Salgo y es bien entrada la madrugada. El papel en blanco y las difíciles horas de un renglón que no avanza para continuar el hilo de unas líneas que intentan ser una idea, una reflexión. La luna se esconde, parcialmente, entre las nubes. Mis ojos que hacen de la mirada una búsqueda vertiginosa de alguna […]
Salgo y es bien entrada la madrugada. El papel en blanco y las difíciles horas de un renglón que no avanza para continuar el hilo de unas líneas que intentan ser una idea, una reflexión. La luna se esconde, parcialmente, entre las nubes. Mis ojos que hacen de la mirada una búsqueda vertiginosa de alguna marca que anuncie el norte. Un norte que es tan norte que marca el sur. Un sur que anda sureando entre escritos de José Martí. Como contraste, el sueño de ser lo que no se es apunta sobre las libretas memoriosas de las pautas de acumulación, de los indicadores y valores de un mercado que mira y que ve. Un mercado que habla hasta lo que no ve. Sí, casi un juego de palabras que se entraman en la nostalgia de un halo de nuevo mundo, de una nueva humanidad. Palabras que abrazan a José Martí, palabras que abrazan las posibilidades de comprender que otros mundos caminan más abajo de la realidad aparente que nos dicen al unísono y por megáfono, tal vez como una vieja propaladora, los medios masivos de des-información.
Aturden las voces. Todo preparado para el inicio de la semana. Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza y su par de Rio Grande do Sul, José Ivo Sartori, guiñan sus ojos derechos para indicar que está pronta la largada. El escenario listo. Detrás de la mesa el micrófono, frente a él las cámaras de los canales de televisión que apuntan para dar comienzo al show. Los comensales se acercan y las sillas símil roble listas para asegurar que todo está en regla. A las espaldas de los señores estadistas, el cartel cual foto luego del resultado del partido de fútbol, que asegura esta vez que no se trata de alguna marca deportiva o de bebida cola sino que están en la provincia del sol y del buen vino, aunque la crisis llegue, incluso, al sector vitivinícola. El apuntador de la fiesta pasa rápido y murmura: «si hay crisis que no se note«. En esos entreveros, las cámaras ya filman y aseguran que los acuerdos firmados por Sartori y Cornejo serán históricos. Son el principio de un gran futuro para las relaciones y las inversiones en el sector… privado. Claro, es que ambos mandatarios están profundamente preocupados por ver cómo el estado logra asegurar mayor rentabilidad al sector empresarial, a costa de una reducción abrupta del estado. El tema es que el gobernador carioca se ha erigido como el laboratorio de experimento de la flexibilización laboral y la reducción del estado a la mínima expresión en Brasil. Llegó a la gobernación en el año 2014, de la mano del golpista Michel Temer, cuyo Partido del Movimiento Democrático del Brasil fue alianza estratégica del gobierno de Dilma Rousseff, hasta que acorralaron al Partido de los Trabajadores (PT) y Dilma vio arrebatado el poder en manos de Temer. Alianzas son alianzas, dice el carnicero que afila el cuchillo mientras muestra sus dientes apretados. En noviembre de 2016, Sartori, firmó un decreto por el cual declaraba al estado, del sur de Brasil, en quiebra. A partir de allí, llevó adelante una serie de medidas económicas que impactaron e impactan directamente sobre los y las trabajadoras. Desde entonces comenzó a pagar los salarios a los empleados públicos en cuotas y despidió a más de 1200 estatales, además de cerrar varios entes del estado. Como si fuera poco, el gremio de los y las docentes de Río Grande do Sul formalizaron, ante el presidente de la Asamblea Legislativa, un pedido de impeachment al gobernador Sartori, por no haber cumplido con el fallo de la justicia en el cual determinaba que el gobierno no podía escalonar el pago de salarios. El teórico de la dependencia Nildo Domingo Ouriques, al preguntarle sobre el gobernador brasileño, me comentó que «es el primer gobernador en aplicar políticas de ajuste, antes que Dilma y Temer. Es ultraconservador y ha sido periodista en radio. Está a la vanguardia de los ajustes del estado». Es uno de los gobernadores que impulsa la privatización del Banco Nacional del Desarrollo Económico y Social (BNDES), cualquier parecido con la realidad de los noventa es pura casualidad. La variable de ajuste para las recetas repetitivas son los trabajadores y las trabajadoras, campesinos y campesinas, pueblos indígenas y sectores populares. Allí abajo es donde las políticas de la macroeconomía doméstica impactan, duelen, hacen sentir el rigor de la inflación, los despidos, las devaluaciones y, en definitiva, las consecuencias de las grandes transferencias de capitales hacia los que más tienen, hacia los ricos, hacia los privilegiados de siempre.
