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Claudia Sheinbaum: «Empiecen por su país»

Fuentes: Rebelión

Este enunciado fue emitido por la presidenta de México Claudia Sheinbaum el pasado 7 de febrero durante su habitual rueda de prensa mañanera. A continuación la máxima autoridad mexicana dijo: «Ellos tienen mucho que hacer en Estados Unidos” y cuestionó acerca de “¿Cómo es que llega el fentanilo o cualquier otra droga? No está bien que pase ilegalmente, nosotros hacemos el trabajo en nuestro país. ¿Pero qué pasa después de la frontera? ¿Quién opera? ¿Quién vende la droga en las ciudades de Estados Unidos que han provocado tanta tragedia?».

La presidenta Sheinbaum sabe lo que habla, sobre todo si uno se pregunta quien es el gran ganador con el negocio de las drogas. Ya a finales del siglo pasado un estudio de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) estimaba en cerca de 500 mil millones de dólares la ganancia producida por el tráfico internacional de drogas, más de la mitad de la cual circulaba por el sistema financiero de Estados Unidos. Para tratar de controlar esta situación, el gobierno lanzó la operación Greenback, cuyos objetivos eran los bancos que manejaban dinero de las drogas sobre la base de que era más fácil vigilar a las instituciones financieras que ejecutar intervenciones militares en los países productores.

Al observar la cantidad de dinero que llegaba a los bancos de Miami, el Banco de la Reserva Federal encontró que Florida tenía un superávit de efectivo de US$5.5 mil millones en un momento en que el resto del país tenía un déficit de efectivo. El Departamento de Justicia en coordinación con el Departamento del Tesoro se vieron obligados a actuar. Así comenzó Greenback.

Después de obtener algunos magros resultados y tras acusar a tres ciudadanos colombianos y a otras 13 personas de conspirar para defraudar a Estados Unidos, la operación fue cancelada en octubre de 1982 cuando, misteriosamente, la mayoría de los acusados logró huir de la justicia. Hasta ese momento y sólo por tres años duró la persecución en serio al narcotráfico en Estados Unidos. El zar antidrogas en ese momento era George Bush padre quien venía de ser director de la CIA. Su “meritoria labor” tanto en la CIA como en la DEA le valió para ser elegido posteriormente vicepresidente y presidente de Estados Unidos.

Otro aspecto de este negocio es el de los precursores químicos. En fecha tan lejana como 1989, en una operación realizada por la policía colombiana fueron incautados 1.5 millones de galones de químicos usados para transformar la coca en cocaína. La mayor parte de los barriles tenía logotipos de la cooperación de Estados Unidos. La propia CIA reportó que la exportación a América Latina de sustancias como ácido clorhídrico, permanganato de potasio, ácido sulfúrico, acetona y éter, superaba en mucho los usos legales de las mismas, mientras que el Servicio Congresional de Investigaciones concluía que más del 90% de los químicos usados en la producción de drogas procede de Estados Unidos. Parece evidente que controlar esta industria internamente es mucho más fácil y menos costoso para el país, sin embargo poco y nada se ha hecho.

El periodista mexicano residente en Washington J. Jesús Esquivel se ha dedicado en tiempos recientes a investigar y documentar las acciones del narcotráfico en México y Estados Unidos. Uno de sus libros “Los narcos gringos” publicado en 2016 y reeditado en 2022 se introduce en los misterios y las incógnitas del narcotráfico en Estados Unidos al realizar una profunda investigación de expedientes judiciales además de entrevistar informantes y agentes que han participado directamente en el negocio de las drogas o en la lucha contra él.

Con lujo de detalles, este libro recrea los “ingeniosos trucos de que se valen los brokers, los artífices del tráfico de estupefacientes, para llevar sus mercancías al interior de la Unión Americana y lavar el producto de su labor ilícita que hacen llegar a los cárteles mexicanos, según plantea la contratapa del libro”.

