Botín, el presidente del Banco de Santander, da la puntilla a Prisa al asegurar que su situación es insostenible. Así titulaba Agustín Marco [1] una información del pasado 26 de marzo de 2013. Resumo brevemente: don Emilio está convencido de que «el grupo no tiene otra solución que arrodillarse ante la banca acreedora». Entre otros […]
Botín, el presidente del Banco de Santander, da la puntilla a Prisa al asegurar que su situación es insostenible. Así titulaba Agustín Marco [1] una información del pasado 26 de marzo de 2013.
Resumo brevemente: don Emilio está convencido de que «el grupo no tiene otra solución que arrodillarse ante la banca acreedora». Entre otros bancos, con la propia entidad cántabra. Qué entiende don Botín por «arrodillarse» no está especificado pero el contexto ayuda mucho a delimitar los contornos semánticos y pragmáticos del concepto botiniano.
El «gran grupo financiero español», con antiguos y renovados contactos con la emprendedora banca suiza, ha enviado un informe a sus clientes «institucionales» sobre el tema. No se dan referencias concretas del grupo en cuestión. Se asegura en el material enviado que la empresa de medios de comunicación e intoxicación dirigida por don Cebrián, el ejecutivo de los 13 millones de euros anuales, «tiene que volver a refinanciar por tercera vez su deuda». Su situación, se afirma, es «insostenible».
La afirmación, al igual que el resto del contenido del informe, señala Agustín Marco [AM], es contundente, «especialmente si se tiene en cuenta que el Santander ha sido hasta la fecha uno de los principales bancos que han mantenido la asistencia financiera a Prisa». La deuda del ex Imperio polanquista se acerca a los 3.500 millones (unos 600 mil millones para entendernos de las antiguas y, a veces, añoradas pesetas). De hecho, don Botín, que no se priva de nada, es ya «uno de los accionistas del grupo de prensa, radio y televisión, gracias al canje de deuda por capital que se aprobó el pasado año». Según el informe de marras, todos los negocios de Prisa, con la excepción de la editorial Santillana, la de los libros de texto, tendrán una evolución negativa en 2013. Se destaca «la difícil coyuntura de Digital+, cuyo beneficio operativo antes de impuestos, intereses, amortizaciones y depreciaciones (ebitda) caerá durante los próximos tres años».
El Banco de don Botín y familia reconoce «el esfuerzo que está haciendo la compañía por el control de los costes, sobre todo en las divisiones de prensa (El País, Cinco Días y As) y radio (Cadena SER, 40 Principales, etc.)» (es decir, las permanentes rebajas-robos salariales y los despidos de los trabajadores: más de 120 en El País). No es suficiente, nunca es suficiente, «para reducir el elevado apalancamiento financiero del grupo, cuya deuda cerrará este ejercicio al mismo nivel de 2012», apalancamiento que, como es sabido, nada tiene que ver con salarios de sus trabajadores sino con las alocadas inversiones empresariales nacionales e internacionales de don Cebrián y sus grandes y rigurosos consejeros. ¡El mundo era suyo, pensaban!
El próximo paso del grupo será la refinanciación de los citados 3.500 millones. PRISA ha conseguido en dos ocasiones alargar el vencimiento de su deuda. Tendrá que hacerlo de nuevo, intentarlo cuanto menos: la compañía de don Cebrián «tiene que hacer frente a importantes pagos en marzo de 2014 (1.280 millones de euros).» No les resultará fácil: la proximidad de los nuevos pagos deja muy poco espacio de maniobra al grupo «en sus negociaciones con la banca». De ahí la «conveniencia-necesidad» de la venta de activos del grupo. Aquí entra o puede entrar en escena nada menos que don Silvio Berlusconi.
Los analistas de don Botín creen que Prisa lo tiene crudo para «poder vender algunas de sus divisiones sin causar más daño aún al grupo». La editorial Santillana no puede ser vendida. ¿Por qué? Porque Santillana «es el activo más estratégico, el que está sosteniendo al resto de los negocios». Ni la prensa ni la radio, en opinión de los sesudos analistas financieros, «están en condiciones de ser vendidas por la situación del sector». ¿Qué queda? «Desinvertir en Mediaset España (Telecinco), Digital+ y Media Capital». Por lo demás, dolor sobre tragedia, ninguna de estas operaciones «permitiría al grupo reducir su ratio entre la deuda y el ebitda a las valoraciones actuales, por lo que no generaría ganancias de capital».
Conclusión del informe: «la situación de apalancamiento del grupo es insostenible». Crece la probabilidad de que la solución que se imponga pase porque los acreedores de PRISA -Santander, Caixabank, HSBC- «permuten su pasivo por el capital antes del verano», es decir, que se queden «con la casi totalidad del capital de la compañía», pasando a ser sus dueños juntos con Liberty, el fondo de capital riesgo usamericano.
¡Qué panorama tan excitante! ¡Qué avance para consolidar la libertad de prensa y la información contrastada en nuestro país de países! ¡El Imperio, el Imperio mediático de la transición, cayéndose a pedazos!
Una buena, una excelente imagen de la situación del país y del País.
Nota:
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia).
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