos incluida la Argentina, que tuvieron inmediatamente de sucedidos los golpes destituyentes en Paraguay y Honduras, y los intentos en Bolivia y Ecuador.
Critican a los líderes populares porque engañan y arrastran a sus políticas de conveniencia y aprueban al gobierno de Macri (procesado) que luce caras pálidas muy educaditas, aunque sólo tiene para mostrar, fracasos de gestión. Prefieren las fuertes diferencias sociales y en ese sentido actúan.
Han pedido que se les pague a los Fondos Buitre y han llamado «papelón» a la firme posición argentina respecto al embargo de la Fragata Libertad.
Pero no solamente hay oposición de derecha. La centro izquierda y la izquierda, juegan un papel confrontativo al gobierno, la más de las veces, no constructivo. Se han colocado junto con la derecha en contra del gobierno a favor de las patronales agropecuarias. Hablan como la derecha de la institucionalidad, pero no tienen prurito en defender el incumplimiento de la ley, si se trata de perjudicar al gobierno. El FAP (Frente Amplio Progresista), supuestamente progresista, como su nombre lo indica, tiene en sus filas a notables opositores a todas las medidas incluyentes que el gobierno ha tomado. Norma Morandini, candidata a vicepresidente en 2011, por ese espacio, ha votado en contra de toda medida progresista. Se le suma últimamente, María Eugenia Estenssoro que tuvo idéntico comportamiento, pero previsible porque pertenecía a la CC, y que porta la condición de haber presentado un testigo falso en el juicio de destitución a Aníbal Ibarra, como jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, hecho nunca castigado e increíblemente, nunca facturado (pero esto es otro tema). Ahora se supone que corre por izquierda. Victoria Donda, con su banca del Frente para la Victoria, convertida en opositora, ganando pantalla con estética de la farándula noventosa y acompañada por Prat Gay. La UCR, se mezcla también en este conjunto, lamentablemente.
Curiosas interpretaciones
Para no parecer estar en contra de todos los gobiernos progresistas, a derecha e izquierda, resaltan lo distinto que son gobiernos como los de Uruguay y Brasil. Antes también lo hacían con el gobierno de Bachelet en Chile. La derecha acude a los modales y ocultan que les gusta el modelo económico de endeudamiento que llevan adelante esos gobiernos. La izquierda dice oponerse al gobierno argentino porque es continuación del neoliberalismo y esconden los logros sociales, igualitarios, distributivos, acuñados en este período, que son más profundos que los alcanzados en los países hermanos. El avance en el juicio a los represores de los 70, es otro peldaño superior en que la Argentina se encuentra. El paraíso fiscal aún no tocado por el gobierno uruguayo, parece no verse. De eso no se habla.
Estas curiosas interpretaciones de los hechos explican cómo puede verse a la izquierda junto a la derecha, manifestando con los patrones agropecuarios y en contra de la Ley de Servicios Audiovisuales de la democracia.
Identidad del kirchnerismo
Así desde el oficialismo como desde la oposición, se impone identificar al kirchnerismo. Es decir, se necesita, cuando se habla del gobierno, saber lo que éste significa.
No se puede dejar de ver, que este proceso ha hecho resurgir la política. No solamente parte de la juventud ha abrazado la causa política, sino que gran parte de militantes de antaño, tal vez frustrados en sus aspiraciones emancipadoras e igualitarias, han vuelto a creer que se puede. La lucha por la democratización, la igualdad y la soberanía están reflejadas a diario. Tras una medida de enfrentamiento duro contra el poder que se toma, se encara otra.
Al país lo hacemos todos
La oposición de derecha, hace bien en contraponerse a todo, porque nada los favorece. La oposición progresista debe reconocer que este gobierno, el llamado kirchnerismo, es la centroizquierda hoy. Si se entiende que hay cosas para profundizar y/o abarcar en las transformaciones, se debe bregar por eso, y es fundamental que se lo haga, pero desconocer y trabajar en contra de los avances por haber identificado a este gobierno como de derecha, es indecoroso.
El progresismo no kirchnerista no se inmuta con el envilecimiento continuo que hacen de la política los opositores, cuando atacan con mentiras e insultos a políticos y periodistas que apoyan al gobierno. Si se permiten seguir caracterizando el conflicto Gobierno-Clarín, como una pelea de dos poderes iguales, están negando el verdadero salto que significa haber desenmascarado el poder monopólico económico que ese grupo representa, en contra de toda aspiración democrática, y con el agregado de que la constitución de este emporio, está manchado con sangre (todos lo saben). Esto no contribuye, claramente, al desarrollo político democrático. La incorporación de más sectores progresistas, que no tiren para atrás, sobre todo en las medidas tomadas que siempre enarbolaron desde ese lugar, haría más fructífera la lucha contra los poderes ya entablada.
El kirchnerismo avanza, no se estanca. En una lucha dinámica, progresa, a veces, hacia la transversalidad pero, muchas veces, con quien cuenta es con el PJ. Esta disyuntiva entre la transversalidad y parte del PJ, es la cuestión a resolver en estos tiempos. El kirchnerismo ha rechazado siempre toda pertenencia al lópezreguismo y al menemismo. Parte de la CGT y del PJ critican el alejamiento del kirchnerismo de la totalidad del peronismo. La excelente incorporación de Martín Sabatella, de Nuevo Encuentro, en la dirección del AFSCA no es bien vista por el aparato peronista y es muy bien recibido por la gran mayoría de progresistas de buena fe que integran el espacio. Los intelectuales kirchneristas que vienen del peronismo, aceptan la transversabilidad sin dejar de valorar la imprescindible contribución del peronismo, en toda su historia, a la lucha en favor de los más postergados. A qué peronismo respalda, lo esclarece la constante invocación de John William Cooke y la auto denominación de «La Cámpora», para la agrupación de jóvenes militantes.
El salto cualitativo de esta etapa está en poder resolver esta complejidad. Es la necesidad actual. Podría decirse que ya se dieron pasos en este sentido, al enfrentarse a Duhalde en su momento, y a Moyano, no hace tanto. No significa, en absoluto, que el kirchnerismo deje de identificarse como peronista, pero opuesto a las corporaciones sean o no peronistas, y opuesto a los grandes poderes monopólicos y extranjerizantes, de cualquier signo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.