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Cristina de Kirchner diligente con el rey Juan Carlos y los monopolios españoles

Fuentes: La Arena

  Este cronista estimó hace tiempo que si al final la candidata era ‘pingüina’, eso implicaría un cierto giro a la derecha respecto al gobierno actual presidido por su marido. Haber seleccionado ayer Palma de Mallorca para importunar en su palacio de Marivent al rey Juan Carlos de vacaciones, y almorzar hoy con los popes […]

 

Este cronista estimó hace tiempo que si al final la candidata era ‘pingüina’, eso implicaría un cierto giro a la derecha respecto al gobierno actual presidido por su marido. Haber seleccionado ayer Palma de Mallorca para importunar en su palacio de Marivent al rey Juan Carlos de vacaciones, y almorzar hoy con los popes de los negocios ibéricos como Alfonso Brufau (Repsol), ha sido toda una señal política que permite la comparación.

Es que su esposo Néstor Kirchner, cuando fue electo jefe de Estado, el primer viaje lo hizo a Brasilia, para abrazarse con Lula da Silva y cantar loas al Mercosur. Una diferencia nada sutil con el periplo decidido por la senadora que estrena la candidatura, aunque lo hace con la seguridad de quien ya ganó el sillón de Rivadavia.

Al recapitular los pasos dados por CFK se aprecian la designación donde faltó el debate y votación propia de un congreso de su partido político (Frente para la Victoria), la proclamación de hecho en el Teatro Argentino de La Plata con los peronistas de a pie sin poder entrar, e inmediatamente la partida hacia España para dialogar con sus los hombres de negocios.

Esa sincronización de movimientos sugiere que la candidata ni siquiera cumplirá con ciertos aspectos centrales de su discurso del 19 de julio. Allí había afirmado que trabajaría para un proyecto que amalgame a los empresarios, los trabajadores y la pata del Estado.

Pero no se dio tiempo para hablar ni con unos ni con otros, y de hecho priorizó ir a sentarse con los empresarios españoles beneficiados con las privatizaciones del menemismo (de las que ella y su esposo fueron algo más que cómplices provinciales y en el Congreso Nacional). ¿Por qué no habló con los sindicalistas de la CGT y la CTA, con los empresarios del país y con los funcionarios actuales del gobierno que supuestamente tienen diálogo o pertenencia con los asuntos implicados en un pacto social como el propuesto en La Plata?

Se dirá que el orden de los factores no altera el producto. En política generalmente es al revés que en matemáticas: el orden de los factores sí altera el producto. Ponerse diligente con el Borbón subproducto del régimen franquista y con los ejecutivos de grandes empresas y bancos de la Península indica una opción política por la dependencia. Se trata de grupos concentrados del capital que afectaron y aún afectan el patrimonio nacional, como Repsol, Telefónica, Iberia, Endesa, Banco Santander, Banco Bilbao Vizcaya y otros que no llegaron a tanto como el grupo editorial Prisa-Santillana.

Dicho sea de paso, la viajera dará un reportaje al diario El País, de Prisa; y a un programa de la CNN, algo que no hace en nuestro país con la mayoría de los medios. Esas exclusiones tampoco tienen nada de onda ‘Nac & pop’ ni derrochan simpatía para nadie, excepto los medios extranjeros. Este justicialismo siglo XXI luce un tanto aristocrático, a tal punto que en la comparación hasta el rey JC luce como más campechano.

Nada de partos

Otra diferencia entre un tramo del gobierno argentino y lo que puede aguardarse del nuevo mandato hipotéticamente cristinista, es que a Néstor Kirchner no le fue bien en su primer viaje a Madrid. El entonces titular de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, José María Cuevas, le espetó ‘usted señor presidente nos puso a parir’. Cuevas se jubiló alegando razones de salud luego de 23 años de manejo de la entidad y desde junio de este año está en su lugar Gerardo Díaz Ferrán, que será mucho más galante con la aspirante presidencial.

