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El desarrollo de la contrainsurgencia y la guerra sucia en México

Antecedentes del narcoparamilitarismo (I)

Fuentes: Rebelión

Introducción. La política exterior norteamericana hacía Latinoamérica, inscrita en el espectro de la contrarrevolución, incluyo a la lucha ideológica como una instancia cada vez más decisiva, convergente con las acciones militares y políticas más novedosas de la Guerra de Baja Intensidad [1] , emprendidas durante los años ochenta en América Central. De suerte que, la […]

Introducción.

La política exterior norteamericana hacía Latinoamérica, inscrita en el espectro de la contrarrevolución, incluyo a la lucha ideológica como una instancia cada vez más decisiva, convergente con las acciones militares y políticas más novedosas de la Guerra de Baja Intensidad [1] , emprendidas durante los años ochenta en América Central.

De suerte que, la ofensiva religiosa conservadora emprendida en América Central tiene sus raíces en una reformulación estratégica emprendida desde los Estados Unidos, dado que, los aparatos religiosos proveen mediaciones nacionales con inserción de masas, constituyen instituciones especializadas, con asentamiento en la población y credibilidad, capaces de favorecer el consenso activo y organizado, aspectos nodales para ganar los Conflictos de Baja Intensidad [2] .

Constatándose la importancia de la religión en momentos de crisis como la fase armada de la contrarrevolución, así como en las etapas preventivas de la misma. Motivos por los cuales, se ha acudido a la «ayuda» tanto de las iglesias protestantes como católicas.

Respecto al protestantismo, particularmente contra los cristianos, Reagan durante su mandato, privilegia escrupulosamente la ofensiva ideológico-política contra las iglesias progresistas de Estados Unidos y de América Latina. Para tales efectos, utiliza aparatos como el Institute on Religion and Democracy. Siendo éste un aparato específico de lucha ideológico-política del neoconservadurismo contra el enemigo exterior (URRS-Cuba), así como contra sus aliados nacionales, encarnados en la subversión interna y los proyectos alternativos. Fundado en abril de 1981, en Washington, D. C., por un grupo de activistas político-religiosos, principalmente evangélicos.

Autodefiniéndose en ese momento como un proyecto de la Fundation for Democratic Education, «creado para apoyar a las instituciones y valores democráticos». En tanto que la Fundación era un proyecto especial, así como el organismo financiero de la Coalition for Democratic Majoraty.

Presentándose además tal Instituto, frente a la nueva derecha de ese momento en América Latina, con una imagen más moderada y «estratégica» de sus miembros y propuestas. Centrando sus acciones en problemas de política exterior. Así, sus primeras publicaciones hicieron referencia a El Salvador, Nicaragua, y a distintas cuestiones de Centroamérica y el Caribe.

Promoviendo asimismo, reformas en las iglesias evangélicas norteamericanas para controlar mejor sus definiciones políticas internacionales y dificultar el financiamiento a grupos cristianos progresistas de América Latina. Organiza campañas contra el creciente compromiso de los cristianos progresistas de Estados Unidos en la problemática centroamericana y caribeña, hostigando particularmente a los Consejos Nacional y Mundial de Iglesias de Cristo.

En tal sentido, el Instituto público un artículo en Readers Digest, mismo que parte de la pregunta ¿Cómo se están gastando los dólares de tu iglesia? y se responde que, las ofrendas dominicales eran usadas para apoyar causas políticas: financiando movimientos guerrilleros apoyados por los soviéticos en África; pagando salarios y locales de oficina a individuos que ayudaban a los terroristas del FALN de Puerto Rico; montando campañas para promover los objetivos políticos de los regímenes de Cuba y Vietnam; subvencionando grupos de la OLP o que apoyaban al ayatollah Jomeini.

Más aun, el Institute on Religion and Democracy también se vinculó de manera directa con el neoconservadurismo más político. Principalmente por medio de la Coalition for Democracy Majoraty (CDM), creada en 1972 por prominentes demócratas y funcionarios de la AFL-CIO, contrarios a las políticas de la «nueva izquierda». Siendo en ese momento su presidente Ben Wattenbey, y dentro de sus miembros más importantes se contó con Jeane Kirkpatrick, misma que era embajadora estadounidense ante la ONU, y era conocida por sus posiciones reaccionarias hacia Centroamérica y América Latina en general.

