La Argentina no escapa a los países semidesarrollados dependientes y agro-mineros que permiten mecanismos legales de fuga de la riqueza generada en su tierra. apropiada por las grandes corporaciones transnacionales, principalmente estadounidenses. Todos los gobiernos han tenido su cuota parte de responsabilidad a la hora de gerenciar los recursos del Estado Nacional en representación del […]
La Argentina no escapa a los países semidesarrollados dependientes y agro-mineros que permiten mecanismos legales de fuga de la riqueza generada en su tierra. apropiada por las grandes corporaciones transnacionales, principalmente estadounidenses.
Todos los gobiernos han tenido su cuota parte de responsabilidad a la hora de gerenciar los recursos del Estado Nacional en representación del Pueblo al haber reconocido la deuda externa ilegítima y pagar puntualmete los vencimientos de intereses y capital (el gobierno kirchnerista lo hizo más que cualquier otro), alcanzando el país una deuda actual estimada en 205.000 millones de dólares.
Sumado esto la fuga de capitales por remesas vía acciones, importación de energía, bienes de capitales y productos manufacturados del exterior y el dinero de la corrupción, se estima han desaparecido del circuito monetario otros 200.000 millones.
Esta impresionante cantidad de dinero saqueado por las corporaciones y el Estado son los motivos de la perpetuación de los niveles de probreza cercanos al 25% de la población que no han podido ser disminuídos contrariamente a lo relatado por la propaganda gubernamental, y omitido además por todos los partidos de la representantes de oligarquía, peronistas, radicales, socialdemócratas y las perimidas y desubicadas izquierdas «nacionales», quienes utilizan las pantallas de TV de la derecha para fustigar al gobierno de turno, e intentar juntar algunos miles de votos más para alcanzar alguna que otra banca parlamentaria.
La decadencia política de las cúpulas partidistas han dejado un tendal de personas alienadas por un consumo superfluo, sin conciencia, ni educación crítica que disminuyan los grados de intolerancia en las clases medias altas, y una gran frustración en los sectores menos «pudientes» que ven como los subsidios gubernamentales se consumen más rapidamente como consecuencia de la transferencia de su dinero a manos de los super e hipermercados extranjeros con sede en Estados unidos o Francia.
El giro a la derecha del gobierno de Cristina Kirchner refuerza el camino seguido por la actual gerente del capital que ante su derrota política, electoral, moral y cultural ha sucumbido ante el capitalismo salvaje, definitivo dueño de la realidad argentina que solo podrá ser derrotado cuando el Pueblo se levante de esta pesadilla nac & pop, para enfrentarse a los próximos gobiernos neoliberales que sometarán aún más a las clases trabajadoras, y que, algún día, deberan tomar el poder desde abajo para liberar a lo que quede de la Patria que alguna vez liberaran por algún tiempo los verdaderos patriotas de estas tierras.