El proceso de las empresas recuperadas por sus trabajadores continúa. En la actualidad, según precisó el vicepresidente de la Unión Productiva de Empresas Autogestionadas, Eduardo Montes, en diálogo con la agencia oficial de noticias Télam, existen 350 empresas que emplean 25.000 trabajadores (Fuente: Ministerio de Trabajo de la Nación). Desde enero, los trabajadores de una […]
El proceso de las empresas recuperadas por sus trabajadores continúa. En la actualidad, según precisó el vicepresidente de la Unión Productiva de Empresas Autogestionadas, Eduardo Montes, en diálogo con la agencia oficial de noticias Télam, existen 350 empresas que emplean 25.000 trabajadores (Fuente: Ministerio de Trabajo de la Nación).
Desde enero, los trabajadores de una cadena de restaurantes ocupan cuatro conocidas parrillas porteñas: Don Battaglia, Mangiata, La Soleada y Alé Alé, manteniéndolas en funcionamiento ante el riesgo de ser cerradas por sus patrones.
«Se acumularon deudas con los proveedores, no pagaban los aportes, nos faltaban insumos y había permanentes rumores de cierre», cuenta Raúl Armengol, de Don Battaglia. Luego, un restaurante de los seis -La Zaranda, en Villa Urquiza- fue cerrado. Aunque parte de sus empleados fueron reubicados en los otros locales, desde entonces y durante todo 2012, el panorama resultó para los trabajadores más y más inestable. Los sueldos, por ejemplo, comenzaron a ser pagados con atraso y de manera incompleta, y les quedaron debiendo el aguinaldo.
«El 4 de enero un supervisor les avisó a dos compañeros que iban a cerrar el restaurante», reseña Andrés Toledo, uno de los 40 trabajadores de Alé Alé. «La noticia corrió y el viernes, cuando entramos a trabajar, reclamamos a la empresa que vinieran a darnos una explicación de qué estaba pasando. No vino nadie. Paramos todo el fin de semana, pero siguieron sin presentarse.» El lunes decidieron pedir asesoramiento a la cooperativa que administra el Hotel Bauen recuperado por sus trabajadores y volver a trabajar.
«Así empezamos a autogestionarnos. Buscando información sobre la empresa, nos enteramos de que había entrado en convocatoria de acreedores y tenía el contrato de alquiler vencido desde hacía siete meses. Incluso habían hecho un convenio de desalojo para el 31 de diciembre pasado, es decir que la intención era irse.»
En Don Battaglia tomaron la misma decisión el 10 de febrero cuando vieron que la gente de la administración estaba sacando carpetas y libros contables del restaurante. Faltaban vinos, hasta ingredientes para preparar ensaladas. Cuando tomaron la decisión de ocupar el establecimiento vinieron de La Soleada y Mangiata y al otro día ellos también empezaron las tomas.
Los cuatro locales emplean a más de 200 personas. Los integrantes de la cooperativa denuncian que habían existido maniobras de vaciamiento por parte de los empresarios. El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) les abrió un expediente para que puedan conformarse legalmente como cooperativa de trabajo, detalló Federico Tonarelli desde el Hotel Bauen, uno de los ejes de Facta, la Federación de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados.
Para mantenerse en funcionamiento, pagan a los proveedores en efectivo y están negociando hacerse cargo de los alquileres, salvo en el caso de Alé Alé, donde los dueños del inmueble no lo quieren seguir alquilando. De hecho, al revisar los papeles de la empresa, los trabajadores encontraron que no sólo el contrato de alquiler estaba vencido, sino que además estaba ese convenio de desalojo del lugar, que la empresa había previsto cumplir en diciembre de 2012.
Por esto, un grupo de trabajadores hace guardia ante el peligro de que se concrete el operativo policial, ya que la orden de desalojo está vigente. El pasado 15 de mayo convocaron a referentes políticos, gremiales, organizaciones sociales, cooperativistas y medios de comunicación a solidarizarse ante un nuevo intento de desalojo, dictado por el juez de la causa Martín Christello, que finalmente no se concretó.
Un dato diferencia la historia de estos restaurantes de la mayoría de las recuperadas, y es que sus trabajadores no esperaron a encontrarse en la calle para pensar en la autogestión. Tuvieron como antecedente el cierre de La Zaranda, perteneciente a la misma cadena de restaurantes -que no volvió a ser abierta- y eso los decidió a actuar antes de que la historia se repitiera. Ese alerta, junto al conocimiento acumulado en los años que lleva la recuperación de empresas, resultó clave para que no se perdiera ningún puesto de trabajo.
Cooperativa Norte
Dedicada a la fabricación de cuadernos, libretas e índices telefónicos, el pasado 28 de febrero cumplió un año de autogestión. Con 25 trabajadores, la cooperativa produce entre 20 y 30.000 unidades mensuales, igual que cuando estaban bajo patrón, y continúa liderando las ventas en el rubro, con presencia en librerías de todo el país.
