Recomiendo:
0

La distorsión de la historia de los medios venezolanos

Conspiradores golpistas pretenden ser mártires de la libertad de expresión

Fuentes: Fairness & Accuracy In Reporting (FAIR)

Traducido por Chelo Ramos

En los medios usamericanos la historia se presenta como un simple caso de censura. El importante canal de televisión RCTV ha sido silenciado por el gobierno autoritario de Hugo Chávez, que lo castiga por su postura crítica.

Según el reportero de CNN, T.J. Holmes (21-5-07), todo es muy sencillo: RCTV «va a ser cerrada, va a salir del aire, por culpa del Presidente Hugo Chávez, a quien no le gusta el canal». Según Holmes, quien describe a RCTV como «una voz de la libertad de expresión», «Chávez, quien con esta medida ha disgustado a una gran cantidad de grupos defensores de la libertad de expresión, se niega a renovar la concesión a un canal de televisión que ha sido crítico de su gobierno».

Aunque algo más preciso, en un reportaje de Associated Press (20-5-07) se seguía sosteniendo que la causa de la no renovación de la concesión eran las diferencias políticas, y la reportera Elizabeth Muñoz describía a RCTV como «un canal que ha sido crítico de Chávez.»

En su columna del 14 de mayo, Jackson Diehl, redactor en jefe adjunto del Washington Post, catalogó la medida como un intento de silenciar a la oposición y «prueba» adicional de que Chávez es un «dictador». Según Diehl, «Chávez ha dejado claro que su problema con [el propietario de RCTV Marcel] Granier y RCTV es político.»

Para mantener el guión de los medios, según el cual el muchacho malo Chávez silencia brutalmente a los muchachos buenos de la oposición democrática, todos estos artículos trataron de manera muy superficial la historia de RCTV, la explicación del gobierno venezolano para no renovar la concesión y el proceso que lo llevó a ello.

RCTV y otras televisoras comerciales fueron actores clave en el golpe de 2002 que derrocó por unas horas al gobierno democráticamente elegido de Chávez. Durante esta breve insurrección, los líderes del golpe fueron a los canales comerciales para agradecerles. «Gracias Venevisión, gracias RCTV» dijo uno de ellos en una aparición mostrada en la película irlandesa La revolución no será transmitida. La película documenta la participación de las televisoras durante el efímero golpe, cuando actuaron como cartelera para anunciarlo -sirviendo de anfitrionas a los dirigentes del golpe, silenciando las voces del gobierno e incitando a la oposición a marchar hacia el palacio presidencial como parte de la estrategia de los golpistas.

El 11 de abril de 2002, el día del golpe, cuando los líderes civiles y militares de la oposición ofrecieron una rueda de prensa en la que pedían el derrocamiento de Chávez, RCTV presentó a uno de los principales golpistas, Carlos Ortega, quien incitó a los manifestantes a marchar hacia el palacio presidencial. Ese mismo día, cuando parecía que el derrocamiento había tenido éxito, otro de los líderes del golpe, el vicealmirante Víctor Ramírez Pérez, le dijo a un reportero de Venevisión (11-4-02), «Nuestras armas fueron los medios de comunicación, y quiero aprovechar para felicitarlos a todos ustedes.»

No hay duda de que las televisoras comerciales, RCTV incluida, participaron en el golpe, y así lo han reconocido incluso los principales medios. Como explicó Juan Forero, colega de Jackson Diehl en el Washington Post (18-1-07), «RCTV, como los otros tres canales privados, fomentaron las protestas» que resultaron en el golpe, «y luego festejaron el derrocamiento de Chávez». El diario conservador británico Financial Times, informó (21-5-07) «funcionarios [venezolanos] argumentan, con cierta justificación, que RCTV apoyó activamente el intento de golpe de 2002 en contra de Chávez.»

Como señalaba la revista Extra! de FAIR el pasado noviembre, «Si en Usamérica hubiese ocurrido un hecho similar y se hubiesen descubierto a periodistas y ejecutivos de televisión conspirando con los golpistas, dudamos mucho que no hubiesen sido encarcelados y mucho menos que se les hubiese permitido continuar manejando canales de televisión, como ha ocurrido en Venezuela.»