Allí apunta Cornejo. Mira hacia arriba, hacia el norte, hacia todo aquello que se sitúe lo más al norte del trópico de cáncer y si no es posible, al menos, que se aproxime al trópico de capricornio. Tal vez como una mueca que simule un trópico que alguna vez deje el zodíaco para ubicarse cerca de una hidra de mil tentáculos. Para ser más concreto, un trópico que deje de ser trópico para transformarse en grandes brazos que concentren las riquezas de todo el mundo. Las políticas se asemejan, se asimilan. En Mendoza Cornejo decreta el «Ítem Aula», que más que aula es una jaula para los y las maestras y docentes. Es un paso decisivo al disciplinamiento y un golpe letal a las condiciones laborales. El blanco para Sartori y Cornejo son los trabajadores y las trabajadoras estatales. Allí están todas las miradas. Cornejo, hijo dilecto del neoliberalismo lo sabe, lo mira, lo ve. Por eso el techo paritario del 17% y a quienes no les guste: el decretazo como herramienta de extorsión, como herramienta de castigo a la disidencia, a las diferencias. Ni diálogo, ni debate: disciplinamiento, vara, ajuste. Mendoza como vanguardia del ajuste en todo el país, como lo es Sartori en Brasil. Éste último, tuvo una visita y firma de convenios también en provincia de Buenos Aires con la gobernadora María Eugenia Vidal. Pro y UCR unidos por el ajuste. El blanco es el mismo: los y las docentes en lucha. Las clases no comienzan en la provincia del buen aire, y la señal del gobierno de la líder del PRO es que las políticas salariales son de precarización y flexibilización. La misma política que sostiene Cornejo en Mendoza y Sartori en Río Grande do Sul. Políticas que buscan neutralizar la organización y la lucha, achicar el estado para achicar los conflictos sociales. Confrontar desde la antinomia K-antiK o, por estos tiempos, macrismo-kirchnerismo, para que nada cambie. La CEO-cracia que intenta hablar un portuñol cheto que permita sentar las bases de un avance en políticas neocoloniales en Nuestra América. Políticas que profundicen el extractivismo como base de la acumulación de riquezas en manos de las multinacionales a costa de la más paupérrima pobreza para los pueblos. Si bien el gobernador de Mendoza, en su discurso ante la firma de los convenios, dijo que Río Grande do Sul «tiene más de 11 millones de habitantes. Es uno de los estados de mayor riqueza económica de Brasil«, sin embargo omitió la grave crisis económica que atraviesa dicho estado producto de las políticas basadas en la ampliación de la frontera sojera y de la pobreza estructural en el sur de Brasil. También omitió comentar la crisis institucional que enfrenta el gobernador Sartori a partir de la lucha docente y el pedido de impeachment. Tal vez, las palabras más «transparentes» que dijo fue que este tipo de convenios son importantes para que el estado favorezca la rentabilidad de las empresas privadas. Una vez más, el discurso torpe que no simula las grandes transferencias de capitales hacia los sectores más concentrados, co-autores de las crisis más profundas en Argentina.
