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Definiciones ante un coyuntura adversa

Fuentes: Rebelión

El contexto geopolítico mundial signado por la desaceleración en el crecimiento económico chino, la caída de los precios de los comodities y la falta de impulso tanto de las economías centrales como de los llamados BRIC S ante la hegemonía neoliberal financiera donde la concentración del capital y no su distribución y diversificación caracterizan esta […]

El contexto geopolítico mundial signado por la desaceleración en el crecimiento económico chino, la caída de los precios de los comodities y la falta de impulso tanto de las economías centrales como de los llamados BRIC S ante la hegemonía neoliberal financiera donde la concentración del capital y no su distribución y diversificación caracterizan esta etapa del Capitalismo; no deja lugar a dudas que la tan mentada inserción de la Argentina dentro de este contexto mundial bajo los epígrafes de haber estado aislados del mundo deja lugar a la consideración crítica sobre este fenómeno que no dista de más de 1 mes de haber asumido la presidencia el Ingeniero Mauricio Macri.

La «ilusión «de que la inversión extrajera -que en un 80% se concentra en sus casas matrices- pueda configurar un albur positivo dentro del ciclo interno sesga la realidad local y pone en tela de juicio si las características de la fuerza y organización del trabajo es apetecible al desarrollo de las fuerzas productivas internacionales pues no es en apariencia que el tipo de cambio garantiza solamente éxitos en este curso.

De la salida «exportadora «un país que representa menos del 1% del comercio mundial y que concentra su oferta en 3 o 4 productos relacionados con las materias primas donde sus precios no son fijados internamente y que fluctúan según los vaivenes de la economía y la producción mundial no debería ser la pauta de desarrollo pues -además- dichos sectores se encuentran carterizados gracias a la fusión con empresas trasnacionales.

Deberíamos saber que tan solo una empresa local -Arcor- es netamente argentina mientras que el resto de las cadenas productivas se hayan extranjerizadas.

De considerar los Tratados de Libre Comercio del Pacifico estos no harían mas que endurecen la transnacionalización afectando la capacidad productiva local y la constitución del mercado interno local que durante estos últimos años creció bajo la protección del Estado y que fuera generadora de mano de obra intensiva algo que la agroindustria está lejos de conseguir por su propio carácter primario.

Afectar los niveles productivos es hablar de un aumento en la tasa de desempleo algo que puede incidir en las preferencias de la población por la reciente gestión local pues daría la impresión que el objetivo es reducir el tamaño tanto del Mercado como del Estado y que el terruño se convierta en un espacio libre y de movimientos financieros sin restricción alguna lo que incorpora al país como un apéndice más del fenómeno de la globalización financiera.

No en vano -en estos momentos- se están pidiendo líneas de crédito internacionales para capear no solo la ilusión de la inversión productiva del Estado sino gastos corrientes bajo la mediática voz de que han asumido bajo deudas estatales de magnitud responsabilidad de la anterior gestión.

Con gran astucia la Ex Presidente Cristina Fernández de Kirchner logro la aprobación en Naciones Unidas de un marco regulatorio internacional para el pago de las deudas soberanas -aun sabiendo que la Argentina tenía un nivel de endeudamiento menor al 10% del PBI- pues visibilizo la posibilidad de un retorno al ciclo de deuda por parte de un gobierno adverso.

Es decir en caso de un nuevo default local -algo que se verá en función del ratio deuda/PBI, ciclo económico y otras variables- el país contaría con un instrumento legal para batallar ante sus acreedores.

Por último, cabe señalar que la larga serie de medidas económicas consideradas por la actual gestión intensificaran el carácter recesivo local ante una población que en el mediano plazo u antes verá afectada su cotidianeidad algo que el amplio espectro político espera.

La capitalización del descontento y el viraje -no todavía- de las franjas medias que aún se hayan cautivadas y la agudización del conflicto social vía las ramas sindicales son ejes cuya complementación darán lugar a un escenario -ya visto en la anterioridad- que pueda revertir la situación.

Ezequiel Beer – Geógrafo UBA / Analista Político.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.