Para este año el presupuesto prevé destinar a pagar deuda pública, amortizando capital e intereses, seis veces más de lo destinado a Educación y Cultura y doce veces más que lo destinado a Salud. Diariamente la deuda se lleva 605 millones de pesos, o sea 25 millones por hora, pero sigue creciendo. Mientras, Telecom factura […]
Para este año el presupuesto prevé destinar a pagar deuda pública, amortizando capital e intereses, seis veces más de lo destinado a Educación y Cultura y doce veces más que lo destinado a Salud. Diariamente la deuda se lleva 605 millones de pesos, o sea 25 millones por hora, pero sigue creciendo. Mientras, Telecom factura 35.789 pesos por minuto, General Motors 23.148 pesos por minuto y la Barrick, 12 mil pesos cada sesenta segundos.
El último informe publicado por el Ministerio de Economía a través de la Oficina Nacional de Crédito Público, da cuenta del nuevo crecimiento de la deuda pública (interna y externa).
Según estos datos oficiales mostrados hasta el 31 de diciembre de 2011, la deuda bruta nacional expresada en valores nominales alcanzó a casi 179.000 millones de dólares. Comparada con la de diciembre de 2010, también según datos oficiales, creció 5.000 millones de dólares en un año.
Desde el primer trimestre del año pasado ha desaparecido de estos informes la llamada deuda en default (la que no se presentó al canje pero tarde o temprano se tendrá que abonar según negociaciones que están abiertas). El último dato proviene del informe a diciembre de 2010 por poco más de 11.000 millones de dólares. Con lo cual el total de deuda oficialmente calculada totalizaba a fines del año pasado en 190.000 millones de dólares.
En las leyes de presupuesto que se aprueba año a año, los intereses o servicios de deuda van creciendo. En el 2009 se estimaron en $ 24.469 millones, en 2010 fueron de $ 26.536 millones, en 2011 se presupuestaron $ 36.146 millones y para el año corriente el presupuesto prevé el pago en concepto de intereses de $ 44.808 millones de servicios de deuda.
Los propios datos del gobierno (cualquier lector o lectora puede acceder a la página del Ministerio de Economía y allí verificarlos), son los que muestran este incremento. Sin embargo, a pesar de pagar, la deuda pública aumenta año tras año.
Los motivos los hemos explicado en varias notas pero una simple lógica lleva a deducir que si se paga y cada vez se debe más es porque no alcanzan los recursos públicos para cancelar toda la deuda que vence año tras año. Por lo tanto, parte de la misma debe refinanciarse creando una deuda mayor al incluírsele los intereses no abonados. Además la toma de deuda año a año, tiene el agravante que la gran mayoría de ese dinero proviene de fondos que estrictamente no son del Estado (por ejemplo, la Anses). Cada vez que escuchamos hablar de la emisión de bonos o letras, el significado que ello tiene es la generación de nueva deuda a futuro.
Si leemos los datos del informe de diciembre del Ministerio de Economía (Mecon) veremos que en los vencimientos de capital están proyectados hasta el 2089. Entre este año y el próximo estarán venciendo 36.000 millones de dólares; en el período 2014-2019 serán de 55.000 millones de dólares; entre 2020 y 2029 casi 38.000 millones de dólares, y finalmente en 2030-2089 otros 43.000 millones de dólares más. Se aclara en dicho informe que estos vencimientos programados «no incluyen atrasos» lo que significa pagar o renovar deuda o tomar nueva para cancelar vieja.
¿Por que entonces se insiste en que nos «desendeudamos»? Porque desde el discurso del gobierno se compara la deuda con el Producto Bruto Interno. Con esta lógica se concluye que entre 2010 y 2011 la deuda bajó del 45,3 5 del PBI al 42,7% del mismo. Esta relación es, a nuestro entender, engañosa. El PBI esta integrado por todos los bienes y servicios que el país produce en un año, o sea que es un concepto económico. La deuda pública es un concepto financiero. Relacionar uno con otro es como decir que al 31 de diciembre de 2011 Argentina tendría que deshacerse de la mitad de todos producido para cancelar su deuda. Por otra parte, aunque esa relación disminuya, en valor absoluto – tal como lo explicamos – la deuda aumenta.
Veamos la relación de los intereses de deuda presupuestados con los gastos públicos. Según como leamos el presupuesto serán las conclusiones que saquemos.
Si comparamos los intereses con los Gastos Totales (Administración gubernamental, Servicios de defensa y seguridad, Servicios sociales, Servicios económicos), la relación es del 8,9 % . O sea que de cada 100 pesos gastados casi 9 van a pagar intereses.
Pero si los comparamos con uno de los rubros de estos Gastos Totales, el de «Servicios Sociales» presupuestados para 2012 (son $ 303.000 millones destinados a Salud, Asistencia social, Seguridad social, Educación y cultura, Ciencia y técnica, Trabajo, Vivienda y urbanismo, Agua potable y alcantarillados) esta relación aumenta a un 15 %. O sea que por cada 100 pesos destinados a cubrir estos gastos sociales, se destinan 15 para pagar intereses de deuda.
Y si vamos aun más al detalle veremos que para Educación y cultura se asignan partidas presupuestarias por $ 38.478 millones, menos que para pagar intereses. La comparación con lo destinado a Salud es aun peor. Se prevé por presupuesto 2012 $ 17.934 millones por lo tanto la cancelación de solamente los intereses de deuda se llevarán dos veces y media el presupuesto destinado a salud.
