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Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual

Construyendo democracia

Fuentes: Rebelión

Por estos días el Senado de la república trata la ley de medios de comunicación audiovisual presentada por el ejecutivo y con media sanción en Diputados. Cualquiera sea el resultado en Senadores (la ley vuelva a Diputados con modificaciones o sea ratificada la media sanción) lo cierto es que lo ocurrido días atrás en la […]

Por estos días el Senado de la república trata la ley de medios de comunicación audiovisual presentada por el ejecutivo y con media sanción en Diputados. Cualquiera sea el resultado en Senadores (la ley vuelva a Diputados con modificaciones o sea ratificada la media sanción) lo cierto es que lo ocurrido días atrás en la Cámara Baja ha sido más que clarificador en cuanto a los márgenes de maniobra de los espacios políticos, en este caso con representación parlamentaria, que en la actualidad interactúan a nivel nacional. El oficialismo, ambivalente a la hora de determinar su convicción política (si es que la tiene) y condicionado por los resultados de las últimas elecciones legislativas de Junio, forjando protagonismo político, busca aliados en el centro izquierda y el socialismo, por supuesto con iniciativas mediante las que se pueda efectivizar dicha alianza. La oposición de derecha, ahogándose en palabras vacías y sin respaldo en la acción positiva concreta, ve como le pasan por las narices proyectos que tienen como objetivo democratizar el sistema socio político y socio cultural, amenazando con volver atrás luego de Diciembre y negándose al debate que exige y demanda la naturaleza misma de la democracia.

Así, la conducta de aquellos que se retiraron del recinto de Diputados a la hora de hacer política mediante el debate, mediante la palabra, es decir desdeñando la dinámica misma del espacio político institucional en cuestión (Parlamento), es acaso la más patética actuación que nos han ofrecido en los últimos meses. Por razones ciertas que tienen que ver con las mayorías como sustento real y objetivo macro de un orden político determinado, la derecha no aprehenderá la lógica del sistema democrático. No obstante ello, si hay algo para rescatar de la media sanción otorgada al proyecto en la Cámara Baja es la intervención del centro izquierda y el socialismo en el proceso mismo de sanción.

El progresismo consideró la iniciativa, la analizó y propuso los cambios que entendió pertinentes a los efectos de que el espíritu democratizador de una ley de estas características se plasme en la realidad, y como resultado de dicho proceso acompañó, no al gobierno, sino al proyecto como producto normativo de un largo proceso de construcción social. Rompiendo con cierta matriz histórica de (no) construcción, el centro izquierda y sobre todo el socialismo actuaron, hicieron, de manera tal que el sistema político democrático en sí mismo se vea fortalecido. Sin ponderar dicha forma de construcción como lógica política ineludible, algunos seguidores del Kirchnerismo concluyen a partir de un análisis político coyuntural, que de proceder contrariamente la derecha se vería favorecida, pero aunque en los efectos prácticos y en algunos casos dicha lógica pueda ajustarse a aspectos concretos de la realidad, el análisis que implica la puesta en práctica de la doctrina unilateral de construcción política a partir de la identificación del enemigo o centro de interés opuesto, es errado y estéril si lo que se quiere es construir una cultura política que posibilite el desarrollo de una democracia participativa.

Sí vale haber entendido el debate y la acción como herramientas de construcción política y lograr resultados concretos que sirvan efectivamente al desarrollo de una democracia real todavía por venir. Es más que un logro de la influencia de la cultura democrática en los sectores socio políticos a la hora de hacer, de situar la convicción por sobre la conveniencia. Tenemos la esperanza de que dichas razones del hacer sean tales en aquellos que las invocan mediante la palabra.