En un capítulo denominado “Narcocorrupción gringa”, Esquivel expone que las altas autoridades de Estados Unidos e incluso el público de ese país cuando hablan de narcotráfico inmediatamente piensan en Colombia y México, cargando la responsabilidad en las agencias de los dos países a quienes acusan de corruptos. Sin negar dichos conceptos el periodista mexicano opina que en Estados Unidos también hay narco corrupción. Dice que: “Los narcos gringos y los mexicanos tienen en sus nóminas a agentes aduaneros de Estados Unidos, de la Patrulla Fronteriza, de la DEA y de las policías locales; si esto no fuera una realidad, solo entrarían a la Unión Americana, los narcóticos que pasan sin ser detectados por las regiones de la frontera más inhóspitas como es el caso de la zona limítrofe del estado de Arizona…”

Esquivel cita a Oscar Hagelsieb un experto agente de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de Estados Unidos quien afirma que “la narcocorrupción […] es el obstáculo más grande que enfrentan las autoridades dedicadas a combatir el tráfico de enervantes”. Al hacer una comparación entre los dos países, Hagelsieb establece que “la corrupción por narcotráfico en México se genera por la pobreza y la debilidad de las autoridades ante el dinero. En Estados Unidos nace la demanda y el consumo de narcóticos”.

Otra investigación, esta vez realizada por los también periodistas mexicanos Jorge Fernández Menéndez y Víctor Ronquillo publicada por la editorial de Bolsillo bajo el título “De los maras a los zetas. Los secretos del narcotráfico, de Colombia a Chicago” establece que en Estados Unidos hay unos 20 millones de consumidores de drogas, de los cuales unos 6 millones son adictos, sin embargo resulta peligroso hablar del tema por lo que el mismo es eludido llevando al total desconocimiento y confusión y la fácil construcción de estereotipos encaminados a culpar exclusivamente del flagelo a los países productores.

Fernández Menéndez y Ronquillo exponen que, después que los cargamentos han cruzado la frontera en todo tipo de transporte y también a través de túneles a lo largo de toda la zona limítrofe, las redes del narcotráfico comienzan a operar desde 14 ciudades del sur en los estados de Nuevo México, Texas, California, Arizona, Oklahoma, Florida y Luisiana donde la droga es depositada en almacenes a partir de los cuales se va aprovisionando el mercado controlado por las propias organizaciones.

He querido dar a conocer solo dos investigaciones públicas sobre el tráfico de drogas, es de suponer que la información que manejan los órganos de seguridad es mucho mayor. Por eso es difícil entender que el país más poderoso del mundo no haya podido controlar este negocio…o tal vez, en realidad lo que ocurre es que no ha querido hacerlo.

La presidenta de México sigue haciendo preguntas: “¿a dónde va el dinero de la venta de las drogas ilegales y cómo es que las armas del Ejército de Estados Unidos terminan en manos de los cárteles mexicano? ¿Quién las vendió, cómo llegaron a nuestro país? ¿Cuál es la distribución final en las calles? ¿O es que no hay cárteles allá, o delincuencia organizada?».

Muchas preguntas, pocas respuestas y las que se formulan desde Washington, llevan impresas la prepotencia, la soberbia y la amenaza que caracterizan la retórica y la actuación imperial. La contestación desde Washington vino desde el Departamento de Justicia que en un memorándum informó que instruyó a la eliminación total de los cárteles y organizaciones criminales transnacionales. Mucho más que eso, Tom Homan, el “zar de la frontera”, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, advirtieron que Estados Unidos podría utilizar al Ejército para atacar a los cárteles incluso en territorio mexicano.

Con absoluta serenidad y la altura de miras que caracteriza a los verdaderos estadistas, la presidenta Sheinbaum alegó que el memorándum del Departamento de Justicia «no se entiende bien», porque solo tiene explicaciones generales pero no se sabe en qué se va a traducir. En la continuidad de la controversia y en defensa de los más altos intereses de México, tres días después Sheinbaum reiteró que Estados Unidos debe hacerse responsable del “grave problema de narcotráfico y consumo de drogas que hay en ese país”.