Otra organización que estaría ligada a la CDM, sería el comité de ciudadanos para la libertad de las Américas, el cual fue creado como respuesta específica contra la creciente oposición a la política que mantenía el gobierno de Reagan hacia El Salvador, dedicándose a promover un tipo singular de «reforma agraria», utilizado en Vietnam y que tendió a prevenir y combatir cambios radicales, principalmente en Centroamérica [3] .

Pretendiéndose, al expandir el evangelismo fundamentalista, se fortalecieran las fases contrainsurgentes de disuasión, tratando de alcanzarse una influencia perdurable a nivel de reformas culturales, tales como una desecularización, regresión antiliberal en temas sociales y morales, así como en el modelo de sociedad.

En tanto que respecto a la iglesia católica, se adoptaron aspectos como el de discursos netamente simbólicos, tales como la exaltación de figuras como las de Juan Pablo II y el cardenal Miguel Ovando y Bravo, arzobispo de Managua en ese momento. De forma que, los contrarrevolucionarios usaban llaveros con la efigie del Papa y lanzaban lemas reiterados como, «con Dios y patriotismo derrotaremos al comunismo», «Decídase: Iglesia o Sandinista comunista» y «Cristo es el libertador». A lo cual también se le sumaron emisiones contra la insurgencia, trasmitidas por radiodifusoras como «15 de Septiembre» [4] .

Así como se vería reflejado el apoyo en personajes como William Casey, a la guerra secreta desatada por Estado Unidos en Nicaragua (Iran-Contras), siendo éste un representante de una fracción de la derecha católica tradicional, nucleada en torno a la «Orden Militar Soberana de Malta», misma que se encontraba proverbialmente ligada a la Agencia Central de Inteligencia [5] .

El conservadurismo en México y la contrainsurgencia.

En el contexto descrito arriba, los sectores ultraconservadores de México se confabularon para frenar el avance de lo que llamaban una conjura «judeo masónica comunista». Aprovechando el miedo al comunismo y el afianzamiento de privilegios por parte de sectores empresariales, alentados por Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán. Así, a finales de los años sesenta, en Puebla y Guadalajara, se formaron bandas paramilitares ultraderechistas para luchar contra los estudiantes de izquierda y los sacerdotes progresistas.

Ejemplo de tal situación lo dará la Organización Nacional del Yunque, organización que era secreta, de inspiración católica reclutaba jóvenes para adoctrinarlos y adiestrarlos en el combate físico e ideológico. Siendo el origen común de los organizadores, escuelas confesionales, como Cristóbal Colón, Simón Bolívar, Universidad La Salle, el Colegio Benavente (en Puebla) y bajo la dirección de la congregación religiosa llamada «Hermanos de las escuelas cristianas» o hermanos lasallistas, con motivo del nombre del fundador de la Congregación, Juan Bautista La Salle [6] .

De tal manera, la Universidad La Salle, desde los años sesenta sería un semillero, en casi todos los planteles del país, de numerosos cuadros de dicha Organización. Así como se funda la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), en 1974, por los mandos del Yunque.

Naciendo la Organización en Puebla, estado históricamente considerado como un enclave de los sectores más reaccionarios, ante la preeminencia del clero político, además de que en ese momento veía al PAN como parte de la conspiración mundial, hasta atribuir a Gómez Morin una ascendencia judía.

Alentados por la Iglesia católica, especialmente por el obispo Octavio Márquez y Toriz. Ramón Plata Moreno y Manuel Díaz Cid, conciben el Yunque. Además, la iglesia, unida a la oligarquía poblana para hacer frente al comunismo, financia a la Organización. Hecho que se expresó a partir de empresarios como Jorge Ocejo, gerente de la embotelladora Orange Crush, y cuyo hijo con el mismo nombre egresa, en 1961, del Colegio Benavente, al reunir dinero para financiar escuadras con armas y entrenamiento del Frente Universitario Anticomunista (FUA).

