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Cristina habla en lugares adecuados y en otros que no lo son

Fuentes: La Arena

La jefa de Estado se ha recuperado muy bien de su sigmoiditis. En rigor nunca desatendió sus funciones oficiales porque según la ministra Débora Giorgi, «desde la clínica, Cristina nos tiene bien cortitos». En estos días la presidenta se subió a la tribuna de la Cámara Argentina de la Construcción, una de las entidades del […]

La jefa de Estado se ha recuperado muy bien de su sigmoiditis. En rigor nunca desatendió sus funciones oficiales porque según la ministra Débora Giorgi, «desde la clínica, Cristina nos tiene bien cortitos».

En estos días la presidenta se subió a la tribuna de la Cámara Argentina de la Construcción, una de las entidades del Grupo de los 6, listo a demandar por inconstitucionalidad a la nueva ley de Abastecimiento.

En la CAC, tan poco propensa a los intereses de la clase trabajadora, incluso por la presencia del cuestionado Gerardo Martínez, de la UOCRA, la oradora justificó el cobro del impuesto a las ganancias sobre los sueldos mayores a 15.000 pesos. Y, como para disuadir medidas de fuerza que en ese momento estaban sobrevolando para ser concretadas antes de fin de año, pidió más comprensión a los asalariados. A modo de disuasivo les recordó que en países europeos de primera línea se estaba negociando un congelamiento de salarios. Fue como decirles a los de aquí: no pidan más porque están mejor que allá.

Al margen de lo bueno, regular o malo de esos discursos, está el interrogante de por qué mensajes importantes de la presidenta, que tienen que ver con los trabajadores, no se pronuncian más en el salón «Felipe Vallese» de la CGT o en el «Germán Abdala» de la CTA de los Trabajadores (a éste no fue nunca). En lugar de esos ámbitos del mundo del trabajo, CFK va con su elevada oratoria a palcos puestos por otras clases, que no ganan el pan con el sudor de sus frentes.

Y la explicación de esa situación anómala es que el gobierno nacional, en el ciclo abierto tras la muerte de Néstor Kirchner, fue achicando el vínculo con lo que el peronismo llamó el «movimiento obrero organizado». Naturalmente que no toda es su culpa. En ese movimiento hay cada uno…

La otra tribuna errática, desde el punto de vista político y su representatividad, fue la XX Conferencia Industrial organizada por la Unión Industrial «Argentina», o sea con los monopolios industriales de dudosa nacionalidad. «Sobrevivimos a los Kirchner» le espetó a la presidenta el titular de la entidad, Héctor Méndez. «Los Kirchner revivimos la industria», replicó la aludida, que de paso les aconsejó no presentar ahora como G-6 una demanda de inconstitucionalidad contra la ley de Abastecimiento porque los jueces podrían rechazarla por «abstracta». Mejor esperen que haya una multa y allí sí pueden tener un fallo favorable, les dijo. Pareció muy extraño que ella les diera consejos para ser exitosos, cuando esas presentaciones apuntan al corazón de una buena ley que pretende controlar un poco los costos empresarios siempre dibujados y por las nubes. Hubiera sido mejor dejarlos que metan la pata.

En ese ámbito empresarial CFK hizo un anuncio para los asalariados, de que no abonarán impuesto a las ganancias sobre el medio aguinaldo de diciembre. Una buena noticia en un canal Todo Negativo.

En la altura de Quito

Para los incondicionales de la presidenta, de La Cámpora, la actuación presidencial en esos dos eventos empresarios debe merecer una puntuación excelente. Para el cronista la nota fue entre regular y mala.

En cambio la actuación de Cristina en Guayaquil y Quito estuvo a la altura de esta última, a 2.800 metros sobre el nivel del mar (esa altura de la capital ecuatoriana provocó la ausencia con aviso de Pepe Mujica, por consejo médico).

En esa VIII Cumbre de la Unasur la Argentina se vino reconfortada por los discursos de los asistentes, en particular de Rafael Correa, de fuerte apoyo a la demanda por la soberanía de las Malvinas y en el conflicto con los «fondos buitres».

Pero seguro que lo que llegó más hondo a la presidenta fue la inauguración del edificio «Néstor Kirchner» como sede permanente de la Unasur, sobre la línea que divide el mundo entre el norte y el sur. Se trata de un edificio de 20.000 metros cuadrados, ultra moderno y con un diseño que evoca la libertad, de siete pisos y que costó entre 37 y 43 millones de dólares aportados por la nación gobernada por Correa.

Allí hay una estatua del santacruceño, de traje abierto y mocasines, con jopo al viento y sonriente, en una imagen que era habitual en él, hasta desaliñado, según dijo su esposa en la inauguración. Esas referencias personales no fueron lo destacado. «Unasur tuvo tal vez su acto más emblemático en Mar del Plata en 2005, cuando decidimos que en América del Sur el ordenamiento político, económico y social lo decidimos quienes gobernamos por mandato de nuestros pueblos. Tal vez sea esa una de las cosas que no nos perdonan, pero preferimos ser recordados por nuestros pueblos que perdonados desde otras latitudes», dijo en el párrafo clave.

