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La prensa chechena se enfrenta a severos obstáculos

Bien callados

Fuentes: IPS

Dos años después de celebrar elecciones, la república autónoma rusa de Chechenia vislumbra pocas posibilidades de desarrollar medios de comunicación libres e independientes. Bajo el gobierno del presidente prorruso Alu Alkhanov, elegido en agosto de 2004 en controvertidos comicios con 73 por ciento de los sufragios, esta república continúa eliminando a los pocos medios opositores […]

Dos años después de celebrar elecciones, la república autónoma rusa de Chechenia vislumbra pocas posibilidades de desarrollar medios de comunicación libres e independientes.

Bajo el gobierno del presidente prorruso Alu Alkhanov, elegido en agosto de 2004 en controvertidos comicios con 73 por ciento de los sufragios, esta república continúa eliminando a los pocos medios opositores que quedan e impide que surjan otros nuevos.

«La prensa sufre severos obstáculos, no solo por falta de recursos, sino por clima de temor que reina en la república, entre otros factores», dijo a IPS por correo electrónico Tatyana Lokshina, de la no gubernamental Federación Internacional para los Derechos Humanos.

«La situación en Chechenia refleja las restricciones cada vez más evidentes a los medios rusos en general. En Rusia, la mayoría de los medios electrónicos e impresos son firmemente controlados por las autoridades y los periodistas independientes son acosados, amenazados y asesinados», agregó.

«El Estado dicta la política informativa, igual que en la época del (fallecido líder separatista Aslan) Masjadov», dijo, por su parte, una periodista de una agencia estatal de noticias.

Masjádov, un coronel de la hoy disuelta Unión Soviética, apoyó la declaración de independencia de Chechenia, territorio de mayoría musulmana sufí, proclamada por Dzhójar Dudáyev en 1991 poco después de ser elegido presidente en las urnas.

La secesión fue combatida a sangre y fuego por Moscú. Dudáyev murió en un ataque de misiles ruso en 1996, y al año siguiente Masjádov fue elegido presidente, en elecciones supervisadas por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

La transición democrática no impidió la represión rusa y la resistencia chechena. Acorralado, Masjádov ordenó a sus guardaespaldas que lo mataran en 2005. Hoy, está enterrado en un paradero desconocido.

«Ahora se nos permite informar críticamente sobre varios asuntos sociales, pero debemos evitar los ‘temas feos'», sostuvo la periodista, quien habló con IPS solicitando reserva de su identidad. La profesional se refería a violaciones de derechos humanos, la impunidad de sus perpetradores y caso de corrupción.

Representantes de medios privados dijeron que los dueños de esas empresas también han seguido esta línea. La prensa no cuestiona directamente a las autoridades rusas.

Personal de tres de los cuatro medios privados de Chechenia indicaron que sus propietarios tienen una influencia decisiva en la línea editorial.

Representantes del personal de esos medios aseguran que rige la autocensura como consecuencia de la presión interna –ejercida por directores y propietarios–, y externa, a cargo de autoridades y fuerzas de seguridad.

En ese sentido, mencionaron una reticencia generalizada a informar sobre participación de funcionarios del Estado en delitos, por temor a las repercusiones contra los medios involucrados y los propios periodistas.

«El problema es que los tribunales y las oficinas de los fiscales no responderán a ninguna de nuestras denuncias públicas», aseguró el editor de un periódico.

Varios periodistas señalaron que intentan informar entre líneas sobre estos asuntos considerados prohibidos o demasiado peligrosos. En su mayoría, admiten que ni siquiera abordan los «temas feos».

Una editora de la televisión estatal dijo que sus periodistas fueron amenazados por hombres armados en uniformes camuflados, al parecer miembros de servicios de seguridad, cuando intentaban informar sobre la apropiación ilícita de materiales de construcción de casas dañadas por el bombardeo de Grozny, en 1999 y 2000.

«Hoy no quedan más ladrillos que robar», dijo, al ser consultada sobre si esas amenazas continuaban.

El semanario independiente Chechenskoe Obchestvo (Sociedad Chechena) sigue enfrentando problemas. El año pasado recibió una advertencia oficial por haber informado sobre el asesinato del ex presidente checheno Zelimkhan Yandarbieyev.

Unidades de policía a cargo de la lucha contra el crimen organizado llamaron en reiteradas ocasiones la atención al director del semanario, Timur Aliev, sobre sus informes.

Esos funcionarios le advirtieron a Timur Aliev que percibían en su publicación un medio «antigubernamental», y le pidieron que suspendiera su impresión, hoy disponible sólo en la red informática Internet.

«Uno puede ver en Chechenia la censura más extrema», declaró a IPS Grigory Shvedov, director del diario electrónico Caucasian Knot. «En la región del Cáucaso no existe libertad de prensa. Por eso es tan importante el papel que cumplen Chechenskoe Obchestvo y Timur Aliev».

Operadores de los medios alegan que la falta de una efectiva red de distribución impidió el desarrollo de un mercado de medios de prensa en la república chechena.

Incluso los periódicos privados locales más leídos tienen una circulación de menos de 5.000 ejemplares, y dependen de la publicidad o de subvenciones para sobrevivir. La pobreza y la emigración que dejó una década de guerra también influyen en la escasa circulación.

Investigadores de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional dicen que dentro de Chechenia hay empresas periodísticas capaces de brindar su propia perspectiva sobre los hechos, por lo que no es verdad que haya un total bloqueo informativo.

«Pero los que tratan de informar sobre lo que sucede en la región afrontan múltiples dificultades», dijo a IPS Victoria Webb, investigadora del programa de Amnistía para Europa y Asia Central.

Entre esas dificultades, mencionó «el peligro de quedar atrapados en la violencia, en el momento y el lugar equivocados, hasta dificultades para acceder a algunas áreas remotas y también para persuadir a personas comunes y corrientes de que vale la pena contar sus experiencias o lo que hayan presenciado», señaló.

Stanislav Dmitrievskiy y Oksana Chelysheva, de la Agencia Ruso-Chechena de Información, y miembros de la Sociedad de Amistad Ruso-Chechena, recibieron amenazas de muerte.

Este año Stanislav fue condenado por «actividades extremistas». En realidad, se le prohibió trabajar en prensa durante dos años por divulgar la opinión de líderes chechenos en favor de una solución pacífica al conflicto.

La agencia también estuvo sujeta a inspecciones aparentemente intimidatorias de las autoridades impositivas y el Ministerio de Justicia, un mecanismo represivo común en Rusia y en países de la ex Unión Soviética.

La periodista Anna Politkovskaia, del diario Novaya Gazeta, también fue amenazada por informar sobre Chechenia. Por otra parte, el mes pasado, Amnistía emitió un comunicado urgente tras la desaparición de la periodista Elina Ersenoyeva, al parecer detenida por fuerzas de seguridad.

En Moscú algunos sí ven libertad en los medios chechenos. Pero una libertad diferente.

«Hoy es posible afirmar que la libertad de prensa en Chechenia existe, aunque muy diferente del estándar ruso y de muchos países europeos «, dijo a IPS Yelena Zelinskaya, vicepresidenta de la firma Media Soyuz.

Los medios en Chechenia, opinó, se esfuerzan por lograr la objetividad y también aspiran a una verdad básica, que apunta a cambiar positivamente la sociedad tras la devastación.

«Y es necesario reconocer la aparición de publicaciones críticas e intentos por diseminar hallazgos en la comunidad de Chechenia y del lado de la autoridad, para que muchos problemas sean resueltos», concluyó