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Analfabetismo a punto de desaparecer

Fuentes: IPS

Por iniciativa del gobierno y miles de voluntarios, Argentina logró reducir el analfabetismo a solo 1,9 por ciento de la población y proyecta erradicarlo en los próximos cuatro años. Así lo señaló a IPS la licenciada Delia Méndez, directora y coordinadora del Programa Nacional de Alfabetización y Educación Básica para Jóvenes y Adultos, desarrollado por […]

Por iniciativa del gobierno y miles de voluntarios, Argentina logró reducir el analfabetismo a solo 1,9 por ciento de la población y proyecta erradicarlo en los próximos cuatro años.

Así lo señaló a IPS la licenciada Delia Méndez, directora y coordinadora del Programa Nacional de Alfabetización y Educación Básica para Jóvenes y Adultos, desarrollado por Ministerio de Educación de la Nación.

Méndez también celebró que en este proceso se logró equiparar la tasa de analfabetismo entre hombres y mujeres, que antes mostraba un fuerte desbalance en perjuicio de ellas.

El índice de analfabetismo pasó de 2,6 por ciento, como registró el censo de 2001, a 1,9 por ciento, según los datos del último realizado en octubre de 2010, pese a que la cantidad de habitantes del país creció de 36,2 millones a más de 40 millones.

De este modo, Argentina se colocó entre los más avanzados de la región en la materia junto a Uruguay, Chile, Costa Rica, Cuba y Venezuela, todos con menos de cinco por ciento de analfabetismo, de acuerdo a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).

Para la OEI, el promedio latinoamericano de población mayor de 15 años que no sabe leer ni escribir se ubica en nueve por ciento, con algunas naciones donde el indicador trepa por encima de 15 por ciento.

Los datos regionales indican además que, en general, el flagelo afecta más a las mujeres. Por ejemplo, en Bolivia, 78,5 por ciento de los analfabetos son mujeres, porcentajes similares a los de Guatemala, México y Paraguay.

Méndez explicó que, para reducir este atraso, Argentina creó en 2004 el programa de alfabetización «Encuentros» que convocó a voluntarios de la sociedad civil para alfabetizar en diversos centros comunitarios y otorgó materiales para hacerlo.

Casi 50.000 centros de alfabetización se abrieron en sindicatos, comedores, escuelas, bibliotecas, clubes, templos. «También en casas de familia y hasta abajo de un árbol en provincias donde arreciaba el calor», contó la funcionaria.

Los voluntarios que se inscribieron para participar y que realizaron la capacitación en el Ministerio de Educación en todo el país fueron casi 35.000.

La campaña permitió bajar fuertemente el analfabetismo en provincias donde se mantenía elevado. Por ejemplo, en la nororiental provincia de Chaco, el índice bajó de ocho a 5,5 por ciento, y en la vecina Formosa, de seis a 4,1 por ciento.

Juan Morillo coordinó a los alfabetizadores de la localidad de Monteros, en la noroccidental provincia de Tucumán, donde se sumaron al dominio de la lectoescritura unos 1.300 adultos, dijo a IPS, de los cuáles 70 por ciento eran mujeres.

Morillo contó que para lograrlo se convocó a las mujeres beneficiarias de planes sociales de salud para ellas o para sus hijos, y al advertir que no podían leer folletos, instrucciones o el calendario de vacunación, les propusieron integrarse al programa.

«La alfabetización abre la puerta a muchos otros derechos, y vemos que se eleva mucho la autoestima del alfabetizando», explicó.

Méndez destacó como novedad positiva que entre el censo de 2001 y el de 2011, el analfabetismo, que se daba en mayor proporción entre las mujeres hace 10 años, se reparte ahora en forma pareja entre los sexos.

«Fue muy edificante llegar a este resultado, porque nosotros veíamos que una gran mayoría de mujeres, sobre todo de más de 30 años, se acercaban a los cursos aprovechando que sus hijos estaban en la escuela», comentó la funcionaria.

También destacó que el ministerio procura que, una vez alfabetizadas, las personas accedan a completar la escuela primaria para seguir luego estudiando, pero admitió que hay fuerte resistencia en este sentido.

«Nosotros insistimos, pero la gente se resiste, se da por satisfecha con leer y escribir, pero no quiere volver a la escuela», lamentó.

A pesar de los avances, la coordinadora dijo que quedan todavía núcleos duros de analfabetismo a remover. Según Méndez, a medida que se reduce el indicador, el desafío de erradicación es más difícil, sobre todo en poblaciones aisladas o nómadas.

Remarcó que uno de los focos a los que se va a apostar a partir de ahora es a los pueblos originarios que se resisten a incorporar la lectoescritura en español. Para eso, van a trabajar junto a líderes de esas comunidades.

Asimismo, prevén trabajar con programas específicos con las «poblaciones golondrina» que son las familias rurales que migran de una provincia a otra según los trabajos de laboreo en el campo y que no pueden sostener el curso de seis meses.

En todos los casos, dijo la funcionaria, a los alfabetizandos hay que irlos a buscar. Pero una vez que se incorporan a la tarea, la resistencia cede y se ven enseguida los resultados.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=99314