El Sistema Nacional de Represión contó en nuestro país con un andamiaje basado en un Estado que dispuso todo su poder a manos de la represión, la represión estatal fue desde este lugar, apoyado por las clases dirigentes empresarias, donde muchos de ellos, más tarde, se apoderaron de las empresas estatales para lograr su vaciamiento. […]
El Sistema Nacional de Represión contó en nuestro país con un andamiaje basado en un Estado que dispuso todo su poder a manos de la represión, la represión estatal fue desde este lugar, apoyado por las clases dirigentes empresarias, donde muchos de ellos, más tarde, se apoderaron de las empresas estatales para lograr su vaciamiento. Todo este aparato fue dimensionado, organizado y puesto en funcionamiento desde las estructuras del Estado. En él, a partir del golpe de estado se concentró el poder político, económico y financiero, cercenando las libertades públicas, todas las prácticas culturales populares, torciendo el rumbo de las conquistas sociales a través de niveles elevadísimos de represión, terror y muerte. Si bien el principal objetivo de la dictadura fue golpear al Movimiento Obrero Organizado, desde estos espacios se resistió a la dictadura, mientras amplios sectores medios hicieron la venia y sostuvieron a la dictadura con su omisión o apoyo.
Plantear el tema Estado en este tramo es fundamental para entender el porqué pudieron pasar los planes más aberrantes desde el punto de vista de la violación de todos los derechos humanos, pero también la imposición de un modelo que tenía que ver con el capital financiero, por sobre el histórico capitalismo industrial, imposición que se basó en la desindustrialización del país.
En el campo internacional el capital financiero estaba jaqueando al capitalismo industrial y en nuestros países del Tercer Mundo y dependientes de los países centrales debían ser desindustrializados y convertidos para la provisión de mano de obra barata y la producción de materias primas.
El elemento que se utilizó con fuerza fue el endeudamiento externo, no casualmente la deuda dejada por el gobierno de María Estela Martínez de Perón fue de 7 mil millones de dólares, a la salida de la dictadura la Argentina debía a los organismos internacionales casi 50 mil millones de dólares.
Por eso el CCD – Centro Clandestino de Detención fue vital en el proceso represivo, fue el lugar por donde se entraba y no se salía, y si salían sus vidas habían cambiado, en esos ámbitos reinaba el horror en todos sus matices, de esta forma y utilizando el asesoramiento y accionar de profesionales de la salud, lograron torcer en muchos momentos la voluntad humana, utilizando la tortura a los seres queridos y la violación a las mujeres, la mentira y la burla sistemática sobre la conducta de sus familiares y la desesperación llevada a extremos únicos delante de los seres más amados.
En estos lugares siniestros no existieron valores humanos, tenían números, como en el caso del centro clandestino que funcionó en la ESMA y en tantos lugares que les ponían un número, por las cifras de los sobrevivientes se supone que por este lugar pasaron más de 5.000 detenidos – desaparecidos.
Por eso tener claro para las generaciones venideras, para las actuales, para los que no vivieron la última dictadura militar, es una necesidad histórica, va más allá de revivir procesos, se trata de re incorporar los mecanismos de la memoria colectiva, recuperar una identidad popular que sirva como contenedor de que las clases dominantes intenten implementar nuevas formas de represión. Se trata de oponerse a las formas represivas actuales y las injusticias de todo tipo. Pero para entender el porqué de estas medidas represivas han que comprender, acabadamente, este proceso histórico Argentino y de Latinoamérica.
No se puede hablar más de excesos, hubo un plan ideado y llevado a cabo hasta las últimas consecuencias, que no fue soportado de rodillas, al contrario fue resistido heroicamente por miles y miles de trabajadores anónimos que sufrieron la persecución, la muerte, la desaparición y en menor medida la pérdida de trabajo.
Zona 1
La Zona 1 que abarcaba la Capital Federal, la mayor parte de la provincia de Buenos Aires y la provincia de La Pampa fue dividida a su vez en 7 Subzonas y éstas a su vez en 31 áreas, allí funcionaron sobre un total relevados de 96 Centros constatados y otros 70 posibles, entre 73 a 75 CCD. Por otro lado las últimas cifras que hablan de 400 CCD en todo el país, elevarían estas cifras a 176 CCD en esta zona.
Comandos de la zona 1
Subzona 1 Capital Federal a cargo de 2º Comandante del 1º cuerpo de Ejército.
Subzona 11: a cargo de la Brigada de Infantería X con asiento en la ciudad de La Plata, y jurisdicción sobre los partidos de: San Andrés de Giles, Mercedes, General Rodríguez, Marcos Paz, Las Heras, Navarro, Lobos, Cañuelas, Esteban Echeverría, Lomas de Zamora, Avellaneda, La Matanza, Quilmes, Florencio Varela, Berazategui y Almirante Brown, La Plata, San Vicente, Brandsen, General Paz, Monte y Lanús.
