Ante los reiterados intentos de desmantelamiento de la política de democratización de medios audiovisuales por parte del gobierno de Mauricio Macri, ALSur/CELAG entrevistó a Martín Sabbatella, Presidente del Directorio de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) Una de las primeras medidas del gobierno de Mauricio Macri fue avanzar en el desmantelamiento de […]
Ante los reiterados intentos de desmantelamiento de la política de democratización de medios audiovisuales por parte del gobierno de Mauricio Macri, ALSur/CELAG entrevistó a Martín Sabbatella, Presidente del Directorio de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA)
Una de las primeras medidas del gobierno de Mauricio Macri fue avanzar en el desmantelamiento de los logros alcanzados por el gobierno de Cristina Fernández en materia de democratización de los medios de comunicación. ¿Por qué consideras que la reforma del sistema de medios fue una de las prioridades del macrismo, y qué modelo comunicacional crees que busca implementar este gobierno?
Creo que es todo parte de la misma estrategia política y del mismo plan. Hay un gobierno de derecha clásico, ortodoxo, profundamente liberal en términos económicos, profundamente autoritario en términos políticos. Por supuesto que es un gobierno legal, pero actúa como si fuese un gobierno de facto. Le importa cero la calidad institucional, cero la calidad democrática, cero la división de poderes. Y lo que busca es lo que ya pusieron en marcha, que es una brutal transferencia de los recursos de los sectores populares, asalariados, a los grupos de poder concentrado, a los sectores económicos más poderosos que son los que están gobernando hoy hasta con los CEOs de sus propias empresas. Y para poner en marcha ese plan que, justamente, tiene que ver con esto -con un modelo de concentración económica y de apropiación en pocas manos de los recursos de nuestro pueblo, de nuestra patria- tienen que poner en marcha un sistema de cobertura para eso. Y esto significa: blindaje judicial, con una parte del poder judicial que está colonizado por intereses corporativos o que le teme a sus prácticas extorsivas o que tiene algo para esconder y tiene miedo que Magnetto lo publique en la tapa de los diarios. Esa es la parte del poder judicial que les garantiza el blindaje judicial. Y, obviamente, blindaje mediático.
Atacar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, decidir eliminarla, tiene que ver con el mandato de Magnetto y de su multimedio -Clarín-, y devolverle los favores que ellos le han hecho en la campaña. Pero además, también tiene que ver con un sistema de protección mediática, de cobertura mediática y de cerco mediático que se logra con la hegemonía de la palabra de ese grupo de intereses corporativos mediáticos y que es lo que han hecho históricamente. Cuando hay gobiernos democráticos populares, trabajan para desestabilizarlos, para desgastarlos con campañas mentirosas, con todas las estrategias comunicacionales que hacen al desgaste y a la desestabilización de los gobiernos, como parte de la estrategia de la derecha. Eso pasa acá en Argentina y en el resto del mundo, y en Nuestra América morena se ve también claramente con los gobiernos populares cómo juegan estos medios como articuladores de la estrategia de las derechas. Y cuando hay gobiernos de ellos, de las corporaciones, gobiernos que representan esos intereses, ahí el rol es distinto. El rol es la protección mediática, cerco y blindaje mediático. Entonces ese es el objetivo. Y por lo tanto, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que viene a democratizar la palabra, que viene a garantizar que el conjunto de estos pueblos pueda expresarse, pueda ocupar el centro de la escena pública; pueda tomar la palabra con su historia, su tradición, su cultura, su identidad, que se multipliquen las voces, que lo diverso, plural y multicolor de nuestros países estén presentes. Esa ley a ellos les molesta porque justamente es una ley que garantiza libertad de expresión, democratización de la palabra, pluralidad, y es todo lo contrario a lo que ellos necesitan porque, insisto, buscan la hegemonía de la palabra en manos de las corporaciones para garantizarles el blindaje mediático y ese cerco para aplicar esas políticas brutales de ajuste y ataque al poder adquisitivo del salario como está en marcha. Entonces, creo que es parte de ese mismo plan. Y para eso no tienen límites. Están dispuestos a todo. Y, de hecho, llegan hasta a poner la infantería para no cumplir resoluciones judiciales. Avanzar brutalmente hacia esos objetivos. Creo que la voracidad de los intereses económicos que ellos representan no tiene límites y están dispuestos a todo.
