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Cosido y descosido

Fuentes: Página/12

Estuve en Puerto Pirámides, la población idílica que se halla en el Chubut, en nuestra tan increíble Patagonia. Fui a agradecer que a una calle de esa población le han puesto mi nombre, por mi investigación acerca de las huelgas rurales de los años 1921-22. Además de su belleza y su fauna, la pequeña ciudad […]

Estuve en Puerto Pirámides, la población idílica que se halla en el Chubut, en nuestra tan increíble Patagonia. Fui a agradecer que a una calle de esa población le han puesto mi nombre, por mi investigación acerca de las huelgas rurales de los años 1921-22. Además de su belleza y su fauna, la pequeña ciudad de apenas 500 habitantes tiene una base democrática increíble. Por ejemplo, esto, el nombre de sus calles se decide por votación de toda la población. Y votan todos a partir de los doce años de edad. Y en esto hay historia. Se ha elegido especialmente el nombre de los primeros pobladores. Los que pusieron la semilla para que surgiera esta ciudad tan atractiva y fraterna. Y cuando yo llegué estaba trabajando un grupo de jóvenes cordobeses estudiantes de cine, que filmaban precisamente esta forma de bautizar las calles, método único en todo el país. Se filma cómo surgen los nombres elegidos, cómo se debate sobre ellos y finalmente se relatan anécdotas sobre la personalidad elegida.

Un método auténticamente democrático, de base, mientras en el mar, ahí mismo, saltan y juegan las ballenas, las orcas, las focas y toda una increíble fauna marina donde se destacan los pingüinos, siempre atentos a lo que hace el hombre.

Justamente el 24 de marzo me tocó estar allá, en estas tierras tan bellas de cielos y horizontes amplios. Sí, muy cerca, ocurrieron los fusilamientos de peones rurales santacruceños, en las huelgas de la tierra. Qué nos pasó a los argentinos es la pregunta sin respuesta. Para los peones patagónicos fusilados, eso significó la muerte en el paraíso. Paraíso en cuanto a su paisaje pero infierno en la represión. Pobres peonadas, cuando se vieron enfrentadas ante el mauser del soldado argentino. Muerte bajo el cielo azul y el trinar de los pájaros. Un crimen tan atroz del cual aún no se ha hecho la debida autocrítica por parte del partido radical, gobernante de aquella época. Pero nada se ha hecho. Fue un crimen atroz sin que interviniera la Justicia y jamás los representantes del pueblo volvieron a tratarlo. Por ejemplo, el crimen contra el gaucho Facón Grande, que les gritó a los soldados fusiladores: «Así no se mata a un criollo». Todavía resuena por esas regiones y su monumento mira fijo a esos políticos que no tienen memoria ni autocrítica.

Muerte en el paraíso para los trabajadores de la tierra. Los habitantes de esas costas y de esas llanuras llevarán siempre la estirpe de aquellos heroicos huelguistas. Luchaban por mejores condiciones de trabajo y se les metió bala en beneficio de los grandes terratenientes. Eso lo hizo un partido político que se decía popular, más el Ejército Argentino. Para no hablar de lo que se hizo con los pueblos originarios. Justo acaba de salir la tercera edición del libro de Marcelo Valko Pedagogía de la desmemoria. Crónicas y estrategias del genocidio invisible, donde se transcribe un documento firmado por Domingo Faustino Sarmiento, de un racismo extremo. Escribe Sarmiento: «Pocas han de ser las madres (indias) que traigan consigo pequeñuelos que deben acompañar siempre, pero dejar los niños de diez años para arriba, por temor de que sufran con la separación, es perpetuar la barbarie, ignorancia e ineptitud del niño, condenándolo a recibir las lecciones morales y religiosas de la mujer salvaje. Hay caridad de alejarlos cuanto antes de esa infección. Los niños distribuidos en las familias viven felices, porque el tratamiento que reciben, la educación en las prácticas civilizadas que les dan las cosas y las personas, los hacen confundirse bien pronto con los demás niños. Las madres salvajes no tienen autoridad alguna sobre sus hijos, que desde los ocho años pertenecen más bien a la tribu que a la madre, ni al padre, que poco caso hace de ellos». (El Nacional, 30-11-1878.)

Un racismo insoportable el de Sarmiento. Que va contra todo esfuerzo democrático de Igualdad.

Otra medida que va contra la verdadera democracia es la que acaba de tomar la jueza Paula María Duhalde, quien ordenó la devolución del Hotel Bauen a la empresa Mercoteles S.A. Es una medida antidemocrática ya que una democracia debe defender a todas las cooperativas de trabajadores. Porque se trata de la democratización verdadera de una propiedad. Significa una empresa autogestionada, que es la verdadera esencia de la democracia. Ojalá el Gobierno marche en esta última dirección y no defienda la propiedad privada contra una propiedad servida por un conjunto colectivo de personas.

Aspectos de nuestra sociedad, con adelantos y pasos atrás.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-242917-2014-03-29.html