Subzona 12: a cargo del comando de Artillería 101, con asiento en Tandil, y jurisdicción sobre los partidos de Salliqueló, Pellegrini, Trenque Lauquen, Pehuajó, Carlos Casares, Hipólito Yrigoyen, Bolívar, Tapalque, General Alvear, Saladillo, Roque Pérez, General Belgrano, Chascomús, Magdalena, Castelli, Dolores, Tordillo, General Guido, Maipú, Ayacucho, Tandil, Benito Juárez, Laprida, General Lamadrid, Daireaux, Caseros, Olavaria, Azul, Las Flores y Pila.
Subzona 13: a cargo de Comando Artillería 101, con asiento en Junín y jurisdicción sobre los partidos de: General Villegas, General Pinto, Leandro N. Alem, General Arenales, Colón, Pergamino, San Nicolás, Ramallo, San Pedro, Baradero, San Antonio de Areco, Suipacha, Chivilcoy, 25 de mayo, 9 de julio, Lincoln, Carlos Tejedor, Rivadavia, General Viamonte, Junín, Rojas, Salto, Bartolomé Mitre, Capitán Sarmiento, Chacabuco y Bragado.
Subzona 14: a cargo del Destacamento de Exploración de Caballería Blindada 10 con asiento en Toay y jurisdicción sobre la totalidad de la provincia de La Pampa.
Subzona 15: a cargo de la Agrupación Defensa Aérea 601, con asiento en Mar del Plata y jurisdicción sobre los partidos de General Lavalle, General Juan Madariaga, Mar Chiquita, Balcarce, General Alvarado, General Pueyrredón, Lobería, Necochea y San Cayetano.
Subzona 16: a cargo de la Primera Brigada Aérea 601 con asiento en Palomar y jurisdicción sobre los partidos de Merlo, Moreno y Morón.
Esta implementación del denominado ¨Terrorismo de Estado¨ estaba claramente organizado, de este organigrama represivo salió el ford falcon y la patota, el Grupo de Tareas, el robo, la nocturnidad y también la ¨levantada¨ a plena luz del día. De estos esquemas organizativos, que seguiremos brindando zona por zona, salieron los apropiadores de bebes, la violación, la picana y la instrumentación del terror. No comprender esta forma de funcionamiento represivo, es como se afirma comúnmente, poner el carro delante del caballo.
De esta organización planificada a lo largo y ancho de la Argentina se fueron engarzando pieza a pieza los distintos actores políticos y sociales que decidieron jugar del lado de la dictadura. Por eso el terrorismo de Estado contó con la cúpula de la iglesia católica y de otras estructuras religiosas que no hicieron nada por sus seguidores, por el contrario conocían las listas de desaparecidos y muertos, como el caso de Monseñor Grasselli.
El Informe de la CONADEP revela que existieron, por lo menos, y hasta noviembre de 1985, comprobados 8.961 desaparecidos, nueva figura social que apareció, irrumpió en el paisaje nacional. Podemos decir que la mayoría de estos desaparecidos, a 29 años del golpe y algunos menos de su desaparición, continúan en la misma figura social. Son una incógnita, como afirmaba Videla, cuando le preguntaban de los medios de prensa extranjero el destino de miles de personas.
Recientemente se encontraron los restos del dirigente mecánico cordobés René Salamanca, sus restos fueron arrojados a la fosa de San Vicente. Salamanca fue secuestrado el 24 de marzo de 1976, era el Secretario General del SMATA – Córdoba, este gremio tenía más de 12.000 obreros mecánicos. El trabajo silencioso y valioso del Equipo Forense Argentino lleva adelante dicho esfuerzo, titánico. Como en la actualidad se trabaja en el Pozo de Vargas, donde se presume que hay un número no determinado de desaparecidos de la zona norteña de nuestro país.
El Informe de la CONADEP, conocido como el Nunca Más sostiene que:
El 30,5 por ciento de los desaparecidos eran obreros industriales
El 17,9 por ciento asalariados
El 5,7 por ciento docentes
El 1,6 periodistas
El 10,7 profesionales
El 21 por ciento estudiantes
Debemos hacer algunas salvedades de cómo entender estas cifras. La década del ´70 tenía un 3 por ciento de desocupación estructural, aproximadamente, un porcentaje elevado de profesionales estaban en relación de dependencia, o sea eran asalariados. Del 21 por ciento de los estudiantes, aproximadamente el 75 por ciento era asalariado. En la actualidad la UBA a dado a conocer un censo donde declara que el 59 por ciento de su estudiantado trabaja.
Por ende es claro afirmar que los desaparecidos de la última dictadura militar fueron mayoritariamente obreros y asalariados, la clase trabajadora argentina brindó más del 76 por ciento de sus hombres y mujeres a los escarnios de este genocidio que no puede cerrarse por mandato.
Por eso como afirmaba Monseñor Zaspe: ¨El silencio y el olvido no traerán la paz anunciada¨.