Recién mencionabas que el macrismo es un gobierno de derechas. ¿Lo ves como un representante de la restauración neoliberal? ¿O cómo lo caracterizarías?
Por supuesto. Este es un gobierno de derecha que expresa el mismo pensamiento de la derecha argentina en toda su historia; representa esos mismos intereses, con las características particulares de este momento. Obviamente tiene como novedad que la derecha históricamente gobernó la Argentina con el partido militar o colonizando los partidos populares, y hoy tiene su propio partido, por lo tanto es una novedad política. Por eso decía que es un gobierno legal pero que actúa como un gobierno de facto y que tiene las mismas características y los rasgos de identidad constitutiva de la derecha histórica de nuestro país. Y la representación, obviamente, de las élites y de los grupos de poder de la Argentina que quieren que el país retroceda, volver a una situación pre-kirchnerista en todo sentido. Quieren todo lo contrario a lo que es el proyecto nacional, popular y democrático que fundó Néstor Kirchner en la Argentina, que fue justamente el recuperar el valor de la política como una herramienta de transformación, entender que era absolutamente necesario recuperar el rol del Estado y el valor de lo público como garante de una sociedad de derecho, de derechos políticos, económicos, sociales y culturales para todos y todas, y no para una parte. Y para eso se necesitó una matriz productiva y distributiva más justa, como la que se puso en marcha el 25 de mayo de 2003, basada en el crecimiento con inclusión, en la industrialización, en la distribución y en el consumo popular, en el mercado interno como círculo virtuoso de ese crecimiento con inclusión.
Ellos quieren desandar todo eso porque necesitan volver a políticas de ajuste, de endeudamiento, de concentración, de liberación de importaciones -que destruye la producción nacional y destruye el empleo-, un desempleo más alto como medida también para disciplinar la discusión salarial, están amenazando a los trabajadores con la pérdida del empleo para que no discutan el aumento salarial, la lógica tradicional de lo que han hecho las derechas. Por lo tanto, quieren hacer esa restauración no tenemos ninguna duda. Y, para ello, también necesitan generar miedo, generar persecución. Porque lo que se les escapa del blindaje judicial y del blindaje mediático lo reprimen, como ha pasado ya en varias oportunidades, al extremo de generar miedo tirando palos contra una murga de chicos, también reprimiendo a los trabajadores estatales como en La Plata o a los trabajadores de Cresta Roja. Y llegan ya el extremo de tener a una dirigente social presa por un acampe, cuando no hay ninguna explicación legal para hacer eso más allá de las denuncias que dicen tener, pero que en todo caso tendrían que tener las garantías de un debido proceso. Toda esta persecución utilizando las redes sociales, estigmatizando a los trabajadores estatales y a los militantes como «ñoquis» y vagos, queriendo degradar la actividad política.
Entonces hay una estrategia de retroceder y también buscan poner al sistema político en una situación pre-kirchnerista; volver a sentar al sistema político en la mesa que Nestor Kirchner pateó. Esa mesa que el establishment le había preparado a ellos para decirles dónde estaba el límite del debate y la discusión y qué intereses podían o no tocarse. El marco que le permite el establishment al sistema político poder avanzar. Esa mesa fue la que pateó Kirchner cuando corrió la frontera de lo posible, cuando fue por más, cuando recuperó el carácter transformador y popular de la actividad política. Por eso Macri quiere elegir su oposición; una oposición dócil, cómplice del ajuste, del ataque a la democracia. Los sectores conservadores quieren poner a la política, insisto, en la mesa que el establishment les permite sentarse para que nada en el sistema político cuestione ese status quo.
Y sin embargo, a pesar de todas estas medidas impopulares que estás nombrando, a la fecha hay encuestas que afirman que Macri aún sigue teniendo una alta valoración, con una imagen positiva de alrededor del 60%. ¿Por qué crees que se mantiene alta?