Entre tanto, los titulares de los diarios hacen de la palabra pobreza un concepto vacío. La cruda realidad del día a día en el barrio, en la villa, en el puesto de laburo se tiñe de amarillo ante el título en primera plana que atormenta las imposibilidades históricas de la tan mentada frase marketinera de Durán Barba y de repetición, cual disco rayado, en boca de Mauricio Macri: «Pobreza Cero». En medio del contexto de aumento del desempleo, de la pobreza, de la indigencia (dicho esto por el INDEC); los legisladores nacionales aumentan sus dietas y lejos están de ganar como una maestra. El aumento fue del 47% y sólo los y las legisladoras del Frente de Izquierda (FIT) se opusieron a este acuerdo. Incluso la legisladora del PRO, Laura Rodríguez Machado; justificó el aumento al argumentar que es «razonable en relación a la inflación«; lo cual no se condice con lo expresado por sus jefes políticos: Macri y Marcos Peña, quienes desde fines del año pasado plantearon que la pauta inflacionaria para este año no superaría el 17%; de allí que los acuerdos paritarios no podían ir más allá de ese monto, al menos dentro de la órbita del estado. En tiempos electorales, la ampliación de la caja para sostener las arcas partidarias y las estructuras de punteros políticos en barrios y villas. Clientelismo que asegura rentabilidad económico-política en vísperas de las PASO y las elecciones legislativas en el mes de octubre.
A esta altura se preguntarán por el Indio Solari y los antisistemas, como varios medios apuntaron contra el músico y sus seguidores y seguidoras. Ni antisistemas ni revolucionarios. Un músico que hace música y su negocio como privado. Público que hace del ritual una misa y así son las cosas con las religiones. Poco para el análisis. El tema central aquí es el estado. El lugar del estado. Las responsabilidades del estado y de quienes ocupan espacios de poder, lugares de decisión. El intendente de Olavarría, Ezequiel Galli, y Vidal deberían dar respuestas. Allí está el nudo del entramado. Ahora, «los antisistemas» es una categoría vacía como las primeras planas que anuncian la pobreza que la Universidad Católica gentilmente nos desasna cada seis meses, para seguir haciendole el juego a la derecha e intentar mostrar una iglesia más sensible a la pobreza. Sin embargo, la UCA se da la mano con la Universidad Austral y son la usina de producción de intelectuales orgánicos a una derecha que asesina al planeta y a la humanidad lentamente.
Sin tantas categorías pomposas, en el sur de México los y las zapatistas siguen acariciando la tierra, conviviendo con ella. Esta semana salieron los primeros sacos de café del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y el documento «La primera de varias». Café para que los y las de abajo tengan como financiar sus luchas ante compañeros y compañeras perseguidas, detenidos. Café que no llueve sino que está en movimiento para que la tortilla pueda darse vuelta y el café acompañe calentito y con arte zapatista. Dice la carta: «Esperamos que con este primer apoyo puedan iniciar o continuar su trabajo de apoyo a tod@s l@s perseguid@s y discriminad@s del mundo. Tal vez ustedes se pregunten cómo es que va a llegar eso hasta sus rincones. Pues de la misma forma en que se produjo, es decir, organizándose. O sea que se les pide que se organicen no sólo para eso, también y sobre todo para hacer actividades de apoyo a toda esa gente que hoy se encuentra perseguida simplemente por tener un color de piel, una cultura, una creencia, un origen, una historia, una vida. Y no es todo por ahora: recuerden siempre que hay que resistir, hay que rebelarse, hay que luchar, hay que organizarse». Suena Ángel Parra, hijo de la gran Violeta, la guitarra y el canto en homenaje a Miguel Enriquez en esa fuerza de abajo del otro lado de la montaña. Se fue a otros caminos el Ángel para abrazar a su vieja, la Violeta, nuestra Violeta. Poquito antes del 18 de marzo, día que París supo parir una Comuna autogestionada e insurreccional. Comuna de París que vio, en el año 1871, avanzar el poder popular de abajo hacia arriba. Sigue Ángel Parra con la guitarra y el canto. El café caliente, la madrugada añeja y las primeras luces del día asoman ya sin nubes. Un 14 de marzo, como vísperas del recuerdo de una Comuna liberada, Carlos Marx partió de viaje para que otros y otras acompañaran en la historia. La historia desde abajo, la historia del café y las esperanzas.
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