«Nos debían salarios a lo que se sumaba la falta de materia prima entonces, para saldar deudas, llegamos a un acuerdo con el dueño anterior que nos concedió la empresa para que continuemos trabajando. Hoy por hoy pagamos todos los impuestos y estamos en tratativas para poder empezar a abonar el alquiler de la fábrica», destacó Fabián Maciel, al frente de la cooperativa del partido de San Martín, al norte del conurbano bonaerense.
Otra recuperada en San Martín
Se trata de la fábrica de autopartes de la ex Bosch-RBI. Sus trabajadores intentaron ponerla a producir organizados en la Cooperativa Mecanizados Progreso Ltda. desde que los empresarios la abandonaron a principios de 2012.
El gobernador Daniel Scioli vetó la Ley de Expropiación votada por unanimidad en las dos Cámaras de la Legislatura bonaerense. Actualmente, los trabajadores esperan una nueva sanción en Diputados, en tanto mantienen una vigilia en la planta para que no sea vaciada.
El conflicto comenzó en 2009 cuando el grupo internacional Bosch despidió a 10.000 trabajadores en todo el mundo y la planta de San Martín no fue la excepción.
«Llegando a fines del 2011 nos vuelven a despedir a todos los compañeros, pero nosotros pasamos las fiestas dentro de la fábrica. Luego cae otro interesado en comprarla, que resultó ser un socio anterior que dilató bastante las cosas. Volvemos a arrancar en enero de 2012 con el compromiso ante el Ministerio de Trabajo de pagarnos los salarios que nos debían. Habremos trabajado dos semanas, no cumplieron y prácticamente abandonaron la fábrica de nuevo», relata Alejandro Romero, un joven trabajador. Entonces, cincuenta operarios -ingenieros, programadores, operadores y administrativos-, decidieron no esperar un falso salvador y se conformaron como cooperativa. Hace un año que no perciben ingreso alguno.
Cooperativa Gráfica Mom
Antes conocida como Lanci Impresiones, nuclea a 16 trabajadores. El conflicto se inició en 2008 cuando se retiró Alfredo Langehein, el dueño, y la empresa en la que trabajaban 40 personas comenzó a ser gestionada por su hijo. Desde ese momento empezaron a percibir un sueldo de $ 100 semanales bajo el argumento que no había dinero, pero la situación llegó a un límite cuando un día apareció con un Toyota Corolla cero kilómetro. Fue entonces cuando decidieron ocupar la imprenta.
El pasado martes 14 de mayo fueron desalojados por la Policía Metropolitana. Más de 50 gendarmes y 30 efectivos de la policía armados ingresaron a la fuerza a las instalaciones en un operativo relámpago.
«A las 7 de la mañana, efectivos patearon el portón de ingreso de la planta ubicada en Mom 2862, del barrio de Pompeya, y lanzando gases lacrimógenos desalojaron a los dieciséis trabajadores de la firma que ocupaban la imprenta desde mayo de 2012 en defensa de las fuentes de trabajo», informó Eduardo Montes, vicepresidente de la Unión Productiva de Empresas Autogestionadas. El presidente de la empresa gráfica recuperada, Telésforo Gallardo, destacó: «Nos tiraron gas pimienta mientras nosotros no opusimos resistencia, sino que pacíficamente resistimos en nuestra fabrica».
Este fue el segundo intento de la fuerza de Mauricio Macri por desalojar a la cooperativa que se encuentra en el taller Lanci SRL. Alrededor de 30 trabajadores de la empresa dedicada a la industria gráfica que llevaban adelante la ocupación «en resguardo de las fuentes laborales», denunciaron que el Juzgado Penal Contravencional y de Faltas 16 ordenó el desalojo pero no reparó en que para pagar los sueldos adeudados el dueño «puso como garantía al inmueble que está en quiebra».
El primer operativo había sido ordenado por la justicia porteña luego de que el ex dueño de la empresa denunciara a sus antiguos empleados por el delito de usurpación.
Sin embargo, el secretario de Empleo del Ministerio de Trabajo de la Nación, Enrique Deibe, había informado que el desalojo ordenado por la jueza Claudia Arévalo quedaba sin efecto y que se abría «una mesa de negociación entre las partes involucradas para evitar situaciones de violencia».
Después del violento desalojo los trabajadores decidieron realizar un acampe en la puerta de la fábrica. Lanzaron un bono contribución Recuperemos Mom sí o sí: «Se pueden aportar 100 pesos que servirán para colectar recursos que ayuden a mantener el acampe de los compañeros». En ese sentido, los asociados de Mom cuentan con el amplio apoyo del sector de empresas recuperadas y de la Federación Gráfica Bonaerense: «La carpa que están usando es la que utilizaron los trabajadores de La Nueva Unión hace cinco años; el gazebo lo aportó la Federación Gráfica Bonaerense; las seccionales CABA y La Plata de la Federación de Cooperativas de Trabajo de la República Argentina dieron frazadas y alimentos no perecederos, en tanto que la Cooperativa La Cacerola, a través de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados, llevó viandas».
Luego de dos años de sueldos y aportes jubilatorios adeudados, los trabajadores que decidieron ocupar la planta de la ex empresa Impresores Lanci SRL desde mayo de 2012 para preservar los puestos laborales fueron desalojados, pero la comunidad abrió sus puertas para darles alojamiento.
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