Bueno, la misma encuesta también arrojó que tenía una valoración más alta y que venía cayendo. Pero, además, me parece que, lamentablemente, hay un impacto negativo de esas políticas. Digo lamentablemente porque es un sufrimiento para nuestro pueblo. El impacto negativo de las políticas que está implementando se va a empezar a ver claramente en unos meses. Ya se está viendo. Cuando vas al supermercado, a la panadería o a la carnicería. No tengo ninguna duda de que su imagen va a seguir cayendo a medida que lleguen las facturas de luz, gas, los tarifazos. Hay un impacto negativo de estas políticas y, lamentablemente, es el pueblo quien las padece. Es evidente que hay una política que está atacando el poder adquisitivo de los trabajadores y de los sectores más vulnerables. Y eso seguramente, y lamentablemente, insisto, se verá en unos meses.
Antes mencionaste el tema de la oposición al gobierno. ¿Cómo ves la reorganización del kirchnerismo o del peronismo?
Me parece que la derecha creía que el 10 de diciembre se acababa el kirchnerismo, y está claro que eso no es así. El kirchnerismo está más vivo que nunca. El kirchnerismo es el nombre, a mi entender, del pensamiento nacional, popular y democrático en el siglo XXI. Quieren construir una contradicción entre kirchnerismo y peronismo, y es imposible que haya una contradicción porque claramente el kirchnerismo expresa el peronismo del siglo XXI. Y no hay nada más peronista que ser kirchnerista. Por lo tanto, la mejor y más clara expresión del significado histórico y actual del peronismo actual que ser kirchnerista, como también la representación de muchas otras tradiciones políticas confluyen en la pertenencia y en el sentido de identidad kirchnerista. Por lo tanto no veo la contradicción que quieren instalar.
El kirchnerismo tiene, en esta etapa de la historia argentina, el rol de defender los intereses de las mayorías populares. La derecha creía que esto terminaba el 10 de diciembre y, justamente, eso es lo que le da bronca. El kirchnerismo está más vivo que nunca, trascendió el 10 de diciembre y el liderazgo de Cristina, por supuesto, también. Cristina es la líder indiscutible del movimiento nacional, popular y democrático en la Argentina. Dejó su mandato presidencial abrazada por 500.000 personas en una plaza, con un reconocimiento nacional e internacional extraordinario. Entonces, me parece que el desafío es construir más y más kirchnerismo en el conjunto de la patria, anclar territorial y socialmente el kirchnerismo, fortalecer la unidad del Frente para la Victoria, entendiendo que es una construcción de la unidad en la diversidad y, obviamente, con el liderazgo de Cristina. Y ese es el desafío nuestro. Gobernamos durante 12 años, donde se ampliaron derechos, donde hubo un gobierno que trabajó, justamente, por la defensa de los intereses de las mayorías populares. Y hoy nos toca ser oposición y defender esos derechos conquistados en estos 12 años desde la oposición. Y, por supuesto, organizarnos para ganar en el 2017 y volver en el 2019 que es el objetivo que tiene que tener cualquier fuerza con vocación de mayoría y con vocación de defender los intereses del pueblo. Así que yo creo que ese es el desafío y, insisto, en la construcción de más y más kirchnerismo, en la unidad del FPV y del liderazgo de Cristina.
En términos de integración regional ¿qué impacto puede tener el giro de la política exterior argentina que impulsa Cambiemos, por ejemplo, la ruptura con Venezuela o el acercamiento a los Estados Unidos?
Me parece que, justamente, expresa esa misma lógica. Es coherente con su pensamiento de derechas, un lineamiento internacional con otras características que tiene que ver con su posicionamiento y su núcleo de ideas. Y las señales que dan tienen que ver con eso, un lineamiento que pone en peligro los procesos de avance en la integración política, social y cultural de nuestra región, desde la perspectiva de la construcción de un bloque desde donde relacionarse con el mundo. Me parece que ellos tienen otra mirada sobre el tema y en estos pocos meses de gobierno han mostrado claramente sus lineamientos. Por eso una de las tareas de nuestro proyecto es custodiar el tipo de integración que se construyó en estos años.
Fuente: http://www.celag.org/entrevista-a-martin-sabbatella-por-sabrina-flax-y-camila-vollenweider/