La desacertada política laboral del organismo que conduce Ana María Careaga despertó masivas movilizaciones de los trabajadores y profundas críticas de los organismos de Derechos Humanos. Lejos de solucionarse, los conflictos dentro del Instituto Espacio para la Memoria (IEM) continúan y se acrecientan ante la falta de respuesta de las autoridades frente al reclamo de […]
La desacertada política laboral del organismo que conduce Ana María Careaga despertó masivas movilizaciones de los trabajadores y profundas críticas de los organismos de Derechos Humanos.
Lejos de solucionarse, los conflictos dentro del Instituto Espacio para la Memoria (IEM) continúan y se acrecientan ante la falta de respuesta de las autoridades frente al reclamo de los trabajadores. En febrero, el organismo despidió arbitrariamente a dos personas y aunque se logró la reincorporación de uno de ellos, todavía resta el caso de Magdalena Oesterheld.
Este lunes 26 de marzo, Osvaldo López -representante de los «trabajadores autoconvocados» del IEM- envió una carta a los organismos del Consejo Directivo apelando a su «comprensión» de esta problemática a la que calificó de «absurda». «No somos los responsables de esta situación; somos los perjudicados», insistió.
«Dolorosamente me pregunto hasta dónde la `teoría de la conspiración´ y el argumento de `las internas´ seguirá ganando cierta indiferencia y logrando un consenso corporativo, como para avalar despidos claramente arbitrarios e injustos», sostuvo López en su carta dirigida a Madres Línea Fundadora; SERPAJ; Liga Argentina por los Derechos del Hombre; Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos; y APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos).
Días atrás, Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y la agrupación Hijos ya se habían manifestado en repudio a los despidos en el organismo que dirige Ana María Careaga.
«La decisión de la conducción del IEM va a contramano del respeto de los derechos humanos y de los derechos laborales y sindicales de los trabajadores», advirtieron estos organismos de Derechos Humanos en un comunicado conjunto y exigieron «el cese de la persecución a los trabajadores por índole gremial o ideológica».
Inicialmente fueron dos los trabajadores despedidos, pero ante la presión de los compañeros acompañados también por la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), las autoridades del IEM dieron marcha atrás y reincorporaron a uno de ellos.
Ahora, el gremio y el personal del Instituto piden por la reincorporación de Magdalena Oesterheld, despedida por «asumir la representación gremial de sus compañeros en distintos momentos», según denuncian.
El IEM tiene a su cargo recuperar y trabajar sobre los ex Centro Clandestinos de Detención y Tortura de la Ciudad de Buenos Aires, por lo que depende administrativamente del Gobierno porteño.
Actualmente, tiene una plantilla de 110 trabajadores aproximadamente, de los cuales cerca de un 70% se mostró en alerta por la desacertada política laboral del organismo y se manifestó a través de movilizaciones masivas en diferentes oportunidades para denunciar estas severas irregularidades. El conflicto no es nuevo, sino que desde hace tiempo se registran advertencias de diferentes referentes sobre recortes y persecuciones dentro del Instituto.
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