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El jurista presenció una audiencia del proceso a Videla y reivindicó el carácter ejemplar de los juicios a represores en la Argentina

Baltasar Garzón respaldó los juicios a los represores

Fuentes: Prensared

El juez español Baltasar Garzón presenció la audiencia número 16 del juicio al ex dictador Jorge Rafael Videla y otros 30 imputados, en medio un clima de tensión que incluyó la agresión a un periodista de Radio Nacional Córdoba por parte de allegados a los acusados. En compañía del secretario de derechos humanos de la […]

El juez español Baltasar Garzón presenció la audiencia número 16 del juicio al ex dictador Jorge Rafael Videla y otros 30 imputados, en medio un clima de tensión que incluyó la agresión a un periodista de Radio Nacional Córdoba por parte de allegados a los acusados.

En compañía del secretario de derechos humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, Garzón ingresó a las diez y veinte a la sala colmada de público y numerosos fotógrafos de medios locales y nacionales, entre los que también se contaba un corresponsal español.

Luego de iniciada la audiencia y el reconocimiento de los imputados por parte del testigo Enrique Asbert -delegado en Córdoba de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y ex preso político en la Unidad Penitenciaria Nº 1 (UP1) durante la dictadura-, todos los acusados sin excepción abandonaron la sala, en una obvia muestra de rechazo a la presencia del magistrado español y del funcionario nacional.

Es la primera vez que la totalidad de los imputados usa su derecho a presenciar el juicio por circuito cerrado desde una sala contigua (el mismo Videla suele permanecer en su asiento de la primera fila), lo que evidencia el significado político del gesto.

Cabe recordar que en la segunda audiencia el imputado Pedro Mones Ruiz dijo que en la jornada inaugural se había sentido «profundamente molesto por la presencia en esta sala del señor Duhalde, ese terrorista» y en otra ocasión aseguró que el funcionario nacional era el «comisario político» de este proceso judicial.

El otro gesto insólito tuvo como protagonista al defensor de Luciano Benjamín Menéndez, Alejandro Cuesta Garzón, quien pidió la palabra para manifestar: «Como se me han preguntado varias veces, quiero aclarar que no tengo ningún parentesco con cierta persona que se encuentra presente en esta sala», lo que generó murmullos y risas entre el público.

Previo a concurrir a Tribunales Federales el juez Garzón mantuvo reuniones con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y su gabinete, y con organismos de derechos humanos, que le manifestaron públicamente su «más profundo respaldo» ante la «ofensiva desatada en su contra por investigar delitos de lesa humanidad», lo que derivó en su suspensión como magistrado por parte de la Justicia española.

«Con dolor y perplejidad ahora observamos una realidad inversa: en nuestros países se reconoce su labor como un precedente de envergadura y se condena quienes él investigó, pero en la misma España se lo suspende por aplicar idénticos criterios para con los responsables del genocidio franquista», expresa el comunicado de H.I.J.O.S. y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.

A su vez, la abogada María Elba Martínez, del Servicio de Paz y Justicia de Córdoba, aseguró que el juez Garzón está sufriendo esa represalia «por querer hacer justicia en su propio país. Es decir, el primer mundo no acepta revisiones»

Asbert: «No pudieron eliminar la solidaridad»

El testigo Enrique Asbert, delegado regional en Córdoba de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, dijo haber sido encarcelado -primero en el D2 y luego en la UP1- «por ser abogado defensor de presos políticos» en los años 70.

