Las protestas de los policías de la Policía de la provincia de Buenos Aires comenzaron a diluirse algunos minutos después del anuncio de aumento salarial para la fuerza, que equipara sus sueldos con los de la Policía Federal, desvirtuando las especulaciones sobre un eventual golpe de Estado en la Argentina..
Con banderas argentinas y patrulleros con sirenas abiertas, los policías armados sitiaron la casa del gobernador Kiciloff e incluso la residencia presidencial de Olivos, donde incluso se lanzó una bomba molotov, en protestas que contaron con el apoyo de la derecha –con presiones destinadas a amoldar el accionar del gobierno, y la difusión alarmista de los medios hegemónicos de comunicación.
Los medios internacionales especularon sobre un golpe de Estado (recordando lo ocurrido en Bolivia), aun cuando el presidente Alberto Fernández señalara que “Nunca estuvo en juego la institucionalidad”. Los protagonistas de la protesta policial han sido, en general, agentes exonerados, retirados y otros en busca de protagonismo
Desde que asumió el nuevo gobierno en diciembre pasado, la derecha puso en ejecución un plan de desgaste, hostigamiento y desestabilizaicón contra sus decisiones políticas reformistas y sanitarias de la pandemia.
Referentes sindicales y sociales enlazan las advertencias del expresidente Eduardo Duhalde sobre un golpe de Estado, la convocatoria opositora a la protesta contra la reforma judicial, la escandalosa sesión montada en el Congreso por el macrismo y el fogoneo a las marchas anticuarentena con el alzamiento policial.
En gremios y movimientos populares dicen que se mantendrán en estado de alerta y hablan de movilizarse en caso de nuevos episodios que apunten a desgastar la situación institucional.
“Los trabajadores y el movimiento sindical sufrimos la dictadura, conocemos lo que es no tener un sistema demócratico y lo vamos a defender como sabemos, que con el pueblo en la calle. No queremos llegar a esa situación, pero tampoco vamos a permanecer de brazos cruzados si de pronto un sector piensa que se puede llevar por delante el gobierno que el pueblo ha elegido”, planteó Hugo Yasky, cabeza de la Central de Trabajadores de ,la Argentina (CTA).
¿Vuelve la calma?
Los efectivos se retiraron tras el aumento que pasó los salarios a 44.000 pesos, subió de el monto de las horas extra y del adicional por uniforme. Luis Tonil, presidente de la Defensoría Policial, aseguró que “la propuesta es superadora, una mejora sustancial”, aunque consideró que “el piso no conformó del todo, pero en números sumados es acorde con la Policía Federal”.
Sobre la posibilidad de sanciones, Tonil aseguró que tiene el compromiso del ministro Berni “de que no va a haber sanciones a los que levanten las protestas”.
En su discurso, el gobernador Axel Kicillof se refirió a las protestas y aseguró que hubo “imágenes espantosas” que “no pueden repetirse” en relación a los policías que rodearon la Quinta de Olivos o que fueron a su residencia. «Si esto es un reclamo salarial, estamos dando una respuesta contundente e histórica. Si no, en otro caso, vamos comprender que es una cuestión política y es una cosa totalmente distinta», dijo.
“Sobre los sumarios hay diferentes situaciones. Hay gente que no pertenece a la fuerza de manera activa. Los que son exonerados, retirados, familiares…hay quienes no están con los códigos de la fuerza. No puede permitirse lo que está pasando y menos en una pandemia. Necesitamos que se restituya el trabajo”, indicó l joven mandatario provincial.
Ahora, en medio de una grave revuelta de la Policía Bonaerense por salarios bajos y malas condiciones laborales, lo que decidió el presidente Alberto Fernández fue disponer un recorte de un punto de los fondos de participación federal a la Capital Federal para destinarlo a un fondo de fortalecimiento fiscal de la provincia de Buenos Aires.
Con ese fondo se va a reponer parcialmente un equilibrio que se perdió a mediados de los años ’80, cuando Buenos Aires cedió ocho puntos de coparticipación para que otros distritos pudieran generar mejores condiciones de vida para sus habitantes, con la idea de frenar el éxodo hacia el conurbano. Eso nunca ocurrió y el Gran Buenos Aires fue acumulando deficiencias estructurales.
Esto “es dar un salto de calidad y de fondo en el profesionalismo de la policía de Buenos Aires. A igual trabajo, igual remuneración. A la misma remuneración tienen que corresponder las mismas exigencias y obligaciones. Vamos a dar pero pedir, vamos a ser muy exigentes», señaló Kiciloff.
Como la policía no está sindicalizada y no puede hacerlo por su «esencialidad», los aumentos de sueldo siempre son otorgados por el Ejecutivo en base a lo que negocia con los estatales nucleados en la ley 10.430, es decir, los administrativos.
Rubén Armendáriz. Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)