La diferencia de trato tendrá que ver con que los pulpos ibéricos vieron una mejoría, no tanta como la que esperaban, en las políticas del gobierno kirchnerista. Se renegociaron y legalizaron varios contratos y concesiones. Y eso condujo a que firmas como Telefónica desistieran de su juicio ante el CIADI, tribunal arbitral del Banco Mundial, donde encabezaban el listado de los reclamos de las privatizadas por una suma superior a los 2.800 millones de dólares.

Y la estimación de la mayoría de los directivos de acento gallego es que ese mejoramiento se hará aún más sostenido en el posible cuatrienio de CFK. Por eso no le dirán nada parecido a lo que en 2003 Cuevas mentó ante su marido.

Si Brufau reclamara algo relacionado con Repsol sería el mayor desagradecido. La petrolera tiene en Argentina 68 áreas, en violación de la ley vigente que pone un tope de 5. Se queda con una parte sustancial de la renta del sector, con la explotación de esos yacimientos; la refinación, venta y exportación de combustibles; el transporte de gas mediante varios gasoductos, la distribución gasífera (45 por ciento de Metrogas), etc. Tampoco pueden ponerse en víctimas los españoles controlantes de Gas Natural Ban, los únicos que consiguieron una autorización del gobierno K para aumentar la tarifa de gas a los consumidores domiciliarios.

Otro tanto si se queja César Alierta, presidente de Telefónica. El defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, denunció en junio último que ‘el gobierno acaba de condonar a las empresas telefónicas unas deuda por lo no aportado al Fondo Fiduciario del Servicio Universal, que asciende a unos 750 millones de pesos’.

Supuesta modernidad

La estética modernosa del acto de CFK en el Teatro Argentino rompió con el peronismo histórico y más de un analista le encontró semejanzas al evento con otros protagonizados por Hillary Clinton en Nueva York.

Pero sobre formas no hay nada escrito. A unos puede gustarle el acto con la oradora muy producida, sola en el escenario; y a otros el balcón, o al menos el tronar de los bombos. Gustos son gustos.

En cambio es lamentable la ruptura o alejamiento con los aspectos nacionalistas que tuvo el peronismo a lo largo de su trajinada y contradictoria historia, así como de intelectuales que lo acompañaron desde una posición nacional -como Raúl Scalabrini Ortiz-, o militares que ese movimiento reivindicó casi como propios, tales los generales Manuel Savio y Enrique Mosconi.

Scalabrini Ortiz reclamó en 1946 por la nacionalización de los ferrocarriles con puntos de vista que guardan actualidad: ‘nacionalización sin sociedades, sin pactos de retroventa ni conexiones subsiguientes; sólo la expropiación lisa y llana clausurará una época turbia’ (Historia de los ferrocarriles argentinos, pág. 394).

El gobierno actual, ya se sabe, respetó hasta ahora la privatización de los ramales de cargas y la liquidación del tren de pasajeros en la mayor parte del país. Y en la zona metropolitana subsidia generosamente a grupos privados, habiendo quitado la concesión al grupo Taselli en sólo tres ramales, al cabo de groseros incumplimientos de los pliegos. Pero en vez de retomar el servicio por el Estado, al menos en esos casos puntuales, los ha puesto otra vez en manos de compañías privadas integrantes de la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (Ugofe).

Una cosa es romper con la tradición del bombo del Tula y otra con el pensamiento de Scalabrini Ortiz. Y otro tanto pasa con la ignorancia o rechazo del legado de Mosconi, quien planteó: ‘resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieran enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera’ (‘Mosconi y Savio en la industria nacional’, Revista Historia, nº 92).

Pino Solanas, que tanto brega por la nacionalización petrolera, está agitando a favor de medidas por el estilo en la minería. Es muy recomendable la lectura de su serie de notas (1) sobre el particular donde llama la atención sobre el tope de regalías del 3 por ciento que paga la actividad extranjera, recompensada con reintegros que superan ese pago al país. Lamentablemente esa campana no se escucha en Balcarce 50 y menos la candidata en Madrid, aunque en este rubro los españoles no le tirarán la manga. El oro y la plata ya se los llevaron de Potosí, en la Conquista. Ahora centran en petróleo, gas, electricidad, telecomunicaciones, autopistas, bancos y otros curros.