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Catalunya no és més que un club!

Fuentes: Rebelión

El Barça, a pesar de la merecida «maldición Fundación Qatar» que le persigue (¡veremos y sufriremos cosas peores!), es más que un club. Sin duda, está probado y demostrado. Como tantas otras veces, al maestro Manuel Vázquez Montalbán acertó con el concepto y con su expresión. Pero, en cambio, el país no logra conseguirlo. Catalunya […]

El Barça, a pesar de la merecida «maldición Fundación Qatar» que le persigue (¡veremos y sufriremos cosas peores!), es más que un club. Sin duda, está probado y demostrado. Como tantas otras veces, al maestro Manuel Vázquez Montalbán acertó con el concepto y con su expresión.

Pero, en cambio, el país no logra conseguirlo. Catalunya no es más que un club o es poca más que un club de fútbol dirigido por un grupo de neoliberales pragmatistas (mayoritariamente masculinos) con muy pocos escrúpulos y nulos principios.

En la mañana en que escribo, 27 de abril de 2012, todos los periódicos de la ciudad, sean de ámbito local, catalán o español (los diarios de análisis, fanatismos y chismes deportivos por descontado), hacen referencia en primera página a la decisión sobre su continuidad en el club que el entrenador Josep Guardiola hará pública esta mañana (escribo cuando aún no se conoce, pero es obvio que el señor Guardiola no entrenará al Barça la próxima temporada lo que no significa que no pueda hacerlo dentro de cuatro o cinco años).

No es de recibo ni razonable ni siquiera justo que un asunto así sea primera página de todos los diarios, probablemente primera y destacada noticia de todos los informativos y preocupación esencial, en el día de hoy, y en las próximas semanas, de millones y millones de ciudadanos y ciudadanas entre los que el firmante de esta nota está incluido. La situación empieza a ser insoportable, no puede ser que la enfermedad adquiera estas dimensiones: no es razonable que se haya convertido a un excelente entrenador (que lo es, y en general prudente, menos en asuntos culturales, económicos y políticos de la importancia de Qatar [1] e Israel) en un pensador, en un filósofo, en un chamán casi, en un ser imprescindible, en un maestro del pensamiento. No es razonable ni justo, incluso para Guardiola. El provincianismo más limitador en el puesto de mando.

Lo mejor para todos, también para el señor Guardiola, es que toquemos de nuevo suelo, incluso el césped del Camp Nou si es necesario, y veamos, y sepamos distinguir, entre lo que es esencial y lo que no lo es. La prensa, si no quiere seguir abonando senderos de intoxicación cultural y de disparate humanista, debería ayudar a transitar por caminos de prudencia. Guardiola nos hará un bien a todos, también a él, si no contribuye a la interesada y pueril construcción de un mito. Es joven y tiene sensibilidad para ello si el entorno no le ha jugado ya una mala pasada. Guardiola fue lector de Miquel Martí i Pol, quien nos enseñó y advirtió, desde las filas del PSUC antifranquista, sobre las sandeces que nos rodean y asaltan, enseñándonos la decisiva importancia de la dignidad y honradez en esta vida y en este mundo grande y cada vez más terrible en el que nos ha tocado vivir y en el que él vivió con honradez admirable.

Mientras tanto, y alejado de los focos informativos, la directora general de la televisión catalana, Mònica Terribas -una ciudadana políticamente moderada del ámbito nacionalista que cree, eso sí, en la televisión pública- ha sido sustituida. Entre tinieblas y en la nocturnidad. Todo apunta a que su actitud no servil en una entrevista con el molt honorable president del gobierno de los mejores privatizadoras e impulsor del Eurovegas Artur Mas ha sido la causa [2]). Su sustituto -un caso muy similar al del conseller de Sanidad Boi Ruiz, el ex de la patronal sanitaria- es Eugeni Sallent. ¿De dónde viene? De la competencia directa: ha sido director general -o cargo afín- del grupo Godó.

¿Está claro quien manda en los medios informativos y periodísticos? Son condes. La burguesía catalana siempre ha tenido su debilidad con la realeza y Catalunya, ciertamente, es más que un club: quieren que sea su masía.

 

Notas:

[1] Su postura a favor de Qatar, donde Guardiola jugó una o dos temporadas, con argumentos absolutamente pueriles y desinformados, decantó la indecisión de muchos compromisarios en la asamblea del club donde se tomó la decisión. Efecto de la decisión: que miles de aficionados, muchos de ellos jóvenes, vayan por las calles, institutos, escuelas e incluso universidades de la ciudad con camisas que publicitan un estado con una política interna y externa alejada de todo ideal democrático por demediado que sea éste.

[2] El director de La Vanguardia se puso como una nota. Solo dos días después de la entrevista, el director del diario del Grupo Godó firmó su nota en la segunda página del diario criticar la entrevista. La tituló así: «¿Entrevista o interpelación?». Un paso: «¿Pero fue realmente una entrevista lo que nos ofreció la televisión pública catalana? He oído en las últimas veinticuatro horas todo tipo de opiniones y tan sólo hay unanimidad en una cosa: el presidente de la Generalitat salió con una valoración alta de la cita televisiva. Pudo explicar los recortes que su Gobierno está llevando a cabo, demostró conocimiento de todos los asuntos que Terribas le planteó y en ningún momento dio la sensación de estar a la defensiva. Ni en el tema que la directora de TV3 más defendió con uñas y dientes: ¿por qué la aportación de la Generalitat a TV3 debe bajar de 300 a 260 millones de euros? […] En la cita televisiva entre Mas y Terribas tuve más la impresión de asistir a una interpelación parlamentaria entre dos contendientes que a una entrevista. No porque la directora de la televisión catalana quisiera ser crítica, incisiva y muy profesional, que sería digno de aplaudir y motivo de grandes elogios, sino porque lo que pretendió fue desacreditarlo por sus políticas, censurarle sus decisiones y reprocharle sus alianzas políticas. Y eso es propio de un cara a cara, de una interpelación parlamentaria. No de una entrevista en la televisión pública». Son así de serviles y de derecha extrema. ¡Miren sus antecedentes, lean La Vanguardia española de los años cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.