Según un informe oficial, de Argentina han salido 130.000 millones de dólares. La cifra equivale al 70% de la deuda externa. Contraída en gran medida por la fuga de capitales. Sólo en los últimos dos años, salieron del país 15.000 millones. Los ricos, en Argentina, no creen en su país. Prefieren guardar su dinero en […]
Según un informe oficial, de Argentina han salido 130.000 millones de dólares. La cifra equivale al 70% de la deuda externa. Contraída en gran medida por la fuga de capitales.
Sólo en los últimos dos años, salieron del país 15.000 millones. Los ricos, en Argentina, no creen en su país. Prefieren guardar su dinero en paraísos fiscales de Europa, EEUU.
Hay otros 40.000 millones fuera de control. Argentina, en tanto, pende de la daga del FMI.
La historia, de tan vieja, sorprende a pocos. Desde la independencia, las oligarquías criollas han hecho de la fuga una norma. De capitales primero. Si la cosa aprieta, de sus personas.
Pasó en México en los 70. La fuga de divisas llegó a tal que hubo que nacionalizar la banca. El país quebró. Se repitió en 1991. Luego vendieron el país entero. TLC se llamó la venta.
Cotidianamente, las oligarquías saquean sus países. Además de no pagar impuestos, envían los beneficios al extranjero. Allí compran casas, empresas, acciones… Educan a sus hijos.
Dueños del poder, los ejércitos, la economía, expolian impunemente a sus Estados. Luego, en días patrios, hacen desfiles gloriosos. Los oligarcas aplauden, ufanos. Todo en orden.