Cuando Chávez regresó al poder, los canales comerciales se negaron a cubrir las noticias y se dedicaron a transmitir programas de entretenimiento -en el caso de RCTV, la película usamericana Mujer Bonita-. Al negarse a cubrir una noticia de tal magnitud, los canales no tomaron en cuenta el interés público y violaron la confianza del público que en Venezuela (y en Usamérica) se considera como un requisito para operar el espectro radioeléctrico. En lo que respecta a la negativa de RCTV a cubrir el regreso de Chávez al poder, el profesor de la Universidad de Columbia y ex redactor en jefe de NPR, declaró a Marketplace (8-5-07):

Lo que hizo RCTV no puede justificarse, ni siquiera forzando al máximo los principios del periodismo… Cuando un canal de televisión sencillamente deja de informar, cuando sale del aire durante un período de crisis nacional, no porque se le haya obligado sino porque no está de acuerdo con lo que ocurre, pierde la capacidad de defender lo que hace con base en los principios del periodismo.

El gobierno venezolano basa su decisión de no renovar la concesión a RCTV en la participación de este canal en el golpe de 2002, no en su crítica u oposición política al gobierno. Muchos expertos usamericanos y algunos defensores de los derechos humanos han confundido los hechos pues consideran que la acción se basa en diferencias políticas, sin tomar en cuenta que los medios venezolanos, incluyendo las televisoras comerciales, están entre los disidentes más vigorosos del planeta.

Cuando Patrick McElwee, de Foreign Policy, grupo con base en Usamérica, entrevistó a representantes de Human Rights Watch, Reporteros sin Fronteras y del Committee to Protect Journalists -todos grupos que han condenado a Venezuela por no renovar la concesión a RCTV-, encontró que ninguno de los voceros de esos grupos pensaba que las televisoras tenían derecho a la renovación automática de las concesiones, pero ninguno pensaba que las acciones de RCTV en apoyo del golpe eran la causa de la no renovación. Esto llevó a McElwee a preguntarse, basándose en los argumentos de estos grupos, «¿será posible que gobiernos como el de Venezuela tengan en teoría el derecho de no renovar las concesiones de transmisión, pero que ningún gobierno responsable ejerza ese derecho?»

McElwee reconoció que los críticos tenían razón al decir que en la decisión debía haberse seguido algunas normas del debido proceso, pero explicó que conforme a las leyes vigentes, promulgadas antes del gobierno de Chávez, la decisión de otorgar o renovar concesiones corresponde al Poder Ejecutivo y estas leyes no contemplan un proceso de audiencias administrativas: «Lamentablemente, esto es lo que establece la ley, promulgada en 1987, mucho antes de que Chávez apareciese en la escena política. Otorga al Poder Ejecutivo la facultad de decidir sobre la renovación de las concesiones, pero no requiere que se realicen audiencias administrativas. La ley debería modificarse, pero en estos momentos, cuando deben renovarse las concesiones de transmisión, esta es la ley vigente y las decisiones deben tomarse en el marco de esta ley.»

Las acciones gubernamentales que inciden sobre el periodismo y las concesiones de transmisión deben ser objeto de una cuidadosa supervisión. No obstante, cuando la pregunta central es si un gobierno está obligado a renovar la concesión de una televisora que ha participado en un golpe de estado en contra de un gobierno elegido democráticamente, la respuesta debe ser clara, como concluye McElwee:

El de RCTV no es un caso de censura de opinión política. Se trata de un gobierno que, a través de un proceso imperfecto, no le renueva la concesión a una compañía a la que tampoco se le renovaría en otras democracias, incluyendo Usamérica. En verdad, es sorprendente que a esta compañía se le haya permitido seguir transmitiendo durante cinco años después del golpe y que el gobierno de Chávez haya esperado hasta el vencimiento de la concesión para que la televisora dejase de usar el espectro radioeléctrico.

http://www.fair.org/index.php?page=3107

Chelo Ramos es miembro de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción es copyleft para uso no comercial: se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.