Así, dentro del Yunke, el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), fundado en 1961, así como su antecesor en Puebla, el Frente Universitario Anticomunista (FUA), en 1955, y la Guardia Unificadora Iberoamericana (GUIA), fundada en 1971, fueron organismos creados deliberadamente para operar públicamente y ocultar la verdadera estructura del Yunque. Así como se utiliza a la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) para avanzar políticamente en el país, particularmente en 1971, cuando logra incrustar a César Nava Miranda como presidente y Muggemburg como vicepresidente, junto con Velasco Arzac y Eduardo Turati en la mesa directiva [7] .

Dándose a conocer el MURO por desbaratar conferencias y reuniones liberales o de izquierda, desarrollándose hasta conformar una camarilla universitaria fascista. De igual forma, el Opus Dei, sin conformarse como un partido político, ha sido un importante centro de ideas y actos políticos conservadores. E igual que el grupo conocido con el nombre de Los Tecos, surgido en Guadalajara, como una de las fuerzas de derecha más extremistas del país [8] . Mismos que han sido alentados por personajes como el obispo de Puebla, Octavio Márquez y Toriz; el de San Juan de los Lagos, Francisco Javier Nuño, y el de Nuevo Casas Grandes, Hilario Chávez Jolla, todos identificados con el combate a los «enemigos de la religión».

Más aun, la nacionalización de la banca, en 1982, estimuló el activismo del Yunque, alternando con el reclutamiento y adiestramiento paramilitar de jóvenes con acciones políticas, mediante organismos empresariales como los foros «Atalaya» y «México en la libertad». Mientras que en los noventas se desarrollaron otras agrupaciones impulsadas también por el Yunque como, la Comisión Mexicana de Derechos Humanos (CMDH), Coordinadora Ciudadana, dirigidas por Sánchez Díaz de Rivera, y Vertebra, de Abascal Carranza, ambos presidentes de la Coparmex, desde 1993 hasta 1998.

Llegando su expansión hasta el 2000 al posicionarse en gobiernos estatales y el federal, por medio del PAN, dentro de los que sobre saldrán personajes como Luis Fernando Bravo Mena, Ana Teresa Aranda, Manuel Espino, Jorge Ocejo Moreno, entre otros [9] .

Los grupos porriles en las Universidades públicas.

Los grupos de choque, también llamados grupos porriles, parecen remontarse a los años 20 del siglo pasado. Sin embargo, el porrismo cobrará cada vez más fuerza a partir de la década de los cuarenta en la UNAM, cuando las autoridades de la misma institución promueven la intervención de pistoleros como contención a las corrientes estudiantiles de izquierda gestadas dentro de la institución.

En la década de los 50 se forman organizaciones estudiantiles en el IPN, que aunque tienen un origen democrático, van adquiriendo apoyos y estructuras semejantes al sindicalismo oficial bajo la denominación de federaciones universitarias. Y dentro de estas organizaciones habrá un ala de choque para combatir la organización democrática del estudiantado. Así, para la década de los sesenta, tanto de la UNAM como el IPN, hay una vinculación entre los integrantes de los tradicionales grupos de animación de los equipos estudiantiles de fútbol americano, en México denominado «porras», con grupos de choque, por lo que popularmente son comenzados a ser llamados «porros».

Pero, especialmente, tras el fin del Movimiento de 1968, en México, luego del regreso a clases, los grupos porriles se activaron para contrarrestar la organización de los Comités de Lucha, en algunas escuelas consolidan su poder en los niveles medio superior y superior. En las vocacionales, en pocos años, los Comités de Lucha desaparecen y los grupos porriles se convierten en los dueños de la situación. Más todavía, en el contexto de la Guerra Sucia en el país, tales asociaciones serán usadas con el fin de disuadir actividades u organizaciones con ideologías opositoras al gobierno mediante la violencia, la delincuencia y el espionaje.

