En la Argentina, igual que ocurrió en casi toda Latinoamerica tras los procesos de «transición a la democracia», el centro de gravedad del aparato estatal de seguridad, que detenta el monopolio del uso de la fuerza, se ha trasladado a las fuerzas policiales y las otrora fuerzas para militares como Gendarmería y Prefectura Nacional, desnaturalizando […]
En la Argentina, igual que ocurrió en casi toda Latinoamerica tras los procesos de «transición a la democracia», el centro de gravedad del aparato estatal de seguridad, que detenta el monopolio del uso de la fuerza, se ha trasladado a las fuerzas policiales y las otrora fuerzas para militares como Gendarmería y Prefectura Nacional, desnaturalizando su función formal para transformarse en las reales fuerzas armadas del Estado.
Eso explica el desplazamiento de estas fuerzas, supuestamente creadas para la defensa de las fronteras nacionales, a toda la geografía argentina y su compromiso con tareas cada vez más ambiciosas resueltas por los MInisterios correspondientes.
Se les ha permitido demasiados excesos, incluido el diseño de un proyecto de Inteligencia interior, el «Proyecto X», y ahora se recoge una provocación montada en reclamos de mejoras salariales y de mejores condiciones de trabajo y de vivienda que procura instalar la confrontación «legitimos reclamos vs instituciones de la Constitucion»
Al repudiar cualquier intento desestabilizador, desde la Liga Argentina por los Derechos del Hombre insistimos en la necesidad de erradicar de todas las fuerzas armadas y de seguridad estatales (y también las agencias privadas) a todo personal vinculado con el terrorismo de Estado, el Gatillo fácil, el trafico de drogas y seres humanos y los episodios de represión a las luchas sociales
Es imperioso establecer una fuerte conducción política sobre todas estas fuerzas mientras se abre un debate sobre los caminos para erradicar la cultura represora y la influencia de las doctrinas imperialistas de seguridad como las que hace pocos días han propagandizado funcionarios norteamericanos desde la misma sede del Ministerio de Defensa.
Contra los nostálgicos del «poder militar», más y mejor democracia.