Si ambas comparaciones las hacemos con el total de deuda, o sea amortización de capital y pagos de intereses, la relación empeora aun más. Los cerca de $ 221.000 millones de pesos presupuestados para estas cancelaciones de deuda publica representan 6 veces lo destinado a Educación y 12 veces lo destinado a salud.
En estos días se desarrolla el conflicto entre el gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires, ambos del mismo signo político (al menos por ahora). El gobernador bonaerense Daniel Scioli asegura no poder pagar los aguinaldos de los empleados públicos y propuso fragmentarlo en cuotas, ante la negativa de Nación de girarle los fondos. Rápidamente llegó la critica de la presidenta a esta medida y le reclamó que aprenda a gestionar. Pero lo que nos interesa destacar -mas allá de este conflicto entre diferentes sectores dentro del kirchnerismo- es lo que trae el economista Julio Gambina en una de sus notas: «al mismo tiempo que se comunicaba la imposibilidad de la Nación y la Provincia de Buenos Aires para cumplir con el pago a los empleados públicos y a los proveedores, el Directorio del Banco Central de la República Argentina aprobó la afectación de 4.165 millones de dólares de las reservas internacionales para cancelar deuda pública en el tercer trimestre del 2012»
La plata que no se toca
Los recursos previstos para cancelar deuda pública salen de los ingresos presupuestados. Dos son las partidas más importantes de estos los ingresos. Una es la de los Impuestos y otra es la de las Contribuciones a la Seguridad Social.
El mayor tributo es el IVA que, como impuesto al consumo es por lo tanto regresivo porque paga lo mismo el que mas tiene que el que menos tiene.
Respecto a los fondos que recauda el Anses representan casi un 30% del total de ingresos presupuestados. Pero este dinero, como lo hemos dicho, no debería ser parte del presupuesto porque son recursos de los trabajadores jubilados actuales y los futuros. No son recursos fiscales son recursos previsionales recaudados por cuenta de los trabajadores activos y pasivos.
Mientras, el gobierno argentino sigue endeudándonos para, según su argumento, no verse obligado a recortar gastos sociales y poder desplegar medidas anticíclicas que enfrenten no solo la crisis mundial que no cesa sino también el inicio de una etapa recesiva en nuestra economía.
Pero hay quienes no están tan afectados. Según detalla el periodista Carlos Del Frade, en el último número de la revista Mercado figura el ranking de las 1000 empresas que más vendieron durante 2011 y cuyo volumen representa nada menos que el 72,1 por ciento del PBI. Casi las tres cuartas partes de las principales doscientas firmas son de origen extranjero. Dentro de las cuales Telecom factura 35.789 pesos por minuto; General Motors 23.148 pesos por minuto y la Barrick, 12 mil pesos cada sesenta segundos.
En el caso de la General Motors, es parte de uno de los sectores que han obtenido ganancias records en los últimos años. Sin embargo se conoció a principios de este mes que los trabajadores suspendidos en esta rama de la industria serian cerca de 5000. La industria automotriz es de las más concentradas, son una docena de terminales automotrices que monopolizan el mercado, pertenecientes en su totalidad a capitales extranjeros.
Como contracara, según datos de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) actualmente existen 8.800.000 (el 53,6 por ciento de la fuerza laboral) que están en situación de precariedad. Sus ingresos promedio no llegan a los $3.000, quiere decir que perciben 100 pesos por día, 4 pesos por hora y 7 centavos cada sesenta segundos. Si seguimos en esta lógica de razonamiento, el 76 por ciento de los jubilados cobran la mínima de 1687 pesos mensuales: 56 pesos por día, 2,33 pesos por hora, menos de 4 centavos por minuto.
Dudas
No preguntamos nuevamente cómo podrá seguir adelante un modelo que se sostiene en base a una economía altamente concentrada y extranjerizada. Un modelo que se financia en una parte importante con mayor endeudamiento. Un modelo que avanza sobre el diseño de una economía basada en el extractivismo. Un modelo para el cual los años de bonanza sirvieron esencialmente al capital concentrado y extranjerizado que acumuló ganancias y se las llevó al exterior. Un modelo que si bien ha otorgado algunos beneficios sociales no ha modificado elementos de la estructura económica ni productiva. Un modelo que se profundizó como agroexportador y que no logró reemplazar las importaciones con un esquema industrial nacional. Un modelo en el que, más allá de las estadísticas oficiales, muestra crecimiento de la pobreza y la desocupación. Donde ha caído el poder adquisitivo por la inflación no reconocida en los índices oficiales y porque los aumentos salariales logrados en paritarias de los trabajadores en blanco se los come, además, la retención de ganancias y el no haber aumentado el tope por el cual muchos trabajadores dejan de percibir las asignaciones familiares. Un modelo donde la tasa de empleo no registrado sigue anclada en casi un 40 %, aumenta los «monotributistas» como forma de trabajo encubierto y el trabajo tercerizado. Un modelo en el que la tasa de ganancia del capital (o sea la rentabilidad sobre el capital invertido) en la década 2002-2010 se muestra superior a la del menemismo/neoliberalismo 1993-2001 (37,2% contra 24,8%).
¿Qué pasará con la deuda contraída con la Anses cuando ese dinero sea necesario para hacer frente al pago de los jubilados? ¿Se seguirá transitando por los caminos del endeudamiento sin que suceda lo mismo que provocó la salida de la convertibilidad a la que se la defendía como permanente e inmejorable?¿ No es acaso el tema del endeudamiento – y no del «desendeudamiento» – otro de los pilares estratégicos en el «modelo» que desde el gobierno se presenta como el mejor que ha tenido nuestro país?
Fuente original: http://www.redeco.com.ar/nv/index.php?option=com_content&task=view&id=8484&Itemid=130