MH:- ¿Cuáles eran tus tareas en Cuba? GB:- Si bien es cierto que yo trabajaba en el Ministerio de Industria, lo hacía en un organismo que no estaba en el edificio del Ministerio, sino en la Compañía Cubana de Electricidad Antonio Guiteras. Por eso mi contacto con el Che no era cotidiano, nos encontrábamos una […]
MH:- ¿Cuáles eran tus tareas en Cuba?
GB:- Si bien es cierto que yo trabajaba en el Ministerio de Industria, lo hacía en un organismo que no estaba en el edificio del Ministerio, sino en la Compañía Cubana de Electricidad Antonio Guiteras. Por eso mi contacto con el Che no era cotidiano, nos encontrábamos una vez por mes más o menos. El proyecto que yo desarrollaba en la Compañía Cubana de Electricidad, era de desarrollo termoeléctrico. Para eso viajaba mucho al interior, como ingeniero civil y con mis conocimientos en materia de cálculos y estructuras, formé parte del desarrollo de centrales en sus aspectos arquitectónicos y estructurales en conjunto con otros compañeros ingenieros, soviéticos, mexicanos, argentinos y una mayoría de cubanos.
MH:- ¿Cuál era la visión del Che del peronismo?
GB:- En mi primer contacto con el Che en mi llegada a Cuba hablamos de ese tema, yo le llevé un documento del PAR (Peronismo de Acción Revolucionaria) que habíamos creado en Córdoba. El Che sintetizó su opinión en varios conceptos, él consideraba que para hacer una transformación social y para hacer la revolución en Argentina, la presencia, o la realidad del movimiento peronista con tanto respaldo de los trabajadores era algo fundamental. No se podía negar ni desplazar de la realidad un movimiento con tales características y que lideraba la resistencia contra la dictadura, posterior a 1955.
El Che mencionó conceptos de John William Cooke, que ya estaba en Cuba. Algo que dijo y que me quedó muy grabado fue que temía que si bien el peronismo tenía una potencialidad revolucionaria muy grande, y que había que partir en gran medida de ahí, en un momento de crisis para el capitalismo en Argentina, la figura de Perón fuera utilizada para frustrar la posibilidad de hacer la revolución, es decir, desconfiaba del papel que podía jugar Perón en una etapa de crisis y de tensión en la Argentina.
Dijo que había que transformar, como decía Cooke, la potencialidad revolucionaria del movimiento, en acto. ¿Cuándo? ¿Cómo? Esa era la tarea, impulsar el peronismo revolucionario, vincularlo con los sectores de izquierda, promover una política de masas. Esa era su idea en cuanto a la realidad argentina, evidentemente durante mi estadía en Cuba persistía en la idea del foco, por el contrario, Cooke sostenía una idea de política de masas.
No se puede determinar cuál es la dialéctica de causa y efecto entre lo que es la apertura de un foco revolucionario y el posterior apoyo de masas; o lo que es, organización de masas tendiente hacia una insurrección o inclusive hacia la apertura de uno o varios focos revolucionarios. Sí estaban de acuerdo en que eso tenía un componente fundamental en la lucha armada, lo cual nosotros veíamos como real. Ese fue otro elemento importante de 1962. Hay que recordar las elecciones del 18 de marzo de 1962, en donde se le da a los sectores populares la posibilidad de manifestarse y luego clausuraron las elecciones porque perdió el sector de la derecha. Ante la frustración de esa posibilidad democrática, no quedaba otra alternativa que la lucha armada que terminó en el Cordobazo.
Ese año fue clave, no solamente en el área internacional sino dentro de la Argentina, es cuando se fortalecen y se desarrollan las organizaciones armadas porque estaba clausurada la posibilidad de una salida democrática.
MH:- ¿Por qué decidís ir a Cuba, qué te motiva?
GB:- Una vez, con unos amigos decidimos irnos un verano a Carlos Paz, a la noche nos juntamos a conversar con Jorge Vexenat, que acababa de volver de Cuba, nos relató cómo eran las cosas ahí. De ahí yo creo que surgió la idea de que era necesario ir a Cuba, para ponernos en contacto no solo con el Che, sino también con John William Cooke que considerábamos que era la figura central dentro del peronismo para generar una transformación interna. Era transformar ese «gigante invertebrado y miope» en «organización y conciencia», como decía Cooke.
MH:- Cooke había planteado que el gobierno popular había caído en septiembre de 1955 porque la clase trabajadora no participó en la lucha.
GB:- La clase trabajadora estaba cerrada por la burocracia sindical, marginada del eje de la resolución, el mismo Perón dijo: «del trabajo a casa y de casa al trabajo, y dejen que éste es un asunto entre soldados». Que era una forma de determinar su derrota, porque evidentemente si había algo o alguien que podía ayudar al gobierno de Perón era la clase obrera en la calle, los «milicos» ya estaban en otra, ya habían dado el salto en contra. Es un fenómeno que hay que analizar también, hasta qué punto las Fuerzas Armadas apoyaron, y la pregunta es: ¿apoyaron alguna vez las Fuerzas Armadas al peronismo, tal cual se originó el 17 de Octubre? Más bien toleraron ciertas cosas y mantuvieron una vigilancia crítica hacia el peronismo desde la derecha. En varias oportunidades hubo presencias de las Fuerzas Armadas para frenar los avances del Peronismo en el área social o económica.
MH:- ¿Por qué Cooke en algún momento es acusado de traicionar a la resistencia peronista?
