En el Día de los Derechos Humanos, el Pueblo Pilagá reclama por el efectivo cumplimiento del derecho indígena y alerta sobre los desplazamientos que sufren por los desmontes, mientras en el Congreso se demora la ratificación de la emergencia territorial. El Estado también adeuda una reparación efectiva por la Masacre de Rincón Bomba, por la que las comunidades Pilagá siguen exigiendo memoria.
Hoy es 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. La palabra derecho humano abarca muchos aspectos, pero en lo relativo al derecho indígena y al Pueblo Pilagá, en particular, el Estado no ha demostrado una verdadera reparación histórica. Los derechos humanos son una prioridad en estos tiempos difíciles, más en relación a los territorios. Se están vendiendo tierras a extranjeros y nosotros, que somos dueños, somos desplazados. Eso nos hace sentir vulnerables y débiles porque el Estado está ausente en el cumplimiento de nuestros derechos.
Los derechos humanos abarcan muchos aspectos más que el derecho indígena y es el Estado el que debe garantizarlo. Hasta el momento, muchas cuestiones no son cumplidas: el derecho al territorio, a la salud, al acompañamiento a los niños que sufren violencia o abuso. El Estado debe estar presente y, sin embargo, está ausente. Por eso es bueno que se conmemore este día y que la sociedad crezca en su conciencia sobre lo que es el derecho humano.
Hoy nos faltan tierras, faltan títulos definitivos para cuatro comunidades, de las 23 que representa la Federación de Pueblos Pilagá en el departamento Patiño, Formosa. Con el decreto presidencial que prorrogó la Ley 26.160 de Emergencia Territorial Indígena nos sentimos totalmente vulnerables. El manejo de los ríos, bañados y desmontes, con tremendas quemas nos dejan completamente expuestos y aislados. Nuestras costumbres van variando porque perdemos los recursos naturales y tenemos que depender de los alimentos químicos de la producción industrial. Se perdió mucho la alimentación con el desmonte. En muchos lugares, los empresarios compran las tierras y se empieza a desmontar.
Masacre de Rincón Bomba: una reparación que no llega
La Masacre de Rincón Bomba, que ocurrió en 1947 y que vivieron nuestros abuelos y ancianos, es una profunda herida que aún está abierta porque el Estado no reparó el daño hecho. Fue un gran genocidio. El pueblo argentino debe saber que el Estado nacional se construyó sobre una matanza, que creció a base de la violencia. Esa es una historia que tiene que saberse: los argentinos deben conocer su pasado y cómo se construyó el Estado. Queremos que a través de la educación se plasme y se dé a conocer la historia del Pueblo Pilagá y lo que ocurrió en la Masacre de Rincón Bomba.
Desde la Federación Pilagá de Formosa creemos que lo que falta, para que realmente sea reparada la masacre, es que el Estado reconozca su participación en ella. Fue el Estado quien mandó a matar a nuestros abuelos y ancianos. Reclamamos que todas las comunidades del Pueblo Pilagá sean reparadas, en lo general y en lo colectivo. Para que esta masacre no quede impune, necesitamos que el Estado esté presente en todo momento para el Pueblo Pilagá.
Leyes conquistadas con la lucha
Si hablamos de las generalidades del derecho indígena, hay avances en lo legal pero muy poco en lo concreto. Las leyes están, pero no se cumplen o no fueron reglamentadas. Es lo que está pasando en estos momentos con el pueblo indígena.
Las conquistas las hemos logrado en base a la lucha. Todas las leyes: de tierra, de vivienda, de salud, se consiguieron con la lucha y movilización de tantos años. Pero falta mucho.Nuestros derechos son violados de todas las formas, cada día. Sobre todo en lo que respecta a tierras, territorios y recursos naturales. El desmonte, que se hace todo el tiempo, es el gran mal que nos está afectando. Necesitamos la participación libre e informada. Lo urgente es la tierra, el agua y el trabajo. Esa es la prioridad para el pueblo indígena.
Noole Cipriana Palomo es presidenta de la Federación de Pueblos Pilagá
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