De forma que, alternaran el cumplimiento de sus «funciones», ya sea a petición de las mismas autoridades estudiantiles o del gobierno: infiltrándose en organizaciones estudiantiles, con fines diversos, ya fuera para obtener información, para intentar manipular, para amedrentar y agredir físicamente, para fracturar la organización o, en contextos de manifestaciones y protestas, para ejercer actos violentos que rompan el orden y, así, facilitarle a las autoridades justificar el uso de la fuerza pública, cometer detenciones a manifestantes y deslegitimar a los movimientos sociales [10].

Consolidándose el porrismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, ya que a iniciativa expresa de rectores como Alfonso Pruneda, en los años veinte, se organizan grupos de prefectos que serían conocidos como «Los gorilas», y en los treinta, el rector Luis Chico Goerne, organiza el primer grupo de choque conocido como «Pistoleros de la Rectoría». Y ya para los cuarentas, con la llegada de Rudolfo Brito Foucher, se oficializa la contratación de «guardaespaldas juveniles» para el rector.

Para los años cincuenta, los grupos porriles se transforman de organización estudiantil del IPN, la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos, dejando atrás su carácter representativo y popular, y adquiere los rasgos de corporativismo, violencia y supeditación al partido oficial que lo caracterizan hasta la fecha, ocurriendo igual en otros estados de la República. Con Miguel de la Madrid, los grupos porriles mediante las porras deportivas, mantendrá nexos con los grupos estudiantiles de izquierda, con el fin explícito de controlarlos y mediatizarlos.

Destacando en tal sentido durante los 60 y 70, grupos como el ya citado MURO y los «Halcones», siendo estos últimos importantes para que se cometiera la matanza de estudiantes la plaza de Tlatelolco, Ciudad de México, en 1968, conocido como el «Halconazo» [11].

Bajo tal espectro, los grupos de choque no se han limitado a contextos universitarios, aunque fueron creados en el seno del PRI, otros partidos políticos han hecho suyas sus prácticas. Usándolos el PRD, el PAN, el Partido Social Demócrata y el del Trabajo, no obstante mantienen sus servicios en las instituciones de bachillerato «tradicionales», y a las cuales se les han sumado desde los noventa, el Colegio de Bachilleres, Conalep, Cebetis o Cebeta.

Mediante organizaciones como la Federación de Estudiantes Universitarios, la Alianza Universitaria y las Federaciones de Estudiantes de Naucalpan y Acatlán, el 3 de marzo, el Grupo Pedro de Alba, la Santa Inquisición, Bohemios, el Grupo de Animación Femenil, entre otros tantos que mantienen una actividad permanente en Ciudad Universitaria, logrando vínculos con preparatorias, colegios de bachilleres y demás.

Mientras que en Instituto Politécnico Nacional, prevalecen la Organización Democrática de Estudiantes Técnicos (ODET), la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), y la Federación de Estudiantes Politécnicos (FEP). Mismas que también se han extendido a escuelas de bachillerato dependientes de la SEP [12] .

Así, se han presentado casos como el del CECyT 4, «Lázaro Cárdenas» en el cual está un grupo autodenominado «26 de septiembre», grupo porril de la FEP (Federación de Estudiantes Politécnicos), que mermo el trabajo del comité de lucha de la escuela que fue conseguido después de un paro estudiantil, y también ha intimidado a la comunidad del plantel. Otro caso ha sido el del CECyT 8, «Narciso Bassols», donde los porros actúan amedrentando a los compañeros que pugnan por la educación pública y defienden sus derechos.

Aspectos que no pueden tener otro sentido, puesto que, el porrismo surgió para contrarrestar la organización estudiantil surgida después de 1968. De manera que, no obstante distintos comités de lucha mantuvieron una firme resistencia contra estos grupos y sostuvieron una organización estudiantil democrática en defensa de los intereses de los hijos de los trabajadores. En las escuelas donde los porros lograron presencia o incluso hegemonía, se han gestado luchas encarnizadas. Caso emblemático ha sido el del año 1987, donde los distintos comités de Lucha, que se agruparon en la Coordinadora Estudiantil Politécnica, llamaron a la lucha y se dio una huelga en 10 escuelas superiores que debilitaron al porrismo, pero no consiguieron erradicarlos del bachillerato.