GB:- Tienen que ser grupos de extrema derecha los que decían eso, John William Cooke no traicionó jamás.
MH:- Pero hay declaraciones de un dirigente de la Resistencia peronista, no recuerdo el nombre, que hace críticas muy duras a Cooke, inclusive le manda cartas a Perón criticándolo.
GB:- Cooke ha tenido muchos enemigos, por eso también lo marginaron de ser el delegado de Perón quien en un momento lo había elegido para ese puesto. Sin embargo, hubo ataques, inclusive en un libro que se llama El delegado maldito de Perón de Franco Lindner, lleno de inexactitudes y tergiversaciones, difamador, atacando la figura de Cooke, lo trata de drogadicto, en fin, un libro infame. Cooke despertó muchas oposiciones en sectores peronistas, quizás, peronistas entre comillas más cercanos a monseñores y generales que al pueblo peronista, esos eran los «calígrafos» como les llamaba Cooke, porque querían tener buena letra con el enemigo.
Con Perón no se podía contar para nada
MH:- Después retomamos esto, acá el tema interesante de Cooke es cómo se acerca al marxismo desde el peronismo. Es un caso particular porque en esos años sectores del marxismo se acercan al peronismo y el caso de él es al revés. Hacia el final de su vida, arriba a una perspectiva política más orientada hacia el marxismo y a un enfoque más crítico del peronismo. ¿Por qué no rompe abiertamente con Perón y no toma una opción independiente a pesar de esto que estamos hablando?
GB:- El mantiene una relación amistosa con Perón, eso se traduce en su correspondencia, que es una documentación básica para entender el proceso que se vivió en aquellos años. El ahí le puntualiza críticas y Perón le contesta, en todos sus trabajos hay una crítica al método de conducción, a los limites ideológicos que se mantiene de lo que puede considerarse un capitalismo autónomo y Cooke, por el contrario, avanza hacia una transformación social profunda, que no puede el peronismo mantenerse en un equilibrio permanente sin tomar una decisión clara ya sea a favor o en contra de una transformación socialista. Ese es el núcleo de la polémica entre Perón y Cooke. Con respeto y afecto siempre, aún así Perón lo marginó, pero seguían teniendo su vinculación epistolar. Al final las cartas de Cooke van dejando de tener respuesta, en una de esas últimas cartas le dice: «Piense General qué va a significar para los argentinos ser peronista cuando usted ya no esté». Es decir, quedaba ese peronismo sin orientación, ni decisión, ni contenidos ideológicos y políticos claros. Quedaban movimientos pendulares hacia la izquierda y hacia la derecha, con un Perón que utilizaba a los sectores más burocráticos para tener control.
MH:- Me quedó un tema relacionado con John William Cooke, dice León Rozitchner, que también lo conoció: «Nos hicimos muy amigos con Cooke en Cuba, él no creía en Perón, todo su discurso estaba armado en función de lo indecible para poder mantener su relación en el campo político en el cual sí creía, es decir, en el peronismo. Al final Cooke tenía la convicción bien clara de que con Perón no se podía contar para nada.»
Sobre esta afirmación que hace Rozitchner en una entrevista que le hiciera Horacio González, el actual director de la Biblioteca Nacional, en 1993 y que coincide con los años en que vos estuviste en Cuba relacionado con Cooke, ¿qué podés comentar?
GB:- A través del proceso que se vivió después de la Revolución Cubana, y del desplazamiento de Cooke como delegado de Perón del Comando Táctico, que había estado en sus manos desde casi el comienzo de la etapa de la Resistencia, se da una creciente diferencia entre los métodos de conducción e ideas de Perón y Cooke. Yo creo que en parte lo que dice Rozitchner es cierto, Cooke se fue apartando, fue muy crítico al manejo pendular de la política de Perón, y en ese sentido planteaba transformar el peronismo, rescatar sus orígenes revolucionarios, y a sus integrantes, que no se borraron y encabezaron la Resistencia. Los que militaron, los creadores de la CGT auténtica, eran rescatados por Cooke mientras eran desplazados por Perón de la conducción. Eso es cierto.
De todas maneras tampoco coincide con el verdadero pensamiento de Cooke hacia Perón, son muy claras sus concepciones, a partir de la conferencia que dio en Córdoba después del frustrado retorno de Perón en 1964. El explica claramente que el papel de Perón sigue siendo fundamental para encarar una resistencia contra el sistema y las dictaduras, pero se va apartando de algunas concepciones de Perón.
MH:- Vos me comentabas, que inclusive Cooke en un momento quiso llevar a Perón a Cuba.
GB:- Sí, eso fue en 1963, cuando surgió la invitación de Fidel Castro, y que Cooke intentó acercársela a Perón, en Madrid, pero no pudo ingresar a España por las restricciones impuestas por Franco. Por eso no pudo contactarse directamente, pero se la hizo llegar y Perón dijo que no convenía, y rechazó la posibilidad de ir a Cuba por un tiempo. Estimaría que era contrario a su política, a pesar de sus declaraciones a favor de la Revolución Cubana, ya que el Perón de esa época era más revolucionario y más contundente en sus respuestas contra la dictadura. De manera que yo creo en que ahí hay una separación de Cooke de Perón. Pero en 1964, él rescata la figura de Perón como inaceptable para el régimen, por eso rechaza la posibilidad que lo dejen ingresar a la Argentina en el gobierno de Illia.
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