A 38 años de la guerra de 1982 con Gran Bretaña, Argentina tiene un debate latente. ¿Cuál es la estrategia que debe llevar a cabo para la recuperación de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del sur y el territorio marítimo adyacente: seducción o confrontación?
El 23 de marzo pasado, Daniel Filmus, titular de la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, en comunicación con el embajador del Reino Unido en Buenos Aires, Mark Kent, le transmitió la disposición de la República Argentina a colaborar con los habitantes de las Islas por la crisis sanitaria del covid-19, en caso de ser necesario.
Días después, el 11 de abril, tras una reunión con el canciller Felipe Solá y en común acuerdo con la provincia de Tierra del Fuego, Filmus anunció que el gobierno argentino contabilizaría a los 11 diagnosticados de coronavirus en las islas Malvinas dentro sus registros nacionales.
La totalidad de los casos detectados en el complejo militar de Monte Agradable, según la información brindada por los británicos, pertenecían a las fuerzas militares de ocupación de la OTAN en el Atlántico Sur. Finalmente se conoció el día 21 de abril que estarían recuperados luego de su tratamiento en el King Edward VII Memorial Hospital (KEMH), según comunicaron por los medios oficiales.
¿Se pueden conseguir resultados distintos, haciendo lo mismo?
El diplomático Guillermo Rossi -quien estuvo al frente de negociaciones entre Argentina y el Reino Unido durante 17 años- calificó como un desatino del gobierno argentino su actuación respecto del tema.
Consultado por el Observatorio Malvinas señaló que es “una decisión típica de nuestra clase política, sin distinción partidaria alguna, ya que muestra el profundo desconocimiento de los contenidos de la posición argentina en la disputa de soberanía y el trasfondo de la política ‘de seducción’ de los habitantes de las islas, esfuerzo que hace 49 años que se muestra totalmente infructuoso e ineficaz”.
Los habitantes que ocupan las Islas Malvinas presentan un fuerte rechazo hacia la Argentina. Este hecho quedó demostrado en el espectáculo montado alrededor del referéndum ilegal sobre la soberanía de las Islas -realizado en el 2013- donde los kelpers (habitantes de las islas) sostuvieron continuar siendo territorio de ultramar británico, con un 99,8% de votos.
Además, vale recordar que durante el Conflicto del Atlántico Sur la población le disparaba a los soldados argentinos, pasaba información al ejército invasor y brindaba orientación a las tropas enemigas para llegar a Puerto Argentino. Es decir, intervinieron en el conflicto ayudando a los británicos con los medios que estaban a su alcance.
No es nuestra obligación velar por el bienestar de esos habitantes porque, contrariamente a lo que se dice, no son habitantes de la Argentina, en todo caso lo son los nacidos en las islas, que aproximadamente son el 30% -aunque de manera objetiva y potencial- pero tal estatus es rechazado por ellos”, señaló Rossi.
Indicó que el resto son inmigrantes ilegales y agregó que “la obligación de velar por esos habitantes es del Reino Unido, tal como lo dice el comunicado emitido por el ilegítimo gobierno isleño”..
Según el portal web oficial de las Islas (https://www.falklands.gov.fk), la población en Malvinas está compuesta por una “comunidad de 2563 personas diversas; con personas de más de 60 naciones que viven en las Islas”. A esto hay que sumarle 1.200 militares, cantidad de efectivos residentes, según la información brindada en 2018 por el entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, en el Congreso argentino.
Para Rossi, la decisión del gobierno argentino de incluir los casos contabilizados en el territorio insular a la lista de infectados del países fue “otra decisión típica de nuestros dirigentes, pero en este caso desde el enfoque del ‘patrioterismo ignorante y desordenado’.
“Esta decisión es más grave que la anterior (el ofrecimiento de atención médica), porque implica la producción de información oficial que luego es enviada, por ejemplo, a la Organización Mundial de la Salud, y por lo tanto lleva a una falta de responsabilidad del Estado argentino”, aseveró.
Para el diplomático, además, “carece de toda seriedad porque, como no tenemos forma de corroborar fehacientemente la información, el gobierno termina creyéndose el dato difundido por medios periodísticos, que a su vez la reciben de los británicos”.
imagen 3 La base miliar de la OTAN en Malvinas, Monte Agradable. Aquí estarían los infectados
Piratería en el siglo XXI
Mientras Argentina ofrece ayuda a quién no se lo pidió, el gobierno ilegítimo de Malvinas anunció el lunes 6 de abril que firmó un contrato para iniciar obras de un nuevo puerto, clave para la depredación ictícola en el Atlántico Sur. La venta de licencias pesqueras por parte de los británicos es el principal negocio de Malvinas, un negocio ilegal en un mar en disputa.
Unos días después, el 17 de abril, la Marina Real Británica emitió un comunicado informando que el buque de guerra HMS Fort se encontraba navegando en las proximidades de las Georgias del Sur, dentro de aguas jurisdiccionales argentinas.
El secretario de Malvinas, Antártida, Islas del Atlántico Sur y Asuntos Internacionales de la provincia de Tierra del Fuego, Andrés Dacharys, formalizó un reclamo, que fue respondido por el ex alto marino inglés Lord Alan West, en el portal británico The News. Que “se enrolle el cuello y se calle”, dijo respecto de Argentina y agregó: “si quieren tener paz y estabilidad en la región de la que están hablando, entonces la forma de lograrlo es no agitar el sonajero”.
Mientras tanto, los militares de la Corona Británica, la Royal Navy (cuerpo de marina), en su sitio web oficial, muestran su despliegue en el mundo e informan sobre Malvinas: “Nuestro trabajo es salvaguardar no solo las islas y sus residentes, sino también el acceso de Gran Bretaña a los recursos naturales locales, como el gas y el petróleo”.
El presidente argentino Alberto Fernández está tomando decisiones clave con gran determinación en esta difícil situación de la pandemia y ha puesto como eje de la política internacional la Causa Malvinas, al tiempo que ha ido reconstruyendo –lentamente- los resortes del ejercicio de la soberanía socavados en los últimos cuatro años en todos y cada uno de los campos de la vida nacional.
Se trata aquí de repensar la estrategia y las tácticas. Con el mismo patriotismo que se toman medidas para cuidar la salud del pueblo, se deben tomar medidas de defensa de los intereses nacionales en la cuestión Malvinas.
Juan Natalizio. Periodista argentino, conductor de Malvinas Causa Central (Radio Megafón-UNLa), docente e investigador del Observatorio Malvinas – UNLa, Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)