Conversamos con Sato Díaz, director de Cuartopoder, que cierra 11 años después de su nacimiento por no poder hacer frente a los gastos. «Generar un medio potente, que no esté al servicio de los discursos dominantes, ayudaría a profundizar democráticamente en nuestra sociedad», sostiene.
En la misma época en la que cerraban periódicos en papel, algunos históricos, nació Cuartopoder, uno de los medios digitales que comenzaban a proliferar por aquella época. El periodismo, se decía entonces, encaraba a la vez dos crisis: la económica y la de transformación de su propio sector.
Hoy, 11 años después del nacimiento de esta cabecera, y cuando el periodismo, el buen periodismo, sigue siendo imprescindible, podemos decir que el sector está desmantelado, sustentado en la precariedad de las plantillas y en unas vocaciones que ya no dan para comer. Charlamos con su director, el periodista Sato Díaz, que antes de contestar pide tiempo para poder terminar de escribir un artículo: el que informa de que Cuartopoder cierra.
¿Por qué cierra Cuartopoder?
Cuartopoder nació el 5 de marzo de 2010. Tenemos 11 años y algunos días. Cerramos porque nos es imposible continuar por motivos económicos. Los ingresos publicitarios han bajado considerablemente con esta crisis, no podíamos hacer frente a los gastos y, antes de endeudarnos o dejar de pagar, decidimos cerrar.
¿La publicidad ha sido la principal vía de financiación?
Sí, la principal.
¿Lo llevaban pensando mucho tiempo antes de tomar esta decisión?
Sabíamos que la situación económica era delicada desde hace tiempo. Hemos lanzado iniciativas como un crowdfunding o la Caja de Resistencia, un sistema de donaciones de la audiencia. Sin embargo, siempre habíamos salido adelante, hasta ahora. La publicidad es nuestro mayor sustento económico y ha caído. O no hemos sabido encontrarla. La pandemia y la crisis económica derivada de ella han arrasado con nosotros.
¿Cuál es su valoración sobre el modelo de suscripciones y por qué Cuartopoder no ha considerado hacerlo como posible solución?
El modelo de suscripciones es un modelo más. Por nuestra parte, nos hemos planteado hacer un modelo de suscripciones en algún momento. Pero veíamos que había muchos medios más grandes haciéndolo y no sabíamos hasta qué punto iba a funcionar.
Lo que nunca quisimos era capar los contenidos, que solo los suscriptores los pudieran leer. Tampoco, por el volumen de nuestra redacción (solo somos cuatro periodistas) podíamos plantearnos hacer algo añadido, como una revista o periódico impreso. No habríamos llegado a asumir más trabajo.
¿Qué supone para usted el cierre de un medio como Cuartopoder, que ha estado peleando en la órbita de medios independientes, que ha hecho posible, por ejemplo, la encuesta sobre la monarquía que el CIS continúa sin hacer? ¿Cómo puede afectar todo ello al propio derecho a la información de la ciudadanía?
La pérdida de Cuartopoder indica un problema enorme: no podemos salir de esta crisis con menos pluralidad informativa, no podemos salir de esta crisis fortaleciendo un discurso único de los grandes medios de comunicación.
Para mí (y mis compas Sara Montero, María F. Sánchez y Miguel Muñoz), supone, en primer lugar, la pérdida de mi puesto de trabajo y principal fuente de ingresos. En este momento, es un problema y da vértigo.
Además, la pérdida de un medio independiente nos hace ver cómo se instala ese discurso único y mayoritario de los grandes medios de comunicación que conlleva a un modelo social y político temible. La encuesta es un caso. Si no fuera porque medios pequeños e independientes nos curramos un crowdfunding para hacer la encuesta más completa sobre la monarquía desde hace décadas, no se habría preguntado a la ciudadanía y no sabríamos, con datos fiables, que hay una mayoría republicana en la sociedad. El periodismo independiente es más necesario que nunca, porque como sociedad nos estamos jugando todo en asuntos que muchos grandes medios obvian: capitalismo, emergencia climática, cuestiones de género, cuestionamiento sobre quién lo tiene y cómo se ejerce el poder…
Ctxt ha hecho una campaña de suscripciones, en La Marea también estamos inmersas en mitad de otra… Muchos lectores y lectoras se quejan –en el buen sentido del término– de que no pueden pagar por todos ni suscribirse a todos. Después de esta experiencia, ¿cree que hay hueco para tantos medios ‘pequeños’? ¿Cree en una fórmula de unión?
Creo que sería una noticia muy buena la unión, desde la diversidad y pluralidad e independencia, de todos estos medios que hacemos un periodismo necesario, crítico e independiente. Generar un medio potente, que no esté al servicio de los discursos dominantes, ayudaría a profundizar democráticamente en nuestra sociedad.
¿Qué futuro le ve al periodismo y a los periodistas en este contexto?
El periodismo siempre va a existir. El principal problema es que, como en tantas otras profesiones, las condiciones laborales de la mayoría de periodistas son precarias y eso dificulta hacer un buen trabajo. El miedo a perder el empleo o a no llegar a fin de mes resta libertad (también en los periodistas) a decir lo que se cree o a informar de asuntos espinosos. Hace falta más unidad entre periodistas y, puestos a soñar, que los medios de producción (periodísticos) estén en manos de los periodistas.
También mejores convenios colectivos.
También hace falta evitar el oligopolio de las empresas de información que hay en este país. Reforzar los medios públicos para que sean independientes de las estructuras de los partidos políticos. Y generar y facilitar que crezcan medios comunitarios: aquellos que nacen de la propia sociedad civil.
¿Cree que las administraciones tendrían que elaborar algún tipo de plan de ayudas como ocurre con otros sectores?
Creo que el oligopolio que existe en este país con los medios de comunicación (casi todo lo que leemos, escuchamos o vemos está en muy pocas manos) dificulta esto. Los diferentes gobiernos y administraciones evitan enfrentarse a estos poderosos.
Pero sí, lo creo, hace falta un plan de ayudas a los medios de comunicación y hacen falta gobiernos valientes que se atrevan a hacerlo. Y que no pretendan, mediante las ayudas, influir en el trabajo de los periodistas.
¿Tienen pensado qué hacer para que los artículos publicados en Cuartopoder no se pierdan?
Estamos dándole vueltas y este tema me lleva de cabeza.