Al grito de «¡Asesinos!» «¡Asesinos!», familiares, amigos y representantes de organismos de Derechos Humanos, se concentraron frente a la Comisaría 11 de esta Capital en la tarde del domingo portando el féretro de Ramón Arce momentos antes de darle sepultura en el cementerio de Laguna Brava. El dirigente vecinal murió en la madrugada de la […]
Al grito de «¡Asesinos!» «¡Asesinos!», familiares, amigos y representantes de organismos de Derechos Humanos, se concentraron frente a la Comisaría 11 de esta Capital en la tarde del domingo portando el féretro de Ramón Arce momentos antes de darle sepultura en el cementerio de Laguna Brava. El dirigente vecinal murió en la madrugada de la Navidad aparentemente como producto de una golpiza que le habrían propinado efectivos policiales en medio de una feroz represión en el Barrio Quinta Ferré.
Una multitud entre ellos mujeres y niños acompañó este domingo el sepelio de Ramón Arce, muerto al cabo de una represión policial en confusas circunstancias.
Arce, quien se desempeñaba al frente del comedor comunitario «Caritas Sucias» en el barrio Quinta Ferré, murió en la madrugada del sábado según denuncias por los golpes que le propinaron policías que lo habían detenido, luego de desatar una represión en esa jurisdicción
«La policía lo molió a palos», dijeron testigos
Efectivos de la comisaría 11 intervinieron para apaciguar una gresca entre vecinos, pero terminaron provocando una represión desmesurada con disparos de armas de fuego y gases.
La columna, entre los que se hallaban familiares, vecinos y dirigentes de la DDHH partió desde la que fuera casa de Arce donde se realizó el velatorio y pasó frente a la Comisaría 11.
Durante el trayecto se vocearon consignas condenatorias de la policía y para realzar la figura de Arce, un hombre respetado en el barrio por sus acciones solidarias.
En el velatorio se advirtieron ofrendas florales enviadas por el Comité Capital de la UCR y por el concejal del Radicalismo Diógenes González.
El pico de tensión ocurrió cuando el féretro y la nutrida columna llegó frente al edificio de la mencionada seccional, al frente de la cual se encuentra el comisario Ramón Morales.
A punto de desbordarse, la multitud comenzó a nuevamente con los cánticos y los gritos de repudio. «Estamos acá sin armas, sin itakas ni pistolas». «Estamos solamente con nuestra pena» se escuchó .
Tras un minuto de silencio en homenaje a Arce la multitud coreó: «¡Asesinos!», ¡»Asesinos», «¡Sicarios!», «¡Psicópatas!».
Los restos del dirigente vecinal fueron depositados en el cementerio de Laguna Brava.
SU ESPOSA
A la entrada de la casa donde funcionaba el comedor comunitario y donde se veló a Arce, Momarandu.com interrogó a la esposa del dirigente barrial.
«Ahora empiezan a decir que lo encontraron muerto, pero sabemos que no es así, porque entraron a llevárselo de acá», dijo la señora mientras mantenía la mirada lejana y trataba de atender las constantes señales de ánimo y los saludos de sus vecinos.
La mujer dijo también que esperaba que se investigara el hecho y pidió justicia.
Reveló haber solicitado una segunda autopsia del cadáver para determinar la causa de la muerte de su esposo.
MAS VERSIONES
Ramona, una señora de edad que vive desde hace muchos en el barrio, dijo a momarandu.com que Arce estaba siendo «perseguido» desde que comenzó a denunciar la detención arbitraria de menores en la Brigada de Investigaciones.
La mujer incluso dijo haber escuchado en medio del operativo de la madrugada del sábado: «Ahí está Arce, el buchón del gobernador».
Otros testimonios aluden a un eventual ajuste de cuentas o a una venganza por la influencia política de la que habría gozado Arce lo que habría servido para favorecer a alguno de sus hijos detenidos en diversas oportunidades por presuntos ilícitos.
Otra persona que dijo ser vecino de Arce reiteró el «desmedido» operativo policial montado el sábado para intervenir en «una gresca».
CEREMONIA POPULAR
El velatorio de Arce cambió la fisonomía del barrio Quinta Ferré. El trayecto final de la calle Amado Bompland, antes de llegar al río, se convirtió en una virtual peatonal con un constante ir y venir de gente que se acercaba a saludar a la familia.
A la entrada de la vivienda, sobre el cartel «Los caritas Sucias» fue instalado un toldo anaranjado para proteger del sol a los visitantes. En la vereda se ubicaron los bancos del comedor para los vecinos que acompañaban a la familia. La calle frente a la casa se cubrió totalmente de gente.
Otros vecinos aguardaron en la puerta de sus casas el paso del cortejo.
El nombre de «Moncho» como lo llamaban sus vecinos, era voceado en forma permanente seguido de vivas y críticas a las fuerzas policiales y pedidos de justicia: «Yo sabía, yo sabía, que a Monchito, lo mató la policía..».
Después de la movilización hasta la «11» el gentío abordó camiones y colectivos para acompañar el féretro hasta el cementerio de Laguna Brava.
Fuente: www.memorandu.com