Sorpresivamente, a la madrugada del viernes pasado, inspectores de la Justicia Contravencional colocaron la correa de clausura frente de la fachada del hotel. Los trabajadores resistieron y evitaron el ingreso de los funcionarios al hall. «El Bauen es de todos» generó la solidaridad inmediata de varias organizaciones y que la faja se arrancara al compás […]
Sorpresivamente, a la madrugada del viernes pasado, inspectores de la Justicia Contravencional colocaron la correa de clausura frente de la fachada del hotel. Los trabajadores resistieron y evitaron el ingreso de los funcionarios al hall. «El Bauen es de todos» generó la solidaridad inmediata de varias organizaciones y que la faja se arrancara al compás de la resistencia. En protesta marcharon ese mismo día al Juzgado que dio la orden.
Una vez más el Bauen fue blanco de ataques. La familia Iurcovich, propietaria del Bauen, volvió a asentar una nueva denuncia que dio pie a la Justicia Contravencional a emitir la orden de cierre del hotel.
A las seis de la mañana del viernes pasado, un grupo de inspectores con efectivos de la Federal se presentaron en el hotel y colocaron en la fachada la faja de clausura. El turno de trabajadores se organizó rápidamente para evitarlo y lo hicieron muy bien.
La medida respondió a que nuevamente la empresa Mercoteles S.A, razón social del Bauen, asentara una denuncia bajo el argumento de que el hotel está en funcionamiento sin que cumpla con las normas de seguridad. La orden de cierre la emitió la Jueza Carla Cavalliere a cargo del Juzgado en lo Contravencional Nº3.
Ante tal hecho, los trabajadores junto a varias organizaciones realizaron ese mismo día, cerca del mediodía, una marcha de protesta al Juzgado. Parecería que desde el Tribunal supieran que los trabajadores se presentarían a protestar.
Cuando las columnas indignadas llegaron a la puerta del edificio cito en Combate de los Pozos al 100, ya había una muralla de uniformados tras un vallado custodiando el ingreso al establecimiento. A los laterales efectivos de la Infantería conocidos como «tortugas» perpetuaban el cordón policial.
Luego de cánticos en repudio a la medida, una comitiva de trabajadores junto a diputados nacionales y legisladores porteños logró ser recibida por la magistrada. Mientras tanto, el resto de los trabajadores y organizaciones solidarias aguardaban en la calle.
La euforia era palpable y lógica, los trabajadores reabrieron el hotel luego de que sus dueños lo cerraran durante un año dejando a más de 100 trabajadores en la calle. «Donde estabas cuando Iurcovich cerró el hotel. Ahora que estamos funcionando aparecés» se escuchaba gritar a los trabajadores indignados mientras esperaban afuera del Juzgado.
Luego de lograr la tenencia del inmueble pero sin poder ponerlo a funcionar, los trabajadores se conformaron en cooperativa. Tras casi un año de espera solamente custodiando las instalaciones, decidieron abrir sus puertas a la Ciudad y poner en funcionamiento ese monstruo ubicado en pleno corazón del centro de Buenos Aires.
Pasadas las tres de la tarde, la comitiva aún seguía reunida con la Jueza. Las columnas decidieron retornar al Bauen y esperar a la delegación en una asamblea informativa. Ello, no antes de presentarse en la puerta del Bauen Suite y escrachar ese hotel que sigue funcionando el manos de los Iurcovich.
La Bronca se hizo sentir. Los empleados miraban estupefactos a través de los vidrios del hotel a los trabajadores de la cooperativa que cantaban a todas voces que el Bauen de callao es de los trabajadores.
Una diferencia, los trabajadores de la Cooperativa pueden protestar y defender lo que con esfuerzo construyeron durante casi dos años, los empleados del Bauen Suite no.
Luego lo esperado. La asamblea contó con la participación de José Roselli, Vilma Ripoll, Patricia Walsh, Tomás Devoto, Susana Echegoyen, y las organizaciones que se sumaron a la protesta. La presencia denotó que la consigna «El Bauen es de todos» fuera un hecho.
Allí Marcelo Ruarte, presidente de la cooperativa, informó sobre lo acontecido. La Jueza dispuso ordenar la clausura a partir de reiteradas denuncias que asienta la familia Iurcovich. Los argumentos que esgrimen los propietarios no son solo en materia de seguridad sino también en que los trabajadores pusieron en funcionamiento el hotel sin tener la habilitación.
La manera de proceder del cuerpo de abogados de Mercoteles S.A es investigar en internet, periódicos y revistas donde sale publicitado las actividades del Bauen para dar cuenta a la Justicia de su funcionamiento.
No obstante es más que sabido, que desde hace tiempo la Cooperativa presentó el pedido de autorización y la tramitación para su funcionamiento. Pero aún no la tienen. Parecería que los tiempos legales y políticos no se condicen con las necesidades de trabajo de los trabajadores.
Además, insólitamente Cavalliere mencionó que no le consta que el hotel haya cumplido con las normas de seguridad porque a pesar de tener la constancia presentada por la abogada del Bauen, Florencia Kravetz, argumentó que no tiene los escritos originales. Sin embargo hace un tiempo, la letrada de la cooperativa, presentó los escritos que demuestran que la cooperativa acondicionó el hotel según los 26 requisitos de seguridad que los inspectores señalaron el anteriores oportunidades.
Sin embargo los trabajadores no se dejan intimidar y hasta el cansancio expresan que van a pelear hasta que el Bauen sea un espacio de todos, abierto a la comunidad.