Recomiendo:
0

Ante la ofensiva mediática de la derecha

¿De qué hablamos cuando hablamos de los piqueteros?

Fuentes: Argenpress

‘El que siembra injusticia cosecha piqueteros’ rezaba hace un tiempo una inscripción en una pared debajo del Puente Pueyrredón, lugar emblemático si los hay para la lucha piquetera. Hoy en día las clases dominantes a través de sus títeres de turno: funcionarios, legisladores oficialistas y derechosos, gremialistas-empresarios traidores a su clase; y, sobre todo, su […]

‘El que siembra injusticia cosecha piqueteros’ rezaba hace un tiempo una inscripción en una pared debajo del Puente Pueyrredón, lugar emblemático si los hay para la lucha piquetera.

Hoy en día las clases dominantes a través de sus títeres de turno: funcionarios, legisladores oficialistas y derechosos, gremialistas-empresarios traidores a su clase; y, sobre todo, su herramienta fundamental de propaganda, los medios de comunicación masiva (el 99% de los cuales pertenecen a corporaciones que se ven beneficiadas con la política antipopular aplicada desde hace décadas), llevan a cabo una asqueante ofensiva mediática contra los piqueteros.

Los acusan de todos los males de los ‘ciudadanos’, como si ellos no lo fueran. Los señalan por el caos en el tránsito, el mal humor de los automovilistas, los gastos ocasionados por tener que movilizar permanentemente las fuerzas de seguridad, por ‘afear el paisaje’, y una sarta de pavadas y bajezas más de ese tipo.

¿Alguien se detiene a pensar quiénes son y qué son en realidad, los piqueteros?

En primer lugar, bastaría recordar que son SERES HUMANOS que tienen derecho como todos a una vida digna. Y que esa posibilidad SE LA HAN QUITADO los canallas que se enriquecieron gracias a la explotación del sacrificio ajeno. Los piqueteros son trabajadores sin trabajo, efecto doloroso de un país en el que los sucesivos gobiernos han devastado sus fuentes laborales; son PERSONAS, tienen familia, tienen hijos, aman, sueñan, y tienen necesidades, básicas y de las otras.

Bien, esas necesidades ESTAN INSATISFECHAS, y no por culpa de ellos.

‘Vayan a trabajar’ gritan desde los oportunos micrófonos algunos automovilistas, como si no supieran que viven en un país que ha destruido millones de puestos de trabajo, con alrededor de un 30% REAL de desocupación (¿se pueden considerar serias las estadísticas que consideran como ‘ocupado’ a quien cobra un plan trabajar o jefes y jefas, o a quien vive de changas?). ¿De qué trabajo hablan, entonces? Habría que ver cuántos de ellos salieron a piquetear cuando los banqueros les tocaron el bolsillo. Habría que ver cuántos de ellos votaron y apoyaron a los miserables que destruyeron al país.

‘No podemos permitir que coarten la libertad de transitar a los que quieren ir a trabajar’, exclaman desde el gobierno, como si realmente les importara ese derecho cuando ponen peajes y los subsidian con CIENTOS DE MILLONES de pesos -sacados de los famélicos bolsillos del pueblo- a diestra y siniestra; como si ese derecho estuviera por encima de comer, de abrigarse, de educarse, de cuidar la salud, de tener una vivienda y un trabajo dignos.

¿Pero… qué es lo que se pretende? ¿Ocultar la pobreza detrás de cartón pintado, como lo hacía Nicolás II en la Rusia prerrevolucionaria? ¿Que los pobres esperen plácidamente en su casa a morir de hambre, o de alguna enfermedad curable, así ‘no molestan más’? Sería bueno que los que protestan contra los piquetes se pusieran un poco en el lugar de aquellos a los que todo le han quitado. Y también que se den cuenta de que si continúa esta política, más temprano que tarde ellos también se verán obligados a estar de este lado del piquete (por falta de trabajo o por salarios más que miserables).

Asquea la soberbia retórica de las clases dominantes, del gobierno y los medios de comunicación. Provoca la ostentación de fuerza con los uniformados abarrotando las calles.

Pero lo que realmente preocupa es la falta de solidaridad y la ceguera de muchos ciudadanos que, tal vez sin saberlo, alimentan los obscenos planes represivos de los que gobiernan para mantener los privilegios de los poderosos, en detrimento de los intereses y la calidad de vida del pueblo entero.

Incluso de los que protestan contra los piqueteros y su lucha.

Nada de lo que ocurre en una sociedad pasa por casualidad. La realidad indica que la política está para eso, para organizarla según los intereses de las clases que dominan. Los piqueteros son emergentes de la política aplicada para empobrecer al pueblo. Por eso la frase del principio debería ser analizada por los ciudadanos que desdeñan de la política y la lucha popular, porque no se puede empobrecer abierta y alevosamente a un pueblo sin que esto tenga consecuencias.

‘El que siembra injusticias cosecha piqueteros’. Pues bien, luchemos por un mundo justo, entonces.