Para revolver la herida en la relación bilateral, la enviada de Clarín tituló: «Con críticas a EE UU, Cristina inauguró la sede de Unasur». Al monopolio mediático le cuesta admitir que desde que se enterró el ALCA en Mar del Plata, florecieron -no sin algunos yuyos- los proyectos de integración opuestos a aquél, llámense ALBA, Unasur, Celac, etc.

Varios enviados de medios argentinos quisieron preguntarle a Cristina si será candidata a parlamentaria del Mercosur en 2015. Tienen miedo que lo sea y no tanto por los fueros que ello vaya a proveerle sino por el impacto electoral que puede tener en la presidencial y legislativas. Eso atemoriza a Sergio Massa, Mauricio Macri, su padrino Héctor Magnetto y el citado G-6. Ese último, integrado también por la Bolsa de Comercio, ha comenzado con su lobby para que se siga el derrotero de Brasil, donde Dilma Rousseff designó a un banquero neoliberal, Joaquim Levy, y elegido un programa de ajuste.

Mejor el gobierno, pero…

La receta de ajuste que pide aquí el G-6 por ahora no es aceptado y eso explica que los popes empresarios veían con satisfacción que dos CGT y la devaluada CGT Autónoma encararan un paro general en diciembre.

La medida se desactivó porque en los cien metros finales la presidenta dio el brazo a medio torcer y liberó a los aguinaldos de pagar el mal llamado impuesto a las ganancias, al menos para quienes perciben un salario en bruto de hasta 35.000 pesos.

Luego de las declaraciones en sentido contrario de la presidenta, el ministro Kicillof y el jefe de Gabinete, ese anuncio presidencial tuvo el efecto disuasorio sobre la posible huelga de Moyano y cía.

A propósito de sindicalistas, Clarín y «La Nación» se solazaron con el anuncio del procesamiento del «favorito de Cristina», aludiendo al «Caballo» Suárez, del SOMU, procesado por entorpecimiento del tránsito naval. Es posible que ese sindicalista no sea defendible, ¿pero es peor que Luis Barrionuevo, el quema-urnas y confeso cobrador de comisiones en el gremio gastronómico?

Evidentemente que «Luisito», alias «tenemos que dejar de robar dos años», es el peor del grado. Sin embargo, como es un crítico del gobierno, los medios citados lo tratan con un respeto reverencial, como si fuera democrático e incorruptible.

El gobierno intenta adecentar el país, pero la oposición lo tira a matar. Por caso, la denuncia de la AFIP sobre las 4040 cuentas no declaradas en Ginebra viene siendo torpedeada en la justicia: una jueza se apartó y el otro no quiso recibir la denuncia.

Cristina Kirchner graficó de este modo el delito: «con el monto evadido a Suiza en un año se podrían garantizar las vacunas de los chicos y adultos hasta el año 2034».

En cambio desde Gaceta Ganadera, Carlos Pagni aseguró que los denunciados Gustavo Grobocopatel, Alfonso Prat-Gay, Cablevisión, Gabriel Martino (HSBC en Argentina), cumplen con la ley. Más aún, Pagni juró por la inocencia de la mayoría: «lo más significativo, en casi todos los ejemplos divulgados, los fondos denunciados eran blancos. En consecuencia, los cálculos de la Presidenta sobre lo que se podría hacer con ellos están equivocados».

En ese contraste entre el gobierno que denuncia y los evasores que se defienden, cada quien podrá tener su propia opinión y la justicia debe tomar cartas en el asunto. En este punto el cronista está mucho más cerca de la posición gubernamental.

La oposición, además de cuestionar todo -finalmente votó en masa en contra del nuevo Código Procesal Penal- se enrosca en peleas intestinas, como la que Massa y Carrió llevaron a Tribunales. La segunda acusó de narco al primero, y éste le dijo loca y la denunció, por lo que habrá audiencia de conciliación y posible juicio. ¿Y si los dos tienen razón?

Con esa oposición tan conventillera aumentan las chances de Cristina de terminar sin líos su mandato y que el FPV pudiera ganar en 2015. Eso es cierto, pero con una aclaración. El que viene punteando en las encuestas, sin que la presidenta diga ni mu, es Daniel Scioli, que no es tan diferente de Massa y Macri, al punto que el miércoles 3 presidió el acto de anuncios de Expoagro 2015, por séptimo año consecutivo. Participaron Norberto Frigerio («La Nación), Héctor Aranda y Saturnino Herrero Mitjans (Clarín) y se agradeció la presencia del titular de la Sociedad Rural, Luis M. Etchevehere.

¿Hasta qué punto una eventual victoria de Scioli será la continuidad del kirchnerismo?

Fuente original: http://www.laarena.com.ar/opinion-cristina_habla_en_lugares_adecuados_y_en_otros_que_no_lo_son-127925-111.html