M.H: La Ley de salud mental 26657 cumplió más de 10 años y continúa sin cumplirse en sus puntos elementales. Antes de eso te quiero consultar porque un paciente internado en el Borda falleció el 1° de diciembre luego de ser atacado por otro internado ¿es una muerte evitable?
A.B: Totalmente, al igual que era evitable la muerte del paciente Jorge Marchesiano que falleció en el Borda el año pasado producto del ataque de una jauría de perros. No cabe en la comprensión que ocurran este tipo de cosas en un Hospital Borda que está a menos de 20 cuadras de la Casa de gobierno y donde a pesar tanto la Ley de la Ciudad como la Ley nacional están incumplidas ambas y, aparte con los recursos que se destinan, porque estuve en la Legislatura hablando con la legisladora Amanda Martin que es del FITU donde se presentó un pedido de informe respecto de este hecho ocurrido en el Borda.
Para que se tenga una cierta referencia sabemos que desde el orden nacional el Presupuesto para la salud mental es ínfimo cuando la ley 26657 determina que debe llegar a un porcentaje del 10% del total del Presupuesto de salud y a nivel nacional al 1,45%.
Lo paradójico es la Ciudad de Buenos Aires, se votó un presupuesto donde salud mental alcanza los 10.500 millones de pesos y tanto el Hospital Borda como el Hospital Moyano son los más grandes de los 4 que tenemos a nivel neuropsiquiátrico se llevan 3 mil millones de pesos cada uno para el 2022.
Teniendo en cuenta que hay 500 pacientes internados, esto nos da a grosso modo, una inversión de 500.000 pesos por cama y por mes, cuando con la cuarta parte de ese dinero uno podría solucionar todos los problemas para que las personas no estén internadas en estas instituciones.
M.H: ¿Qué negocio que hay detrás de esto?
A.B: Es muy fuerte, yo siempre dije que el manicomio es una unidad de producción, de los manicomios viven gremialistas, viven profesionales que indudablemente están más en la cosa del lucro que en preocuparse por la asistencia, y si bien son instituciones que no deberían estar porque la ley había determinado que en el año 2020 tenían que ser destituidas y esto no ha ocurrido, vemos esto que a pesar que en la Ciudad de Buenos Aires se le otorga un presupuesto que está en el orden del 7% respecto del total ocurran este tipo de situaciones.
El caso del paciente del 1° de diciembre que fue ultimado por otro paciente a golpes no había nadie, no había enfermeros, cuando en realidad debería haber justamente quien estuviera a cargo o responsable tanto a nivel de un equipo de salud mental como de enfermería para que pudiera evitar este tipo de situación.
M.H: ¿Entonces, la causa de esta muerte podríamos ubicarla en la falta de personal?
A.B: No, yo no digo que falta personal, sino que faltaba personal en ese momento que son dos cosas diferentes. El presupuesto de la Ciudad para el Borda y el Moyano tiene una disponibilidad de personal que yo creo que está muy por encima. Tengamos en cuenta que la relación de trabajadores por cama de internación en el Borda y el Moyano que eran hospitales que tenían 2.000 personas internadas, hace 4 años tenían 1.000 y ahora tienen 500 y el tema de la cantidad de trabajadores no ha bajado.
Estas son las cuestiones que uno observa cuando va al hospital y no están en los lugares que deberían estar porque atienden sus clínicas privadas, otros dejan que trabajen exclusivamente los residentes y los concurrentes, hay una serie de situaciones que duelen porque estamos hablando del sistema público que uno lo defiende a ultranza pero que indudablemente también ahí se permiten ciertas transgresiones que no deberían ocurrir.
M.H: Según datos del CELS hay más de 12.000 personas encerradas en instituciones con un promedio de más de 10 años de internación. En la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de ser la ciudad más rica del país, el 60 % de las internaciones prolongadas son problemáticas sociales como la falta de vivienda o acceso a trabajo con derecho.
A.B: Discrepo con la cifra porque el CELS se basa en un relevamiento que se hizo durante el gobierno macrista, en ese momento el director nacional de Salud mental, Luciano Grasso, realizó este relevamiento y lo hizo sobre una cantidad de instituciones, por ejemplo, ahí no están cuantificadas las comunidades terapéuticas que es donde están internados los jóvenes por la cuestiones de consumo problemático.
No me da garantías que hayan hecho un relevamiento como corresponde dentro de las instituciones privadas. Yo creo que son más de 12.000 dentro de lo público y para que tengamos en cuenta en CABA solo entre las 4 instituciones que son Borda, Moyano, H. Alvear y H. Tobar García que es de niños y adolescentes más o menos hay unas 1.300 personas más internadas, sumando tres hospitales generales que tienen cama de internación que son el H. Piñero, H. Álvarez y H. Pirovano, pero son 20 camas a lo sumo en cada hospital.
El tema es que a pesar que disminuyó la cantidad de gente internada en CABA, y esto no fue porque se llevó adelante un proceso de externación asistida tal cual lo definen las leyes, que para eso habría que haber creado todos los dispositivos, las casas de medio camino, las residencias protegidas, los dispositivos de atención domiciliaria y eso no se hizo, sin embargo, más que darse un proceso de descomanialización se dio un proceso de deshospitalización.