Los siguientes fueron algunos de los pasajes más destacados de su testimonio: «Hacia finales de abril de 1976 comienza un período donde somos víctimas de palizas constantes. Los intervalos entre golpiza y golpiza no eran más de dos horas. Como consecuencia de una de esas golpizas y precisamente el 29 de abril es golpeado en su cabeza Pablo Balustra, que estaba en la celda con nosotros. Y a consecuencia de eso queda tirado en el piso sólo una mano, que creo era la derecha, levantada y temblando en movimientos espasmódicos, convulsivos. Mientras seguía la golpiza cayendo sobre nosotros y como pudimos nuevamente lo reintegramos a nuestra celda arrastrándolo. Puedo aseverar que se trataba de un militar de rango. Estaba con un casco y vestimenta de fajina color verde oliva. El golpe fue aplicado con un elemento con que nos golpeaba a todos, una especie de bastón color negro con algún tipo de flexibilidad y que nosotros imaginamos se trataba de un bastón con una madre de acero que le permitía ese juego de flexibilidad de unos 70 centímetros de largo con un mango. El impacto fue brutal y por el chasquido de la cabeza de Pablo cuando lo golpean y la forma en que cae en medio de la golpiza y a pesar del vértigo de golpes, gritos y ruidos, advierto que lo de Pablo es grave. Cae desmadrado, desarticulado como un muñeco y queda boca arriba sobre el piso a pocos metros y su mano derecha que tiene esos movimientos de los que aún hoy guardo la imagen».

«Todos sabemos que aún la conducta humana más demencial tiene una lógica. Nosotros pensábamos que encontrar esa lógica de nuestros agresores nos iba a posibilitar defendernos de alguna manera. No tengo ninguna duda que el espíritu solidario entre nosotros fue un elemento determinante para obstaculizar la intención de que el objetivo con nosotros era nuestro exterminio. Porque no sólo mediante la aplicación de la ley de fuga fusilaron y mataron asesinaron a algunos de nosotros, sino también en esta búsqueda del aniquilamiento se explicaba de alguna forma esta golpiza permanente a que éramos sometidos. Después también entendí que además la UP1 tenía una condición y una característica que la diferenciaba del resto de los campos de exterminio, la UP1 no era un territorio que esta represión había elegido para llevar adelante su plan de eliminación. La UP1 le era un territorio ajeno en el que mal que mal funcionaban todavía determinadas cuestiones que nunca pudieron ellos eliminar».

Agresión al periodista Aldo Blanco

Durante un cuarto intermedio y mientras se aguardaba la conferencia de prensa del juez Baltasar Garzón, el periodista de radio Nacional Córdoba Aldo Blanco fue golpeado por un personaje que solía oficiar de secretario o vocero de Menéndez, identificado como Alberto Aprea, nombre que figuraba en la lista de asistentes a la sala, a la que el agresor pudo volver a ingresar después del episodio.

El hombre, de unos 60 años, acompañaba a Liliana Raffo, viuda de Horacio Fernández Cutiellos -un mayor del Ejército muerto en el asalto del Movimiento Todos por la Patria (MTP) al cuartel de La Tablada en enero de 1989-. Raffo se reivindica como integrante del Movimiento por la Verdad de la Historia, que apoya la represión desplegada por las fuerzas armadas contra la guerrilla y los militantes populares de los años 70.

Al salir Garzón y Duhalde de la sala de audiencias rumbo a la conferencia de prensa, comenzaron a gritar consignas: «¡Vivan los cristianos de España! ¡Vivan los falangistas! ¡Vaya por los terroristas de la ETA! ¡Y los terroristas del MTP (Movimiento Todos por la Patria) que mataron a mi marido!». Entonces los familiares de víctimas y militantes de los organismos de derechos humanos respondieron con cánticos y alguien llegó a gritar: «¡Viva Federico García Lorca!».

En medio de la batahola de público, periodistas, empleados de tribunales y policías, el periodista Blanco fue golpeado por Aprea mientras intentaba tomar una foto. El manotazo alcanzó a impactar en sus anteojos y lo hizo trastabillar, sin que le produjera lesiones.

Garzón: «Argentina da un ejemplo al mundo»

A pesar de los incidentes, la rueda de prensa con el juez Baltasar Garzón pudo desarrollarse con normalidad. A continuación, una síntesis:

-¿Cómo vivió la experiencia de presenciar este juicio?

