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Cristina Kirchner y las malas compañias

Fuentes: Rebelión

«Entre esos tipos y yo hay algo personal». Canción de J.M. Serrat   Alberto Fernández, Sergio Massa y Felipe Solá son los 3 personajes políticos más destacados que acompañan a Cristina Fernández en su nuevo intento de instalarse en el gobierno de la nación Argentina, esta vez como vicepresidenta. Los une e identifica su constante […]

«Entre esos tipos y yo hay algo personal». Canción de J.M. Serrat

 

Alberto Fernández, Sergio Massa y Felipe Solá son los 3 personajes políticos más destacados que acompañan a Cristina Fernández en su nuevo intento de instalarse en el gobierno de la nación Argentina, esta vez como vicepresidenta.

Los une e identifica su constante cambio de orientación política e inclusive ideológica, las veces que fueron necesarias para estar en los primeros planos de la actualidad y el poder.

Alberto Fernández, por ejemplo integró una lista con Domingo Cavallo, nada menos, uno de los economistas ferozmente neoliberales y de peor recuerdo en la memoria de los argentinos. También estuvo con Massa, Randazzo, pasando como no por Nestor y Cristina Kirchner para tener diferencias con ambos y volverse a encontrar. Cuestionó duramente a Cristina de quien dijo que arruinó todo lo bueno que había hecho Néstor,cuando estuvo en contra de la ley de medios y las retenciones a las exportaciones agrícolas que trató de aplicar la entonces presidenta.

Sergio Massa, ligado estrechamente a las políticas estadounidenses, empezó su camino político en la Ucedé bajo el amparo de otro de los liberales históricos más repudiados por las clases populares: Alvaro Alsogaray.

Desde el Frente Renovador, partido que creó a su imagen y semejanza, votó a favor todas las leyes de Macri y la gobernadora bonaerense Vidal, que tanto daño hicieron al pueblo.

Estuvo ligado a Duhalde y fue asesor político de Palito Ortega entre otros destacados trabajos. También colaboró con Cristina Kirchner y fue intendente de Tigre según las distintas circunstancias de esta realidad tan cambiante.

Felipe Solá exhibe por su parte un brillante curriculum cuya cúspide, tal vez, sea su candidatura a gobernar la provincia de Buenos Aires, junto a Jaime De Narváez, en una lista del partido de Mauricio Macri, su actual enemigo.

Se puso la camiseta de Cafiero, de Menem, de Duhalde, de Ruckauf , de Massa y de quien tuviera serias posibilidades de codearse con el gobierno provincial, nacional o el que se pusiera por delante, que no es cosa de andar despreciando oportunidades. También de los Kirchner, faltaba más.

Hasta fue gobernador bonaerense, uno de los responsables, por lo tanto, de los asesinatos de los militantes sociales Kosteki y Santillán ocurridos en una manifestación en el puente Avellaneda.

«No es de extrañar que esas muertes hayan ocurrido en una pelea entre ellos», explicó a los periodistas en aquella trágica ocasión.

Cuando el intento de Cristina Kirchner de aplicar el impuesto a la exportación de soja, Solá abandonó el barco contrariado por la medida.

Ahora, junto con sus compañeros de idas y vueltas, volvió para sumarse en este proyecto de unidad a favor de la gente más castigada por las renovadas medidas neoliberales que aplicó Macri. Neoliberalismo que, curiosamente, defendieron los 3 en distintas etapas de su largo camino hacia el éxito.

A Felipe Solá un periodista le preguntó» qué hay que hacer para mantenerse tanto tiempo en el poder». Su respuesta integra la antología de las frases reveladoras: «hay que hacerse el boludo», dijo.

¿Le hacemos caso?

Me parece que no es conveniente. Es mucho mejor saber quiénes son los que están a cargo de hacer ciertas tantas esperanzas y tanta ilusiones. Por supuesto que la prioridad, la urgencia, es que Macri se vaya de una vez por todas. Y que el grupo político que encabeza Cristina Fernández de Kirchner( aunque aparezca como vicepresidenta) es el único capaz de cumplir con esa necesidad inmediata de la mayoría del pueblo argentino. Pero nunca está demás en los análisis políticos tener una actitud crítica, a pesar de que muchos militantes K se empeñen en calificar de «contra» y de» hacerle el juego a Macri», cualquier opinión que levante un poco la alfombra para ver qué hay debajo.

Detalles para tener en cuenta

Alberto Fernández declara una y otra vez que la deuda hay que pagarla, cuando varios economistas (no todos de izquierda) nos han demostrado que es ilegal e ilegítima. Claudio Lozano que ha investigado el tema con meticulosidad y rigor, la califica de estafa. Y dice que si bien las deudas hay que pagarlas, las estafas no.

Cllaudio Katz también economista e investigador del CONICET opina del mismo modo y dice : «la deuda con el FMI es una estafa mayúscula». Y agrega: «Es la deuda de un puñado de millonarios y no la obligación de todos los argentinos».

Tanto Lozano como Katz sostiene la necesidad de una auditoría.Katz afirma que es «una necesidad política para cualquier gobierno que pretenda legitimar su gestión».

Cristina Fernández se reconoce capitalista( y a favor de las multinacionales) y dice que su objetivo es hacer un capitalismo serio. Es decir, ignora la realidad global económica y social y la posición de Argentina dentro del capitalismo en la etapa actual. Y eso es tan desalentador como lamentable.

Massa pidió, no hace mucho, que las fuerzas armadas puedan entrar en los barrios más humildes para «poner orden». Saludó el golpe de estado contra Venezuela que organizó EEUU, y apoyó el financiamiento empresario en las campañas electorales.

Además dijo que el Frente de todos va a necesitar de Lavagna, del macrista Monzó presidente de la Cámara de Diputados y de Nicolás Massot jefe del bloque de diputados del PRO y ligado a posiciones ultraderechistas.

Felipe Solá, relacionado íntimamente, desde su aparición en la política, con la oligarquía agrícola, entre otras lindezas fue el responsable en 1996 del ingreso de la soja transgénica en la Argentina.

¿Entonces?

Solo el pueblo salvará al pueblo. Era una de las consignas del primer Perón que no tiene muy en cuenta Alberto Fernández, cuando les pide a los militantes sociales que luchan y reclaman sus derechos, que abandonen las protestas callejeras.

Los indígenas ecuatorianos volvieron a demostrar -en estos días- que no hay derechos laborales o sociales que no se hayan conseguido con la gente en la calle.

García Linera, vicepresidente boliviano, sostiene que no hay cambios estructurales posibles sin la participación activa del pueblo en la calle.

Y Vázquez Montalbán, poniéndole un poco de humor a la verdad, escribió que «ni los 15 minutos para el bocadillo» ha regalado el capitalismo. Hubo que conseguir hasta ese mínimo derecho, con prolongadas luchas callejeras.

Por eso no alcanzará con echar a Macri. Hay que superar el macrismo para encontrar soluciones más allá de los paliativos y las medidas de caridad. Solo se conseguirá con el pueblo alerta. Y dispuesto a seguir peleando por lo que le corresponde y le robaron.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.