Muchas personas que estaban internadas en estas instituciones manicomiales tenían cobertura de obras sociales, entonces hicieron responsables a estas obras sociales para que se hicieran cargo, entonces descendió la cantidad de personas internadas.
Al respecto de lo que sostiene la Ley nacional de salud mental obviamente esto no tiene absolutamente nada que ver. Tampoco nos olvidemos que en CABA hay ya una focalización de no incentivar la internación en estos hospitales porque está de por medio vigente el negocio inmobiliario. Te recordarás de la represión del 2013 cuanto tiraron abajo el Taller protegido N° 19 donde la apetencia inmobiliaria del gobierno de la Ciudad sigue vigente y en algún momento van a volver por esos terrenos.
M.H: Se cumplieron 11 años de la sanción de la Ley de salud mental y continúa sin cumplirse en sus puntos elementales ¿qué se cumplió de la ley?
A.B: Absolutamente nada. La apertura de dispositivos si bien cada provincia o jurisdicción es responsable hay también una responsabilidad a nivel nacional porque es justamente la instancia que debe llevar adelante el rol o la función de rectoría, para ordenar y exigir de acuerdo a una ley que es de orden público, esto quiere decir que debe ser cumplida por todas las jurisdicciones y por todas las provincias
A nivel de lo que plantea la ley no se ha llevado adelante la apertura de todos estos dispositivos que hacen falta.
M.H: He leído notas donde se dice que en la provincia de Buenos Aires se ha comenzado a implementar la Ley de salud mental.
A.B: Tengo mis serias dudas. En primer lugar en algunos hospitales caso del H. Estévez cerraron algunas salas de internación, pero esto es lo que ya denunciaba Michel Foucault hace tantos años “ojo que un hospital general puede seguir siendo un manicomio”. Y yo creo que acá lo que están enmascarando es que la ley habla de sustitución y este proceso que se está llevando adelante en la provincia de Buenos Aires habla de adecuación que es lavarles la cara a los hospitales, pero no cambiarles la función y no ser parte de la sustitución.
Cuando hablamos que la ley plantea una salud mental comunitaria es justamente la apertura de toda una serie de dispositivos en la comunidad, porque si no vamos a seguir ateniendo dentro de estas instituciones y la lógica sigue siendo manicomial.
Las autoridades nacionales han tomado la pandemia y el efecto del virus como una cosa netamente orgánica y han subestimado el impacto en la salud mental
M.H: ¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia y la crisis social y económica que atraviesa nuestro país en la salud mental de la población?
A.B: Lamentablemente no hay relevamiento respecto a números concretos de lo que generó y sigue generando. Sabemos que a todos nos ha impactado el tema del aislamiento en mayor y menor medida como también tenemos que sumar el tema de la pérdida de empleo, el cierre de empresas, el temor a perder el empleo, todo aquello que indudablemente de manera directa o indirecta ha afectado a cada uno.
El tema de estar en un aislamiento ha generado mucha problemática vincular generando angustia, ansiedad y todo eso empieza a tener una presencia en cada uno que lo tramita como puede y lo fundamental es que las autoridades nacionales han tomado la pandemia y han tomado el efecto del virus como una cosa netamente orgánica y han subestimado el impacto en la salud mental.
Esto se refleja no solo en el sistema público porque no se podía atender porque no había turnos sino también el sistema privado. Las personas afectadas con los diferentes síntomas no han tenido una respuesta a esa atención de esa demanda. Hoy habría que hacer un relevamiento y poder tener estadísticas concretas.
Por lo que cada uno narra en su propia experiencia de trabajo sabemos que ha aumentado gravemente el consumo de los psicofármacos; respecto de los otros medicamentos aumentó cuatro veces.
El impacto en la salud mental ha hecho que las personas tengan que recurrir a una pastilla como el único elemento que pudiera ayudar y esto es la conveniencia de los laboratorios abonado por un Estado que no se ha hecho cargo respecto de brindar una atención.
Así como es importante la vacunación también es importante generar dispositivos de atención, espacios de atención de todas las problemáticas que se fueran dando en las personas que sufrieron y sufren el tema del aislamiento.
M.H: ¿Querés agregar algo más?
A.B: Estemos atentos porque suponiendo que esto se va a ir superando, porque las informaciones de Europa pese a la vacuna, ya tenemos que ir haciendo la reflexión que no solo como problemática de lo orgánico sino también desde la perspectiva de la salud mental esta pandemia y la aparición de este virus me parece que ha llegado para quedarse y entonces implica ya tener una mirada a corto, mediano, y largo plazo respecto a cómo nos va a relacionar en el trabajo, en la vida de relación, en lo social, con lo cual este tema es como la mayoría de las problemáticas de salud mental como el tema de la depresión son cada vez más efecto del atravesamiento de lo social, lo económico, con lo cual ya la cuestión de la salud mental no implica un tratamiento clínico sino considerarlo como un tratamiento político.
En la medida que se postulan salidas individuales tampoco podemos considerar que el Estado y todos los dispositivos de atención se basen en un problema individual sino que acá hay que pensarlo desde una perspectiva colectiva.
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