Estimado Sr. Culla i Clarà. Nos pregunta donde estamos los activistas de la Flotilla, los artístas que colaboran con nosotros en la campaña Rumbo a Gaza y otros tantos que solemos posicionarnos contra la guerra en el conflicto Libio. Sin ánimo de poner en mi boca en donde estan los demás citados, le responderé en […]
Estimado Sr. Culla i Clarà.
Nos pregunta donde estamos los activistas de la Flotilla, los artístas que colaboran con nosotros en la campaña Rumbo a Gaza y otros tantos que solemos posicionarnos contra la guerra en el conflicto Libio. Sin ánimo de poner en mi boca en donde estan los demás citados, le responderé en donde estoy yo en ese conflicto e intentaré explicarle para que usted me entienda, sin que se me pueda mal interpretar, el por qué no estoy en la misma trinchera en la que esta usted, la de los aliados.
En primer lugar no tengo simpatía alguna por Gadaffi al igual que en su día no la tenía por Sadam Hussein pero son ya muchos los conflictos en los que los gobernantes de occidente han metido la mano y no recuerdo ninguno en los últimos 30 años en los que hayan salido victoriosos los humildes habitantes de esos países que fuimos a salvar. Ademas, con el objetivo de manipular a la opinión pública, nuestros lideres mundiales han acuñado el concepto de guerra humanitaria y han utilizado hasta la saciedad métodos de propaganda, mas acordes con la Alemania nazi, para deshumanizar a sus enemigos hasta el punto de hacer vencer la opinión de los ciudadanos en favor de las tropelías mas diversas. Y no, no defiendo a Gadaffi, personaje siniestro por el que no tengo ninguna simpatía y que ha reprimido a sus opositores de manera cruel y sádica. Pero Sr. Culla i Clàra, Gadaffi no es el único sátrapa que merece ir a al TPI, ¿por qué no se le ha aplicado la misma política a Ben Alí o a Mubarak? o ¿por qué el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no ha aplicado una zona de exclusión aérea sobre Palestina para evitar que los palestinos sean bombardeados semana si y semana también? La parcialidad y la hipocresia me hace desconfiar.
Mi persona, Manuel Tapial, está con el pueblo libio pero con todo el pueblo libio, no solo con una parte de él. Lo que está sucediendo en Bengasi o en otras ciudades, a mi entender, es una disputa tribal alimentada por las grandes potencias que en el pasado, y en el presente, han demostrado al mundo cualquier cosa menos su lado humanitario. Puede parecer esto una opinión subjetiva, por ello le doy unos simples datos que cualquier ciudadano puede obtener buscando por internet. La guerra contra el malísimo de Sadam Hussein, de quién había que liberar al sufrido pueblo iraquí, ha supuesto unos suculentos contratos a empresas occidentales en la gestión de su petroleo y ha ocasionado mas de un millón de muertos, mas de dos millones de huérfanos y un millón de viudas, por no hablar de los 4 millones de refugiados que se encuentran entre Siria, Jordanía y Europa. Le recuerdo que esa guerra se nos vendió como necesaria para salvaguardar a los pobres iraquíes de la tiranía de su líder y que a día de hoy sigue activa.
En Afghanistan, ni se saben los muertos que van ya, muertos civiles por fuego amigo que son los que a mi me importan. Una guerra que comenzó con la excusa de capturar a Bin Laden y que mas de un lustro después sigue activa. Le recuerdo que en Afghanistan tenemos soldados del ejército español y está trabajando sobre el terreno la Agencia de Cooperación Internacional Española haciendo labores de reconstrucción de infraestructuras. Lo que no me explico de esa guerra aún es como, con la de dinero que hemos puesto los ciudadanos a través de estos proyectos de cooperación, la población civil sigue siendo analfabeta, los talibanes siguen siendo fuertes sobre el terreno y por momentos parece que nos ganan la batalla, y en definitiva, que es lo que hacemos allí si no es expoliar las enormes riquezas de ese país (gas y recursos minerales de gran valor).
