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¿Callados?

Fuentes: Rebelión

Hace 42 años comenzaba en la Argentina la última dictadura cívico militar eclesiástica… Y hace 41 años que tras la difusión de su «Carta Abierta a la Junta Militar» el periodista y militante Rodolfo Walsh caía en las asesinas manos de los aviesos represores. Hace 42 años-también- Francisco Arancibia -uno de los fundadores de la […]

Hace 42 años comenzaba en la Argentina la última dictadura cívico militar eclesiástica… Y hace 41 años que tras la difusión de su «Carta Abierta a la Junta Militar» el periodista y militante Rodolfo Walsh caía en las asesinas manos de los aviesos represores.

Hace 42 años-también- Francisco Arancibia -uno de los fundadores de la CTERA- recibía en su cuerpo más de 100 balazos…

La plutocracia y sus gerentes siempre tuvieron y tienen bien claro sus objetivos. Si hay que matar para «garantizar las ganancias del capital»…disparan, arrojan al mar, torturan, asfixian…

Con el «Terrorismo de Estado» no solo se planificó la sistemática desaparición de personas…sino que se pretendió que con el «cuerpo colectivo aterrorizado» jamás se volviera a pensar en la organización solidaria para la transformación social. Fue/es un genocidio que aún opera sobre y entre nosotros. Había que desterrar por años la idea que la clase trabajadora puede protagonizar su propio destino.

He aquí la síntesis del crimen: gatillar contra un maestro y un escritor. Cuerpos vejados para que nadie más se atreva siquiera a nombrar la palabra revolución. Las balas contra Arancibia y Walsh resuenan hoy en las escuelas públicas del país. Pareciera que la orden fue matarlos a ellos con la intención de impedir el aprendizaje de las futuras generaciones. Que ningún estudiante comprenda que el primer saber de todo hombre, es saber que está siendo oprimido por el capitalismo y sus relaciones sociales.

Muchas veces nos preguntamos por qué se hace difícil reflexionar sobre esos años oscuros de represión… ¿Será que todavía sentimos terror o la amenaza de muerte se reactiva a cada instante de mano de las instituciones que nos dejó ese «Proceso de Reorganización Nacional»? ¿Será que desde nosotros mismos nos negamos a habilitarnos y poner en la conciencia que fue un genocidio que requirió de nuestra condescendencia? «Lo que se calla en la primera generación, la segunda lo lleva en el cuerpo», sentencia Françoise Doltó. Y al parecer seguimos callados…pese a los cientos de mensajes de wassap que escribimos todos los días.

La violencia política y estatal abierta por la última dictadura trasvasó luego a lo económico social. En otras palabras: las consecuencias de ese terror se observa hoy en la «miseria planificada». Y ahí también continuamos callados, conviviendo con la «mediocridad» del espectáculo que emiten los medios masivos de información.

En definitiva, hay que volver a cargar de sentido las palabras que los represores vinieron a «encarcelar»: solidaridad, organización, participación, política, trabajadores…y por qué no socialismo.

No es tiempo de mantener cerrada la boca.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.