-Ha sido una experiencia difícil de calificar por lo intensa que ha sido. Por una parte, estar por primera vez en un tribunal de Justicia de Argentina y con ocasión de asistir a una sesión de un juicio que se refiere a hechos acontecidos durante la dictadura, con represores de la envergadura de algunos de los acusados que están sentados en el banquillo, Luciano Benjamín Menéndez y Jorge Rafael Videla, ya es importante. También ver y sentir el testimonio de la víctima y testigo que ha comparecido nos ha llevado al túnel del horror de aquellos años que ahora estamos viendo sobre la mesa con toda la intensidad. Y viéndolos ante la Justicia con absolutamente todas las garantías, todas aquellas que ellos privaron a quienes detuvieron y estaban en este D2 y UP1 al que el testigo y víctima se ha estado refiriendo.

-¿A qué atribuye la retirada de los imputados de la sala?

-No sé si ha sido por mi presencia (…) es un derecho que tienen. En España, cuando se juzga por terrorismo y crímenes contra la humanidad siempre suelen cargar esas malas vibraciones contra aquellos que desde la legalidad han investigado los crímenes que se les imputa.

-¿En España a usted lo inhabilita la política o el derecho? ¿El código penal o el Pacto de la Moncloa?

-Me van a permitir que en cuanto a los temas que me afectan directamente y por los que estoy en suspensión provisional, yo no opine. No opino, no porque no me apetezca opinar, ni porque no tenga argumentos para hacerlo, que los tengo y muchos, sino por respeto al tribunal y a la situación procesal en la que me encuentro.

-¿Qué significa que un país como Argentina lleve adelante este tipo de juicios?

-Lo significa todo. Significa la dignificación de este país en particular, la demostración de que la sociedad no se rompe, sino que se vertebra mucho mejor, la reconciliación por parte de las víctimas y la sociedad civil en general con la institución de la Justicia y el resarcimiento de las víctimas que durante tantos años por leyes inicuas, injustas, leyes de impunidad no pudieron ver satisfecho ese derecho y tuvieron que acudir a otras instancias. Esas otras instancias a nivel internacional actuaron y actuamos de acuerdo con el principio de justicia universal procurando que en el futuro, y en el presente ahora, la acción se produjera aquí en la Argentina. La importancia de lo que hicimos afuera la dieron las víctimas y los colectivos de víctimas y de derechos humanos. Ellos fueron los que impulsaron la acción y nosotros jueces y fiscales hicimos nuestro trabajo.

-¿Usted abrió la puerta de estos juicios juzgándolo a (Adolfo) Scilingo (el oficial «arrepentido» de la Armada que participó en los «vuelos de la muerte»)?

-Probablemente, es así. No probablemente, fue así. Porque en aquel momento aquí las leyes de obediencia debida y punto final impedían esa acción de la Justicia. Nosotros lo que hicimos fue desconocer esas leyes porque no respetaban los cánones internacionales de derecho internacional, porque contra crímenes de lesa humanidad esas leyes de impunidad no valen. En Argentina había víctimas españolas y de muchos lugares del mundo y en virtud de ese principio y el concepto de víctima universal era una obligación intervenir y así lo hicimos.

-¿Cree que lo que está sucediendo en la Argentina puede sentar una jurisprudencia que se expanda al resto de los países donde también se han cometido delitos de lesa humanidad?

-Sin lugar a dudas, Argentina está dando hoy un ejemplo al mundo entero con las iniciativas de justicia que está teniendo con el impulso que desde la secretaría de Derechos Humanos se les está dando a estas causas, con el impulso que las víctimas y los colectivos están haciendo para lograr la justicia, con la respuesta de los tribunales. Esto demuestra que no se rompe una sociedad por la acción de la justicia, sino que se refuerza, y a la vez se está poniendo Argentina en el centro de la defensa de los derechos humanos, de la defensa de la dignidad de las víctimas. Y no lo digo porque estoy en Argentina y ustedes sean argentinos, sino porque creo que es el camino más adecuado para hacer compatible verdad, memoria y justicia.

-¿Tiene esperanza de que España lo pueda hacer alguna vez?

-Cada país es diferente, pero obviamente mi contestación es que sí, que ojalá pueda hacerse.

Fuente original: www.prensared.com.ar

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.