Sr. Culla i Clarà, yo estuve en Egipto en el año 2009 y pude ver y vivir como la temida policía de Mubarak apaleaba a ciudadanos por el simple hecho de querer hablar con el grupo de españoles que allí viajamos. En las dos semanas que estuvimos allí, pudimos ver el miedo y la rabia que la población egipcia había ido acumulando contra el régimen de Mubarak y sin duda, lo vivido en las últimas semanas en Egipto es fruto de esa impotencia que ya no se podía contener mas. Aún tengo en mis retinas las imágenes de ciudadanos asaltando las oficinas de la policía en Alexandría y en El Cairo para recuperar los expedientes de las torturas sufridas para que Mubarak no se fuera de rositas, que es lo que parece que la Comunidad Internacional le ha prometido por sus gratos servicios a occidente y a Israel.
Como puede ver, estoy informado y sigo de manera cercana todo lo que acontece en estos países y si, me posiciono en contra de Gadaffi al igual que lo he hecho en contra de Mubarak, Netanyahu, Ben Alí y otros muchos de aquella región del mundo pero no puedo obviar que yo vivo en Europa, y que al final somos los que hemos mantenido a estos sátrapas y criminales con nuestros acuerdos comerciales y buenas relaciones.
Y si, Sr. Culla i Clarà, me indigno de nuestra hipocresia, la de nuestros lideres mundiales. ¿O es que no sabían hace dos años que todos estos señores erán malos? ¿por qué ahora y no antes? ¿por qué intervenir en unos países y no en otros? ¿Por qué no intervenir en Bahrein donde Arabía Saudí ha enviado tropas para reprimir las protestas y hay ya decenas de muertos? ¿Y en Yemen? ¿Por qué no se interviene en Yemen?
Me indigno y me resultan tan malos como estos que denunciamos porque son los que les venden las armas, los que miran para otro lado cuando el criminal es el amigo y los que justifican lo injustificable para obtener las ventajas que esos territorios nos pueden aportar. Mejor robar que tener que negociar parece ser la política de nuestros gobernantes mientras ellos, los de allí, sean los que pongan los muertos.
Usted menciona en su artículo a mi «papá» como que es el Presidente de la Asociación Cultura, Paz y Solidaridad Haydée Santamaría y pareciera que dejara ver entrelineas que algo no está bien. Le aclaro que mi «papá» no es el presidente de esta entidad por capricho divino sino que es miembro fundador y que si, la Asociación nació durante el periodo especial en Cuba con el objetivo de enviar a la isla herramientas, vehiculos, medicinas y todo aquello de lo que se escaseaba en aquellos momentos. Porque Cuba, Sr. Culla i Clarà, sigue sufriendo un bloqueo por parte de EE.UU. desde hace ya demasiado tiempo y eso, a los intelectuales de este país pareciera que no fuera motivo de protesta, aunque la ONU año tras año lo haya condenado. Y si, mi «papá» es uno de esos centenares de miles de obreros que lucharon contra el franquismo y que lejos de irse a su casa renunciando a sus ideas, dedicándose a jugar al padel para imitar a nuestros sátrapas, decidió seguir luchando para mejorar la calidad de vida de las personas allá donde lo necesitan. Esta Asociación a la que usted cita ha trabajado la solidaridad no solo con Cuba, también lo ha hecho con los indigenas de Chiapas, con Palestina, con los refugiados de la guerra de Iraq y con los indigenas de Guatemala. ¿Le parecen mal nuestras contrapartes? Ademas, ha acogido año tras año a representantes de todos esos pueblos oprimidos de Medio Oriente para que sean ellos los que en primera persona, sin intermediarios de pluma fácil, nos cuenten sobre sus realidades.
Y si, creó con otros compañeros una ONG para «legalizar» esa solidaridad. ¿Acaso lo ve mal usted? Tal vez prefiriese que mi «papá» formase parte de esa masa que necesita ser orientada por sus artículos de opinión para así tener la opción de ganarse su incauta vuluntad. Pues ya lo siento, pero aún quedan en este país personas con dignidad, coherentes y con ganas de luchar, y mi «papá», es uno de ellos.
Esta es la respuesta al articulo aparecido en El País que se adjunta en este enlace: http://www.elpais.com/articulo/cataluna/Willy/elpepiespcat/20110318elpcat_6/Tes y que el diario El País no me ha querido publicar.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.