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De uno y otro lado del charco

Fuentes: Rebelión

Los ricos cada vez más ricos, sus armas cada vez más grandes, sus miedos cada vez más chicos, un hombre se calló la boca (1). Coordenadas A pesar de la oscuridad con que se trata de ocultar todo lo que ocurre en nuestro país, de la mentira instalada como método para horadar la credibilidad y […]

Los ricos cada vez más ricos,
sus armas cada vez más grandes,
sus miedos cada vez más chicos,
un hombre se calló la boca (1).


Coordenadas

A pesar de la oscuridad con que se trata de ocultar todo lo que ocurre en nuestro país, de la mentira instalada como método para horadar la credibilidad y la confianza en el gobierno nacional, se va definiendo el lugar de cada uno de los participantes en la disputa política de hoy.

Hay una discusión no cerrada acerca de la lucha armada de los 70 y de la experiencia real fallida del socialismo en el mundo. Existe sí una comprobación empírica del fracaso de la salida hacia el neoliberalismo.

Lo que vivimos hoy con intensidad en varios países de Latinoamérica, es la ruptura con esa solución ficticia de los noventa que nos proponía el asentimiento mundial neoliberal. El colapso del capitalismo lo vivimos en 2001 y en Europa lo están atravesando actualmente.

Los avances sociales, económicos y emancipatorios, obtenidos en estos años por los países como el nuestro que hicieron un quiebre fundamental con el neoliberalismo de los 90, son contundentes y trascendentes. En Argentina este movimiento se llama kirchnerismo, porque lo comenzó Néstor Kirchner en 2003 y lo continúa Cristina Fernández de Kirchner desde 2007. Muchos ciudadanos, organizaciones gremiales, sociales y políticas se identifican con este cambio cualitativo y trabajan para reafirmarlo y profundizarlo.

Este lado (Saltos cualitativos)

Para emprender este camino no ortodoxo hubo que dar varios saltos cualitativos: no considerar que la historia ya estaba escrita y que de una u otra manera llegaríamos al destino augurado; abjurar de las vanguardias, muchas veces armadas, que proponen seguir adelante sin contar con la comprensión profunda del pueblo y relativizando el valor único de la vida; revalorar el sistema democrático como el medio transformador hecho con la participación de todos, y no considerarlo una formalidad cómplice de los poderosos. Hubo que estar convencidos de iniciar este trabajo inmenso, duro, de enfrentarse con los grandes poderes, pero siempre con las leyes, con la participación del Congreso Nacional como representante de todas las ideas políticas. Claro que lleva tiempo, cierto que a veces las cosas no salen como se hubiera querido, pero tras 10 años de funcionamiento, los logros obtenidos son muchos.

Este modelo, este andar, estas propuestas están claramente expuestos. Hay quienes los rechazan y quienes los aprueban. Entre los que los rechazan está la lógica derechista que no expone abiertamente ideas propias para cambiar el rumbo, sino que actúa denunciando injusticia y corrupción para desgastar, y ocultan que consideran que lo bueno es el bien de pocos elegidos y la sumisión de las grandes mayorías, y que no tienen ningún apego con la soberanía nacional.

Del otro lado (Y un hombre se calló la boca)

También, se oponen algunos grupos de izquierda y/o progresistas con una posición más complicada. Estos corren, supuestamente, por izquierda, al gobierno, mezclando la denuncia continua hacia las formas, las instituciones, y no dicen nada acerca de la difícil tarea de enfrentar a los grandes monopolios que se ha encarado. No contribuyen a afianzar lo que se ha conseguido. No hablan de lo logrado socialmente con la Asignación Universal por Hijo, ni de la recuperación de las jubilaciones por el Estado, ni de las estatizaciones de Aerolíneas, YPF y ahora, además, ramales de ferrocarriles. Solamente critican modales. ¿Puede algún progresista de este país permitirse no contribuir con el gobierno en la lucha contra la empresa monopólica Clarín, cuando declaman estar a favor de la democratización de los medios? Cuando desde esos mismos medios se disparan, sin escrúpulos, mentiras para erosionar al gobierno y por ende, para perjudicar la calidad de la democracia, tampoco dicen nada. No es el único país que transita una dura confrontación entre el gobierno y la corporación mediática, una de las más fuertes, tanto que tiene caro poder sobre parte importante de la Justicia. Denunciarlo y enfrentarlo, significa un gran esfuerzo y costo político que no todos, como hemos visto, estuvieron ni están dispuestos a afrontar.

Muchos valorables luchadores de esta izquierda (Víctor De Gennaro., por ejemplo) pierden el paso en este momento en que muchos de los viejos deseos se van realizando. El papel opositor, tan fácil durante el menemismo, no logra transformarse en profundizador de las transformaciones. Podría suscitarnos dudas acerca de estas afirmaciones la trayectoria de estos compañeros, pero al ver con quiénes terminan aliados estamos seguros de que allí, donde terminan ubicados, no son los progresistas que declaman ser.

Algunos otros opositores, llamados ellos también progresistas, no resisten análisis. Hermes Binner, titular del Frente Amplio Progresista (FAP), no solamente ahora que derrapó diciendo que hubiera votado a Capriles, de hacerlo en Venezuela, sino que aún cuando era gobernador de Santa Fe, contrató en forma directa la impresión de las boletas para la elecciones provinciales de julio de 2011 a la planta impresora del multimedio Clarín en Santa Fe, Gráficas del Litoral. Además de sostener en sus filas a personajes claramente no progresistas como, Norma Morandini. Así también en esa oposición figuran Pino Solanas, ahora compañerito de Carrió, María Eugenia Estenssoro, Victoria Donda que, sin tapujos, se muestra siempre con Prat Gay, pidiendo más al gobierno, nunca ponderando nada de lo construido y aliándose a los que para satisfacer sus necesidades corporativas, necesitan volver atrás. Proyecto Sur acompañando a Macri en su inconstitucional DNU, por la defensa de la Libertad de Expresión, elaborado especialmente para favorecer al multimedio, demuestra que no se les cae una idea realmente progresista.

Les interesa desprestigiar la gran participación política que ha conseguido este gobierno. Los que lo hacen, según dicen, es por dinero o por choripan o por algún beneficio espurio. Con esto queda expuesto que desprecian lo mejor de la democracia, palabra con la que se llenan la boca. La militancia, la actividad política, la inclusión en la vida política de todos los estamentos sociales.

De uno y otro lado del charco

El proyecto kirchnerista sigue avanzando a pesar de toda esta barra de contención continua que tiene que empujar. El Estado argentino rescata su potestad perdida en los 90, y actúa en consecuencia. Los nuevos anuncios sobre tres ramales del ferrocarril van en el sentido de la ampliación del modelo productivo. La recuperación por el Estado significa que la explotación de ese medio se oriente a la mejor productividad, lo que lleva a la mejor repartición social de los beneficios obtenidos.

Argentina es partícipe significante y necesario del proceso de refutación al neoliberalismo en la historia de hoy en Latinoamérica. La lucha emancipadora y contra los poderes monopólicos, la lucha por la igualdad, el trabajo y el fomento a la producción regional, en contra de la patria financista y especuladora, es una gran propuesta para el progresismo. Contribuciones, modificaciones, discusiones, que profundicen este camino son necesarias y bienvenidas aquí, de este lado. Si la idea es destruir, conciliar con el poder, volver al país de pocos, claramente deben permanecer allí, donde deben estar, del otro lado del charco.

Nota:

(1) Juan Gelman (versión libre)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.