La mandataria explicó que el narcotráfico surge de la demanda, mientras haya consumo habrá oferta. Consideró que su gobierno por supuesto no está de acuerdo con el narcotráfico, por lo que el objetivo de las más altas autoridades del país y de ella misma era disminuir la violencia en su país. En ese camino es que se proponían también disminuir la producción de la droga y su distribución.

Pero reiteró una vez más, que Estados Unidos tiene que hacer su parte atendiendo el alto consumo de drogas como un asunto de salud pública que Washington debe encarar. En ese ámbito, insistió en que Estados Unidos también debe hacerse cargo de controlar a sus propios generadores de violencia y la producción interna de sustancias sicotrópicas y debe hacer un esfuerzo para vigilar e intervenir el mercado ilegal interno.

Hay que decir también que la voluntad indomable y el sentido patriótico de Claudia Sheinbaum se hicieron presentes en la conversación que sostuvo con el presidente de Estados Unidos el pasado 3 de febrero. Aunque Trump obvió que la presidenta mexicana abordó el tema del tráfico de armas desde Estados Unidos, ella se encargó de recordarlo unos días después. En la misma rueda de prensa del viernes 7, Sheinbaum informó que le dijo a Trump que era crucial en la lucha contra el narcotráfico que las armas de Estados Unidos no llegaran ilegalmente a México.

Recordó además, que el Gobierno de México realizó previamente dos denuncias contra las distribuidoras y contra los fabricantes de armas. El 21 de enero, solo un día después de la toma de posesión de Trump, el Congreso de México a través de la Cancillería, solicitó al gobierno de Estados Unidos un informe detallado sobre el tráfico ilícito de armas, luego de que Trump designara a los cárteles del narcotráfico en el país como organizaciones terroristas.

De acuerdo con el último informe público de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (ATF, en inglés), “el 74 % de las armas que llegan a México provienen de la frontera norte. También señala que el Gobierno mexicano ha presentado un total de 148.200 solicitudes de rastreo de armas entre 2017 y 2023, de las cuales 50.409 se realizaron entre 2022 y 2023, representando un incremento del 25% entre 2021 y 2023”, todo lo cual da cuenta de un interés mexicano no correspondido  por Estados Unidos.

Tras la salida de la zona del Canal de Panamá el 31 de diciembre de 1999 en virtud de los acuerdos Torrijos-Carter, el aparato de control regional que Estados Unidos había construido y que tenía su eje operacional, de mando y logístico en ese lugar donde estaba la jefatura del Comando Sur, se desarticuló.

La desaparición de la Unión Soviética y el fin del mundo bipolar le hizo perder a Estados Unidos el enemigo sobre el cual articulaba su acción imperialista. Entonces recurrió al narcotráfico y las migraciones de indocumentados primero y la lucha contra el terrorismo después, para llenar ese “vacío”.

Hoy, la administración de Trump pretendiendo “hacer a Estados Unidos grande de nuevo” recurre a los mismos artificios como instrumento de cohesión regional en torno a los dictados de Washington. Las supuestas políticas para combatir la inmigración ilegal y el narcotráfico una vez más son herramientas para intentar un control regional mediante el avasallamiento de países, gobiernos y pueblos.

A comienzos de siglo, Cuba resistía en solitario el poder aplastante del imperio mientras que Venezuela, conducida por el comandante Hugo Chávez apenas iniciaba la actuación internacional en defensa de su soberanía y autodeterminación. Pero hoy, son varios los países y los gobernantes que sostienen y defienden la dignidad y el honor de los pueblos. Claudia Sheinbaum, igual que el cura Miguel Hidalgo y que José María Morelos, de la misma manera que Benito Juárez y Lázaro Cárdenas y dando continuidad a las políticas de recuperación del decoro y la conciencia de la mexicanidad iniciada en este siglo por Andrés Manuel López Obrador, nos da ejemplos de la ruta a seguir, no solo por México, también por toda la América morena al sur del río Bravo.

sergioro07.blogspot.com


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