El lunes 1 de enero de 2024, a 30 años del levantamiento neozapatista, mediante las redes sociales del colectivo Círculo del Viento, se realizó una entrevista con quien escribe estas líneas y el profesor Rogelio Guerra, para anunciar el libro que aparecerá próximamente, titulado Crónicas intempestivas. Historia del ascenso del EZLN 1987-1994.
El texto contiene crónicas inéditas, elaboradas —principalmente— con las vivencias directas de quien alguna vez fuera el profesor Andrés, militante de las FLN-EZLN de 1979 a 2008, responsable de fundar, en 1989, la escuela guerrilla del EZLN en la selva chiapaneca, además fue elegido para presidir la Subsecretaría Popular del Partido (marxista) Fuerzas de Liberación Nacional, el cual se creó en el Congreso de 1993, donde las comunidades neozapatistas decidieron la guerra. El testimonio, por tanto, es de fuente primaria, situado en el corazón del EZLN por uno de los dirigentes de aquellos años.
Pero el contexto histórico reconstruido no solo cuenta con su testimonio, sino también por la inmersión del mismo autor en esos sucesos desde hace más de 40 años. Las crónicas están enriquecidas con el contexto propio y de otros compañeros, tales como la profesora Martha, compañera del profesor Andrés y militantes que rodearon los procesos durante tres décadas: los ochentas, los noventas y la del inicio del siglo XXI. El mismo prologuista del trabajo, el profesor Rogelio Guerra fue parte de la organización por muchos años.
A treinta años, lo ocurrido en ese entonces ya le pertenece al pasado, es historia. Y para quienes sostenemos una postura política radical de que el pasado no nos enseña nada, porque la historia no se repite, es que podemos emprender el análisis sin esa carga. Un ejercicio de carácter histórico para comprender, no para sacar lecciones, pues estas siempre terminan en autoflagelación. Si se quiere, el texto nos puede servir de pretexto, para dialogar sobre la política anticapitalista del futuro.
Hay que advertir que la investigación no se reduce a meras crónicas, si así fuese las hubiésemos sacado, con la respectiva valoración, tiempo atrás. El desafío fue superar lo meramente opinado, esa maldición del individualismo moderno de renuncia a lo universal. La calidad del testimonio y el contexto militante daban señales para superar esa renuncia, es decir, había material que permitía elaborar un esbozo histórico, no exhaustivo, pero que ofrecía trazos generales, mostrando la necesidad de unos momentos con otros, su concatenación.
Marx y Hegel
El marco teórico que permitió elaborar el trabajo nos remite a Marx y a Hegel. Marx porque siempre me he considerado marxista, así fui formado desde los ochentas al interior de las FLN-EZLN, no provengo de la generación de la renuncia, de los que en los noventa se la pasaron azotándose por la caída del bloque socialista. Provengo de un entorno ideológico de militantes que lograron una política marxista exitosa en Chiapas, que por condiciones históricas que detallo en el libro, se vieron orillados a ocultar. En segundo lugar, recurrí a Marx por su crítica radical al capitalismo, contra la explotación y la opresión existente, y su propuesta revolucionaria de acabar con la violencia social en la historia.
Cabe hacer un paréntesis. En el contexto del levantamiento de 1994, había un clima intelectual en donde se usaba al neozapatismo para mostrar —como ejemplo— la caducidad del marxismo, a este se le oponían las teorías de los nuevos sujetos sociales y los movimientos identitarios; ahora que el marxismo volvió a tomar cierto auge, sobre todo después de la crisis financiera mundial de 2008, las corrientes más reaccionarias en los medios hacen el movimiento contrario, condenan al neozapatismo cada que se exhibe su filiación marxista originaria.
Con Hegel, el camino ha sido más complicado. Implicó romper con los miles de mitos que se han hecho en torno a su obra, para (re)descubrir su profunda crítica a la modernidad y sus procesos enajenantes, propiciados por una socialidad en que no está dada la posibilidad de reconocimiento del otro, sino que hay relaciones asimétricas, desiguales y de dominio que no obstante es posible superar. Gracias a las clases del profesor Carlos Pérez Soto y al grupo de lectura de la Fenomenología del espíritu iniciado desde 2020, organizado por Juan Torres Aimú, es que ha hecho el acercamiento al pensamiento del idealista alemán.
Explotación, opresión y enajenación, es la terna que me permitió lograr un mejor esbozo histórico, ya que al neozapatismo, por detrás de sus mejores intenciones, le resultaron procesos extraños: paradójicamente no todos los artífices fueron reconocidos en su propia obra, no por una mala dirección sino porque todos y cada uno de sus militantes produjeron contextos que no superaron las determinaciones neorrománticas o neoilustradas de la modernidad capitalista.
Crónicas intempestivas contraviene distintas narrativas, tanto las oficialistas, encabezadas por La Rebelión de las Cañadas de Carlos Tello Díaz, la cual nos supera en errores y es distinta en enfoque; así como las historias idílicas que armó la élite intelectual. El mayor reto del esbozo fue darle un sentido filosófico-político a los procesos, para no quedar atrapados en la cronología de los eventos (de los cuales poco o nada se sabe). Sin embargo, el público lector tendrá la última palabra.
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