Caso similar fue el de vocacional 7, en 1999, (impactados por la huelga de la UNAM) la comunidad erradicó del turno vespertino al porrismo, que era una violenta mafia, y al año siguiente hicieron lo mismo del turno matutino. Sin embargo, tal lucha pudo conservar sus logros, ya que no hubo una organización permanente, pese a que se logró un importante nivel organizativo. De forma que, cuando la generación que dio la lucha egresó, la organización se vino abajo y poco tiempo después se veía nuevamente al porrismo actuando en dicha vocacional [13] .

Más todavía, los grupos porriles, ante el respaldo institucional con el que cuentan, donde se ha llegado a encontrar que están dentro de la nómina de alguna delegación. Desde los años ochenta, el fenómeno se ha agudizado particularmente en el IPN, en donde los grupos porriles han gozado de privilegios como el cobro de cuotas por acceso a las universidades y extorsión a los profesores a cambio de «protección». Y así, paulatinamente han transitado hacia la comisión de distintos delitos y actividades ilegales, tales como la extorción, el robo y la venta de drogas al menudeo.

Hasta enmarcase el usos más recientes de porros o provocadores, conforme se ha manejado el gobierno priísta en otras ocasiones, repitiendo el mismo patrón, según denuncias por parte del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero (CDHZL), quien señalo la infiltración de personas ajenas a las manifestaciones suscitadas contra los aumentos a los precios de la gasolina que se dieron en el país a principios de año.

De acuerdo con el Centro, tales acciones formaron parte de una «estrategia gubernamental para intimidar las protestas y la inconformidad popular contra los gasolinazos y así justificar un uso de la fuerza desmedido». Orquestándose una serie de saqueos a tiendas y comercios en diversos puntos del Estado de México, así como el estado de Hidalgo y Puebla. Mismos que generaron miedo en la población y creció el desconcierto, conforme se difundía información falsa por medio de Twitter y Whatsapp [14].

Así como en el año 2006, el Yunque y Los Tecos reactivaron sus respectivas fuerzas de choque para, eventualmente, proceder con violencia contra Andrés Manuel López Obrador y sus simpatizantes, al reclamar que se limpiaran las elecciones presidenciales. Las dos organizaciones secretas, se reagruparon para emprender durante la contienda presidencial, y mediante los sectores que controlan, acciones de propaganda contra López Obrador, acuartelándose para garantizar el triunfo del entonces candidato del PAN, Felipe Calderón.

Acciones que se realizaron junto con las de la Sociedad en Movimiento y el Centro de Liderazgo y Desarrollo Humano (Celiderh), supeditadas al Yunque, y siendo que la última agrupación gastó casi 37 millones de pesos en una campaña de radio y televisión para sembrar el miedo comparando a López Obrador con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Y dentro de la misma lógica también se inscribió, la tormenta de promocionales del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), encabezado por José Luis Barraza, expresidente de Coparmex, con un costo de 136 millones de pesos, según el monitoreo del Instituto Federal Electoral (IFE) [15] .

Bibliografía.

Buendía Manuel. La CIA en México. Ediciones Océano, 1983.

Castillo Heberto. Desde la trinchera. Ediciones Océano, 1986.

Cordero H. Salvador y Tirado Ricardo. (Coordinadores). Clases dominantes y Estado en México. UNAM, 1984.

Riding Alan. Vecinos distantes. Un retrato de los mexicanos. Joaquín Mortiz/Planeta. Vigésimo cuarta reimpresión, mayo de 1993.

Castañeda G. Jorge y Pastor A. Robert. Límites en la amistad México y Estados Unidos. Joaquín Mortiz/Planeta. 1989.

García Cantú Gastón. El desafío de la derecha. Joaquín Mortiz/Planeta. 1987.

Hernández Anabel. Fin de fiesta en los pinos. Grijalbo, 2006.

De la Rosa Martín y Reilly A. Charles (Coordinadores). Religión y política en México. Siglo Veintiuno Editores. Dentro de Estudios México-Estados Unidos, Universidad de California, San Diego, 1985.

Ezcurra Ana María. Intervención en América Latina. Los Conflictos de Baja Intensidad. IDEAS, 1988.

Delgado Álvaro. El Yunque la ultraderecha en el poder. Plaza Janés, quinta edición, 2003.

Castañeda G. Jorge. Aguilar Camín Héctor. Un futuro para México. Punto de lectura, 2009.

Fazio Carlos. El tercer vínculo. De la teoría del caos a la teoría de la militarización. Joaquín Mortiz, primera reimpresión 1997.

 

Hemerografía.

Todo lo que debería saber sobre el crimen organizado en México . Instituto Mexicano de Estudios de la Criminalidad Organizada, A.C. Ediciones Océano, 1998.

Contralínea. Del 8 al 14 de agosto de 2016. Año 15, número 500.

Contralínea. Del 14 al 20 de agosto de 2017. Año 16, número 552.

Proceso. Número, 1631, 3 de febrero de 2008.

Proceso. Número, 1574, 31 de diciembre de 2006.

Proceso. Número, 1873, 23 de septiembre de 2012.

Proceso. Número, 2049, 7 de febrero de 2016.

Proceso. Número, 1794, 20 de marzo de 2011.

Proceso. Número, 1775, 7 de noviembre de 2010.

Proceso. Número, 1956, 27 de abril de 2014.

Proceso. Número, 2029, 20 de septiembre de 2015.

Proceso. Número, 2026, 30 de agosto de 2015.

Proceso. Número, 1287, 1 de julio de 2001.

Urbe, número 10, febrero de 2016.

 

Notas

[1] Puede encontrarse más información respecto al tema en: Rebelión. Contrainsurgencia, guerra de baja intensidad y su relación con el narcotráfico. Por: Ramón César González Ortiz. 23-09-2015.

[2] Ezcurra Ana María. Intervención en América Latina. Los Conflictos de Baja Intensidad. IDEAS, 1988. Pág. 184.

[3] De la Rosa Martín y Reilly A. Charles (Coordinadores). Religión y política en México. Siglo Veintiuno Editores. Dentro de Estudios México-Estados Unidos, Universidad de California, San Diego, 1985. Pág. 109.

[4] Ezcurra Ana María. Intervención en América Latina. Los Conflictos de Baja Intensidad. IDEAS, 1988. Pág. 132.

[5] Ezcurra Ana María. Intervención en América Latina. Los Conflictos de Baja Intensidad. IDEAS, 1988. Pp. 116-117.

[6] Delgado Álvaro. El Yunque la ultraderecha en el poder. Plaza Janés, quinta edición, 2003. Pág. 53.

[7] Delgado Álvaro. El Yunque la ultraderecha en el poder. Plaza Janés, quinta edición, 2003. Pp. 27-28.

[8] Riding Alan. Vecinos distantes. Un retrato de los mexicanos. Joaquín Mortiz/Planeta. Vigésimo cuarta reimpresión, mayo de 1993. Pp. 135-136.

[9] Delgado Álvaro. El Yunque la ultraderecha en el poder. Plaza Janés, quinta edición, 2003. Pp. 21-22.

[10] Qué es el porrismo La Izquierda Socialista

old.laizquierdasocialista.org/node/3758

[11] Provocadores, grupos de choque y porros: una vieja estrategia priísta

https://plumasatomicas.com/…/provocadores-grupos-de-choque-y-porros-una-vieja-es…

[12] El Universal – Nación – Porros, la fuerza de campañas políticas

archivo.eluniversal.com.mx/nacion/169185.html

[13] Educación Café: Grupos porriles, desde 1968 hasta el 2008

educacioncafe.blogspot.com/2008/10/grupos-porriles-desde-1968-hasta-el.htm

[14] Provocadores, grupos de choque y porros: una vieja estrategia priísta

https://plumasatomicas.com/…/provocadores-grupos-de-choque-y-porros-una-vieja-es…

[15] El Yunque y «Los Tecos», «dispuestos a todo» – Proceso

www.proceso.com.mx ‘ Edicion ‘ Edicion Mexico

Ramón César González Ortiz es Sociólogo y Maestro en Estudios Políticos y Sociales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.